❝悪い3番目❞:Mal tercio

―Lili is tin biniti...― Chaeyoung balbucea en voz baja, sus brazos cruzados firmemente contra su pecho.―Lili is ini princisiti...― Empuja con la punta de sus tennis blancos, perfectamente atados, hacia abajo, moviendo el columpio que la sostiene en un leve vaivén.―Lisa, Lisa, Lisa.― Lame con el ceño fruncido su helado de fresa, mirando amenazadoramente a su novia sujetar la mano de su hermana menor en el tobogán.―¡Ya estoy harta!

Jisoo sonríe tan grande y precioso como le gusta a Chaeyoung; así, esa sonrisa perfecta con la que le robó el corazón y que ahora odia ver en su rostro de tonta bonita. Su mano izquierda, esa que lleva el anillo de pareja, sujeta la derecha de la mocosa aquella con la que Chaeyoung aborrece en ese instante tener parentesco, y ambas se abrazan cuando Lisa pisa el suelo lleno de piedritas rojas en el parque.

La azabache la sostiene en el aire mientras dan vueltas y, cuando la niña queda de espaldas a Jisoo y de frente a su hermana, le saca la lengua vocalizando un "gané" que hace a la rubia apretar con fuerza su conito de helado hasta que la galleta truena entre sus dedos.

Oh, esa mocosa.

Había ganado la batalla, pero no la guerra.

―Unnie está celosa porque yo soy más bonita~― La chiquilla salta los charcos con sus botitas de hule con olor a chicle, de la mano de Chaeyoung y Jisoo, saliendo del cine.―Jisoo unnie me quiere más a mí, ¿verdad?

Jisoo se inclina y le regala un toquesito en la nariz a la niña, junto a una hermosa sonrisa.―Así es.

Chaeyoung hace gestos y balbuceos en burla cuando su novia no la está viendo, como fondo la risa de Lisa que últimamente le resulta tan molesta, con ese tono chillón que pone cuando se trata de Jisoo.

La paciencia de Chaeyoung comienza a rozar peligrosamente los límites cuando su novia toma en brazos a ese pequeño monstruo y la lleva en hombros, saltando charcos como si el mundo fuera de algodón de azúcar y los ponis volaran en el cielo.

Chaeyoung se lleva un puño de palomitas de cheddar a la boca, perdiendo absolutamente todo el glamour que se empeñó en mantener durante la estúpida función de esa noña película de princesas en la que apenas pudo tocarle los dedos a su novia, ya que Lisa se recostó en su muslo robando toda la atención. Se acomoda el gorro de lana sobre las orejas y patea un charco bajo sus botas amarillas, salpicando, en el proceso, parte de sus jeans negros.

―Chae tu culo...― La rubia se atasca de palomitas de nuevo, caminando visiblemente molesta por el estacionamiento del centro comercial.―Mocosa embustera...

La relación de ambas hermanas no es tan cruel y despiadada como se lee. De hecho, no es ni mínimamente parecida, pues aunque suene increíble, ambas hermanas se aman muchísimo.

Chaeyoung, con sus espléndidos diecinueve años de vida, sigue durmiendo con su hermana casi diez años menor, en la misma cama, mientras abraza un muñequito con cabello de estambre naranja y ojitos de botón. Lisa es todo lo que podría pedir de una hermana menor, es atenta, muy noble, inteligente y cariñosa; la pequeña princesa dueña del castillo de Park Chaeyoung, y ay de aquel que se metiera con ella, porque solamente su hermana mayor tenía derecho de decirle "horrenda".

Conoció a Jisoo en los pasillos de la preparatoria, cuando en un arranque de desesperación, la pelinegra tocó a la puerta del aula A-5, el taller de cocina, en busca... de una bata de laboratorio.

―¡Voy a reprobar química si no me prestan una bata!― Había lloriqueado Jisoo al cerrar la puerta, con una muchacha de ojos gatunos a su lado, golpeándole el hombro mientras le dice: "No sé porqué me arrastras a esto".

Y Chaeyoung movió cielo, mar y tierra para darle a esa chica una bata de laboratorio, consiguiendo a cambio una hermosa sonrisa y su examen con puntuación perfecta enmarcado en un cuadro lleno de corazones, firmado y dedicado a Ardillita, de parte de La Asombrosa Kim Jisoo.

Llevarla a casa fue una estrella dorada, pues su madre la amó tan sólo de verla, y lastimosamente... Lisa también. Pero hasta ese punto, todo eran aguas calmas, no había riesgo, ni amenaza inminente.

Vivían demasiado lejos para verse después de clases y, la mayoría del tiempo, conversaban horas en el teléfono, mientras la rubia cocinaba y se quejaba de la vida porque "Uhg, tuve que sazonar antes de freír, Chu, ya pégame" y tiraba la tapa de las ollas, se quemaba en el proceso y terminaba exitosamente su guisado, siempre con su terrón de azúcar al teléfono.

