No es un juego

Lo que había iniciado como un día divertido se había convertido en el infierno personal para Draco, definitivamente esas vacaciones estaban siendo todo, menos tranquilas y el estaba a un paso de lanzar un par de crucius a Alexander -Bueno si Granger no le hubiera quitado ya su varita.

Suficientemente malo era que el cara rajada, las comadrejas pelirrojas y la lunática se les hubieran unido al viaje, para que ahora el estúpido de Blumer estuviera tratando de quitarle las atenciones de Hermione.

Toda la mañana había tenido que soportar que el pelinegro de ojos azules estuviera devorando a la chica en cuestión con la mirada y que esta fuera tan despistada en cuestiones amorosas que no se diera cuenta que estaba coqueteando con ella de manera descarada y con todas las intenciones de querérsela llevar a la cama.

Por un momento el rubio pensó que contaría con el apoyo de Pansy y Blaise pero estos estaban demasiado ocupados "consolando" a Potter y a la comadreja menos que no estaban dispuesto a ayudarle, así que solo contaba con su ingenio para idear un plan que pudiera ayudarle a conquistar a Hermione y hacer a un lado al entrometido de Alexander.

No le ayudaba a pensar con claridad verla en aquellos sexis bañadores que hacías que sus hormonas se alborotaran y que se excitara salva sea la parte que a esas horas de la mañana había terminado dos veces dentro de la alberca tratando de bajar sus ánimos, con Hermione pululando a su alrededor con el cabello oscurecido por el agua, esa sonrisa encantadora y el tratando que el agua se lo tragara pues por mas que intentaba pensar en cosas desagradables su "amiguito" no parecía estar por la labor de ayudarle.

-¿Por qué tan serio Draco? -Se burlo Alex al comprender la razón por la que estaba hundido en el agua ocultando un bulto que sobresalía de su short. -¿Te estás escondiendo?

-Pues tu también deberías, si no quieres que Granger se dé cuenta de cómo te pone a ti también. -Le contesto con sarcasmo al ver que el pelinegro también tenía problemas de excitación esa mañana.

Alex termino lanzándose en picada a la alberca, cuando vio que Luna y Hermione caminaban en su dirección.

Cuando las chicas estuvieron a su lado, Luna toco las frentes de ambos muchachos. -¿Se sienten bien? Tiene la cara muy roja. -Dijo con inocencia. -Quizás han pescado un virus.

-¡Estamos bien! -Dijeron al unisón.

-¿Están seguros? -Pregunto con preocupación la castaña acercándose a ellos para hacer lo mismo que su amiga y verificar que no tuvieran fiebre.

Tenerla tan cerca no les ayudaba a ninguno de los dos varones que trataban a toda costa que ninguna de las dos chicas se diera cuenta de sus problemas, si no querían ser tomarlos como unos pervertidos.

-Creo que lo mejor será que vayan a descansar un poco antes de comer. -Les pidió Hermione sin apartarse de ellos.

-Sí creo que será lo mejor. -Admitió Draco, mirando con rabia a Alexander que disfrutaba de las atenciones de la castaña.

-Parece que Pansy le está llamando. -Dijo el pelinegro tratando de que voltearan a otro lado para poder salir.

Así lo hicieron, aprovecharon que se habían distraído para salir ambos del agua y cubrirse rápidamente con sus respectivas toallas. Se dirigieron a su habitación para "descansar" y tener una seria conversación sobre sus intenciones hacia Granger.

Luna y Hermione decidieron ir a caminar un rato a la playa, el día estaba precioso, el sol besaba sus cuerpos calentándolos de manera agradable, mientras caminaban descalzas para sentir la piel húmeda por el agua salada.

-¿Te gusta Draco? -Soltó de repente la rubia, tomando por sorpresa a su amiga que se sonrojo violentamente.

Por un momento guardo silencio con la mirada azul de su Luna fija en ella, era imposible mentirle cuando la miraba de esa manera.

-Me gusta mucho, incluso más que eso.

-Estas enamorada. -Esta vez no era una pregunta, estaba afirmando.

-Lo estoy aunque aun trato de luchar contra ese sentimiento. -La tristeza era evidente en su voz.

-¿Por qué? Se ven bien juntos. -Dijo sin comprender las razones por las que intentaba poner a raya sus sentimientos.

