Capítulo 13

Me quedé asombrada ante aquella sonrisa que me dio, jamás pude imaginar a Cloud con una expresión como esa, en la vida. Supuse que aún quedaba mucho Cloud por conocer, y que tomaría tiempo poder hacerlo teniendo en cuenta su personalidad.

Un rato después, tras tomarme la última cerveza de la noche, dejamos el bar más o menos decente, apagamos todas las velas menos una y fuimos hacia la casa juntos, dando tumbos a causa del alcohol y chistándonos para no hacer ruido con nuestras risillas tontas.

El rubio me acompañó hasta mi cuarto, ya que él llevaba la vela, y una vez que estuve acostada bajo las sábanas me dio las buenas noches y se dio la vuelta, dispuesto a marcharse.

Pero yo le agarré la muñeca, haciendo que se girara y me mirara extrañado.

—Quédate… por favor —pedí, no sabía si era el alcohol o el miedo a que mis pesadillas se hicieran realidad, o quizá una mezcla de ambas, pero sentía que necesitaba a alguien conmigo esa noche.

—Yo… —buscó él una excusa para irse.

—Por favor, solo esta noche —supliqué, tirando de él, haciéndole dar un traspié.

—Hazme sitio —accedió con un suspiro. —¿Te importa si me quito la camiseta? Estoy acostumbrado a dormir así —explicó, se le notaba un poco cortado.

—Ponte cómodo, no me importa —asentí.

Y así fue, Cloud se quitó la camiseta, apagó la vela y se metió en la cama junto a mí. Estábamos cara a cara con el otro, y pese a la oscuridad del cuarto podía ver perfectamente sus ojos.

—Son así por el mako —comentó, desviando la mirada.

—Lo sé —asentí, todos los de mi tribu teníamos los ojos como él, ojos de mako.

Cloud pareció sorprendido ante mi respuesta, pero no preguntó por qué lo sabía, cosa que agradecí.

—Me gustan mucho estos días lluviosos —admitió.

—A mí también, pero no me puedo mojar —comenté, apenada. Pese al miedo a las tormentas, la lluvia también me gustaba.

De golpe el sueño vino a mi, arrollándome como un camión a toda velocidad, haciendo mis ojos pesados y mi mente nublosa.

—¿Por qué? —Fue lo ultimo que escuché antes de caer profundamente dormida.

Cloud’s POV:

Estaba realmente confundido con lo último que dijo, y también decepcionado por lo rápido que se había quedado dormida. Negué con la cabeza y no se lo tomé en cuenta, era muy tarde y ella iba muy borracha.

No pude evitar quedarme mirando a Kass por un rato, se veía tan tranquila y relajada durmiendo que no pude evitar que una sonrisa de satisfacción adornara mi cara. Quizá yo también me había pasado con el alcohol después de todo.

A veces seguía sintiéndome aterrado por sus ojos por culpa del recuerdo de Sephiroth, pero el saber que él jamás volvería me tranquilizaba.

Más de una vez me compadecía de Kassandra por el tema de las pesadillas, ya que yo también tuve una época horrible en que no podía pegar ojo por culpa de los malos sueños. Noche tras noche él me atacaba, ya fuera directamente a mí o a cualquiera de mis seres queridos. Recuerdo que despertaba sudando frío y temblando, con los ojos cristalizados.

No sabía cuánto tiempo había pasado, ni siquiera era consciente del momento en que caí dormido, pero el grito de Kassandra me despertó repentinamente, asustándome.

Me incorporé en la cama y le miré preocupado, poniendo mi mano en su espalda, empapada en sudor. Pasé saliva y decidí lanzarme a atraerla hacia mi, abrazándola.

—No es real, no puede hacerte daño —intenté calmarla, Kass estaba temblando como un flan en mis brazos.

Odiaba eso, verla así me dolía de sobremanera y ni siquiera entendía del todo por qué. La mantuve así hasta que la noté totalmente calmada, acostándonos acto seguido.

Pero ella volvió a mis brazos, aterrada. Me sentía extraño de esa manera, pero finalmente cedí y la abracé una vez más, ella necesitaba aquello, y yo, sabiendo lo que era no poder dormir por culpa de las pesadillas, le di cobijo. Ella necesitaba un lugar seguro, y a mi no me importaba mucho dárselo.

—Lo siento —susurró contra mi pecho, intentando separarse. No la dejé.

—Está bien, este es tu lugar seguro —no estaba del todo seguro de mis palabras, pero ella lo necesitaba. —Duérmete Kass, necesitas descansar —insté, empapándome del olor afrutado que desprendía su pelo.

