07. 38°C <>

Tarde pero seguro.

Está medio cortito, no me juzguen :(

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"Y entonces, Buck llegó e hizo que me dejara en paz, aunque yo ya lo tenía contra las cuerdas."

"Oh si, claro que lo tenías." Tony dijo de manera graciosa, mofando a su rubio compañero. "Apuesto a que el tipo estaba aterrado."

Steve rodó los ojos, aunque la pequeña sonrisa que se asomaba por sus labios aseguraba que no estaba ni cerca de molesto.

"Muy chistoso." Pinchó la nariz del castaño y seguido se tapó la suya para que Tony no pudiese hacerle lo mismo.

El codo de este último, que reposaba sobre el colchón, pasó a señalar hacia arriba cuando tiró el brazo encima de sus ojos. Un suspiro se escuchó y sacó la lengua cual perro sediento.

"¿Qué sucede?" La pregunta en verdad sobraba.

En la habitación hacía un calor extremo. Se encontraban en pleno verano y por alguna razón que ambos desconocían, no importa que tan fuerte estuviera la ventilación, el sol que entraba por los ventanales era demasiado. Las cortinas oscuras ayudaban un poco, pero a nadie le gusta tener las cortinas cerradas de día, según Steve.

"Creo que estoy deshidratado o algo así." Comentó el más pequeño. "Siento que voy a colapsar."

Rogers también estaba algo incómodo por la temperatura, pero en realidad, había estado en uniforme de chamaco en sitios muchísimo más calurosos que ese, no era la gran cosa. Aunque la desesperante reacción de parte de Tony lo preocupó. Una idea surgió de repente.

"¿Que no tienes una piscina techada aquí dentro?"

Tony lo miró como si estuviese loco.

"No, la desinstalé para hacer más espacio para los vengadores." Se encogió de hombros y retiró su brazo

Steve alzó una ceja.

"Ugh, ¡de acuerdo! Pepper hizo que la quitara porque este es un edificio empresarial." La última palabra la dijo en un tono más agudo, imitando la voz de la pelirroja. "Dijo que tengo suficiente con mis casas de playa."

"¿Y tú no crees que es así?" Esta vez, Steve se paró de la cama y tomó una toalla.

"No, nunca hay demasiados lugares para andar semidesnudo, o mejor, para que mi esposo ande semidesnudo." Sonrió fugazmente. "¿A dónde vas?"

"Tomaré una ducha fría en los baños del gimnasio. Los azulejos siempre están helados." Dijo sin mucho interés.

"Ah..." Tony asintió y luego se miró las manos como si fuesen los más interesante del mundo.

El capitán rodó los ojos y rió por lo bajo.

"Si quieres puedes venir, Ángel."

La sonrisa en la cara del castaño abarcaba la mayoría de su rostro.

"Pensé que nunca lo dirías."

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