Parte única.

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El sol se estaba ocultando, el cielo se coloreaba de tonos cálidos, e iluminaba el Ryoukan.

El escritor y su fiel amigo se encontraban haciendo cada uno sus cosas. O bueno, uno escribiendo y el otro viendo su teléfono.

Hasta que al castaño se le ocurrió la magnífica idea de hablar.

—Oye Mushi, se me ocurrió la magnífica idea de—

—YA YOKOMIZO CÁLLATE UN RATO POR FAVOR.— exclamó el azabache saliendo de su teléfono.

El ambiente se tornó algo incómodo y el castaño tuvo una idea.

Lo pensó una, dos...tres veces.

Tomo aire.

—Entonces cállame.— Le sonrió algo atrevidamente.

El contrario lo miro serio. —¿Cómo demonios voy a hacer es- oh..— se dio cuenta.

Se estaba carcomiendo.

—Bueno, retracto lo dicho, yo- — Y fue entonces que el castaño sintió unos labios siendo presionados contra los suyos.

No iba a mentir, Mushitaro se movía bien, abrió su boca y sintió como su lengua recorría todo el lugar sin problema. Soltó un gemido ahogado.

Los dos cayeron al piso mientras Mushitaro seguía besándolo. Rompió el beso y se desabotonó la camisa, la tiro a Dios vaya saber dónde y recorrió su cuerpo.

Era algo delgado, suave. Lo desvistió con ganas sintiendo como el castaño se tapaba la cara.

Iba a perder lo poco de dignidad que le quedaba.

Cuando Mushitaro descubrió el torso de Seishi, lo contemplo por unos segundos. La imagen del escritor tapando su cara con el brazo derecho y su respiración siendo agitada era una imagen que por nada del mundo se la iba a quitar de la cabeza.

Recorrió su torso desnudo y depositó besos en su clavícula.

Entonces tenía un plan.

Fue hacía su pecho y tomó uno de sus pezones.

¿Qué iba a hacer? Lo iba a volver loco.

¿Se iba a arrepentir? Probablemente un mes después.

Pellizcó el pezon derecho del castaño, y lamió el otro al mismo tiempo.

El contrario suspiró.

—Mhm~ N-No sabía que eras b-bueno para esto M-Mushi- AH~ — se tapó la boca.

El azabache entonces decidió aumentar la velocidad hasta dejar su pecho hecho un desastre.

Recorrió todo su torso desnudo de nuevo y llegó a su parte baja.

Y decidió quitarle los pantalones.

Estaba hecho un desastre, su bulto estaba sobresaliendo. Necesitaba atención.

—Siéntate.— Ordenó el azabache.

Y el castaño se arrodilló.

—Tal vez quieras sentir placer, así que vamos a hacer un juego para calentar. ¿Te parece?— Preguntó Mushitaro.

El castaño asintió. Ahora debía obedecer al azabache.

—Bien, ahora. ¿Qué te parece si montas mi muslo? Un calentamiento muy bien hecho, te voy a ayudar.— lo tomo de la cintura y lo llevo directo hacia su muslo.

Y, se sentía genial.

Iba de arriba a abajo y se sentía genial.

Mushitaro puso sus manos en su cintura, lo estaba ayudando.

Sus manos eran grandes, eran tibias.

—Hmgh~ Se s-siente bien.— empezó a dar saltos.—A-Ah~, me estoy d-derritiendo~—

—Muy bien, lo estás haciendo perfecto.— le dio algunos besos en su clavícula y sintió la mano de Yokomizo tomar su hombro

El castaño empezó a saltar más fuerte y rápido.

Sintió algo recorrer todo su cuerpo.

—H-HAH~ MHHM~—

—Llegaste, ¿verdad?—le preguntó el azabache.

Yokomizo se volvió a tapar la boca con sus manos.

¿Acababa de gemir?

¿Y Mushitaro lo hizo gemir?

Dos cosas que imaginaba que nunca iban a pasar.

—Supongo que si, bien. Vamos con lo extremo.— lo besó.— Acuéstate.—

Se acosto y luego le quito su ropa interior. Su miembro erecto ya explicaba su situación, así que se apuró y le dio un beso suave en sus labios.

Saco un lubricante de Dios sabe donde y lo untó en sus dedos para luego esparcirlo en su entrada.

Se exaltó un poco, pero luego se acostumbró. Así que Mushitaro supo que ya estaba listo.

—Bien, me avisas si te duele. Cualquier cosa me dices ¿Si?— le dijo Mushitaro.

El escritor asintió la cabeza.

Introdujo un dedo.

—A-AH~ AH~!— Gritaba el castaño.

—¿Te duele?— Le preguntó el azabache.

—AH~ N-No, S-Se siente tan bien~!— gimió el escritor.

Empezó a mover su dedo.

Yokomizo se sentía en el cielo, Mushitaro sabía cómo hacerlo sentir bien.

—Ngh~ hm-hmgh~!—

—Ok, y-ya te acostumbraste, v-voy a a-aumentar.— Mushitaro metió un segundo dedo.

—A-A-AH~! G-GHHH~! — estaba temblando de placer.

Mushitaro empezó a buscar el punto dulce que vaya a derretir al escritor.

Y para calmarlo, empezó a besar su piel, sus labios, lo beso.

Rebuscaba y lo encontró.

—Mhm- A-A-AH~!! E-ES- A-AHI~!! HYAH~!!—Su cuerpo estaba temblando.

Mushitaro retiró sus dedos.—Tranquilo, esto va a doler un poco. Recuerda que te amo, Yokomizo.—

Metió su miembro en su entrada.

—A-A-A-AH~!! M-MUSHI~!! H-H-HAH~ S-SI~!!— Arqueó su espalda.

Se detuvieron un momento para acomodarse, mientras que Yokomizo jadeaba y suspiraba.

Movió sus caderas y Mushitaro empezó a embestir.

Cada movimiento lo volvía loco, estaban tocando su punto y sentía que iba a terminar.

Mushitaro se acerco y siguió besando su cuello, dejando algunas marcas de amor.

Las embestidas aumentaron la velocidad cada vez más, y Yokomizo empezó a rasguñar la espalda del azabache.

—M-Mushi~ Y-Yo- h-hah~!! Y-yo~—

—L-Lo sé, t-tranquilo, v-vamos a llegar juntos.—le susurró Mushitaro.

Abrazó al castaño.—A-Ah~ Y-Yokomizo~ t-te adoro~ hmgh- A-AH~ M-ME C-CORRO~—

Eyaculo adentro del castaño y poco después el castaño se vino a chorros.

Ambos se agitaron y jadeaban de cansancio.

—Tranquilo, v-voy a preparar la bañera, espérame aquí.— Se separo del castaño el cual terminó temblando, se puso su ropa interior y fue hacía el baño.

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Se tumbó a su futón, estaba exhausto.

El azabache también lo hizo y sintió como Yokomizo se recostaba en su pecho.

Y así se quedaron dormidos.

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Caray tengo calor.

PERO UN CALOR DEL DEMONIO

Bueno, mi primer aporte +18 a este Ship, los amo.

Mushimizo Canon y soporten.





Me retiro xau





-Luci_D

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