Desconfianza del corazón.
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El Kaiser abrazaba con cariño al omega en sus brazos, dándole palabras de aliento y llenando el lugar con sus feromonas de alfa, marcando el lugar. Memo con algo de cuidado dejo algo de comida sobre la mesita de noche, observando con el corazón oprimido como su amigo omega lloraba entre sueños y se abrazaba a sí mismo tratando de protegerse de quien fuese que lo amenazaba.
—¿Crees que se recupere? —preguntó en un hilo de voz Memo, tratando de ser fuerte y de no desmoronarse ahí mismo.
—Lo hará, es fuerte —el alfa soltaba pequeñas lágrimas de impotencia, su lado más primitivo le reclamaba el no haber protegido como se debía a su manada.
Memo asintió no muy convencido, para después salir de la habitación y echarse a llorar de la preocupación. Su amigo llevaba muy poco tiempo en Europa, su carrera apenas iniciaba y un alfa había jugado con él cruelmente. Tenía miedo, demasiado miedo ¿Cómo alguien podría tener tanta crueldad en su corazón?.
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Miedo, eso era lo que sentía.
Aceptar el cortejo de Messi había sido una decisión impulsiva, sabía de antemano que dentro del mundo del fútbol los alfas podrían ser despiadados y eso simplemente no lo dejaba en paz, por algo sus parejas siempre habían sido gente alejada de ese mundo. Aceptar a Messi podría haber sido un error y es que después de muchos años evitando estás situaciones su mente había creado una y mil barreras para protegerlo ¿Realmente Messi era su destinado? No estaba seguro y sólo había hecho caso a un niño mientras sufría una crisis.
Estaba inseguro de sus decisiones, nunca en sus años jugando al fútbol dos alfas se le habían acercado con propuestas de cortejo. La casualidad entre las dos propuestas le causaban pánico ¿Cómo alguien que nunca en su vida le había hecho caso, pasaba de ignorarlo a gustarle? Y en el caso de Robert, eran conocidos nada más allá de eso. La idea de que ambos alfas se burlaban de él, no le parecía descabellada ni desacertada.
Algo perdido salió del vestidor, cambiado y con el ramo en brazos. Sus compañeros venían detrás de él cuidándolo, había pedido que lo acompañarán por si acaso (estar preparado nunca está de más). Nerviosos salieron del estadio hacía el carro, todos subieron para poder ir al hotel entre un silencio sepulcral.
—¿Por qué crees que es mi destinado? —preguntó sin tapujos Memo, frío hacía el pequeño alfa que le miraba algo aterrado. Kevin se sentía herido por sentir la desconfianza del omega pero aún así le mantuvo la mirada.
—Reaccionas ante su presencia, bajas cada una de tus barreras a su lado y sus aromas se han mezclado. Apesar de no tener marca solo basto con pasar un tiempo juntos para unirse de esa manera.
Memo desvío la mirada de la de Kevin, el pequeño alfa apretó los puños frustrado pues le costaba expresarse y ver qué nadie le tomaba enserio lo ofendió. El viaje fue pesado, Héctor había tratado de mantener el ambiente amigable pero falló al ser ignorado por todos.
Cuando llegaron, el último en bajarse fue Memo pues había divisado en la entrada del hotel al polaco. Sabía que es lo que hacía ahí y sin duda aprovecharía para aclarar la situación, se preparo para salir y con la actitud que siempre tomaba a la hora de entrar a la cancha se encamino hacia Robert, al alfa le brillaron los ojos al verle caminar hacia él con aquel ramo que le había comprado.
—¿Te gustaron las flores? —preguntó directo el astro Polaco con la esperanza de ser aceptado sin percatarse de la presencia del equipo mexicano.
—Si. Son muy lindas, gracias —se sinceró incómodo para acto seguido extender el ramo hacía el alfa —pero no puedo aceptarlas, lo siento.
Robert se quedó callado mientras recibía el ramo, haber sido rechazado lo había sorprendido pero aún así no se mostró afectado: —me gustaría que te las quedarás, después de todo las compré pensando en ti. Respetaré tu decisión solo si aceptas mi regalo.
