Capítulo 4
Kassandra's POV:
Desperté algo desorientada en una habitación que no me sonaba de nada. Fue entonces que caí en la cuenta y recordé todo lo que había pasado esa mañana. ¿Qué hora sería? No lo sabía, pero si de algo estaba segura era de que me rugían las tripas y tenía muchas ganas de ir al baño.
Me levanté de la cama lentamente y salí de la habitación en busca del baño. La primera puerta que vi estaba abierta, las luces estaban apagadas, así que las encendí, viendo dos camas dentro y un armario, debía de ser la habitación de esos niños que vivían aquí.
Continué la búsqueda, y la segunda habitación que me encontré también tenía la puerta abierta. Me asomé, viéndole: su pelo rubio seguía estando igual de puntiagudo, y sus ojos azules descansaban encima de un niño de pelo castaño, que estaba absorto leyendo un libro.
—¿Cloud? —Al oír mi voz, su mirada celeste se clavó en mí, algo alarmado por verme.
—¿Kassandra? ¿Qué haces levantada? —Preguntó levantándose de su cama para acercarse a mí.
—Es que... —Me daba un poco de vergüenza reconocer que tenía que ir al baño. —Estaba buscando el baño y me he cruzado con tu habitación —expliqué, haciendo que a Cloud se le formara en el rostro una sonrisa divertida.
—Bueno, esta te la paso —me dijo, medio riendo. —Ven conmigo.
Finalmente, Cloud me llevó hasta el baño, así que le agradecí por su ayuda y entré, mas él se quedó en la puerta, esperándome.
—¿Cómo te encuentras? —Preguntó.
—Mejor —respondí, dormir me vino muy bien.
—Imagino que tendrás hambre, ¿quieres que te prepare algo? —Inquirió nuevamente Cloud cuando salí del baño, esto parecía más un interrogatorio que otra cosa.
—No hace falta, puedo preparar algo yo —le dije, algo nerviosa por su mirada fija en mí y la corta distancia que había entre él y yo.
No me había dado cuenta hasta ese momento, pero Cloud era mucho más alto que yo; seguramente él medía casi un metro setenta y cinco, mientras que yo apenas llegaba al metro sesenta. Os podéis imaginar que, si ya Cloud me imponía por su semblante y su personalidad, ahora al percatarme de la diferencia de altura lo hacía mucho más.
—Kass, ¿cuántas veces tengo que decirte que no estás en condiciones? —Al darse cuenta de que había usado un mote, Cloud rectificó: —Quería decir Kassandra, se me ha escapado.
La verdad es que la pureza de ese acto logró enternecerme, ¿se estaba avergonzando por llamarme por un mote sin mi permiso?
—Cloud, no me importa que uses un mote en vez de mi nombre, no te avergüences por ello —le dije amablemente.
—Está bien, pero no puedes hacer nada, ¿está bien? —Me dijo, señalándome con el dedo índice.
—De acuerdo —accedí, no muy conforme con eso.
Tras eso Cloud me llevó al comedor, donde Tifa se encontraba viendo la televisión. Al verme aparecer junto al rubio su rostro no reflejaba mucho entusiasmo que digamos. Entonces caí en la cuenta de algo: ¿y si ellos dos eran pareja? Porque de ser así, Tifa podría hacerse ideas que no eran.
Contra todo pronóstico, el semblante de Tifa cambió, y ahora me dedicaba una sonrisa:
—¿Cómo te encuentras? —Me esperaba cualquier cosa menos esa pregunta.
—Mejor que antes, mucho más —le respondí, sonriente también.
—¡Kassandra! —Una niña se acercó corriendo hasta mí, tenía el pelo castaño y lo llevaba recogido en una trenza larga, anudada con un lazo rosa. Sus ojos eran castaños y su sonrisa muy contagiosa, tanto que, cuando me abrazó, me hizo sonreír a mí también.
—Hola, pequeña —saludé lo más cordial que pude. —¿Cómo te llamas? No es justo que tú sepas mi nombre y yo no sepa el tuyo —le dije en un tono de falso enfado, medio riendo incluso.
—¡Marlene! —Se presentó. —Y ese es mi hermano mayor, Denzel —dijo, apuntando a un lado de mí, a un chiquillo que también tenía el pelo y los ojos castaños, acompañado de un semblante serio. Me recordaba a la cara de Cloud, y eso me hizo saber que, aunque el niño aparentara ser rudo, en el fondo era un trozo de pan.
