II: Sorpresas de la vida

Una noche más llegaba, Death solo esperaba que fuera un poco más de las 10 de la noche para volver a perderse en algún bar de Rodorio. Y así lo hizo, nisiquiera le importo arreglarse, simplemente tomo su casaca y la billetera, para luego salir de su templo, siendo cauteloso en cada uno de sus pasos, pues no quería ser descubierto por alguno de sus compañeros.

Al llegar al bar no encontró nada nuevo, todo el ambiente era el mismo, lo único que le llamó la atención era que en una mesa apartada se encontraba un hombre encapuchado, tomando directamente de la botella, no le tomo tanta importancia, pues imagino que se trataba de algún extranjero.

Se dirigió a la barra y pidió la misma cerveza de siempre, aunque esta vez nisiquiera pudo probarlo, ya que en la esquina donde estaba esa persona misteriosa unos borrachos molestaban al supuesto extranjero y era fácil notarlo.

Sin duda no faltaba alguien que buscará problemas, aunque Death solo lo ignoro, prefería beber en tranquilidad que tener que lidiar con los problemas ajenos. Sin embargo, una voz se le hizo familiar, que le hizo voltear a ver qué pasaba.

—Sueltenme!—

—No te hagas de rogar dulzura, te vas a divertir con nosotros.—

—No! Déjenme tranquilo!—

Aquellos hombres tomaron de brazo a aquel desconocido y se lo estaban por llevar afuera, pero el forzajeo de ambos hizo que la capa que cubria al extraño se cayera, dejando al descubierto a la persona.

Al observar todo eso a Death casi se le caía la mandíbula por la sorpresa que se llevó, pues quien estaba en problemas no era nada menos y nada más que el mismo caballero de Acuario.

Dejo inmediatamente su cerveza y se acercó al caballero para ayudarlo, basto con darle un golpe en el rostro a aquel borracho para que soltara al menor.

—Maldi...— el hombre se calló al ver quién le había golpeado era Death.

—Vamonos es Death...— los compañeros de aquel hombre lo ayudaron a ponerse de pie y se retiraron sin siquiera protestar, pues Death no solo venía a tomar, sino que algunas veces también buscaba pelea con los aldeanos, ya era evidente quien ganaría, por lo que esa personas nisiquiera sé molestaron en contestar a Death.

—Oye Camus que hacías por aquí?—

El italiano no obtuvo respuesta alguna, pues Camus solo volvió a tomar su capa y ponérsela mientras salía del bar, en esos momentos nisiquiera tenía cara para ver al caballero de Cáncer, suponía que ahora que lo había visto en ese lugar lo más seguro era que lo acusaría con el patriarca, así que solo quería volver cuanto antes al santuario, pero su cabeza le dolía, no tenía la menor idea de por dónde caminaba pero lo hacía, pero pronto todo le daba vueltas.

Deathmask aún estaba sorprendido por su encuentro con Camus, pero justo por eso lo siguió, tenía la curiosidad de saber como un caballero tan recto y elegante como Camus andaba en un lugar así. Además había hecho bien en seguirlo, pues el caballero de Acuario caminaba a la dirección contraria al santuario.

—Camus espera!—

—Death déjame tranquilo...— El galo solo buscaba escaparse del caballero, pero la cabeza le dolía y sus pasos al caminar eran torpes, al mirar las calles de Rodorio se le hacían borrosas no pudo y al dar un solo paso más estaba por caer, pero para su fortuna Death se acercó a él a tiempo para sostenerlo de la cintura cantes de caer.

—Solo quería decirte que vas en la dirección equivicada, déjame llevarte...— Death no sabía porque ayudaba al menor, simplemente sintió la necesidad de hacerlo, pero ahora la situación era extraña, pues al parecer el galo no quería ser ayudado.

—No... Te suplico que me dejes tranquilo... — Camus apenas podía articular esas palabras, todos se le estaba volviendo cada vez confuso y además que sentía náuseas. Por lo que inmediatamente quería alejarse del mayor.

Sin embargo Death se propuso a ayudar a Camus a como dé lugar, pues en el fondo sabía que si alguien se enteraba que un caballero como Camus estuvo bebiendo hasta perder el control  no sería bien visto en incluso sería más criticado que su persona. Teniendo  eso en cuenta se separo de el, pero solo para ponerse frente al contrario y tomarlo de los hombros.

—No! Te llevaré al santuario y haremos como si jamás te hubiera visto, alguien como tú simplemente no puede estar por aquí.... Asi que vamos...— Tomo la mano del galo para llevárselo al santuario, pero aún así Camus se resistió a seguirle.

