Extra IV: Preludio de amor

Aioria todo el tiempo había fingido, trataba de mostrarse como alguien inocente ante Milo con tal de que lo amara, pero esta ocasión esos trucos no le funcionaban y era posible que dijera tantas mentiras que ni Milo le creía.

Ahora se encontraba contra la espada y la pared, ya que Milo hablaba encerio con querer matarlo, lo único que podía hacer era llorar. No entendía porque derrepente Milo actuaba así con el, trato de hablar, pero el caballero solo fortalecía su agarre con cada palabra suya.

—Milo... Me duele... Ahg.— Respirar le era difícil, las fuerzas lo abandonaban y en cualquier momento dejaría de respirar. Suponía que era su fin, moriría en manos de la persona que más amaba y eso era algo que le dolía más que cualquier otra cosa.—Por...favor, ten piedad...

—Alguna vez tu pensaste en el dolor que le causaste Camus!? Tuviste piedad cuando el te suplicaba que te detuvieras!?— Milo estaba cegado por la molestia y desesperación, el tiempo era corto y no podía perderlo con Aioria. Sin embargo, a su mente le llegaron los recuerdos que había pasado con él y que desgraciadamente eran los buenos momentos que compartieron.

—Milo sabes que me tienes a mi pase lo que pase... Yo estare contigo aún si todos se alejan de ti, que no te lastime lo que hizo Camus.— Esas fueron las palabras que le dio luego de pensar que Camus lo había engañado, Aioria había aparecido solo para abrazarlo y calmar el dolor que sentía por esa supuesta traición.

Yo te amo! Y siempre lo haré...—

Milo quería borrar cada uno de esos recuerdos, lo odiaba por que en esos tiempos el amor de Aioria fue si único refugió. Pero lo que le hizo dudar de su decisión fueron las últimas palabras que le dijo Aioria.

—Se que amas a Camus y si tienes una oportunidad de recuperarlo, estaré feliz de que puedas hacerlo...—

En el futuro, Aioria era diferente al que tenía en frente suyo, su Aioria se arrepintió todo un año de sus acciones y le dio la oportunidad de regresar en el tiempo para ser feliz, no podía simplemente matarlo, porque sabía que en el fondo de su corazón, Aioria era bueno.

Debía cambiar el tiempo para que el y el caballero de Leo fueran felices, Milo derramó algunas lágrimas y soltó a Aioria, luego cayó de rodillas ante el. ¿Porque era tan difícil hacer lo correcto? Era más simple matar a Aioria, pero no podía ser tan egoísta.

Una vez que la manos de Milo lo soltaron Aioria tomo un gran bocado de aire y busco recuperar su aliento. Ahora experimentaba un enorme miedo, morir era una de las cosas más dolorosos que podía experimentar y no quería volver a sentir lo mismo.

—Aioria... Eres cruel, en el pasado pude matar a Camus sin ningún remordimiento, pero contigo no puedo hacerlo...— Milo se sentía destrozado, recordando que en la guerra de Hades no dudo en ahorcar a Camus hasta matarlo sin importar si era inocente o no, pero ahora que estaba con Aioria no podía hacerlo, su corazón se llenó de duda y le fue tan difícil matar a Aioria aún sabiendo que era el responsable de sus desgracias y las de Camus.

El caballero de Leo se sintió confundido, al estar un poco mejor trato de alejarse de Milo, lo veía mal, pero eso no le aseguraba que lo dejaría libre.

—Encerio querías matarme?— Dijo algo asustado el león, mirando con miedo a Milo.

—Lo deseaba más que nada Aioria... Camus solo está sufriendo por mi culpa y la tuya, pensé que terminando contigo se solucionaría las cosas, pero jamás pensé que lo lastimarias...—

Inmediatamente Aioria había pensando que Camus le había contado lo ocurrido, así que trato de defenderse y volver a mentir.

—Yo no lastime a Camus! Cuando llegue a la residencia de los caballeros de plata lo vi herido, trate de buscar ayuda! Yo no lo lastime.—

Era tanto el cinismo de Aioria que Milo no pudo tolerarlo, aún entre lágrimas se puso de pie y lanzó sobre Aioria para golpearlo en el rostro.

—Ya no mientas Aioria! Se todo lo que hiciste! El incidente con Capella, el que Camus haya sido herido en las celdas, la caída del pilar y lo que ahora le hiciste a Camus! Porque intentas negarlo!?—

— Milo! Ya basta!— Aioria trataba de cubrir su rostro con los brazos pero era inútil ante la fuerza del escorpión. No tenía idea de cómo se enteró de todo, ahora tenía el gran problema de crear una buena excusa para demostrar su inocencia.— No hice nada de lo mencionas!

