Capítulo 6


JungKook no podía quejarse realmente. Durante todo el tiempo que permaneció en cama, Solar se había encargado de sus necesidades físicas y psicológicas, ofreciéndole no solo comida que podía tolerar, sino también siendo su apoyo y compañía cuando se sentía solo y triste.

Como habían mencionado, las pocas cosas que mantenía en el refugio habían sido traídas y colocadas en la habitación. Aún no había tenido oportunidad de hablar nuevamente con los omegas y menos aún de entender la situación. Por más que le daba vueltas no lograba alcanzar ninguna conclusión y el sentimiento de estar atrapado no dejaba de ahogarle hasta los bronquiolos.

Parado frente al espejo, se observó a sí mismo. Su piel había obtenido un color más saludable, influenciado por la dieta y el ejercicio que realizaba casi a diario. Ya no estaban allí las prominentes ojeras producto de las noches sin dormir, ni ningún hematoma en su piel. Su cabello incluso estaba algo más corto, limpio y peinado en una pequeña coleta. No recordaba cuando había sido la última vez que había tocado su pelo, encontrándolo sedoso al tacto. Alzó la mano para tocar el espejo, deslizando ésta mientras recorría el torso desnudo de su reflejo. Sus costillas estaban completamente sanas, había tomado peso e incluso allá donde había sido apuñalado ya solo quedaba un viejo recuerdo apenas notable. Le sorprendía incluso encontrar algún rastro de unos abdominales aún en proceso. ¿Qué tanto había cambiado?

Jeon sabía que se veía diferente, pero seguía siendo el mismo. Seguía siendo un alfa, el más bajo en la cadena de poder, un hombre sin familia y un niño traumado por su pérdida. También aquel joven que había logrado sobrevivir por largos años y el mismo que había renacido tiempo atrás, incitado por las manos de dos omegas.

Se giró, dándole la espalda al reflejo. No podía dejarse llevar por lo que veía. Él seguía en cautiverio, atrapado en aquellas instalaciones tan lujosas. Cualquiera en su posición no se quejaría del trato. Obtenía buenas comidas, tenía para sí mismo una enorme cama cómoda, agradables y frescas sábanas, suaves mantas para las noches de más frío, tampoco es que no pudiera pasear por el invernadero superior o que no tuviera acceso a aquellas cosas llamadas internet y televisión. Tenía todo al alcance de la mano mientras se mantuviera dentro del apartamento. Pero no era aquello si no ¿una jaula de oro?

— ¿Está todo bien?

Se sobresaltó. No había escuchado a Solar entrar ni siquiera abrir la puerta del baño. Ella le revisaba constantemente y aunque no era necesario, de vez en cuando mantenían una agradable charla mientras compartían una taza de chocolate caliente.

— Sí. Solo estaba divagando.

— El señor Park y el señor Kim te esperan en el comedor.

Asintió manteniendo su mirada hacia su pies mientras formulaba un gracias apenas audible y dejaba que la omega saliera del lugar. Desde hacía días había temido que llegara aquel momento, aquel en donde despertaría de su sueño y se enfrentaría a la realidad, descubriendo las verdaderas intenciones de los omegas.

Salió sin apresurarse. Realmente agradecía que Solar fuera ciega, pues en muchas ocasiones se encontraba completamente desnudo, como en aquel momento. Revolvió su cabello mojado y abrió el primer compartimento del sifonier, tomando un par de bóxer negros. Luego tomó una camisa blanca y unos pantalones de chándal del armario. Le habían proveído de una multitud de prendas sobre las que no podía realmente opinar si le gustaban o no. Nunca había visto tantas disponibles para él.

Suspiró y se dio ánimos antes de ir al encuentro de los omegas. Era la hora de la verdad.

Plantado frente a la doble puerta que daba acceso al comedor, Jeon tocó delicadamente, pero lo suficientemente fuerte como para ser notado, esperando pacientemente que se le diera permiso. Sabía su lugar y cómo actuar respetuosamente.

— Adelante.

Tomó el pomo de una de las puertas y la abrió lo suficiente como para deslizarse en el interior. Le chocó la visión de la mesa puesta para tres y más de ver a los omegas sentados, esperándole para iniciar a comer o al menos esa era la impresión que daban.

— Hola — saludó con una reverencia corta y acercándose a la mesa, sin saber muy bien dónde colocarse.

— Buenas, JungKook. ¿Por qué no te sientas delante nuestra? — le sugirió el omega rubio.

Asintiendo se trasladó hasta el lugar, tomando asiento y tratando de mantener a su acelerado corazón a raya. No era el momento para que los nervios le dominaran.

— ¿Querían hablar conmigo?

— Sí, pero primero comamos. Solar nos ha dicho que ya puedes digerir bien la mayor parte de los alimentos. 

— Es todo gracias a los cuidados que me han dado en este casi año. — le resultó interesante que el castaño hablara mientras devoraba un trozo de filete.

— Uhum, es verdad ya han pasado casi 12 meses desde que te encontramos. — se le entendía bien a pesar de tener comida en la boca — El tiempo pasa muy rápido.

Hasta allí quedó la conversación, el resto del tiempo el alfa se dedicó a comer en silencio y responder con monosílabos antes las preguntas de los dos omegas. No era su lugar ni posición mantener una amena charla con dos hombres que estaban en lo más alto de la cadena de poder.

Cuando el postre llegó, todo pareció tornarse más serio. El rubio saboreaba una mousse de chocolate al momento en el que TaeHyung se incorporó para dejar frente al alfa un documento grapado.

— Como te comentamos. Redactamos un contrato para hacerte saber qué queremos de ti y cuánto dinero te ofrecemos a cambio.

Jeon leyó un poco el inicio del documento, pero sus ojos instintivamente se centraron en aquel número seguido de varios ceros que resaltaba en negrita al final de la primera página. Bebió de té negro que le habían dejado solo porque necesitaba que el calor ayudara a bajar el nudo en su garganta. Era una suma con la que jamás habría podido soñar.

— Creo que es difícil de rechazar. Con ese dinero no tendrías que preocuparte de nada de aquí a... nunca. — rió JiMin.

JungKook desvió la mirada solo un segundo en su dirección, lo cual le mareó levemente. ¿Qué demonios? Se llevó una mano a la frente, un sudor frío empezaba a recorrerle el cuerpo y apenas fue consciente de que TaeHyung se encontraba a su lado, tocándole el hombro y preguntándole con voz apacible si se encontraba bien. Quería responderle, pero su voz parecía haber muerto en las profundidades de su interior. El mareo parecía ser mayor a cada segundo, todo parecía perder su enfoque.

— Solo tienes que firmar. — la dulce voz de JiMin acarició su oído.

— Sí, solo una firma. — en su mano apareció una pluma justo cuando las palabras de TaeHyung, roncamente resonaban en su mente.

Su mano se movió sola, inducida por las palabras de ambos omegas y se desplazó hasta el lugar donde debía firmar. JungKook sabía que no había leído el contrato. ¿Qué tenía que hacer? ¿Cuáles eran las condiciones? ¿Y las cláusulas? Parecía haber muchas de ellas. Pero ¿por qué no podía detener el movimiento de su mano sobre el papel?

— Eso es, Jeon.

— Ahora eres nuestro.

Todo su mundo giró y pronto la oscuridad le tragó.

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