-No me gustaría perder su amistad.

-Yo creo que le gustas y que si los dos sienten lo mismo no perderías su amistad.

-Pero y si no funciona.

-Si no funciona al menos lo habrás intentado. Mi padre dice siempre que le mayor obstáculo a vencer es el miedo, que el es el causante de que dejemos pasar oportunidades importantes. Yo no entendía a que se refería hasta que me di cuenta que Ron me gustaba y tenía miedo de que no me correspondiera.

-Eso es diferente, Ron siempre ha sido tu amigo, tu nunca lo hubieras perdido.

-Posiblemente, pero si no me hubiera atrevido a confesarle mi amor, quizás siempre hubiéramos sido amigos pero no hubiéramos llegado a tener lo que tenemos. Puedes ganar mucho si lo intentas o no perder nada si no lo haces, aunque hay una gran diferencia entre ambas cosas.

-Tiene razón Luna, voy a intentarlo. -Dijo con una sonrisa esperanzada que correspondió su amiga con sinceridad.

. . .

En la habitación imperaba el silencio, después de que ambos tomaran una ducha de agua fría para calmar sus ánimos se sentaron afuera del balcón para platicar, tenían muchas cosas que poner en claro.

-¿Quiere competir por Hermione? -Pregunto con indiferencia Alex.

-No.

-Entonces te harás a un lado, para que pueda acercarme.

-No.

-Entonces qué demonios quieres Draco.

-Ella no es como las demás chicas, no es como cuando competíamos para saber quien la llevaría primero a la cama. Granger es diferente. -Aclaro el rubio.

-La quieres. -Exclamo asombrado su amigo.

-No Alex, no solo la quiero, yo la amo y esto no es un juego.

-Hermione también me gusta y hare lo posible por conquístala.

-Era de esperarse. -Admitió con pesar. -Siempre valdrá la pena luchar por alguien como ella. Pero que te quede claro que no es un juego o una competencia. Aunque no lo creas he cambiado, eres mi amigo y por una vez en la vida quiero hacer las cosas bien.

-Comprendo. -Le costaba trabajo a Alexander descubrir lo mucho que había cambiado Draco, su amigo había madurado y lo estaba demostrando en ese momento.

-Te confieso que te odiare si ella te elige a ti, pero si la haces feliz te respetare por eso y me are a un lado. Pero si ella me elige te exijo lo mismo.

-Estoy de acuerdo Draco. -Dijo tendiéndole la mano.

Esta vez era diferente para los dos, no era un juego y a pesar de todo eran consientes que competirían por el amor de la misma mujer, esta vez sin trucos o trampas, no era para sentirse superiores o ganarle al otro, ahora sus motivos eran reales.

Bajo el balcón Blaise escuchaba atento la conversación, no se había equivocado al suponer que Draco estaba verdaderamente enamorado de Hermione desde hacia bastante tiempo, pero era demasiado cobarde para afrontar la profundidad por sus sentimientos y eso solo lograría que perdiera la oportunidad de ser feliz.

Esa era la razón por la que había ideado el presunto secuestro, había sido algo sumamente extremo pero no encontró otra manera de que se diera cuenta de la fragilidad de las cosas, de lo fácil que es perder lo que amas. No quería que su amigo pasara por lo mismo que había pasado el.

Blaise Zabini había amado a una mujer, una hermosa joven Ravenclaw con la que compartía algunas clases en Hogwarts. Se enamoro de su frescura, de su candidez y de la seguridad de su carácter. El ya estaba comprometido con Pansy y habían pensado seriamente en romper ese lazo para poder estar con la persona que en verdad amaba.

Pero había esperado por el momento propicio, pensando en que llegaría el tiempo indicado, postergo las cosas un poco por miedo de enfrentarse a su madre, de tener que terminar lastimando a Pansy o que Selene no le correspondiera a pesar de mostrar su evidente interés y afecto.

Cuando se dio cuenta era tarde y ya no tendría ese tiempo que esperaba. Ella murió en la guerra defendiendo a sus compañeros, a su colegio, la perdió para siempre. Esa era la razon por la que se había prometido cambiar. Juro ante su tumba que nunca más perdería el tiempo por miedo, que nunca más regiría su vida por las reglas que no fueran las propias, que se reinventaría y jamás perdería el tiempo de nuevo.