Su relación era tan preciosa, envidiada por sus amigas con comentarios como "Aquí apesta a amor" de una Jennie rodando los ojos con la pajilla a mitad de camino hacia la boca, y "Me enferman" de Sana desde arriba de su libro de filosofía, en la sala cuando las tórtolas enamoradas se besaban tímidamente, con sus libretas y hojas regadas en la mesa para estudiar.

Sí, exudaban amor por los pasillos, se gritaban "¡Te extrañé, princesa!" en la cafetería cuando se reencontraban después de dejarse de ver una hora en clase. Eran perfectas y eran dos.

Dos.

Pero todo cambió cuando la nación de Lisa atacó, con sus barbies y sus mensajes cursis en whatsapp hacia Jisoo, a quien le llenaba de azúcar el corazón y le pintaba las mejillas de un precioso rosa. Jisoo estaba encantada por la dulce niña Lisa y sus detalles, sus ocurrencias y sus palabras bonitas por teléfono.

Chaeyoung no podía ser más feliz, sus dos adoraciones juntas y llevándose increíblemente bien, sus dos princesas, dueñas de su corazón, juntas. ¡Era perfecto!

Hasta que a su hermana se le ocurrió pedirle matrimonio a Jisoo.

―Un algodón de azúcar grande, por favor.― La pequeña pide señalando con un dedito el algodón de azúcar más grande de todos.―Para compartir con mi futura esposa~.

El buen hombre de los algodones le entrega a Lisa su mata rosa de azúcar esponjada con una gran sonrisa, recibiendo las monedas de Jisoo. Chaeyoung, pasos atrás, carraspea y llama la atención hasta del amable vendedor.

―Kim Jisoo.― Y debería comenzar a correr, porque seguro hay problemas cuando la llama por su nombre completo.―¿Podrías venir un segundo?

Asintiendo, y de la mano de Lisa, Jisoo se aproxima con sigilo hacia su novia, que ahora mismo no podría verse más amenazante.―¿Sí, mi amor?

―Quiero irme a casa.― La rubia mantiene las manos bien firmes en su pecho, arrasando las palomitas.

Jisoo parpadea incrédula muchas veces. Se supone que después del cine irían a cenar, estuvo ahorrando todos los cambios de sus pasajes y no se compró nada en la tiendita para poder invitarle a su Chaeng ardillita una hamburguesa con doble queso. ¿Y ahora ya no quería cenar con ella?

―Chaeng, mi amor, ¿estás segura? Podemos-

―Lisa se levanta temprano mañana.― La mayor toma de la mano enguantada a su hermana, quien protesta en el proceso.

―¡No es cierto!― La pequeña mira hacia arriba a su hermana, con los ojos acuosos.―Mañana no tengo clases y mamá dijo que-

―Oye, está bien.― Jisoo se inclina en su dirección, acomodando un mechón largo y rebelde bajo el gorrito rosa.―Podemos jugar después.

Chaeyoung suelta a su hermana y se adelanta a pedir un taxi, que por supuesto su madre tendrá que pagar al llegar porque después de insistir en que la pequeña fuera a absolutamente todas sus citas en esas vacaciones de invierno, era lo menos que podría hacer para compensar el pobre y celoso corazón de su hija.

Una vez Lisa pudo ser despegada de brazos de Jisoo y entró a la casa hecha un mar de llanto, gritando que eran injusticias y calumnias para apartarla de su mujer, la señora Park, viva imagen de su hija mayor, se acomoda el cabello negro y lacio en un recogido fugaz, al pie de las escaleras.

Abajo, su hija y su novia esperan en un silencio incómodo.

―Wuh... eso, eso fue...― Se abanica con una mano, recargada en el barandal.―Intenso, ¿no, chicas?

Jisoo le sonríe sin muchas ganas, porque realmente la señora jamás ha sido santa de su devoción después de haber limpiado tantas veces las mejillas húmedas de su novia por culpa suya.

―Estaré fuera un rato, ma...― Chaeyoung se acomoda de nuevo el gorro negro hiper calentito en la cabeza, emprendiendo camino hacia afuera.

―¡No vuelvan tarde!― Es lo último que escuchan ambas antes de que la mayor de las hermanas Park cierre la puerta a su espalda.

Visiblemente molesta, Chaeyoung se recarga en la puerta, de brazos cruzados.―Era nuestro aniversario.

Jisoo suelta un suspiro herido.―Lo sé, pude haber hecho algo más grande, algo que tú merecieras, pero Chaeyoungie, yo...

―No se trata de eso, Jisoo.― La rubia se deja caer sobre el piso de madera cubierta de nieve del portico, empujando los grumos blancos con sus guantes. En su boca hay un puchero tembloroso.―Tú... tú...― Sorbe por la nariz, sus ojos nublados.―Era nuestro día, Jisoo, ¡de las dos, solas!

―No, princesa...― La azabache la abraza bien fuerte, tomando entre sus manos el rostro húmedo de su novia.―Chaeng, escúchame, yo te amo a ti, hago todo por ti, por tu felicidad. El que yo conviva con tu hermana no significa que te ame menos.