No protestó, simplemente se relajó y a los pocos minutos se durmió profundamente de nuevo.

Me quedé con la mirada puesta en ella nuevamente, incluso me atreví a apartar un mechón de su rostro. Cada vez disfrutaba más de estar junto a ella, y temía que algo malo le pasara.

Sin poder evitarlo el recuerdo de Sephiroth vino a mi mente otra vez, sonriéndome con maldad y diversión, amenazando con hacerle daño a Kass. Sacudí la cabeza, alejándole de mi mente, él ya estaba muerto, y nada ni nadie le haría daño a la castaña, no lo permitiría.

Poco tiempo después de aquello yo también caí dormido, teniendo un extraño sueño.

—¡Cloud! ¡Cuánto tiempo tío! —No podía ser, esa voz…

—¿Zack? —Y entonces le vi, él estaba ahí, de pie ante mi, sonriente.

Estaba igual que aquel último día, el uniforme de Soldado, los ojos azules brillantes y la cicatriz en el lateral de la mandíbula junto con su pelo negro peinado hacia atrás y el mechón que le caía en la cara. El Zack de siempre, mi mejor amigo.

No pude contenerme y le abracé, le había echado de menos.

—¿Cómo? ¿Por qué estás aquí? —Pregunté, era cierto que lo había visto en sueños antes, pero esto era distinto.

—Escucha Cloud, escucha —me frenó, agarrándome por los hombros y fijando su mirada en mis ojos. —Mantente con ella, y demuéstrale que puede confiar en ti. Tienes que abrirte y dejar de ser tan reservado, ¡prueba a ser como yo! —Me palmeó la espalda riendo.

—No entiendo, ¿estás aquí para decirme que...?

—Sí, para que te ligues a esa tal Kass —asintió. —El problema es que esa chica tiene algo más, y necesita tener mucha confianza contigo para contarte todo.

—Yo…

—¡Suerte!

—¡Zack! ¡Espera!

Pero antes de que pudiera decir nada más, Zack había desaparecido, dejándome solo.

Desperté a la mañana siguiente por los rayos de sol que se filtraban a través de las cortinas. Por fin había parado la tormenta. Me dolía un poco la cabeza y la luz no ayudaba demasiado, así que con un gruñido me intenté levantar.

Pero había un peso desconocido en mi pecho: Kassandra. Fue entonces que un pequeño flashback de ella cogiéndome la mano y pidiéndome que me quedara llegó a mi mente, como un fogonazo.

—Cierto —susurré, intentándome quitar a la chica de encima con sumo cuidado para no despertarla.

Pero fallé, ya que Kass se despertó igualmente, mirándome confundida.

—¿Cloud? ¿Qué? ¿Cómo? —No se acordaba de nada debido a todo lo que había bebido.

—Me suplicaste que durmiera contigo, intenté negarme, pero se conoce que el alcohol te hace muy insistente —comenté, viendo como sus mejillas se ponían más rojas que dos tomates bien maduros. —Tranquila, no hicimos nada —quizá eso le preocupaba.

—No estaba pensando en eso, eres demasiado reservado como para piropearme siquiera —le miré por encima del hombro ya que me había sentado en el filo de la cama.

—Como si tu fueras la chica más abierta del mundo —me levanté y recogí mi camiseta del suelo, poniéndomela. —Bajemos a desayunar, de seguro Tifa está esperando.

—¿Has visto la hora? —Señaló ella el reloj de la mesita de noche, era mediodía.

Chasqueé la lengua, prometiendo no volver a formar parte de una fiesta de estas dos.

—Tranquilízate, es Domingo —Kass se había levantado y había puesto una mano en mi brazo.

—No estoy estresado, es solo que no me gusta dormir tanto —admití, yendo hacia la puerta. —Te espero en el bar.

Y abandoné la estancia, yendo a mi habitación a por una muda de ropa limpia y metiéndome en el baño acto seguido, dándome una ducha de agua fría. Necesitaba pensar y buscarle un buen significado al sueño que había tenido con Zack.

¿Realmente era él? ¿Mi subconsciente? ¿Un poco de ambos? El mensaje tampoco era tan críptico, pero no entendía que era eso de que Kass tenía algo más, ¿qué significaba eso? ¿Que lo de que era una sirena era cierto?

—No, imposible —me dije a mí mismo, cerrando el grifo y saliendo de la ducha, envolviéndome una toalla en la cintura.

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