v. it's better to be held than holding on
El tiempo fue cruel. Si pasar toda la semana con Jaehyun trabajando en su tarea no fue suficiente tortura, el sábado llegó antes de lo que Doyoung hubiera querido. Pasó todo el día trabajando en su escultura en el estudio para evitar incluso ver accidentalmente a cierto chico de cabello azul.
Su teléfono sonó justo cuando el sol se estaba preparando para desaparecer en el horizonte. Doyoung lo contestó sin ver quién llamaba mientras caminaba a casa apreciando los colores cambiantes del cielo, una sonrisa apenas apareciendo en sus labios.
—¿Hola? —Canturreó.
—Alguien está de buen humor —La voz de Jaehyun de repente lo devolvió a la dura realidad—. Solo llamé para recordarte la promesa que me hiciste.
Doyoung puso los ojos en blanco. Odiaba el hecho de que estaba dejando que Jaehyun lo mandara solo por un momento de vulnerabilidad. Ésta era la razón exacta por la que estaba tan en contra de pedir favores a la gente, después empezaban a actuar como si les pertenecieras.
—Lo recuerdo, Jung. No es necesario repetirlo —Se quejó, frotándose la cara con molestia.
Se había enfadado mucho más de lo habitual estos días y la razón de todo esto se negaba a dejarlo estar en paz.
—No puedo esperar a verte, princesa —Jaehyun chasqueó la lengua una vez antes de que la línea se cortara.
Doyoung tenía exactamente una hora para prepararse mentalmente para la hazaña que estaba a punto de realizar. Hyuck estaba listo para irse cuando llegó a casa y decidió que sería mejor irse con él que ir solo y sentirse aún más fuera de lugar.
—Dijiste que odiabas el voleibol —El chico le enarcó una ceja.
—Sigo odiándolo —Sonrió con los labios apretados mientras escogía una sudadera limpia, haría frío en el camino de regreso—. Solo necesito terminar con esto.
Hyuck se encogió de hombros y esperó junto a la puerta hasta que Doyoung estuvo listo para irse. Ambos caminaron hacia el gimnasio en un silencio incómodo, con Hyuck marcando su teléfono y Doyoung contando los pasos que daba.
2003
Contó cuando llegaron al edificio bien iluminado y se encontraron con los amigos de Hyuck en los escalones. Compartieron bromas cuando entraron al centro de recreación y Doyoung inmediatamente sintió náuseas. El juego ni siquiera había comenzado todavía, pero el lugar ya olía a sudor.
La necesidad de vomitar solo aumentó cuando Jaehyun lo miró a los ojos desde el otro lado del gimnasio y rápidamente se acercó. Los estudiantes de primer año que caminaban con Doyoung se detuvieron en cuanto Jaehyun se acercó, con agradables sonrisas dirigidas hacia él.
—¡Hola, hyung!
—Hola chicos. ¡Jisung está por allá! —Señaló al menor de pie junto a la red riendo como una foca trastornada. El ojo derecho de Doyoung tuvo un tic al verlo volverse hacia él.
—Hola, bebé —Dio un par de pasos hacia Doyoung, la sonrisa cambió de una de adoración a algo a lo que Doyoung se había acostumbrado pero no podía describir.
—Terminemos con esto, ¿si? —Doyoung parpadeó como si tratara de enfocar sus ojos.
—Creo que hoy ganaremos, ya que un ángel ha bajado del cielo para vernos jugar —Jaehyun ladeó la cabeza, riendo un poco ante la expresión de disgusto en el rostro de Doyoung.
—¿Puedes al menos intentar ser un poco menos meloso frente a los niños? —Doyoung hizo un gesto a los estudiantes de primer año detrás de Jaehyun y este último solo se rió, agarrándolo del brazo y dirigiéndolo a un asiento en las gradas.
—Te guardé el mejor asiento del lugar. Me verás mejor desde aquí —Le guiñó un ojo—. Y sabré dónde buscar cuando necesite verte.
—¿Hay algún baño cerca? —Doyoung preguntó inocentemente.
—Sí, justo afuera de esas puertas —Jaehyun señaló.
—Bien, iré a vomitar, vuelvo enseguida —Dijo Doyoung haciendo que Jaehyun se riera de nuevo—. ¿Ya puedes soltar mi mano? Quema —Otro comentario sarcástico que hizo reír a Jaehyun, pero el mayor obedeció.
