Capítulo 7
Su mano impactó contra el colchón con furia.
Apenas había despertado unos minutos atrás cuando todas la imágenes de lo sucedido le golpearon. Aquellos omegas posiblemente le habían drogado para que firmara aquel maldito contrato. Todo aquello de que tenía opción a decir que no solo había sido un sueño inalcanzable.
— Joder.
Se incorporó, aún algo mareado, sosteniendose el rostro entre las manos. Quería gritar o quejarse, pero ¿no era acaso él un alfa macho? ¿Qué había esperado? ¿Que unos omegas fueran amables mágicamente con él? Eso no era posible, él solo era lo más bajo de la sociedad.
Tras unos segundos respirando profundamente para calmarse e impedir que lágrimas se deslizaran por sus pómulos, salió de la cama, observando la pequeña bandeja junto a un documento que ya había visto.
Suspiró yendo hacia la mesa, tomando en su mano la manzana y frotando éstas contra su ropa antes de darle un mordisco. Fulminó con la mirada aquel estúpido montón de hojas y se resignó en leerlo. ¿Qué otra cosa podía hacer si no? Al ser un alfa macho no importaba si iba ante un juez, no le iban a dar credibilidad y si así fuera, los omegas ganarían ya por su posición o dinero.
Se frotó la sien y tomó el documento, apoyándose contra la mesa y procediendo a leer. Con cada palabra que pasaba ante sus ojos más usado y furioso se sentía.
— Me quieren usar para tener bebés — JungKook se rió sin gracia —. Es lo único por lo que los alfas macho seguimos vivos después de todo. Nuestro esperma nos salva la miserable vida que llevamos — se lamentó.
Sus ojos recorrieron las condiciones. Su boca secándose ante las oraciones allí escritas. No solo tenía que vivir con los omegas, sino que debía acostarse con ellos tantas veces hasta que ambos quedaran embarazados.
— ¿No pueden simplemente inyectarse mi esperma y ya? — volvió a lamentar, apretando las hojas.
Continuó con la lectura, deteniéndose abruptamente en la parte que hizo que su corazón se encogiera. No podía conocer a sus hijos.
Arrugó el documento en su mano y lo tiró a algún lugar de la habitación. Su respiración estaba acelerada y gruesas lágrimas descendían hasta romperse en el suelo. La opresión en su pecho al saber que no podría conocer ni tener relación con sus propios hijos hizo que su parte más animal se lamentara, aullando en su interior por el dolor.
* * *
Solar llegó horas después. Entrando en un sigiloso movimiento y trayendo consigo una bandeja con un vaso de agua y la medicina que aún tomaba. Jeon la observó de reojo mientras se movía como cada vez, ajena posiblemente a lo que sus jefes le habían hecho o quizás era una cómplice que tenía que ganarse su gratitud.
— ¿Lo sabías? — preguntó crudamente.
La omega se giró hacia él, llevada por el sonido de su voz, pero no se exaltó por el tono.
— ¿Qué cosa, JungKook?
— Lo del contrato.
La omega frunció el ceño y se acercó a él, deslizándose al lado suyo.
— No sé bien a qué te refieres. No sabía que los señores Park y Kim estuvieran buscando a un alfa para trabajar aquí.
JungKook suspiró. Ella no parecía saber nada de aquello si su voz era tan trasparente como parecía.
— ¿Puedes no decirles lo que voy a contarte?
Solar acarició su espalda como todas aquellas veces en las que él había llorado silenciosamente recordando a sus padres.
— Claro, JungKook. ¿Qué pasa?
— Ellos me van a usar para tener bebés. — confesó con su voz algo rota en la última palabra — Y jamás podré conocerles. Lo que gano con esto es una suma de dinero exorbitante.
— Oh. Ellos... — ella cayó por unos segundos antes de encontrar las palabras adecuadas — creí que habían dejado eso atrás. Un par de veces les escuché hablar sobre ello, pero no pensé que... oh por la luna.
Jeon se apoyó apenas en el cuerpo de la omega, sintiéndose levemente confortado por las caricias que ésta le daba y simplemente por su presencia. No estaba tan solo en aquel lugar.
— Es para lo que los alfas macho servimos, Solar — fue la primera vez que la llamó por su nombre — . No es culpa tuya que estés metida en esto. Te agradezco mucho que me cuides y que seas una compañera, no, una amiga en este lugar.
— Lo lamento tanto, JungKook. No puedo hacer nada contra ellos, pero... estoy aquí para lo que necesites. Esa estúpida cadena de poder no ayuda a nadie, solo provoca rencor y odio, cuando se debería aprender del pasado y no cometer los mismos errores, buscar un sistema justo e igualitario.
Si más personas pensaran como tú, pensó él, más calmado, pero atemorizado ante el futuro que le esperaba.
Ahora, les pertenecía.
Holis. Este capítulo es algo más corto y pone fin a la primera parte de esta historia. Ahora se viene lo bueno: la convivencia de estos tres lobitos.
Espero les guste y disfruten. Les quiero.
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