Memo asintió levemente, sujetó con fuerza el ramo y camino al interior del hotel siendo seguido por el equipo. Antes de subir al elevador se giro a verlos y los despidió con un ademán, subió sólo. Cuando llegó a su piso, Messi lo esperaba en la puerta.
—¿Y esas flores? —preguntó el argentino al verlo.
—Me las regalaron —respondió directo mientras abría su puerta —Felicidades por ganar —cambio de tema mientras dejaba las flores en la mesita de centro.
—¿Quién te las regaló? —preguntó celoso y soltando sus feromonas de forma posesiva. Memo le fulminó con la mirada mientras se hincaba al lado de la mesita sin soltar el ramo.
—Robert Lewandowski, quiso iniciar un cortejo. Lo rechace pero él insistió en que me quedará las flores —Memo hablaba tranquilo, no debía ninguna explicación pero aún así aclaró lo sucedido.
—¿Le contaste sobre nosotros? —preguntó Messi esperanzado en que su omega le hubiese contado al otro.
—No hubo necesidad —se limitó a decir, empezaba a ponerse nervioso e incómodo con el tema. Su control flaqueo y sin poder evitarlo desvío la mirada al piso, se sentía sometido y eso no le agradaba en lo absoluto.
—Pero, eres mi omega... —dijo decaído el alfa, su aroma se sentía descompuesto y Memo no supo que decir. Kevin tenía razón, bajaba todas sus barreras al estar con Messi.
—¿Lo soy? —preguntó con una ceja enarcada mientras se levantaba, se acercó a él a paso lento mirándolo retador. Messi tragó saliva rápidamente ¿Por que le calentaba verlo así?
—Si — respondió quedito no sabiendo que hacer pues la verdad temía la reacción del omega. Ochoa negó con la cabeza mientras lo acorralaba en la puerta.
—Demuestralo o... ¿Eres pura boca? —se burló con una sonrisa coqueta y con un movimiento algo brusco sujeto su menton para hacer que le mirara, tener aquella ventaja de altura le gustaba.
—¿Qué intentas hacer? —preguntó algo serio Messi observando con fascinación al hombre enfrente suyo. En un movimiento ágil sujeto con fuerza la camisa que traía puesta el omega para atraerlo más hacía él y plantarle un buen beso.
Aquel beso no había sido como los anteriores, era desesperado y no tenía ninguna pizca de dulzura, era un pelea por el control y dominación sobre el otro. Al separarse ante la falta de aire en sus pulmones, aspiraron el aroma del otro.
—¿Qué es lo que tramas tú? No entiendo nada de lo que haces —susurró Memo en el oído del otro y antes de separase mordió el cuello del alfa con la suficiente fuerza para marcarlo temporalmente —pero estoy seguro de algo yo no seré tuyo hasta que me marques. Y no me voy a dejar tan fácilmente.
Messi se quejó al sentir la marca en su cuello, se encontraba sorprendido pero sobretodo su cuerpo aún no reaccionaba y no lo haría. Cuando se dió cuenta ya se encontraba afuera del cuarto del hotel mientras tocaba incrédulo la marca en su cuello.
Era raro saber de qué un omega marcará al alfa, es más había oído de eso una vez en su vida y sabía que eso sólo pasaba si el alfa cedía el control al omega o que este último era muy posesivo pero hasta hace poco Guillermo era un omega cariñoso y dispuesto a él. La marca podría no ser temporal pero eso no le preocupaba, estar ligado de esa forma al omega le gustaba pero empezaba a llenarse de una angustiante inseguridad que no le pertenecía.
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Sabotaje! AaAaA
Yo juró que todo tiene sentido en mi cabeza 😭
Dije que iba a seguir con la programación normal desde hace que ¿Dos días, tres? No lo sé, en fin. Hoy busco la manera de compensarlos la neta.
Soy un pendejo pero uno con ganas de actualizar pero dejando de lado eso, si adivinan quién es el compañero omega de Memo les regalo más capítulos
Q dice.
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