Parte única
─ Cariño, he hecho estas galletas, ¿Quieres probarlas? ─ Dijo la coreana acercándose a su novio junto a una pequeña bandeja de galletas de limón.
Había visto la receta la noche anterior y se decidió a prepararlas para impresionar a su novio y así tal vez le presté un poco de atención, ya que últimamente solo estaba pegado a su consola.
Pero él simplemente emitió un leve sonido y asintió.
─ Hmm ─ Y Yuna se indignó, aún así no dijo nada, solo hizo una mueca de disgusto y se sentó a su lado con la sonrisa más forzada posible.
─ Bien, toma una ─ Le extendió la bandeja, pero tampoco volteó a verla, un rápido vistazo de reojo.
─ Estoy ocupado, Yuna ─ se quejó sin parar de juguetear con sus dedos en el control. ─ ¿Qué? ¡No, no, es acá! ─ Habló con alguien más, porque si, su ocupado novio también compartía en vivo econ sus amigo el tiempo que debía darle a ella. ─ Solo es Yuna que está un poco molesta.
¿Acaba de insinuar que ella era una molestia o escuchó mal?
─ Abre la boca ─ dice ella acercando la galleta con todo el coraje atorado, pero sin perder la falsa sonrisa.
Park frunció el ceño cuando sintió el postre chocar contra sus labios distraídos y se obligó a abrirlos para comer.
Sin embargo, no dijo nada, solo masticó y el sonido del crocante entre sus dientes era lo único que Yuna obtuvo como respuesta.
Al menos ya sabía que quedaron al punto perfecto.
Se echó contra el espaldar del sofá y bufó antes de comer una galleta.
¿Por qué su novio se había vuelto tan aburrido y distante con ella? Se supone que debían pasar más tiempo juntos, pero ahora todo su tiempo libre era única y exclusivamente para sus estúpidos juegos y amigos.
De vez en cuando le hablaba, y si entablaban una conversación debía meterle algo relacionado a su consola.
Una mierda.
Ni siquiera recuerda la última vez que la toco o llevaron la situación a algo más.
¡Por supuesto! Cómo no se le había ocurrido antes.
Miró de reojo a su novio una vez más y notó como seguía con sus ojos clavados en la pantalla de la TV y sus dedos aún se ocupaban moviendo las teclas del control, en sonido del juego era moderado y posiblemente apenas y la escuché con los cascos en su cabeza, posiblemente alguien me esté hablando a través de ellos.
Ugh, le daría una lección.
Entonces hizo a un lado la bandeja y se sacudió las manos, quitando todo resto de migajas y se fue acercando unos centímetros hasta el azabache.
Sin que el lo notase recorrió con sus finos dedos por encima de la tela de la bermuda hasta llegar al borde de esta y cayó a los botones.
El mayor se estremeció un poco ante la cosquilla, Yuna relamió sus labios un poco nerviosa pero ya no podía dar un paso atrás, estaba decidida a cobrarle a su novio cada segundo, día y hora que la ignoró por completo.
Rápidamente tomó los botones entre sus dedos y comenzó a abrirlos, llamando así la atención de Sunghoon, este bajó la mirada y algo sorprendido la miró unos segundos antes de devolver sis ojos a la pantalla.
─ Yuna qué estás ha-
─ Calla ─ Lo interrumpió. ─ Tú solo sigue jugando.
─ Mierda, ¿qué quieres hacer? ─ Preguntó algo agitado.
─ Solo colabora, intenta ganar esa partida por mí, y si ganas te daré un premio ─ Le retó con un tono calmado pero lo suficientemente provocativo para provocar un escalofrío en el pelinegro.
Sunghoon tragó en seco y no le quedó de otra que seguirle la corriente a su novia.
Yuna sonrió de lado victoriosa al verlo ceder, así que continúo con su plan.
Desabrochó la prenda, Park se levantó un poco ayudándola a bajarla hasta sus pies junto a su bóxer, dejándole únicamente con su playera cubriéndole el torso.
El solo toque de Shin sobre su polla era suficiente para enviarle sensaciones eléctricas a través de todo su cuerpo incitando aún más a su amigo a despertar.
Él estaba asustado, ella nunca antes había hecho algo igual.
Yuna comenzó a acariciar lentamente el falo que poco a poco iba creciendo más y más, estaba hambrienta por meterlo de una vez en su boca después de tanto tiempo, pero por el momento quería torturar un poco a su lindo novio, quería que le rogara.