—Te pido que me dejes so..—El menor no termino de hablar, pues estaba tan mal que terminó vomitando sobre el pecho del caballero y luego en un intento por separarse vómito en el suelo cayendo de rodillas, pues no sentía fuerzas para seguir de pie.

—Camus.... Era más fácil decir que necesitabas hacer eso que solo evitar que te ayudará.— Death solo suspiro con resignación, eso conseguía por ayudar a quien no se lo pidió. Pero a pesar de eso, no estaba molesto y solo espero que el menor terminara de vomitar, imagino que realmente el trago si le hizo mal, pues nunca había visto a Camus tomar.

—Death...— el menor susurro el nombre de su compañero, buscando ayuda en el, pues era el único que estaba cerca de ahí, además de que sentía fatal, no solo por los mareos y náuseas sino por todos los problemas que lo agobiaban, termino de vomitar, pero aún así se sentía peor su vista se volvió nublosa y tan solo cerro sus ojos unos segundos en lo que terminó por caerse desmayado.

—Camus!— en ese momento Death entro en pánico, no imagino que tan mal se podría poner el menor, se agachó para observarlo pero ahí noto que las mejillas del galo estaban cubiertas por lágrimas.—dioses... que te paso para que tomaras en exceso?

Por unos segundos Death pensó en que podía hacer, si dejarlo descansar en algún hospedaje del pueblo o llevarlo hasta el templo de Acuario. Aunque después de pensarlo no estaría tan mal que el menor se quedará en su templo, pues de llevarlo hasta Acuario levantaría sospechas de que ambos estuvieron por mucho tiempo fuera del santuario.

No le pensó más y tomo al menor entre sus brazos para cargarlo y lo llevo hacia el santuario, mientras caminaba pensó en que podía haberle pasado a Camus, pues de todos los caballeros podía esperar verlos ebrios, incluso Shaka, pero en ningún momento se le cruzó en la mente que alguien como Camus pudiera beber. Lo desconocía, pues el Camus que el conoció y hasta un día admiro era inteligente, recto, amable y serio. Pero jamás un borracho, incluso el menor solo bebía un vino exclusivo de Grecia, más no otro tipo de alcohol.

—Que puede haberle ocurrido a alguien tan perfecto como tú? Pero no puedo juzgarte... Yo tambien soy igual o peor...—

Death sonrió con cierta melancolía, por un momento recordó la primera vez que bebió alcohol: El había tomado por primera vez  sus 16 años, en esa época el santuario que era controlado por Arlés... era un infierno, Death había cometido un asesinato, un caballero de plata le había faltado el respeto y solo fueron unos instantes en que cerró los ojos con ira y al abrirlos el caballero ya estaba muerto, las manos de Death estaban cubiertas de sangre, su respiración se aceleró y miro a su alrededor, todos los que habían presenciado ese asesinato estaban igual o peor que Deathmask, el solo optó por salir corriendo de lugar lejos del santuario, ya que tenía miedo, corrió sin rumbo alguno y llego a parar en una taberna del pueblo, alguna vez escucho decir que las personas olvidaban las penas al beber, en su inocencia Death creyó en esas palabras y tomo la primera botella que vio a su alcance, lo bebió y aunque en un principio el sabor se le hizo asqueroso al final le gusto, ese dia también tomo en exceso y termino vomitando, pero tenían razón, mientras bebía había olvidado el crimen que cometió y se sentía bien.

Luego de haber bebido por primera vez regreso al día siguiente al santuario, el patriarca solicito a todos los jóvenes caballeros a una reunión por el escándalo de un caballero asesinado. Todos tenían en su mira a Death, el tambien pensó que Arlés le daría un buen castigó, pero no fue así. El patriarca halago y felicitó a Death.

—Tu eres el caballero que espero que todos los demás sean! Deathmask se hizo respetar ante todos los caballeros de plata e impuso su poder como caballero dorado.—

Esas palabras llenaron de orgullo al caballero de Cáncer y pensó que mientras más personas en el santuario matará, más orgulloso estaría el patriarca de el... Y así fue como empezó su pasión por matar a los débiles y decorar su templo con las almas de sus presas, para Death esas cabezas eran sus trofeos.

Luego de recordar eso, el caballero había llegado a su templo, se dirigió a su habitación y dejó sobre la cama al menor, antes de continuar se quitó la camisa y también le quitó la ropa al menor, pues toda la ropa que traía Camus estaba ensuciada por su vómito. Lo cubrió con las sábanas y dejó que descansará en su habitación, mientras que por respeto Death fue a dormir en el sillón que tenía en la sala de su templo.

—Camus... El alcohol no es una solución a tus problemas...—

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