—Encantada, Denzel —saludé al niño con una sonrisa en el rostro.
—Iré a ver si Cloud necesita ayuda —musitó tímidamente el pequeño.
Efectivamente, Cloud y Denzel eran muy parecidos, más de lo que yo me imaginaba.
—Son unas ricuras —le dije a Tifa, sin importarme que Marlene estuviera delante.
—¿Eso quiere decir que te caigo bien? —Saltó la pequeña, entusiasmada.
—Eso quiere decir que me caes más que bien, al igual que tu hermano —le respondí, aquellos niños merecían las mejores palabras posibles debido a su condición de orfandad. A ver, que Tifa y Cloud se ocupaban de subsanar eso, pero seguro que ellos dos, para los niños, eran como hermanos mayores, y un hermano nunca podría llegar a ser igual que un padre.
—¡Bien! —Exclamó Marlene, emocionada. —¡Tú también me caes muy bien a mí, y cuando vaya con Tifa a la iglesia te traeré flores para que te pongas mejor antes!
—¡Oye! ¡No chafes mi plan! —Intervino Cloud en la conversación bandeja en mano, siguiéndole el juego a la niña.
—¡Yo lo dije antes! —Replicó la pequeña, hinchando los mofletes.
—¡Yo soy mayor que tú! —Canturreó Cloud, para luego hinchar sus mofletes también, imitando a la niña.
—¡Pero yo soy mujer!
—Tiene buenos argumentos, Cloud —apoyó Tifa a Marlene.
—Eso es un golpe bajo, vais a por mí porque sois más —dijo un "herido" Cloud.
—¡Las mujeres dominaremos el mundo! —Dijo Marlene, riendo como si fuera una bruja mala de cuento.
—Solo espero que no nos quitéis nuestros derechos a los hombres —Intervino entonces Denzel riendo, quien había estado mirando la escena en completo silencio.
Todos los presentes estallamos en risas, sinceramente, nunca pensé que podría llegar a encontrarme en una situación así, no después de todo lo que he pasado.
—Espero que te guste, Kassandra —me dice Cloud, dejando la bandeja frente a mí.
Esta contenía un cuenco con arroz hervido y carne a la plancha, acompañada de un poco de verdura.
—Muchas gracias por la comida, Cloud —agradecí.
Estaba riquísima, mucho más de lo que yo pensaba que iba a estar. No sabía quién le enseñó a cocinar, pero quien quiera que lo hiciera hizo un gran trabajo.
—¡Esto está increíble! —Le dije al rubio, quizá solo era que llevaba mucho sin probar bocado, pero creo que Cloud realmente cocinaba muy bien.
—No es nada del otro mundo —respondió él, rascando su nuca.
—Kassandra —me llamó Marlene.
—¿Sí?
—Cuando termines, ¿juegas conmigo?
—Marlene, Kassandra debe guardar reposo —le dijo Tifa, apenando a la pequeña.
—¿No puede dibujar conmigo? —Preguntó, haciendo un puchero.
Cloud se disponía a hablar, pero me adelanté:
—Eso sí puedo hacerlo desde la cama —le dije, sonriéndole.
No me apetecía dormir, entendía que guardar cama sí era necesario, pero no dormiría a no ser que me muriera del sueño.
Y así fue, una vez que terminé de comer, Tifa recogió todo, ignorando mis quejas y diciéndome que regresara a la cama. Cloud y Marlene me acompañaron a la habitación; el rubio se mantenía a mi lado por si algo me pasaba, y la pequeña se hallaba en mi otro costado, agarrada de mi mano.
Cloud, una vez que me metí en la cama, me dejó a solas con Marlene, no sin antes decirle a la pequeña que, si algo me pasaba, fuera corriendo a avisarle a él o a Tifa.
—Cloud —llamé al rubio cuando se hallaba en la puerta, dispuesto a irse.
—¿Sí? —Dijo él, mirándome por encima del hombro.
—Muchas gracias, por todo —una sonrisa se formó en mis labios.
—No es nada —el tono de voz que usó era suave y amable, muy alegre.
Y, sin más, se marchó de la habitación. Marlene también se fue, pero volvió al instante con un montón de folios y también un estuche con colores.
—¿Quieres saber una cosa, Kassandra? —Comentó la niña.
—A ver, dime —le contesté, comenzando a trazar líneas en el papel.
—Creo que a Cloud le gustas.
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