Así que únicamente se limitó a hacerle pequeños jueguitos con su dedo que claramente le comenzaban a molestar al mayor.
─ Ah, mierda... ─ Se quejó el chico entre dientes algo molesto, Yuna mordió su labio conteniendo una risa.
Su miembro ya estaba deseoso, estaba completamente erecto y ansiaba ser atendido pero en lugar de eso estaban burlándose de su dolor.
─ ¿Pasa algo amor mío? ─ Pregunta la peliroja inocentemente.
Sunghoon soltó un bufido.
─ Eres una desquiciada ─ Dijo casi en un susurró, pero audible para ella.
Yuna entonces empezó a tomar el falo en su mano y lo apretó levemente, con su pulgar frotó suavemente el glande provocando un estremecimiento en el mayor.
─ Oh... ─ Gimió el azabache algo cortante, no quería delatarse pues aún había alguien jugando junto a él en sus cascos.
Shin entonces bajó su mano ejerciendo una mínima presión en su agarre dándole una mejor sensación a su caricia, Sunghoon entonces suspiró tembloroso dejándose tocar por las manos pequeñas de su chica.
Yuna acercó su rostro más cerca de la entrepierna y sin más escupió encima de este dando un poco de lubricación, subía y bajaba su mano tomando un ritmo más moderado, jugó con sus toques, recorriendo en círculos con su agarre en el tronco erecto regalándole la mejor sensación a su novio quien tembló ante esto.
─ Mgh~ ─ El mayor se mordió el labio inferior buscando callar todo sonido que pudiera escaparse y avergonzarlo ante así amigo a la otra línea.
Pero era exactamente la parte mas divertida para Yuna, quería ver qué tan resistente era Sunghoon mientras ella lo masturbaba dulcemente y su dichoso amigo lo escuchaba viviendo el mejor de los placeres.
Así que aumentó el ritmo en sus manos, escupiendo una vez más permitiendo que su mano resbale aún más por toda la extensión de su falo.
─ Ah... Y-yuna~
Y ella ya no lo aguantaba más, también quería tenerlo dentro de sus labios, saborear cada parte de su polla y llenarse de su esencia una vez alcance el punto máximo.
No se detuvo y acercó su boca hasta el miembro del mayor introduciéndolo hasta la mitad y tocando con su lengua la venosa y débil textura de este.
─ ¡Oh por Dios! ─ Jadeó casi en un grito el azabache, apretando sus ojos y desconcentrándose un segundo del juego, que a solo un par de rondas ya terminaba.
─ ¿Pasa algo Hoon? ─ Preguntó su amigo en la otra línea algo preocupado al escuchar el "quejido" de su amigo.
Sunghoon sintió un cosquilleo en su pecho y respondió con algo de dificultad.
─ Uh... S-si... Solo me sorpren-dió el movimiento de- que hi-hiciste ─ Palabras que indirectamente iban para alguien más.
El brusco sonido de las chupadas en su polla, los pequeños gemidos de Yuna, el toque que le brindaba y los cabellos de la peliroja cosquilleando sobre sus muslos... Era perfecto. Ya ni siquiera podía ver bien la pantalla de lo mucho que cerrada sus párpados cada que un mínimo punto débil le era profanado por las traviesas manos y lengua de su novia.
Pero miró el marcador del juego. Estaba aún en el top, incluso con la dificultad en mantener sus dedos rectos sobre los controles, él aún estaba coronado como victorioso, iba a ganar lo sabía, y cuando eso sucediera le iba a dar una cucharada de su propia medicina a su hermosa novia.
─ Oh Hoon, dime si te está gustando como lo hago. ─ Dijo la menor tentandolo, pero él se abstuvo, porque sabía que eso era lo que quería y no la iba a dejar ganar.
En venganza Shin chupó con más rudeza y sus caricias fueron con más frenesí, llevando a Park al punto de querer agarrarla del cabello y tomar el control.
El líquido preseminal se hacía presente y Yuna lo recibió sobre sus papilas saboreando su característico sabor y esperando con ansias por más.
─ Oh, joder ─ Gruñó Park con enojo, un par de minutos para que acabara la última ronda del juego y su polla ya estaba dándole señales de venirse como el infierno.
