Capítulo 1
Cloud's POV:
Me encontraba, como siempre, en el 7th heaven, el bar/hogar que Tifa y yo compartíamos junto con los niños. No había mucho que hacer, además de que las cosas ya estaban tranquilas en Midgar. La de pelo negro no se encontraba en casa, sino que había ido a cuidar de las plantas de la iglesia de Aerith, solo que hoy había ido sola, ya que Marlene se había quedado dormida.
—¡Cloud! —Tifa había vuelto, y ante su llamada, algo desesperada, me levanté del sofá.
—¿Pasa algo, Tifa? —Pregunté, algo preocupado.
—Coge la moto y vámonos a la iglesia —escuchar eso me heló la sangre.
—¿Le ha pasado algo? —Ella negó con la cabeza. —¿Entonces por qué tanto alboroto? —Volví a la carga, ¿por qué Tifa estaba tan nerviosa?
—Es mejor que lo veas por ti mismo —se limitó a responder.
Ante tanta insistencia, lo único que hice fue asentir con la cabeza y salir prácticamente corriendo del lugar, en busca de mi moto. Tifa se subió de paquete y apenas sus pies dejaron de tocar el suelo yo ya estaba dándole al acelerador.
En todo el camino a la iglesia no pude dejar de pensar en qué era lo que estaba pasando y por qué Tifa había vuelto tan alterada. Ella dijo que no le pasaba nada a la iglesia, pero entonces, ¿qué pasaba realmente? ¿Por qué no me dijo lo que vio?
—Tifa, me tienes en ascuas —le dije gritando, si no lo hacía ella no me escucharía con el sonido del aire.
—Ya lo verás cuando lleguemos, una imagen vale más que mil palabras.
Ansioso, le di más potencia al vehículo, debía llegar cuanto antes a la iglesia y ver qué era lo que me esperaba ahí.
Cuando por fin el trayecto terminó, me bajé de la moto y corrí adentro del edificio. No entendía nada, todo estaba como solía estar. Miré a Tifa, y ella señaló al suelo.
Y entonces la vi: una joven de cabello castaño largo, vestido azul cielo y complexión media. Estaba tirada boca abajo en el suelo de madera de la iglesia, así que no le podía ver la cara. De igual forma corrí hacia ella y me tiré al suelo para ponerla boca arriba. Tomé su mano y busqué su pulso, el cual era lento. Se notaba que le costaba respirar, estaba al borde del colapso.
—Tifa, ve a la caja de materia y dame una cola de fénix, ¡rápido! —Ordené, no iba a perder a más gente entre mis brazos. —Quédate conmigo, por lo que más quieras —rogué mientras que la pelinegra iba a por lo que le había pedido.
—Aquí tienes, Cloud —dijo Tifa extendiéndome lo que le había pedido.
Agarré la pluma, se la puse en la frente a la chica y pronto el objeto comenzó a hacer su trabajo. Instantes después, la desconocida abrió lentamente sus ojos, dejándome en shock: tenía los ojos de un tono aguamarina muy intenso, pero eso no era lo extraño, sino que su pupila era similar a la de un gato.
Tenía ojos de SOLDADO.
Al ver esto me sobresalté, ¿cómo podía tener esta chica esos ojos? Shinra fue derrocada hace ya más de dos años. ¿Se habían reunificado? De ser así, ¿no aprendieron la lección? Lo peor de todo fue que a mi cabeza acudió el terrible recuerdo de Sephiroth.
—¿Quiénes sois? —Me sacó de mi trance la chica, quién sonaba alarmada.
—Tranquila, estamos aquí para ayudarte —habló Tifa por mí al ver que no me salían las palabras. Ella también había visto los ojos de la joven.
—Tifa está diciendo la verdad —atiné a decir por fin. —De hecho, acabamos de salvarte.
—Yo... —se le notaba confusa. —Muchas gracias entonces —tras decir eso, y al darse cuenta de que se encontraba prácticamente sobre mi regazo, se alejó de mí, dispuesta a levantarse e irse.
—¡Espera! —Decidí pararla ya que vi que aún tenía heridas en brazos y piernas. —No puedes irte herida, déjanos ayudarte, por favor.
