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Mirábamos los fuegos artificiales.
Gemma y Alex se besaban dulcemente.
Llegó la hora en la que debíamos abrir los regalos. Mi sorpresa fue muy grande cuando supe que, por pura casualidad, tú me habías tocado a mí y yo a tí.
Me dijiste que primero querías abrir tu regalo, te lo dí y cuando lo abriste la expresión en tu cara no tenía precio. Tus ojos brillaban, tus pupilas estaban dilatadas, tu sonrisa se fue extendiendo por tu cara... Esa sonrisa que me volvía loco...
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