VI: Un apoyo inesperado

—Camus?—

El mencionado inmediatamente se quedó helado al escuchar su nombre, rápidamente se limpio los ojos como pudo y se paró para saludar al italiano y disimular que hace un momento lloraba.

—Death... Que sorpresa, no imaginé que alguien más pasará por aquí...— Para evitar que tocaran el tema de su llanto, se empezó a limpiar su ropa, aunque eso no era necesario, pues el galo estaba pulcro.

—Lo mismo pienso, pero dime estás bien?— Aunque el galo intento ocultar y desviar el tema, no podía engañar a Death, pues estaba más seguro de lo que había escuchado, además que el galo tenía los ojos rojos, señal de que ha había llorado bastante tiempo.

—Si... Por que no debería estarlo?— Al menor solo le quedó agachar su cabeza, y que su cabello tratará de ocultar su rostro.

—Porque tus ojos están rojos.— Death observó al contrario con lástima, pues había presenciado la fragilidad de menor. Por lo que sacó de su bolsillo un pañuelo y le limpio el rastro de lagrimas que había quedado en la mejilla ajena.

En ese momento Camus sintió que el tiempo se detenía, desde hace un tiempo no había sentido esa amabilidad, pues ahora ya no tenía a nadie en quien confiar. Pero ahora, con la amabilidad de Death se sintió diferente y hasta se sintió bien sentir esa suave tela sobre su mejilla, la sensación era agradable que no le incómodo.

—Yo... Creo que me entró algo al ojo o debe ser la alergia a estas flores...— menciono en un susurro, no quería hablar sobre sus sentimientos, por lo que se apartó de death.— Gracias por ayudarme, pero estoy bien... Bueno regresare a mi templo.

—Oye espera...— Después de que Death había escuchado por todo lo que había pasado el galo, no podía dejarlo, sentía la necesidad de ayudarlo. Por lo que le tomo de la mano al francés para evitar que se fuera.

—Sucede algo Death?—

—Bueno... Creo que no deberías repremir tus sentimientos, si te sientes mal debes buscar consuelo en tus amigos, estar solo terminará por hacerte más daño...— Aunque Death no aplicaba su propio consejo, sabía que una compañía le vendría bien al galo. Más en momentos difíciles como los que pasaba ahora.

—Yo... yo no tengo amigos Deathmask.— suavemente se deshizo del agarre del mayor y otra vez se sentó sobre el pasto de esa pradera, cubriendo su rostro con ambas manos.— El único amigo que tenía me apuñalo por la espalda, y cuando necesite su ayuda me humilló, prefiero mil veces estar solo que tener un amigo así...

Aunque no quería mostrarse débil ante nadie, el menor no podía más, desde esa fiesta hasta ahora su vida había cambiado por completo, y nisiquiera tenía la compañía de alguien para soportar todos esos problemas, todo el mundo le había dado la espalda y nisiquiera podía confiar en el mismo. Todos los problemas que le agobiaban dejaron que empezara a llorar otra vez.

—No todas las amistades son iguales Camus, elegiste mal a tu amigo, pero no por eso debes sufrir tu solo.— Death fue comprensivo y se agachó a la altura del menor y acarició su cabello rojizo. Sin duda desde su punto de vista Camus no era más que un gatito indefenso.— Mira, yo no te conozco y eso hace que puedas confiar en mí, porque sabes que yo no te juzgaria y si lo haría sería de buena manera, las personas que consideras cercanas a ti son las únicas que pueden juzgarte o tenerte en la mira. Pero un desconocido no tiene tanto interés en la vida ajena, por eso... Si gustas puedes confiar en mí.

Las palabras ajenas dejaron mucho que pesar en Camus, pues no esperaba escucharlas directamente de Deathmask. Pero simplemente aunque todo escuchara sincero, no volvería a confiar en nadie tan fácilmente.

—Gracias Death, pero no puedo confiar en un asesino... No quisiera ser una de tus víctimas.— Camus fue directo en sus palabras, no daría vueltas al asunto aunque estuviera sufriendo. Además por el pasado, sabía que Death jamás pasaría a ser más que un compañero de armas.

Mientras Death solo le quedó reír, ya que no era la primera vez que lo tachaban con ese adjetivo, tanto que ya estaba acostumbrado a escuchar lo mismo.

—Tienes razón... De hecho, a mi templo le falta el rostro de algún caballero dorado.— En ese momento Death acarició el rostro del menor, quien se quedó pálido al escuchar esas palabras.— y de hecho, tú serías perfecto para darle ese toque final, tu bello rostro colgado en uno de esos pilares, sería espectacular.

El menor realmente se quedó sin palabras, su cuerpo literalmente se había paralizado y sentía que si se movía Death acabaría con el de un solo golpe. Salió de ese trance una vez que escucho la carcajada de Death, ahí recién sintió su alma regresar y pudo respirar más tranquilo.

