22. Sucio <>
¿Cuántas veces al día puede una persona tomar un baño?
No hay una cuenta real. Todas las veces del mundo, si así le apetece.
Aparentemente, Tony no sabía eso.
"¿Hace cuanto no tomas un baño, Anthony?"
Con su orgullo herido, el castaño volteó, frunciendo las cejas.
"No puedo creer que acabas de hacerme esa pregunta."
"Responde."
Rodó los ojos y se volteó de nuevo, encogiéndose de hombros. ¿Mentía o hablaba la verdad?
"No lo sé, no estoy seguro... ¿el sábado?"
No pudo ver la expresión de total desconcierto que tenía Steve en ese momento. Y si hubiera podido, de seguro se ríe.
"¿Sábado? Hoy es martes, Tony."
"Oh vaya, como vuela el tiempo."
Escuchó el bufido frustrado de su pareja, y mordió su labio para no dejar salir una carcajada.
"Debes ir a ducharte."
"Lo haré. En cuanto termine lo que estoy haciendo."
"Tony, huele a sudor y aceite de autos aquí, y créeme es muy ardiente cuando solo ha pasado un día y quieres hacerlo aquí en el taller, pero llevas casi tres días sin bañarte y con la misma ropa."
Por inercia levantó su brazo, oliendo su axila.
Quizá sí necesitaba algo de agua y jabón.
"Ugh, de acuerdo..." habló el castaño, alargando la última sílaba. "¡Si y solo si—" levantó su dedo, apuntando al contrario. "Tú te duchas conmigo."
Steve rodó los ojos, poniendo ambas manos en su cadera. La típica pose de mamá gallina antes de reprender a una de sus crías.
"Debes tomar una ducha en serio, Tony. No para jugar."
"Pero si a nosotros nos encanta jugar." Con paso lento, se fue acercando al rubio, poniendo aquel mismo dedo sobre su pecho. "Además... si tú me bañas, evitamos que se me olvide cualquier parte del cuerpo."
Los ojos azules de Steve miraban directamente a los azules de Tony (N/A: Es Stony 616) y con un movimiento rápido, le sostuvo de la barbilla, y besó cortamente sus labios. Cosa que le hizo sonreír.
"¿Eso es un sí?"
"Nope."
Rogers se alejó, dándole la espalda y saliendo del taller. A lo lejos, le escuchó decir;
"¡Casi me convences!"
Tony bufó, mirando hacia el incompleto proyecto de ensamblaje que tenía sobre el mesón. Con una orden rápida al su IA, las luces se apagaron. Salió del taller a paso rápido y alcanzó a llegar a las escaleras, detrás del rubio.
Al escuchar sus pasos, el mencionado volteó, sonriendo de manera burlona.
"¿Ya te rindes?"
"Cállate, yo nunca me rindo."
"Ni nunca te bañas."
Bromeo, terminando de subir las escaleras. Por supuesto que Tony tenía la expresión más ofendida del mundo en su rostro.
Steve abrió la puerta para ambos, dejando a Tony en la habitación primero. Exactamente cuando el castaño abrió la boca para reclamarle, habló.
"Te preparé un baño caliente antes, para que te relajes. Te acabaste todo mi jabón, así que lamentablemente tuve que usar el tuyo para las burbujas." Sonrió, acercándose a Stark. "Tengo que ir a hacer las compras, estamos cortos de municiones. Tú refréscate y luego vemos que haremos para cenar ¿sí?"
¿Acaso Steve podía ser más perfecto? Incluso si utilizaba el anticuado lenguaje de milicia, era quizá lo más valioso que Tony tenía en su vida. Con una sonrisa y un asentimiento, se acercó al rubio dejando otro beso sobre su boca.
"Diviértete en el supermercado, grandote."
Tony sabía que podía pedir las compras a domicilio y llegarían en menos de media hora a su puerta. Pero también sabía que a Steve le gustaba hacer las cosas a su modo, y que esa era solo una de la larga lista de "Cosas modernas que Steve hace a la antigua y que Tony ama verlo hacer."