—Mantén tus ojos en mí, bebé —Le guiñó un ojo por última vez antes de alejarse, agitando los brazos un poco como si fueran alas.
Doyoung cuestionó toda su vida en esos 90 minutos. Por un lado, su cabeza latía con fuerza debido a los gritos y aullidos a su alrededor y, francamente, pensó que Jaehyun solo estaba presumiendo con sus elegantes trucos, sin embargo, con éxito, si los chillidos a su alrededor eran una indicación. En segundo lugar, las miradas lo intimidaban. Pensó que lo había imaginado al principio cuando la chica detrás de él lo empujó y luego le gruñó en lugar de disculparse cuando volvió la cabeza. Estaba seguro de que no fue un accidente y luego estuvo en lo correcto al respecto cuando durante el descanso se encontró con los ojos de Taeyong en la cancha y el chico le dio una mirada asesina.
Llegó el descanso y Doyoung respiró una gran cantidad de aire, llenó sus pulmones y luego lo dejó salir todo. Solo faltaban 45 minutos irse. No se rindió. Su charla de ánimo fue interrumpida por un sonido y revisó su teléfono solo para encontrar un mensaje de texto de Jaehyun.
¿Quién más me enviaría un mensaje de texto? Doyoung se burló sádicamente de lo patéticamente vacía que estaba su bandeja de entrada.
¿Disfrutas del juego?
El equipo había regresado a los baños para refrescarse, pero de alguna manera Doyoung sintió que Jaehyun podía verlo. Decidió fruncir el ceño en caso de que lo vieran.
¿Ya puedo irme a casa? Respondió.
¿Cómo veré tu hermoso rostro si te vas temprano?
Doyoung miró hacia arriba y sus sospechas se confirmaron cuando vio a Jaehyun sonriéndole desde las puertas dobles que conducían a las duchas. Se metió un dedo en la boca fingiendo arcadas y Jaehyun negó con la cabeza, riendo ligeramente antes de regresar adentro.
El juego terminó con 29:51, trayendo al equipo la sexta victoria de la temporada. La multitud se volvió loca, cánticos y gritos sonando aquí y allá. El equipo corrió hacia su capitán, levantándolo mientras la multitud comenzaba a corear su nombre. Se estaban volviendo locos y Doyoung aprovechó la oportunidad para salirse de la multitud y dejar las gradas. Se habría ido fácilmente sin que lo vieran, pero ya hemos hablado de esto, su estrella de la suerte probablemente estaba muerta en una zanja en algún lugar del mundo.
Maldijo en voz baja cuando escuchó que lo llamaban por su nombre, volviéndose para encontrar a Jaehyun acercándose a él. Su camisa se le pegaba al pecho por el sudor y su pecho se agitaba por la falta de aliento. Se estaba riendo levemente cuando lo alcanzó. Y a Doyoung le resultó vergonzosamente difícil apartar los ojos del pecho de Jaehyun y mirarlo cuando hablaba.
—¿Ya te vas?
—Mantuve mi parte del trato. Estamos a paz —Doyoung hizo una reverencia burlona—. Ahora, si me permites...
Trató de huir, pero Jaehyun lo detuvo, rodeando su muñeca con una palma húmeda haciendo que Doyoung soltara un quejido.
—No seas tonto —Se veía serio—. El equipo irá a celebrar. Ven con nosotros.
Doyoung arqueó una ceja.
—¿Por qué pasaría el rato voluntariamente contigo y esa pandilla tuya?
—¿Comida gratis...? —Ofreció Jaehyun.
—¿Gratis?
—Sí, es mi regalo cada vez que ganamos.
—¿No siempre ganan ustedes? —Doyoung preguntó, un poco desconcertado—. ¿De qué estás hecho, de dinero? —Luego fue el turno de Jaehyun de burlarse.
—¿Cómo sabes que siempre ganamos? Pensé que te interesaba el voleibol. ¿Acaso me estás vigilando, Doie?
Doyoung frunció el ceño ante el apodo.
—A mí no, pero a Hyuck sí.
—Oh —asintió Jaehyun—. Bueno, como sea. Ven con nosotros. Será divertido. Hyuck también estará allí, todos los amigos de Jisung siempre vienen. Será divertido.
