12. Florecer <>
Te amo HipotalamodelAmor
ESTA VAINA ESTÁ LARGUÍSIMA NOJODA
———————————————————
Si en algún momento de su vida, y estamos hablando de atrás en los años cuarenta; a James Buchanan Barnes le hubiesen dicho que dentro de 80 años estaría viviendo con su mejor amigo y el hijo de uno de los científicos más destacados de la segunda guerra mundial, que estos serían los verdaderos amores de sus vidas y que sería feliz con esto....
Probablemente hubiese golpeado a esa persona y acosado de estar consumiendo sustancias ilícitas.
No era por el hecho de que ambos fueran hombres — eso no podría importarle menos— más bien porque en realidad nunca creyó que sobreviviría a la guerra.
Como todo ser humano iluso e ingenuo tenía la esperanza de quizá, con mucha suerte, volver a casa y seguir feliz hasta volverse un vejete y morir como veterano.
Sí, le alegraba el hecho de poder luchar junto a su mejor amigo. Por supuesto. Pero también estuvo mucho tiempo, casi todo, ansioso de que a Steve no le pasara nada.
Pequeñas desventajas de ser un poco gay por el Capitán América.
Y en sentido figurado, él jamás sobrevivió. De hecho, murió antes de que acabara...o eso suponía, eso pensó que pasaría cuando caía al vacío frío y lleno de filosas rocas mientras veía el terror en los ojos azules de su compañero.
Morir. Marchitarse.
Realmente, James tiene muy pocos recuerdos de los 70 años siguientes. Los únicos momentos en los que era realmente él eran pocos, y un tanto borrosos. Solo recuerda mucho dolor, en su cabeza, en su brazo, en su pecho.
Todo lo que recuerda es un incesante y agudo dolor y después todo oscuro. Agonía pura.
Al momento en que su cuerpo abría los ojos de nuevo, ya no era Bucky Barnes, era el soldado del invierno.
Y sí, podía decir que inconscientemente siempre él estuvo presente, pero era como si mirase desde un segundo plano. Todo lo que su cuerpo hacía, sin ser necesariamente él mismo quien lo controla.
El día que murieron los Stark fue de tortura para James. Sentía como mientras el soldado despiadadamente cumplía con su misión, detrás en su mente gritaba que parara. Conocía a estas personas, diablos acababa de asesinar a Howard maldito Stark y a su mujer.
¿Por que tenía que estar ahí ella?
Luego de eso, con el pasar de las semanas — lo que para James en realidad solo eran pequeños minutos de lucidez— se fue volviendo más y más constante el lapso de tiempo en el que no era el soldado del invierno.
Steve.
Steve. Steve. Steve.
Steve Rogers.
Steve Rogers era su mejor amigo.
No. Steve Rogers era su misión.
******
El rubio se vió cara a cara con su pasado y no tenía ni la más remota idea de que diablos sucedía.
"¿Bucky?"
El soldado ladeó la cabeza. Sabía que en algún momento aquel nombre le era familiar, y James, oh James. Su subconsciente gritaba a todo pulmón, pero no sabía cómo tomar el control.
Conocía esa cara. Esa voz. Esos ojos y ese pelo. Estaba seguro que aquel sujeto le era familiar.
"¿Quien diablos es Bucky?"
*****
Las cosas pasaron muy rápido para su gusto y antes de que pudiera evitarlo, estaba en medio de una discusión marital.
O algo así.
Steve aparentemente tenía novio.
Un lindo y pequeño castaño de gran bocota, mente brillante y autoestima de mierda.
Y entendía, al demonio si no entendía por qué Steve estaba colado hasta el fondo del hijo de Howard y Maria Stark.
Anthony Edward Stark era una joya.
Y odiaba ser el causante de que estuviesen teniendo problemas. Bueno él y unos estúpidos tratados de no se que carajos y ni de chiste iba a dar su identidad cuando al momento era uno de los criminales más buscados de todo el.....el mundo.
¿Como es posible que Steve estuviese poniendo en riesgo todo lo que había logrado por un alma marchita como la suya?
Se aliviaba que en algún momento determinado, aquellos dos se decidieran y quisieran hablar. James insistió en estar presente, porque bueno, tenía una que otra cosa que decir.
"Vengo en son de paz." Anunció cuando vio que le apuntaba con un arma. James no bajo la guardia de inmediato, pero al
final, lo hizo.