—Bueno, está en tus manos si seguir sufriendo solo o refugiarte en un asesino como yo... Puedo matarte pero jamas juzgarte...— Aunque lo último lo dijo de broma, esperaba que realmente el menor tuviera el valor de abrirse ante el y que confiara.

—No se si eso es bueno o malo...— dijo Camus con voz temblorosa.

—Eres inteligente Camus, interpretalo como creas conveniente.— Sin más dejo de molestar al menor y se sentó bajo la sombra de ese árbol, quedando detrás de Camus. Pues imagino que necesitaba un tiempo a solas, pero tampoco quería dejarlo tan solo.

En esa hermosa pradera estaban los dos, lo único que los apartaba era el tronco de ese árbol. El silencio reinaba y la brisa de primavera golpeó el rostro de ambos.

—Como conocías este lugar Death?— El galo fue el primero en romper el hielo de ese silencio, tratando de desviar el otro tema. Death sonrió, si el galo le hizo pregunta era porque entre ellos podía iniciar una conversación.

—Un día tome de más, hasta el punto de no estar cuerdo, no recuerdo que hice ese día, pero cuando desperté, aparecí en esta pradera. Se que no es la mejor manera de conocer un lugar, pero no me arrepiento... Y tu? Como conociste este lugar?—

—Creo que no debería decírtelo...—

—Entonces respeto tu palabra.—

Nuevamente el silencio se hizo presente, la razón por la que Camus no quería contar el motivo de como conocía ese lugar, es porque Death se sentiría mal si se lo decía.

Ya que cuando tenía 13 años conoció esa pradera. Fue después de ver cómo Deathmask había matado por primera vez a un caballero de plata, eso hizo que le tuviera miedo y el terror lo invadiera. Pues la manera en que había asesinado a ese caballero fue algo atroz de presenciar. Casualmente cuando todo acabo sus miradas se cruzaron y fue ahí cuando pensó que el sería la siguiente víctima de ese despiadado caballero, por lo escapó de ese lugar, lo único que esperaba conseguir era estar lejos de Death, que no se dio cuenta a dónde iba, solo fue hasta que se tropezó es que llegó a esa pradera, al ver el hermoso ambiente, causó que la tranquilidad volviera a el y que olvidara ese traumante momento.

Ese día se prometió que jamás se acercaría a Death, pues lo que había hecho iba en contra de todo lo que creían como caballeros. Fue ahí que nació su miedo hacia ese caballero, pues el presenció lo que hizo y sabía lo que era capaz de hacer. Asi que lo más prudente era mantener una distancia con aquel caballero.

Por buenos motivos, Camus no le diría eso a Death, así que lo más conveniente era guardar en su corazón ese traumante momento, pues ahora empezaba a conocer otra cara de ese caballero. Pues no parecía tan despiadado como lo recordó.

—Death... Que haces cuando te sientes perdido? Cuando no encuentras sentido a vivir si cada día que despiertas es peor que el anterior? Que haces cuando el mundo está en tu contra y no tienes a nadie que te apoye?— Nuevamente Camus hizo paso a sus preguntas, pues necesitaba una respuesta para no hundirse en la depresión que lo invadía.

Beber, fumar y tener sexo casual con el primero que se me crucé en el camino.— Eso pensó Death, pero obviamente no le diría eso al galo, pues no era un consejo sano a seguir. Se quedó un momento pensando en que le diría y hasta que dio una respuesta buena.— Mandarlo todo a la mierda y demostrar que estoy bien, no se necesita mucho para enfrentar los malos días. Pero lo más importante es que no te agobies por el pasado, las cosas pasan por algo y si el mundo te quiere juzgar, está bien... Después de todo solo tú sabes que es cierto o que no lo es.

Camus sonrió con esa respuesta, Death había sido directo y entendió que es lo que necesitaba. Pensó que era momento de regresar a su templo, pero antes de irse hablo con el caballero una última vez.

—Death, encerio puedo confiar en ti?—

—Solo tú sabes esa respuesta, yo solo te puedo prometer que te ayudaré incondicionalmente si lo haces... Y además que mi oferta seguira en pie hasta que pienses que es lo mejor.— Dicho eso, el italiano le mostró una dulce sonrisa al galo.

Esa sonrisa se notaba tan sincera y agradable. Camus igualmente fue contagiado con ese sentimiento que también le sonrió al mayor.

—Gracias caballero de Cáncer...— Luego de agradecer, el galo regreso al santuario. Pero en el trayecto se quedó pensado en Death y en sus palabras, antes de confiar en el, primero debería conocerlo, pues no estaba seguro si lo hacía, ya que en el pasado solo vio a un despiadado asesino y ahora veía un alma dulce que intentaba ayudarlo.

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