Doyoung se sintió codicioso. Si no es así, solo una noche para saber lo que se siente al tener un gran grupo de amigos, reír, beber y comer sin preocuparse en el mundo y pasar el rato con personas reales en lugar de a través de una pantalla. Estaba a punto de ceder cuando fueron interrumpidos.
—Oye, el bistec ganó la votación... —La voz de Taeyong se apagó cuando vio la escena frente a él—. ¿Qué está pasando aqui? —Preguntó, los ojos pasaron de sus rostros a sus manos y luego de regreso.
El sonido de gritos y risas se estaba acercando y Doyoung sintió que la ansiedad burbujeaba.
—Estaba invitando a Doyoung a que viniera nosotros para cenar —explicó Jaehyun. Su sonrisa cayó cuando Taeyong de repente rió secamente.
—Oh, ¿de verdad? —Se burló—. ¡Hey, chicos! —Hizo un gesto para que el equipo se acercara, en cuestión de segundos tenían una audiencia de 18 personas más, observando cada uno de sus movimientos y Doyoung intentó sacar su brazo del agarre de Jaehyun, pero se sintió débil con toda la atención innecesaria en él.
—Tae... —Jaehyun fue interrumpido cuando Taeyong anunció de repente.
—¡Jaehyun le estaba pidiendo a Doyoung que se uniera a nosotros para cenar! —Algunos rostros prominentes fruncieron el ceño, gruñidos de desaprobación que lo sorprendieron.
—De repente no tengo hambre —Mark se encogió de hombros y se mordió las uñas.
—Yo tampoco —Yuta pasó un brazo alrededor de los hombros de Mark.
—Supongo que todos estamos un poco llenos —Johnny se encogió de hombros y el equipo se unió vacilante al asentimiento.
—Chicos, no sean así —Jaehyun trató de razonar, pero su voz fue ahogada por varios otros.
Doyoung vio los ojos confusos de Hyuck observándolo y le dio una pequeña sonrisa antes de tirar de su brazo de nuevo.
—Jaehyun, por favor, déjalo así —Doyoung sonaba pequeño y eso rompió del corazón de Jaehyun.
—No. Espera —Suplicó—. ¡Chicos! —El equipo se mantuvo firme, rostros enojados esperando contrarrestar cualquier cosa que Jaehyun intentara pedirles.
—En serio, ni siquiera tengo hambre. Por favor, déjame ir —Doyoung no podía reconocer su propia voz por el fuerte latido de su corazón en sus oídos.
Soltó su brazo con un tirón final, rápidamente saliendo del gimnasio antes de que Jaehyun pudiera hacer algo para detenerlo. No dejó que las lágrimas cayeran antes de estar al menos a un metro del lugar. Corrió todo el camino hasta su habitación, arrojándose sobre la cama una vez que la alcanzó.
Doyoung hizo todo lo posible por controlarlo, pero su cerebro no se detuvo. Su respiración era irregular y cada vez que cerraba los ojos todo lo que veía eran rostros descondertados y ceños enojados rodeándolo. Se sentía tan pequeño, tan débil. Sintió que podía romperse en cualquier segundo. Sus pulmones estaban en llamas, no podía respirar.
Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
Trató de guiarse a sí mismo pero no funcionó. Su visión era borrosa, era por las lágrimas o por la falta de oxígeno, no lo sabía con exactitud. Todo lo que Doyoung sabía era que estaba teniendo un ataque de pánico y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.
Los temblores cesaron después de lo que parecieron horas y sintió que se deslizaba hacia la inconsciencia. Así es exactamente como Donghyuck lo encontró cuando regresó a su habitación esa noche. El menor negó con la cabeza, sintiendo la culpa por no haber hecho nada para defender a su hermano mayor cuando lo necesitaba.
Doyoung no soñó con nada más que oscuridad esa noche, una oscuridad horrible y aterradora y todo lo que podía sentir era soledad. Él solo en un mundo que nunca le tuvo piedad. Solo en un mundo donde había tanta calidez a su alrededor pero ninguna cerca de él, ninguna dentro de él. Su corazón estaba tan frío como un bloque de hielo y justo cuando pensaba que se estaba preparando para descongelarse, alguien bajó la temperatura.
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