Capítulo 1
Las manos del castaño serpenteaban a lo largo del delicado, pero esbelto cuerpo del contrario. Sus labios adoraban las prominentes protuberancias marrones de su pecho, chupándolas en su boca y tirando levemente provocando que el rubio gimiera bajo. Las piernas permanecían enredadas aún con su ropa medio desperdigada, pues el pequeño lugar no permitía que pudiera desprenderse de ellas por completo. Una de las manos de Kim viajó hasta aquel lugar dulce que necesitaba llenar con tanta urgencia y que ya estaba completamente mojado por los minutos previos de besos, caricias y chupetones. Podía sentir los dedos contrarios en su cabellera, a veces tirando debido a la intensidad con la que sentía todas y cada una de las atenciones que el brindaba a Park. El omega bajo él le volvía completamente loco, a tal punto que sentía que el calor en el pequeño lugar estaba sofocándole más de lo que sentía hacía su propio cuerpo. Y es que la temperatura había aumentado progresivamente de camino a casa, cuando Park había deslizado una de sus manos a la entrepierna de Kim, comenzando un juego que había acabado con el rubio tomando la polla del menor en sus rosados labios. TaeHyung se había obligado a mantenerse lo suficientemente cuerdo como para no chocar y llegar a casa sanos y salvos, pero JiMin había realizado tan buen trabajo, que dejaron atrás la opción de subir a la habitación, uniéndose en el asiento trasero del auto para continuar, saciándose el uno en el otro.
Kim alzó su rostro levemente para poder mirar a Park, tan perdido en las sensaciones de los largos dedos del castaño en su interior que apenas podía registrar nada más. Sonrió de medio lado mientras ascendía de su pecho a su rostro, terminando por besar aquellos belfos mientras sus dedos se encargaban de pulsar aquel punto dulce dentro de Park. Sin embargo, tras unos minutos de besos en los que ambos se quedaron sin aire, TaeHyung sacó sus dedos, llevándoselos a su boca, chupando mientras gemía probando el sabor de su pareja, lo que provocó que Park se abalanzara sobre él casi sin cuidado, intercambiando posiciones y apenas en unos segundos tomando la polla del menor y guiándola a su entrada, terminando de meterla en una sentada que hizo que ambos gimieran fuerte y sin pudor. El rubio no esperó, pues su cuerpo se amoldaba al del contrario a la perfección, a lo que comenzó a saltar sobre las caderas contrarias. El castaño gruñó por lo bajo, colocando sus manos en las caderas contrarias, ayudándole a subir y bajar en su longitud. Le gustaba que JiMin le necesitara tanto como él lo hacía. Simplemente eran perfectos el uno para el otro.
Los cristales tintados se encontraban completamente empañados, el coche se movía al son de las embestidas y la oscuridad de la calle ocultaba a ambos amantes. JiMin se agarraba con la poca fuerza que ya tenía a la puerta del auto, mientras TaeHyung sin descanso empujaba en su interior, con rudeza y a un ritmo frenético, ambos tan cerca del orgasmo... que cuando llegó se desplomaron por la fuerza del mismo. Había sido como una gran huracán, empujándoles al mayor límite y dejándoles sin respiración. La carga de esperma manchó las ropas de rubio junto al asiento y su propio pecho, mientras que su interior acumulaba la carga del menor, quien sentía escurrir por sus piernas el lubricante que su cuerpo había producido y no se había aprovechado, no en aquella ocasión.
Y aunque permanecieron por largos minutos allí, abrazados, con sus corazones latiendo desenfrenados, sabían que necesitaban más. Desde hacía unos meses ambos lo habían notado, aquel sutil cambio cuando mantenían relaciones, esa necesidad de tener algo más, pero que no podían darse el uno al otro debido a lo que eran: omegas.
TaeHyung era el primero que había sacado el tema, un día mientras veían una aburrida película tras tener una intensa sesión de sexo. Su pecho se había oprimido al ver la reacción del rubio, pero solo malentendiéndolo hasta que JiMin le había confesado que se sentía igual, que quería poder formar una familia con él y que odiaba que no pudieran por ser ambos omegas. Kim había llorado, abrazado por su pareja, culpándose levemente por no ser un estúpido alfa, siendo regañado a la vez por el rubio ya que él el amaba por quién era, no por su género.
Después de ese día, las veces en que tenían relaciones se sentían mejor, pero la necesidad de tener familia no desaparecía y es que lo deseaban, ya no solo en el sentido más primitivo, sino porque a sus ya casi 30 años se imaginaban con uno o dos pequeños correteando de aquí a allá, eso provocaba que sus corazones se hincharan ante la ilusión de alguna vez cumplir aquel sueño.
JiMin había mencionado en alguna ocasión cuál era la solución al problema, pero ambos se estremecían ante la idea de tener que acostarse con alguien más, en concreto con algún alfa macho, aquellos que se encontraban en lo más bajo de la cadena. Ellos, como omegas macho, se encontraban en el lado opuesto, en lo más alto, debido a su rareza. Aún sabiendo que aquella era la única posibilidad, ambos la habían desechado después de conocer a unos cuántos alfas macho de buena posición económica, los que básicamente estaban más cercanos a su entorno, pero todos habían resultado ser unos completos imbéciles que buscaban ascender en la cadena.
La pareja desde entonces había desarrollado una adversidad por los alfas macho por aquel motivo y más si se le sumaba que ellos eran los únicos que podían hacer su sueño realidad, ese pensamiento les enojaba.
Kim terminó retirándose del interior del rubio y cayendo a su lado, ayudándole a incorporarse. El silencio y sus respiraciones llenando sus oídos mientras se abrazaban y dejaban castos besos en las mejillas y hombros del contrario.
— Deberíamos hacerlo, Tae.
— ¿De qué hablas, Ji?
— Buscar un alfa macho. — suspiró — No hablo de esos tipos que conocimos, pero sí alguno... no sé ¿de la calle? Que esté en una posición en la que no pueda negarse.
— Quieres usar a uno a nuestro antojo.
— ¿No es eso lo que ellos hacían en el pasado? — el rubio le miró seriamente — Cuando la cadena no era como ahora, por eso somos tan pocos los omegas macho. — bufó — Cuanto más dejamos que esto no nos afecte... más ocurre. Buscar a un alfa macho es lo único que solucionará el problema y — tomó a Kim de las mejillas — estoy cansado de ver esa mirada triste en tu rostro. Eres muy malo ocultando lo que sientes, Tete.
El omega menor rió por lo bajo. No era que fuera malo ocultando lo que sentía, sino que Park sabía leerle como si fuera un libro abierto.
— Entonces, buscamos a un alfa macho y luego ¿qué? ¿Quién se embaraza? ¿Soportaremos tener sexo con alguien más? — se estremeció.
— Había pensado — sonrió pícaro mientras uno de sus pequeños dedos acariciaba el pecho del menor — en que ambos nos quedáramos embarazados y que no sé tuviéramos un trío con ese despreciable alfa. Podemos divertirnos mientras eso pasa ¿no? ¿No me ves capaz de tener toda tu atención mientras él te penetra? — el rubio expandió las piernas del contrario buscando con sus dedos la entrada de éste y metiendo dos de una vez.
— Mierda, JiMin.
El nombrado rió antes de besarle, ambos sabiendo que con ello sellaban la idea, pero dejando aquel tema para el día siguiente, pues lo que en aquel momento era más importante era otra cosa. TaeHyung gimió pidiendo por ser follado y Park no tardó en concedérselo, le gustaba que le rogara por aquello.
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