Totalmente emberrinchada, la menor voltea el rostro, hablando entre pucheros.―Siempre es Lili, Lili. ¡¿Y qué hay de Chaeng?!

Jisoo suelta una suave risa floja.―Mira, una celosita.― Y le pica la nariz roja.―Dame tu mano.― Chaeyoung obedece, dejando que la mayor le quite el guante de la mano izquierda.―¿Qué es esto?

―Un anillo...

―Ah, ¿y por qué lo llevas puesto?

Roja ante la insistencia e infantil interrogatorio de lo obvio, Chaeyoung se encoje tras su bufanda.―Porquemedijistequeeraprovicionalhastaquepudierasdarmeunodediamanteynoscasaramosenlaplaya.

Jisoo se ríe, totalmente enternecida de la respuesta.―Entonces, ¿con quién me casaré terminando la universidad?

―Con Lisa.― Responde enfurruñada su novia.

―No, contigo.― Le besa el dorso de la mano izquierda y le coloca de nuevo su guante, tomando ambas manos para levantarla del suelo.―Ven, caminemos...

Todavía dolida, Chaeyoung se deja abrazar por su novia, porque la ha extrañado demasiado y son contados ya sus momentos a solas, así que con todo y su berrinche, caminan sobre la nieve dejando las huellas de sus botas en el manto blanco.

―Tú eres mi novia, mi futura esposa.― Comienza Jisoo, caminando con las piernas abiertas detrás de Chaeyoung. Su cabeza recargada en el hombro de la contraria.―Cuando sea doctora y tú una gran chef, tú serás quien lleve un anillo, con quien despierte cada mañana hasta que sea una pasita y deje de ser la hermosura de la que te enamoraste.― Chaeyoung le codea el estómago sin fuerza, conteniendo una risa.―Lisa es especial para mí porque es tu hermanita, porque ella me quiere mucho y sé que la amas con toda tu alma, mi amor, por eso trato de hacerla feliz, para demostrarte que todo lo que amas es importante para mí, porque me hace querer ser una gran madre para nuestros hijos.

Chaeyoung esconde la mitad de su rostro sonrojado detrás de su bufanda.―Yo... lo sé, pero, es que... ya no me haces caso, ya no hay Soo para Chae, solamente para Lis.

La pelinegra besa la mejilla de su novia con los ojos cerrados.―Toda Soo es de Chae.― La toma con cuidado de la cintura y le besa los labios, suave, lento, transmitiendo todo el calor en su cuerpo a esos finos pétalos rosados, fríos a causa del invierno. Se juntan sus respiraciones y la sujeta bien fuerte de la espalda, su toque quemando aún sobre esa espesa y ostentosa chamarra.―Te amo, celosita.

Tal vez no tenía remedio, después de todo, Lisa no se rendiría en la guerra por el corazón de Jisoo unnie y seguirían discutiendo y gritando "Dame mi teléfono, engendro del mal" y ¡No te invitaré a la boda, Chae! corriendo por toda la casa. Tal vez, Lisa conozca a un chico de su edad que le robe el corazón lleno de bondad que tiene, y sea la mismísima Chaeyoung quien lo aleje con todos los medios de su pequeña princesa.

Porque así es el amor de hermanas, porque los nueve años de vida de esa mocosa han sido los mejores de Chaeyoung, porque no cambiaría su inglés pésimamente cantado por nada en el mundo mientras barren y trapean el suelo, porque definitivamente no sería lo mismo dormir sin que de pronto una mata de cabello le hiciera cosquillas en la nariz al acurrucarse Lisa en su pecho al dormir, y no existe en el mundo ningún otro ser humano capaz de amarla tanto con sus defectos de hermana mayor.

Quizás era infantil, pero le aterra la idea de perder a Jisoo, de dejar de escuchar su risa por teléfono, sus audios por las noches contándole un cuento para dormir, sentir sus brazos en sus hombros o cintura mientras se para de puntitas para darle un beso. Jisoo era todo lo que podría pedir alguna vez multiplicado por infinito (y seguiría diciendo eso aunque su novia le dijera que no es posible). Desde su cabello oscuro, sus labios acorazonados, sus pantalones rotos y sus fotos recién levantada que le despegaban el corazón del pecho a Park.

No cambiaría jamás esas largas noches de desvelo, esas conversaciones telefónicas sobre todo y nada que duraban horas, esos pequeños detalles que la hacían tan especial y única, con sus defectos que, para Chaeyoung, solamente eran piezas que formaban a quien tanto ama.

Tal vez, el corazón de Jisoo era no solamente suyo, pero todo el cariño y protección que su maravillosa novia le profesaba a su pequeña hermana, definitivamente llenaban la vida de Chaeyoung.

Después de todo... toda Soo, era de Chae.

―Te amo más, torpe y encantadora Chu...

―No, yo te amo más a ti.

Y la segunda guerra que jamas ganaría, era que Jisoo la dejara ganar.

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