Era una tortura aguantar tanto tiempo gemir como un maldito enfermo mientras se la estaban mamando tan deliciosamente y él no podía hacer nada más que dejarse torturar.
─ Vente para mí amor, gana esa partida y dejaré que me tomes a tu gusto ─ Le hizo saber la menor continuando con su cizaña.
Lo estaba volviendo loco, esa mujer lo quería volver demente, y la idea le estaba excitando para su suerte.
Claro que ganaría.
Sintió sus piernas temblar y sus dedos se unieron, la partida se acabó y en unos segundos se mostró la copa con su nombre. Lo había conseguido.
Un rasposo gruñido se escapó desde su garganta saliendo sin pudor por sus labios, ya no iba a aguantarse más, debía soltarse.
La boca de Yuna se llenó del caliente líquido seminal de su novio, el cual no tardó el devorar como si de un dulce se tratara.
─ Oh amor mío, ganaste por mí ─ Le felicitó algo arrogante.
Sunghoon se quitó los cascos de inmediato, ni siquiera se digno en escuchar a su amigo, solo los apagó y los mando encima de la mesita. Se volvió a Yuna y con toda la gana se abalanzó sobre ella agarrándola por la nuca y chocando sus bocas en un ardiente beso.
No le importó que los labios de la coreana conservarán aún un poco de su propia esencia. Sus lenguas se encontraron después de mucho y bailaron a la par del movimiento de sus bocas.
Ambos se separaron unos centímetros cuando la falta de aire se hizo presente.
─ Quiero saber qué se te cruzó por la mente al hacer esto. ─ Se cuestionó el azabache agitado observando esos orbes chocolate.
─ ¿No te gustó? ─ Preguntó "triste" la peliroja con un puchero.
Pero Sunghoon solo rió negando con la cabeza. ─ Estás loca ─ Sentenció echándola para atrás posándose entre sus piernas y volvía a atacar sus labios con la misma hambre de antes, sus manos bajaron (y a diferencia de ella, estás iban directo y con todo el propósito) buscando los botones de su blusa quitando uno a uno hasta hasta abrí la prenda por completo, encontrándose con el estorboso brasier, Yuna le ayudó quitándolo elevando su espalda un poco para que él pudiera hacerle resto, echándolas a un lado y regalándole una mejor vista de sus pequeños senos. La boca del mayor se hizo agua con solo mirarlos.
Empezó por repartir besos en su cuello, chupando y dejando su marca sobre la lechosa piel de la coreana, si alguien la miraba iba a darse cuenta que aquella chica ya tenía un dueño. Bajó por sus clavículas lamiendo y pequeños piquitos.
Sus manos recorrieron la diminuta cintura de la contraria haciéndola estremecerse debajo de él hasta que sus dedos se toparon con la pretina del short, su boca se encontró con los pechos de la peliroja y sin pensarlo dos veces se acercó a uno lamiendo y chupando con delicadeza.
─ Mmh~
Gimió la menor cerrando sus ojos y dejándose llevar.
Mientras los labios del pelinegro se ocupaban arriba, sus dedos tomaron el borde de la prenda y la bajó con cierta lentitud, pues no quería ser apresurado, por más que Yuna le haya dejado con toda las ganas atoradas de follársela, él quería torturarla del mismo modo que ella lo hizo.
La chica levantó sus caderas al sentir como su ropa baja iba siendo retirada y cuando fue lanzada a un lado de la habitación, quedó totalmente desnuda a la merced de los hambrientos y lujuriosos ojos de Sunghoon que se la comían una vez se separó de sus senos para observarle el cuerpo.
─ No te alejes, te necesito~ ─ Canturreó juguetona ella, tomándolo por la camiseta que todavía llevaba puesta casi echándoselo encima, el azabache aún no se la quitaba siendo lo único que vestía una vez su bermuda fue eliminada hace solo un rato por su cínica novia.
Él sonrió y se deshizo de la playera que aún cubría su torso, y ante la atenta mirada de Shin la subió de manera sugestiva y con todo el propósito de provocar a su novia, quien no perdió el tiempo de posar sus tibias manos sobre la tersa piel de su vientre tonificado. Los ojos de Yuna se embobaron ante la endiosada vista de su apuesto novio frente a ella, sin un rastro de tela que le cubra su delicioso cuerpo y se agradecía por ser la única mujer en el mundo con ese privilegio de tenerlo con ella, no solo en esa circunstancia sino también a diario, verlo y tocarlo, solo ella era digna.