—Maldita sea! Deja de mentir!— De un solo movimiento tomo del brazo a Aioria y lo llevo casi arrastrando hasta el final del acantilado, una caída de esa altura y sabía que cualquiera podría morir.

Tan solo ver lo lejos que estaban Aioria se asustó y se sostuvo de las manos de Milo.

—Milo no cometas una locura!— Grito entre el pánico que sentía, pero poco le importo a Milo ya que lo tomo con más fuerza del brazo para sostenerlo en el aire. Si lo soltaba era mas que seguro que moriría, sus ojos no dejaban de derramar lágrimas y su cuerpo temblaba.

—Una mentira más y te suelto, no pienso tener piedad contigo, no lo mereces, ahora solo admite por que lastimas a Camus!?—

—Porque me quito tu amor!—

Si Milo deseaba la verdad le diría todo lo que provocó su odio a Camus, solo si eso le salvaba la vida. Pero en cuento lo dijo, Milo lo arrojó contra las piedras, lo que causó que algunas cayeran sobre el, estaba herido pero vivo, suponía que era una buena señal.

—Casi matas a Camus en más de una ocasión solo por amor!? Que clase de psicópata eres!?—

De entre los escombros salió Aioria, sentándose en un lugar alejado de Milo y esas rocas, ya que estaba bastante herido que no podía ir muy lejos, pero se debía mantener a salvo.

—No lo entiendes... Lo que me da rabia es que yo lo atraje a ti, recuerdas que el fue el último caballero en llegar al santuario? Aún recuerdo que Aioros y Saga se alistaban para buscar al niño que vivía en Francia, cuando el llegó no sabía nuestro idioma y nisiquiera a ti te importaba acércate a el. Pero yo fui tan idiota que lo ayude con sus primeras palabras, lo acompañaba cuando todos lo ignoraban y fui su primer amigo, yo tambien era feliz de tener su amistad y la tuya, pero mi estúpida idea de que se acercara a los demás es que provocó todo, el ya sabía hablar fluido el griego y rápidamente tu y el se hicieron amigos y me dejaron de lado. No me importaba porque buscaba la manera de acercarme a ustedes...— Recordar aquello le causaba un nudo en la garganta, lo que deberían ser tiernos recuerdos resultaban ser malos momentos para Aioria, tanto que le costaba hablar de ello.— Luego se hizo cercano a mi hermano, una vez tuve una discusión con el y me dijo que ojalá fuera un poco más como Camus... Que quisiera que ese tierno niño fuera su hermano y no yo...

El relato de Aioria causó que la molestia de Milo disminuyera, no tenía ni la menor idea de todo el rencor que había almacenado en contra de Camus. El solo era un niño, nunca pudo saber el verdadero daño que le causaría a Aioria.

—Aioria, pero eso quedó en el pasado... Éramos solo unos niños, Camus tampoco buscaría hacerte daño.—

—Lo hubiera olvidado si todo quedará en un simple juego de niños! Pero no Milo! Eso fue el inicio de todo lo malo que me pasó!—

—Lo mejor será que intentes olvidar todo lo malo que ocurrió, ese rencor que almacenaste por años solo te saldrá caro. Si yo hubiera sabido que eso te lastimaba, jamás te hubiera dejado de lado.— Milo sintió cierta compasión por Aioria, por lo que se acercó a él y le acaricio la mejilla.—Siento mucho todo lo que pasaste, pero no culpes a Camus de lo que ocurrió, de hecho el se preocupaba por ti, yo fui quién lo alejó de ti cuando ocurrió la rebelión de tu hermano... El si quería estar a tu lado, si quieres odiar a alguien, que sea mi...

Los ojos de Aioria se volvieron a llenar de lágrimas, saber aquello le destrozó el corazón. Pues todo el tiempo pensó que sus únicos amigos lo habían abandonado a su suerte, sin embargo, ahora sabía que Camus de había preocupado por el, no era tan malo como pensó. Talvez si había sido injusto con el.

De alguna manera a Milo le dolio ver a Aioria así, era muy diferente cuando fingía y cuando lloraba de verdad. Termino por abrazarlo y acariciar su cabeza, ahora solo se daba cuenta que las cosas que hizo mal habían empezado cuando solo era un niño, había dañado a Aioria y eso causó que este odiara sin remedio alguno a Camus. Era como un efecto mariposa todo lo que ocurría.

Aioria se sintió reconfortado por ese abrazó, sentía que era la primera vez que Milo le abrazaba con amor. Era por esas pequeñas acciones que estaba enamorado de el, ya que el escorpión dorado sabía que hacer en el momento correcto.

—Jamás te odiaría... Yo te amo... Te amo Milo.— Menciono entre susurros, dejándose envolver por ese tierno abrazo. Pero ese momento se rompió cuando Milo uso la restricción en el, no podía mover su cuerpo, nisiquiera los dedos. Miro a Milo con molestia, lo había apuñalado por la espalda aún cuando el contó sus verdaderos sentimientos.

