Siete
¿Por que la obsesión de Taehyung hacía las muñecas? Quiero decir, según Kim Namjoon, las amaba demasiado. En cuanto había llegado al instituto el día siguiente, una carta en color blanco se encontraba dentro de mi casillero. La tomé entre mis manos enseguida pensando que «probablemente» se trataba de mi novio disculpándose por todo lo que me había hecho el día de ayer. Pero no, no fue así.
En ella redactaba la supuesta "obsesión de Taehyung", ¿él como sabía de ello? ¿Por que era necesario creer más rumores de los que ya había? He estado en su hogar, he ido a todos lados con mi novio y nunca ha dado indicios de ello. Es lo que no lograba comprender. Sin embargo, por otro lado, mi subconsciente me decía que era mentira, solo para alejarme de Taehyung como las veces pasadas. Mi decisión era más que lógica, no quería separarme de él. ¿Por que las demás personas si? Odiaba que se metieran en mis asuntos. Aún recuerdo aquella vez donde tuve una discusión muy fuerte con Jungkook, el tema principal trataba de Tae y el porque debería dejarlo. Jeon me decía que debía dejarlo, de igual manera que todo el mundo. Decía que Taehyung solo solía maltratarme, golpearme y hacerme de menos con comentarios machistas. Le había decepcionado por completo, porque él recuerda perfectamente la chica que era antes. Todo lo contrario, si la Sunhee de hace dos años estuviera con este Taehyung, podría decir que lo hubiera dejado desde el primer comentario.
Solté un suspiro al mismo tiempo que hacía pedazos la carta, debería venir a decírmelo, en mi cara. No por papelitos absurdos.
Vergüenza, era lo que sentía ahora mismo. Todos los estudiantes que tenia como compañeros, me miraban preocupados... bueno, otros con una sonrisa burla en sus rostros. Por supuesto que todos se habían percatado del gran show que Taehyung armó, aún no podía creer que me había abofeteado frente a todos. Nunca lo había hecho, más que en un restaurante hace un año, donde se había colocado celoso por un chico. Fuera de eso, siempre era en casa. Lamentablemente mis padres nunca se encontraban en Seúl, siempre me tocaba estar sola en casa y la mayoría de las veces «diría que siempre» estaba con Taehyung. No podía defenderme o todo sería peor. Y aún así, yo quería a Kim.
A veces suelo preguntarme si él en verdad me ama.
— ¿Que es lo que acabas de tirar a la basura? — Una voz gruesa me hizo sobresaltar, estuve a nada de ahogarme con mi propia saliva. Me di la vuelta con lentitud, encontrándome con Taehyung de pie con sus manos en los bolsillos de sus pantalones ajustados en color negro. Negué con frenesí y me dediqué a sonreírle en grande tratando de evitar su pregunta.
— Una simple hoja de papel que estaba de más en mi mochila — Asintió no muy bien convencido, dio un paso hacía adelante y me susurró cerca de los labios.
— Sunhee, soy más inteligente de lo que puedas creer. Nunca me harás un tonto, te vi desde hace más de cinco minutos. La leías y leías constantemente —Alzó ambas cejas, mordí mi labio inferior esperando que no siguiera con el reclamo.
— Estaba estudiando, Taehyung. ¿Por que tienes que saber todo lo que hago? — Aquellas palabras no le gustaron para nada a mi novio, por lo cual este colocó su rostro serio. Daba temor de esa manera, podía notar como apretaba su mandíbula al igual que sus puños.
— ¿Acaso se te han olvidado las veces que te he dicho lo tanto que odio que me contestes de mala manera? — Susurró, recordé esas veces donde me golpeaba en casa repitiéndome que debía respetarlo en todo momento. Rápidamente respondí con un "no" Taehyung soltó una carcajada totalmente sarcástica. Amaba ver a su novia asustada, no entendía el porque. ¿O si?
Trate de esquivarlo pero Kim me detuvo con su mano derecha de un solo jalón, debía alzar el rostro para mirarlo y me encantaba que fuera así, por el simple hecho de parecer arte. Merecía estar en un museo. Sin embargo, ahora mismo, lo que menos deseaba era estar frente a él, tenía temor.
— Taehyung, terminamos — Solté, con todo el dolor de mi corazón. Quería alejarme de él por completo. Taehyung mordió su labio inferior al mismo tiempo o que alzaba su ceja izquierda, reprimiendo una carcajada. Bajé mi mirada comenzando a jugar con mis dedos, solté la primera lagrima que cayó al suelo.
— Por supuesto que no será si, Sunhee. Tú estarás conmigo para siempre, ¿recuerdas nuestros planes de casamiento? Pues siguen en pie, es más, mañana mismo deberíamos casarnos — Me tomó del brazo con fuerza, empezamos a caminar por el pasillo bajo la mirada de todos los estudiantes que se encontraban cerca. Sus palabras me habían dejado en completo shock, ¿casarnos? ¡No! Por supuesto que no. Tal vez lo llegamos a hablar en el pasado pero no lo teníamos en mente a una edad tan joven, tal vez después de los veintiséis y podría decir que era mejor mucho después.
— ¿Es un chiste, no? — A lo lejos se encontraban todos los demás, Jungkook me miraba con molestia y negaba en mi dirección mientras que Park parecía estar preocupado. A los demás les daba igual lo que pasara entre nosotros, nunca me han defendido de las veces que Taehyung me golpeo frente a ellos. Hasta parecía que lo disfrutaban.
— No, amor. De verdad nos casaremos, no permitiré que te alejes de mí. Eso de terminar es una tontería, una buena broma, eh.
Me zafé de su agarre y corrí escaleras abajo en cuanto las vi cerca, Kim me seguía, eso lo sabía porque comenzó a gritar barbaridades. A estas alturas me daba igual que los demás nos miraran, solo quería escapar y sentirme segura. Porque en ningún lado me sentía de esa manera, mucho menos en mi casa o el instituto.
Taehyung me empujó contra la pared, solté un quejido por el dolor causante en mi espalda. Me acorraló sin tener posibilidades de salir de su jaula, me miraba con furia, odio y tantos sentimientos que no podía descifrar. Pero ninguno se trataba de amor.
— Es hora de que entiendas que serás mi esposa quieras o no, me importa un comino la edad que tengamos, Sunhee. Pero tú... escúchame bien... — Llevó sus manos a mi cuello ejerciendo fuerza contra él, el aire me empezaba a faltar y sentí mis ojos lagrimear mucho más, trataba de respirar pero me era difícil — Tú no tendrás paz en ningún lado, no estarás segura, porque yo me encargaré de que te quedes conmigo para siempre. Por ello, seremos esposos en poco tiempo. Me causa una alegría enorme, preciosa. Porque es algo que siempre soñé desde que te vi.
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