Sunghoon ya no iba a distraerse, volvió sus labios al vientre de la peliroja y nuevamente repartió cada beso causando un leve cosquilleo en la chica, las piernas de Yuna se encontraban flexionadas sobre el sofá y Park aprovechó para subir juguetonamente con la lengua por sus muslos, la chica llevó una mano hasta su pecho y con sus dedos masajeó el pezón mientras era observada por la atenta mirada del azabache que aún besaba su muslo y de vez en cuando mordía levemente.
Pero no fue hasta que notó como él llevaba uno de sus dedos hasta su boca y los empañada de saliva, el centro de Yuna comenzó a palpitar de excitación y angustia con solo mirar sus acciones, esperando cada movimiento por más mínimo que fuera, nada más ansiaba ser atendida y mimada a gusto del mayor. Entonces, y sin previo aviso, un dedo se adentró en ella con tanta suavidad, sacándole un pesado suspiro casi yendo a ser gruñido, echando la cabeza para atrás.
Sus paredes sintieron como ese toque que iba de adentro a afuera con lentitud se iba haciendo más circular y encorvado, tocando cada vez más ese punto clave de placer dentro de ella.
─ Oh Dios... ─ Frunció el ceño y mordió su labio al sentir la piel de sus piernas ser presionadas por la mano desocupada del pelinegro. ─ Más, más... ─ Pidió en un chillido.
Sin embargo, en los planes de Sunghoon no estaba meter más de uno o llevar el ritmo a un mayor frenesí, la clave del sufrimiento en este caso era angustiarla con las lentas embestidas de su mano, y al parecer ya estaban haciendo efecto.
Sonrió, no se imaginaba cuán mojada iba a encontrar aquella zona aún si sus dedos fueron lubricados con un poco de su saliva, le tentaba demasiado quitar su dedos y clavar su lengua en ese hinchado centro que aclamaba a gritos porque lo hiciera.
El espeso líquido se resbalaba por sus dedos hasta el dorso de su mano.
Oh, necesitaba probarla.
─ M-maldición- ya no puedo con esta m-mierda.
Gruñó Yuna exhalando con pesadez.
De repente el dedo salió de su interior y pese que no fue muy de su agrado e iba a protestar por ello, rápidamente un fuerte jadeó se escapó de su garganta y sus ojos se pusieron en blanco al sentir su palpitante centro ser atacado por la lengua ajena de Sunghoon.
─ ¡Santa mierda! ─ Maldijo apretando su puño con fuerza.
La experta lengua del chico jugaba con sus clítoris en círculos y chupaba con hambruna emitiendo un obsceno sonido que deleitaba los oídos de la muchacha.
─ ¡Así, así!
Por instinto sus caderas se movieron en círculos buscando más froté contra el rostro del chico, quien también le sostenía de los muslos, dándose mejor acceso a su vagina.
Era cosquilleante sensación se repartía desde su zona baja, recorriendo su vientre y pronto llegó hasta su pecho acelerando su corazón y agitando su respiración. Escuchó como su novio gemía cortante y no evitó sonreír por ello, bajó una mano hasta su cabello y enredó sus dedos en este, sintiendo como sus pliegues devorados y entonces tiró de cada mechón provocando un gruñido del mayor.
Cada vez más el calor de su cuerpo se hacía presente y con ello su centro iba debilitándose, estaba por venirse, sus piernas comenzaron a temblar y esa necesidad de cerrarlas era tan evidente pero gracias a la fuerza de las manos del mayor sobre sus muslos, le fue imposible hacerlo.
─ Oh... Amor... M-me estoy por venir ─ Le avisó con la voz temblorosa y el respirar agitado.
Eso bastó para que el muy descarado ejerciera una rapidez más brusca en sus lamidas y chupó con más fuerza cada rincón de su vagina.
─ Mgh, hijo de- ¡Oh mierda!
Sintió liberarse tanto dentro por fuera, sus fluidos cayeron y su interior se sintió volar con tanto placer repartiéndose por su cuerpo tembloroso y ya satisfecho con tanta tortura en su parte baja.
Trataba de moderar el ritmo de su respiración manteniendo sus ojos cerrados y con dificultad para abrir.