—Lo siento Aioria, pero te llevaré ante el patriarca, aún debes pagar todo lo que le hiciste a Camus. Tus acciones no se quedarán sin un castigo.—

—Eres un maldito traidor... Como puedes hacerme esto!?— Era evidente la rabia que sentía Aioria en ese momento, la sangre le hervía y solo deseaba que empujar a Milo al acantilado por haberle traicionado, mostró su lado más vulnerable, pero el caballero solo había aprovechado para inmovilizarlo.

—Aioria, las consecuencias de tus acciones serán peores sino confiesas ahora lo que hiciste, prometo ayudarte, incluso compartiré tus pecados, iremos juntos ante el patriarca a decir la verdad, no estaras solo, prometo no dejarte solo nunca más.— Milo se sentía mal por Aioria, pero esa era la única manera de hacer lo correcto sin dañar a nadie más, ahora se daba cuenta que Aioria podía cambiar su futuro si él estaba cerca.

—No! No iré ante el patriarca! Terminaré castigado si digo la verdad!— La impotencia de no poder hacer nada invadía a Aioria, además de que la ansiedad se apoderaba de el, las cosas que hizo no eran inocentes: Intentos de asesinato, tortura, abuso de poder, mentiras, manipulación, inculpamientos...

Eran tantas cosas que hizo mal que no podía ni ennumerarlas, no tenía tiempo de pensar en ellas, ya que pronto estaba entre los brazos de Milo, siendo llevado al templo principal.

—Se que el patriarca tendra compasión si confiesas ahora, además ya te lo dije, no te dejaré solo... Compartiremos el peso de tus pecados juntos, nos dividiremos la culpa. Es eso o prefiero morir junto a ti para no hacerle más daño a Camus.—

—Milo...— La cólera de Aioria disminuyó ante esas palabras, al final pasará lo que pasará, Milo lo había escogido sobre Camus y eso le hizo feliz. Sabía que podía contar todo si Milo estaba con el.— Gracias...

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En el templo de Acuario, Death por fin había curado las heridas de Camus, algunas de ellas tuvo que saturarlas y otras envendarlas, pero al final puso a Camus fuera de peligro.

El cansancio emocional y físico era mucho para Camus, que termino por desmayarse al llegar a su templo, lo que facilitó que Death lo curará, ya que este no imaginaba el dolor que le causaría al tratar esas heridas.

Deathmask solo tomo con delicadeza la mano de Camus y le depósito un beso en el dorso, luego solo tapo con las sábanas de la cama a Camus para durmiera.

—Perdóname... No pude cuidarte, pero te prometo que no descansaré hasta que Aioria pague por todo lo que te hizo.—

Death dejo solo a Camus en su habitación, ya que no quiero interrumpir su descanso, fue a la sala y al sentarse sintió algo que lo molesto, fue ahí que recién recordó que tenía el sobre que se le había caído a Milo, lo trato de arreglar para ver que contenía.

Lo abrió y tan solo leer la primera parte hizo que la sangre se le subiera a la cabeza.

Para mi querido Camus:

Se que no deseas verme, de hecho después de todo lo que hice créeme que yo tambien me desprecio.

Es por eso que te escribo esta carta, tengo poco tiempo y se que un problema de años no lo puedo arreglar en horas, asi que te pido que leas la carta completa...

Te parecera imposible, pero tuve la oportunidad de regresar en el tiempo... En solo unos años mi futuro es una mierda sin ti, la oportunidad que nos dieron de vivir lo desprecio porque no te tengo a mi lado, se que tampoco te merezco, te hice daño de todas las formas posibles y no pude disculparme contigo.

No pude arreglar las cosas por dejarme dominar por el orgullo y las mentiras de Aioria, tuve que descubrir la verdad de la peor manera posible para darme cuenta de mi error. Y te perdí para siempre. Pero no importaba cuántas noches me arrepintiera no podía cambiar la realidad.

Hoy te pido que despiertes la llama de nuestro amor y regreses a mi, se que en ti queda un poco de amor, por eso dame la oportunidad de amarte como no tienes idea. Esta vez no te dejaré, aún si me mientes yo te creeré, seré tuyo por toda la eternidad... Solo déjame amarte una vez más...

Con amor, Milo un loco viajero del tiempo y tu amor fallido

—Maldito hijo de perra... Ahora entiendo tu extraño comportamiento... Tan solo ayer odiabas a Camus y hoy eres un loco enamorado.... Pero no te dejaré que cambies mi futuro con Camus...—

Death volvió a guardar esa carta y fue a la puerta del dormitorio de Camus, no dejaría que Milo se acercará a el, debía impedirlo hasta que regresara a su tiempo correspondiente.

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