Ella se quedó pensativa, y también algo cabizbaja, mas sin decir ni una palabra se levantó y negó con la cabeza.
—Puedo cuidarme sola —respondió para luego ponerse en pie, dispuesta a marchar.
Pero yo no la iba a dejar ir tan fácilmente, esa chica necesitaba ayuda, le gustara o no.
—Oye —intervino Tifa. —No sé de qué o de quién huyes, pero si es de lo que yo pienso, puedes estar tranquila, no formamos parte de ellos y esa compañía desapareció hace ya más de dos años.
En ese momento, la castaña se quedó estática, procesando las palabras de Tifa en un estado de shock.
—No te haremos daño, de verdad que no —decidí hablar yo mientras me ponía en pie, con el tono más amigable que pude encontrar. La verdad es que nunca se me había dado muy bien eso de socializar.
La chica se giró y nos miró por unos instantes que me parecieron eternos. Finalmente, se acercó de forma torpe hasta mí y extendió su mano hacia mi persona.
—Kassandra Kane.
—Cloud Strife —respondí tomando su mano, la cual tenía un tacto un tanto diferente al de la piel humana. —Ella es Tifa, Tifa Lockhart
—Un placer —respondió Kassandra soltando mi mano.
—Llévala a casa, yo iré en un rato —le dije a Tifa, quería meditar un rato en la iglesia.
—De eso nada, yo ese trasto tuyo no lo toco, Cloud —se negó la de pelo negro. —Llévala tú y luego si quieres vuelves.
Solté un suspiro pesado, pero me di cuenta de que era lo mejor, ya que Tifa no se manejaba del todo bien con Fenrir y las heridas de Kassandra necesitaban atención.
—Te veo en casa —respondí yendo en dirección a la salida, con Kassandra a mi lado, quien andaba con cierta dificultad.
—Malditas piernas... —escuché que maldecía en tono bajo, pero no lo suficiente bajo para mis oídos.
No sabía qué hacer, si cogerla yo mismo en brazos o dejar que se apañara sola. No sabía cómo se lo iba a tomar, ni siquiera si ella quería que la ayudara o no, pero en vista de que realmente le costaba andar, decidí acercarme a Kassandra y agarrarla por la cintura, pasando su brazo por mis hombros para que se fuera apoyando en mí.
—Cloud, no es...
—No me digas que puedes sola, sabes tan bien como yo que no es así —le corté.
Kassandra agachó la cabeza, dándome así la razón.
Una vez que llegamos junto a la moto, ayudé a Kass a subir para luego subir yo. Se le veía con algo de miedo, quizá no había montado en moto nunca.
—Estarás bien, ¿vale? —Intenté tranquilizarla, se veía como un cachorro asustado. —Iré con cuidado, pero si te agarras a mí es mucho mejor —aconsejé, a lo que la castaña asintió.
Y dicho y hecho, arranqué la moto y conduje de vuelta a la ciudad a una velocidad prudente para que Kassandra no se asustara.
Una vez en el bar, llevé a Kassandra a la parte de atrás, donde se ubicaba la casa, y Marlene y Denzel salieron a recibirnos.
—Ahora no chicos, después podréis estar con nosotros todo lo que queráis, pero ahora mismo tengo que cuidar de Kassandra, ¿vale?
—¿Lo prometes? —Inquirió Marlene.
—Te lo prometo pequeña.
La niña, al igual que Denzel, me dedicó una sonrisa y se fue de allí, así que llevé a Kassandra a una pequeña habitación de invitados que teníamos.
—No es gran cosa —le dije al abrir la puerta, —pero creo que es suficiente para cubrir necesidades.
—Tranquilo —habló ella, fascinada por la diminuta habitación.
¿Cómo podía estar asombrada por un cuarto que sólo disponía de una cama, una pequeña cómoda y una mesita de noche? ¿Con tan poco era feliz esta chica?
Realmente la actitud de la joven me tenía intrigado, pero lo que más me preocupaba eran sus ojos, esa mirada felina Mako. Tenía que descubrir por qué eran así, pero sobre todo tenía que descubrir su procedencia y pasado.
Pero había un pequeño problema: ella no iba a contarme nada, ¿o sí?
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