Zabini era un bromista, un loco, un niño travieso en el cuerpo de un adulto, un astuta serpiente que alguna vez supo lo que era perder lo que amaba y que se habían prometido que jamás volvería a perder el amor cuando llegara. De esa misma forma no permitiría que Draco por su ceguera crónica perdiera la oportunidad de ser feliz con Hermione.

Necesitaba que sintiera que había perdido a Granger para que valorara lo que sentía por ella, que se diera cuenta de que la amaba y lo miserable que sería si ella volvía a salir de su vida. Sabía que Draco era inteligente pero estaba incapacitado afectivamente hablando, a ellos como buenos Slytherin se les había negado la oportunidad de mostrar emociones, de manejar de manera sana sus sentimientos.

Draco era su amigo, una de las pocas personas que en verdad le importan, quizás el único que si bien no sabía con claridad lo ocurrido con Selene, si llego a intuir el momento que marco la diferencia en su vida y estuvo apoyándole, en los momentos más difíciles, haciéndole compañía en la soledad de largos silencios, pues ninguno de los dos sabia en aquel entonces verbalizar y darle forma al dolor que le consumía, pero ahí había estado firme a su lado y en este momento era su turno de corresponderle.

El moreno sabia de los confiados que solemos ser los humanos, de lo fácil que es perder el tiempo en nimiedades, en cómo nos vamos enredando nosotros mismos, poniéndonos obstáculos, entorpeciendo nuestro propio camino por miedo. Le parecía absurdo que valoráramos lo que amamos hasta que nos damos cuentas que lo hemos perdido.

Era absurdo llenar una tumba de flores como añorar la ausencia después de una partida, llorar la soledad y maldecir la suerte, cuando esperamos sentados que nos caigan las cosas del cielo, cuando esperamos que un buen día de la noche a la mañana se den cuenta que existimos y que los amamos en el cobarde silencio de nuestros miedos.

Blaise se prometió no volver a cometer los mismos errores y por tanto, tampoco permitiría que las personas que quería los cometieran. Esa era la razón por la que sonreía sus esfuerzos estaban dando frutos, por fin Draco admitía que Hermione le interesaba y estaba dispuesto a luchar por ella.

No se había equivocado en elegir a Alexander, era una buen competidor para Draco dado su historia, pero sobretodo era un buen hombre y si el rubio no aprovechaba la oportunidad que tenía en las manos estaba seguro que Blumer haría feliz a la leona. Hermione merecía ser feliz, le había dado grandes lecciones de humanidad, bondad y valor, de alguna manera quería compensarle su amistad.

Cuando Zabini se reunió con los demás su sonrisa no paso desapercibida para Pansy, que lo conocía lo suficientemente bien para saber que algo se traía entre manos.

-¿Qué hiciste? -Pregunto sintiendo un escalofrio recorrerle la espalda.

-Nada Pan, que podria hacer yo. -Solto con inocencia.

-¡No te creo! Esa sonrisa debe ser por algo, mas te vale que no hagas ninguna locura, lo estoy pasando muy bien para que lo arruines.

-Ya note lo bien que te la estas pasando con Potter. -Levanto una ceja de manera provocativa.

-Supongo que igual de bien que te la estas pasando con la Weasley. -Contraataco con una sonrisa de suficiencia.

-Que te puedo decir, el rojo es mi color favorito. -Se encogió de hombros.

-¿A ella si la quieres? -Pregunto con simpleza, lo que hizo que el chico fijara sus ojos en los de ella y le acariciara el rostro.

-Ginny me agrada, no se a donde podrá terminar eso, pero independientemente de todo sabes que te quiero.

-Lo se, solo me gusta escucharlo de vez en cuando. -Sonrió genuinamente la chica, dándole un casto y fugaz beso en los labios.

La historia de ambos Slytherin había terminado desde hacia tiempo, aunque el cariño que se tenían mutuamente siempre estaría presente. Pansy no realizaba esa pregunta con dolor, de alguna manera era admitir que era momento de dar vuelta a la pagina y comenzar a buscar nuevos horizontes y pensar en la posibilidad de que Harry estuviera en su futuro le parecía interesante, al mismo tiempo que pensaba que la pelirroja Weasley le haría mucho bien a Blaise.


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