Yuna no esperaba que luego de esa sensación su entrada iba a ser nuevamente invadida por el falo desesperado de Sunghoon. Robándole un nuevo jadeó aparentando sus párpados con más fuerza.
Sunghoon había probado cada gota de su esencia y aunque su boca quedó a gusto con ello, su polla era la más necesitada en este caso, ansiaba desde el primer segundo estar dentro de la peliroja, ser apretada por sus estrechas paredes y ver como el rostro de su novia se formaba en muecas de placer con cada movimiento de sus caderas contra ella.
Ni siquiera pensó en colocarse la protección de lo necesitado que se sentía, su carne ansiaba por estar junto a la de su novia, así que lo descartó.
A la mierda si terminaban por criar un bebé, en su mente solo vagaba follarse a su novia hasta llegar al punto máximo de su éxtasis.
Y mientras Yuna se recobraba de la mamada brutal que le había proporcionado hace unos instantes, alineó la punta de su miembro en la entrada mojándola un poco con sus fluidos para darle mejor lubricación y la metió de golpe sin previo aviso. Cerrado sus ojos recibiendo la apretada bienvenida en sus adentros, su polla estaba gritando de alegría a estar dentro de esa deliciosa vagina.
─ Santo infierno...
Gruñó apoyando sus codos sobre el cojín del sofá y cayendo apenas sobre el pequeño cuerpo de la peliroja, quien ya gemía como una loca.
Ambos encontraron sus ojos idos y mareados con tanto placer junto, pero no fue impedimento para que nuevamente besaran sus labios y Shin rodee su cuello con sus brazos.
─ Hoon~ ─ Jadeó ella aún besándolo.
Lo ponía más escucharla pronunciar su nombre en un tono agitado y extasiado, su caderas se iban meciendo de adelante a atrás en un ritmo que daba a entender lo mucho que su polla había deseado tanto este momento.
Yuna rodeó la cadera de Sunghoon con sus piernas, dejándolo sin escapatoria y dejando que sus pieles chocasen emitiendo ese característico y vulgar sonido chasqueante entre ambos cuerpos.
─ Se siente tan bien~ ─ Dijo ella haciendo su cabeza a un lado dando pasos a los besos de su novio.
Cada estocada se sentía como un click en su interior, cada una era diferente y placentera en su modo y brindaban la suficiente satisfacción para ambos, era como si el mismo cio hubiera bajado únicamente para ellos.
Ambas intimidades estaban debilitándose poco a poco, estaban por llegar al clímax tan ansiado y esto obligó por instinto al mayor a meter más frenesí y brusquedad en sus embestidas.
La habitación se llenaba con los sonoros jadeos y gemidos de la pareja.
─ Oh...
Gimieron ambos al sentirse.
Sunghoon tomó por el cuello a Yuna debido al repentino golpe de placer que invadió a su falo al acelerar su roce interior. Shin no puso objeción mínima y se dejó, mordiendo su labio con fuerza esperando que ese delicioso orgasmo la golpeara en su interior como ella deseaba.
Fue solo cuestión de minutos para que ambos peguen un fuerte gemido que a su vez se convirtió en un grave gruñido, la polla del azabache se liberó dentro de ella llenándola de su lechoso y tibio fluido.
─ Cielos santo... ─ Dijo ella suspirando con una sonrisa y cerrando sus piernas ya acabadas.
Sunghoon se sentó a un lado, también recobrando el aliento.
─ Este era tu plan después de todo ─ Soltó Park con la voz ronca.
─ Pero te encantó ─ Dijo Shin con una sonrisa victoriosa.
Se levantó y sin decir nada se sentó sobre el regazo de su novio, rozando ambas intimidades nuevamente, robándole un leve quejido placentero al mayor.
─ Y no sabes cuánto ─ Confesó Sunghoon tomándole por la cintura. ─ Pero si sigues así no creo que pueda contenerme otra vez.
─ Suena tentador, tal vez deba hacerlo cada que me ignoras ─ Sunghoon la miró con culpa.
─ Lo siento, en serio... Ugh, soy un pésimo novio. Prometo que-
─ Shh~ ─ Ella lo calló poniendo un dedo sobre sus labios. ─ Ya no pensemos en eso, ¿Te parece mejor una segunda ronda?
Y él solo sonrió ladino, levantándose sin aviso y ella enrolló las piernas alrededor de su cadera, la iba a llevar a la habitación.
─ Segunda ronda será.
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