Tsubaki estaba con una bata y unas pantuflas puestas, en una mascarilla fácil para los puntos negros en la cara y se pintaba las uñas de los pies mientras escuchaba música de chinos, se asustó cuando su celular sonó el tono de llamada, terminó manchando parte de su piel con esmalte negro

—Maldición..

El pelinegro agarró su celular y contesto

—¿Quién?

—Am..disculpa, soy..soy el chico que viste llorando

—Watanuki Sakuya, qué gusto, ¿Pasó algo?

—Pues..habías dicho que si necesitaba hablar podría hablarte a ti

—Si, ¿Necesitas desahogarte?

—..Si

—Con gusto escucharé lo que tengas que decir, hablar sirve para hacerte sentir mejor, ¿Dónde nos juntamos?

—..¿Puede ser en mí casa? No quiero que nadie más escuché mí vida tan patética

—Si lo gustas así, no me opondré

—Te mandaré la dirección por WhatsApp

—Bien

El chico cortó la llamada, a Tsubaki se le formó una gran sonrisa en el rostro, sin duda tiene la apuesta ganada