(Nota de autora: Aquí es más o menos donde todo se va al carajo..)
Antes de que Steve tomara la iniciativa, Bucky reunió las agallas para hablar primero.
"Antes de que ustedes empiecen, me gustaría conversar algo contigo, Anthony."
Su voz era neutra, tranquila. Aunque por su cabeza estuviese sucediendo todo tipo de tormentas, estaba aprendiendo a lidiar con todo aquello.
El mencionado lo miró, una sonrisa un tanto rota se hizo presente en su rostro y por un segundo, James deseó jamás haber visto esa expresión en Tony. No quería verla nunca.
"¿Vas a decirme que fuiste tú quien mató a mis padres? Porque eso ya lo sé, Robocop."
(Nota de autora:— en la película, porque aquí mando yo y si digo que va a haber amor gay, va a haber amor gay.)
James se quedó helado, Steve no sabía que hacer con su cara y un molesto varón Zemo Jr no entendía que diablos salió mal.
"¿C-Como?" Steve habló, acercándose a los otros dos, su ceño estaba tan fruncido que Tony tuvo que pinchar su entrecejo.
"Y tú lo sabías." Finalizó, la misma sonrisa rota de antes. "Sí, estoy muy enfadado, y estoy triste, ¡con un demonio!" exclamó, aunque su semblante parecía todo menos los sentimientos que narraba. "Y me estoy cuestionando si realmente es buena idea que sigamos siendo pareja, porque en una relación debe haber confianza..."
"Anthony, yo le pedí a Steve que no te dijera nada." Los ojos castaños de éste miraron con intensidad a James. "Si hay alguien a quien culpar aquí, soy yo."
"De alguna u otra manera, sí, lo sé." Corroboró.
Steve sabía lo que pasaba. Tony estaba haciendo lo mismo con esta situación como hacía con todo lo demás. Actuar como si no lo estuviese rompiendo por dentro. Y James...
James jamás pensó que le dolería tanto herir a alguien. No tenía ni la más mínima idea de cómo demonios solucionar lo que estaba pasando, no había palabras que abarcaran todo lo que quería expresar, así que hizo lo que más rápido se le ocurrió.
El arma que traía encima cayó al suelo con un estruendoso ruido y sin pensarlo si quiera, se abalanzó sobre Tony y lo abrazó. Su brazo de metal hizo un sonido al chocar con la armadura de Stark, un chillido molesto, pero eso no le importó.
"Lo siento tanto, Tony."
No importó que los brazos del pequeño castaño jamás correspondieron el abrazo, al menos no hasta que de sus ojos empezaron a brotar lágrimas. Tony lloraba en su hombro.
Steve tan solo miraba. Sus ojos centrados en ambos castaños, el hecho de que Tony lloraba abrazado a su mejor amigo, y esto no hacía más que darle un inmenso sentimiento de redención.
******
Hacia ya dos meses desde aquel incidente, a Tony le tomó un tiempo estabilizarse y organizar sus ideas, sus sentimientos.
Steve le estaba dando su espacio. Después de todo no estaba seguro de que si quiera siguieran siendo algo. Simplemente esperaba poder hablar con Tony pronto.
James....
James era un desastre.
Mente y alma. Todo era un gigantesco desastre.
Ahora que todo estaba un poco más calmado, había tenido tiempo de compartir más días con Steve. De ponerse al tanto, charlar y esas cosas.
Su ligero enamoramiento hacia su mejor amigo no había podido ser cambiado ni siquiera con décadas de control mental.
No sabía si era porque duró todos esos años encerrado y sin ningún tipo de afecto. O por el hecho de que Steve siempre fue un dulce muchacho, atento y amable. O quizá el hecho de que ambos necesitaban un consuelo emocional.
No tenía ni la más mínima idea.
Lo único que daba por hecho es que Steve le gustaba.
Steve le gustaba mucho.
Pero Steve tiene a Tony.
Aunque eso no evita que sus sentimientos crezcan con el pasar de los días.
James estaba tan pero tan jodido.
Unas cuantas semanas más y Steve estaba de vuelta en la torre. Anthony había asegurado que él también podía mudarse allí.
Cuando le agradeció el gesto, Tony simplemente negó y dió una sonrisa ladina.
Una que a él le pareció muy bonita y—
Maldición, ¿qué?
"Tú solo déjame ver tu brazo y estaremos a mano." fue lo único que dijo el oji-marrón, con —el que James había aprendido que era típico— tono jocoso.
