23. Fanfiction <>
Esto se me ocurrió de repente, perdón si está miserablemente corto.
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"¡Mierda, Steph, me voy a correr!"
La castaña avisó con voz lastimera. Su piel bronceada perlada de sudor, contrastaba con la pálida piel de la rubia, que aún tenía agarre en sus pechos con una mano, mientras que con la otra continuaba estimulando fervientemente el clítoris de Toni.
"Vamos, preciosa..."
Alentó la capitana con voz increíblemente profunda. La imagen frente a ella hacia sus propios pezones duros. Natasha Stark era demasiado sensual.
Tenerla recostada sobre el sofá de la sala, donde podían ser descubiertas por cualquiera en cualquier momento, fue el verdadero detonante para que la más joven de ma as mujeres, llegara al orgasmo de manera intensa.
Su cuerpo tembló, dejando salir pequeños chorros que mancharon las manos hábiles de Stephanie, quien sonreía complacida por el estado en que se encontraba.
"Joder, Rogers..—"
"¡Hey, Cap!"
En menos de un pestañeo, Steve cerró de sopetón la pantalla de la laptop. Miró hacia el pasillo, desde donde había entrado Tony, llamándolo.
Inevitablemente, sus orejas y pecho se enrojecieron, cosa que hizo al castaño fruncir el ceño y mirarlo con algo de confusión.
"¿Estas bien, Rogers?"
La pregunta entró y salió rápido. Todo lo que Steve pudo hacer fue asentir, antes de encontrar su voz.
"¿E-eh? S-sí, sí."
Por supuesto que a su "convincente" respuesta, le siguió una ceja alzada y unos brazos cruzados de parte de Stark.
"¿Seguro? Porque tu cara grita todo lo contrario. Inclusive me recuerda a los primeros días, cuando eras un manojo de nervios y no podías mirarme a los ojos, como ahora."
La voz de Tony era acusativa.
"No pasa nada, solo estaba... Mirando noticias."
"Mirando noticias..."
Asintió, tarareando una afirmación. "Así es."
Un silencio de al menos cinco segundos se levantó. Cinco segundos que para Steve pasaron más lentos que los 70 años en el hielo.
Finalmente, Tony alzo las manos en señal de rendición.
"De acuerdo. Yo solo venía a decirte que si estabas de acuerdo en ver una película más tarde."
Aquella propuesta hizo que se calmara un poco, relajando los músculos y suspirando.
"Por supuesto, me encantaría, Tony."
Se dió la libertad de regalarle una sonrisa, que fue correspondida fugazmente.
"Bueno." Tony se dió la vuelta, desapareciendo por el pasillo.
Cuando se aseguró que ya no estaba presente, suspiró con pesadez, pasando las manos por su cara.
"Eso estuvo cerca."
"¡Por cierto!"
Se sobresaltó al escuchar a Tony, cuya cabeza se asomaba por la pared que dividía la sala y el pasillo. Steve le miró, entre confundido y expectante.
"Has hecho un excelente trabajo con eso de la Regla 63, pero ¿has leído nuestros cómics? Ahí tengo los ojos azules ¿no crees que es cool? Deberías intentan escribir sobre eso también."
Dió un guiño, desapareciendo finalmente.
En ese momento, Steve creyó que morir a balazos por un nazi, no sonaba tan mal.
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