"Te diría que te divirtieras en la ducha, pero sabemos que para eso tengo que estar presente."
Con un guiño y otro rápido beso, el rubio tomó su billetera y teléfono, y salió del cuarto.
——————
El baño había sido realmente relajante para Tony. Por supuesto que hubiese preferido mil veces usar el shampoo y jabón de Steve, pero ¿qué se le iba a hacer?
Luego del baño y la ducha, estaba como nuevo. Se sentía limpio y fresco. Sus axilas ya no apestaban y su pelo ya no estaba grasoso.
En verdad le hacía falta.
Decidió que sus pijamas se limitarían a unos calzoncillos y a una de las camisetas del gimnasio de Steve.
El shampoo, la ropa, la virginidad... bueno quizá eso último no.
Pero, hey, no había nada de malo con querer sentir a tu novio cerca.
Le tentó el pensamiento de volver al taller y terminar rápidamente lo que había dejado incompleto pero;
No.1: El tiempo no sería suficiente antes de que Steve llegara.
No.2: Inevitablemente, iba a adquirir el olor de herramientas y aceite y sudor, otra vez.
"Sabes que es muy ardiente cuando quieres hacerlo en el taller."
Tomó mucha fuerza de voluntad no volver allí.
Largó un suspiro y decidió que mejor se quedaba allí, leyendo una de las tantas formas que debía firmar sobre la compañía y que no se había dignado si quiera a abrir desde hace semanas.
Por suerte, no tuvo que prestarle mucha tensión a eso ya que, cuarenta minutos y algo después, Steve estaba de vuelta con cinco gigantescas bolsas de papel encima.
"Cielos, Rogers."
Tony dejó la tablet a un lado y corrió a ayudarle, riéndose un poco de la escena.
"Puedo perfectamente con todas, Tony."
"Sí. Y puedes perfectamente caerte de boca por no mirar al frente."
"Conozco esta sala como la palma de mi mano."
"Ya tengo la bolsas ¿me las vas a quitar?"
Caminando, dándole la espalda al rubio, llegó hasta la cocina, dejando las bolsas sobre el desayunador.
Se volvió hacia él, mirándolo con una ceja alzada. Él también dejó las bolsas y le miró de vuelta, cruzado de brazos y con semblante serio.
"Las bolsas ya no tiene sentido que te las quite. La ropa interior, en cambio..."
Tony sonrió de manera cómplice y se levantó un poco la enorme camiseta, acercándose hasta el rubio.
"Todo lo que quieras."
Rodeó su cuello con ambos brazos y se acercó a su rostro. Steve estaba listo para recibir cariño, llevando su nariz hasta la clavícula de su pareja, y dejar un beso allí.
"Hueles fantástico.
Notó cómo no recibía respuesta y levantó la vista. Tony tenía una mueca en rostro.
"¿Qué?"
"Apestas a sudor y pasillo de vegetales con 15% de descuento."
"Tony..."
El genio se separo, negando y mordiendo su labio para no empezar a reírse allí mismo. Hizo todo en su poder para mantener su rostro serio.
Le daría una cucharada de su propia medicina.
"Lo siento, sabes lo mucho que me encanta cuando estás sudado y eso, pero ya te urge una ducha."
Se alejó con algo de trabajo, ya que Steve le se negaba a aflojar el agarre en su cintura.
"Tony, ¿hablas en serio?"
Cómo si de un reflejo se tratara, subió el brazo, oliendo su axila. Bueno... ciertamente no se había duchado desde las nueve de la mañana.
"Muy en serio. Arregla esto, yo iré a prepararte un baño caliente. Me acabé todo tú jabón, así que lamentablemente tendrás que usar el mío."
Se burló por última vez, caminando hacia la escaleras, asegurándose de que Steve pudiera ver su ropa interior.
"¡Al menos dúchate conmigo!"
Escuchó cómo se quejaba desde el piso de abajo. Río en silencio y continuó subiendo.
"¡No hay tiempo de jugar Rogers!" Gritó desde el tope. "¡Pero casi me convences!"
La venganza siempre era graciosa cuando se trataba de frustrar a Steve Rogers.
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