Dos días después estaba sentado en un banquillo en el taller. Tony examinaba su adición metálica con una expresión que parecía mezcla entre curiosidad y asombro.
"Debo decir que me impresiona.." asintió, retirando los ojos del brazo y mirando a su rostro en lugar de. "Pero yo puedo hacerlo muchísimo mejor."
James no intentó parar la carcajada que salió de su boca.
"Apuesto a que si." Asientiendo, miró a Tony.
"Eso es solo si me das permiso, claro. Aunque piénsalo bien, quiero decir, puedo hacerlo más ligero y versátil, retráctil incluso. También podría agregarles sensoriales climáticos si eso te parece. ¡Oh! Y más fácil de limpiar para que no se quede polvo atorado entre los engranajes externos, aunque eso simplemente podría eliminarlo y hacerlo liso, ¿crear una piel sintética es mucho?" Habló muy rápido y James escuchaba con diversión. "Perdón, creo que me emocioné—" aclaró su garganta. "El punto es— ¿quieres?"
"Me encantaría." Sonriendo, asintió.
Tony imitó su gesto. "De acuerdo. ¿Que te parece si empezamos mañana?"
"Seguro."
Si James hubiese sabido que esa afirmación iba a ser su perdición....
Diablos, ¿a quien quería engañar? Era una caída voluntaria, sin lugar a dudas.
Diario iba al taller y pasaban horas juntos allí. Tony era una persona muy interesante, y aunque no lo parezca, bastante parlanchina. Al parecer sus ideas eran más fluidas si las decía en voz alta, eso y que su IA aún no podía leer mentes. A James le parecía hipnotizante la manera tan hábil y fluida en la que Tony hablaba, su entusiasmo al conseguir el resultado que esperaba con algún algoritmo y definitivamente le parecía encantador cuando hacía pequeños bailecitos de victoria.
Los sentimientos de Bucky estaban por toda la habitación.
"Intenta abrir y cerrar tu puño." La voz del genio lo sacó de su trance.
Hizo lo que le fue indicado, y honestamente se sentía bastante bien. Casi como una mano real.
"Es bastante suave.." asintió, mirando fijamente a sus dedos. Los movió uno a uno. "Esto se siente bastante bien, Tony."
La sonrisa que tenía en su cara dejaba a James sin aliento.
"¿Qué te dije, cielito? Muchísimo mejor."
Él sabía que Tony utilizaba apodos vergonzosos para todo el mundo. Eso no impidió el sentimiento burbujeante que de repente surgió en sus entrañas.
Y sin prevenirlo, Tony Stark le dió un nuevo brazo y unas condenadas ganas de tenerlo.
***
James era un hombre directo.
Estaba seguro de lo que sentía, y eso era más preocupante que dudarlo, porque sabía que era más peligroso. Sabía que cualquier movimiento en falso podría causar un desastre mayor del que ya había sucedido ocho meses atrás.
Sin embargo, también sabía que una carga mental extra no iba a ayudarlo con sus problemas. Que ya eran más que suficientes, por supuesto.
Pero joder, Steve y Tony habían arreglado sus asuntos no hace poco más de unas cuantas semanas atrás.
¿Sería muy egoísta lo que iba a decir?
Muy tarde. Esa noche cuando los tres estaban — extrañamente — sentados en la mesa, simplemente sucedió.
Tony y Steve eran muy cautelosos a la hora de las demostraciones de afecto, quizá por el mismo bien de ellos y de su relación aún en estado de cicatrización, o por el simple hecho de no querer que James se sintiese como una tercera rueda.
Pero es que él adoraba los pequeños gestos.
Steve pasando su mano suavemente por el pelo de Tony. Un guiño de parte del pequeño castaño a su amigo. Cuando veían películas en la sala, y él fingía no darse cuenta, y Tony recostaba su cabeza en el hombro del rubio.
Todo lo que anhelaba James era poder ver más, y formar parte.
Le sorprendió cuando en medio de una pequeña charla que tenían aquellos dos, de un momento a otro Steve le robó un beso a Tony.
Éste último abrió los ojos muy grandes y sin titubeos miró a Bucky, en busca de alguna señal de molestia.
Casi por inercia, James sonrío.
"Ustedes son tan lindos." Río. "Demonios , cuanto me gustan."
Steve estaba rojo. Los ojos de Tony parecían quererse salir de sus orbitales y la inclinación de cabeza inocente que tenía Bucky era desconcertante para los otros dos.
"T-tú— espera, ¿qué?" Fue el rubio el primero en hablar.
"¿Yo que?" Preguntó con calma, tomando otro bocado.
"¿Acaso acabas de decir que te gustamos?" El tono de Anthony iba más allá de la confusión.
James se encogió de hombros. "¿Es raro? Quiero decir, Stevie siempre me ha parecido adorable, y su gran tamaño no ha cambiado su actitud en lo absoluto." Siguió hablando, su voz neutral y pacífica. "Y tú Stark, eres tan inteligente que das miedo, eso me parece ardiente."
"Bueno eso explica bastante."
"No espero que ninguno corresponda, ¿sabes? No me interesa dañarles su relación ni nada por el estilo, no lo vale."
"¿No lo vale? ¿De que hablas?" Los ojos azules del capitán eran cuestionantes.
"Habló de mi, Steve. No es importante."
Estaba roto, marchito. Era un desastre. Y definitivamente ellos no necesitaban más caos en sus vidas.
Por supuesto que nunca pensó ver el rostro de Tony tan desfigurado de rabia jamás.
"Escúchame bien, James Buchanan maldito Barnes..." exhaló con pesadez. "Retira lo dicho o no respondo." Advirtió. "Juro por Dios que te besaré tan fuerte que desearás jamás haber dicho semejante estupidez."
"Y se supone que...¿eso es una amenaza?"
Tony lo señaló y entrecerró los ojos.
"James..."
***
Sorprendentemente, aquella no fue la primera vez que Tony lo besó.
Fue unos días después, cuando estaban en el taller. Luego de que poco a poco Steve y él lo fuesen introduciendoen su círculo afectivo.
"—entonces quiere decir que si estás en el agua, en lugar de ser más pesado, tendría efecto de un flotador." Terminó de explicar el genio haciendo ademanes.
"Estupendo." Sonrió.
"Ugh, al diablo."
Lo siguiente que sucedió fue un Tony muy entusiasmado; repartiendo un sinnúmero de pequeños pero profundos besos en sus labios.
James sentía cómo si una flor en su pecho estuviese siendo sembrada. Se sentía nuevo y colorido.
Del taller salió sonrojado, con los labios hinchados y la respiración un poco acelerada.
Al día siguiente, lo primero que hizo por la mañana fue dirigirse al gimnasio. Para su suerte — por supuesto— Justo antes de que las puertas del ascensor cerraran;
"¡Buck, espera!"
Presionó el botón para que se mantuviesen abiertas y en cuanto el rubio entró, fue él mismo que pinchó para ir al gimnasio.
"Buenos dí— mmph!
Steve había tomado su rostro entre ambas manos y estampado su boca en la suya. A diferencia de Tony, Steve era un poco menos acelerado. Si era fuerte al agarre y seguro de lo que hacía, pero lo tomaba con más calma.
La flor brotaba lentamente. Una sensación de frescura e inocencia abrigaba alrededor de su corazón y creía que en cualquier momento un jardín crecería allí.
¡Ding!
Con una sonrisa ladina, El Capitán se separó y asintió, saliendo del ascensor.
"¿Vas a la caminadora o a los sacos?"
*****
Seis años.
Seis años, y se sentía como toda su vida.
Seis años y podría asegurar que si muriera, lo haría con una sonrisa en la cara.
Seis años y no se veía en ningún otro lugar que no fuese allí.
Enamorado de aquellos dos sujetos. Tan distintos. Tan complementarios entre ellos, y tan necesarios para él.
Seis años y cada día era como si se plantara una flor nueva en su jardín. Cada una con color, aroma y textura distinta. Con un significado diferente.
Puede que una que otra vez tuviese pequeñas espinas, pero eso es parte de la flor también.
El corazón de James era un capullo que nacía cada día con amor. Con cada experiencia. Con cada beso, abrazo, caricia o palabra. Florecía todo el tiempo.
Por eso, si a James Buchanan Barnes le hubiesen dicho que luego de 70 años de haber sido congelado, iba a reencontrarse con su mejor amigo quien tendría como pareja al hijo de Howard Stark, y que ellos lo incluirían en su relación, haciéndolo sentir la persona más hermosa del mundo, curando sus heridas, aceptándolo como es y regalándole un hogar, él...
Él probablemente hubiera sonreído, con una flor en el corazón.
"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top