Irritante (2/4).
Dedicado a: leoleon36
•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Se prometió que si Deuz volvía a tener otra idea que involucrara a la aldea humana, no le haría caso ni en un millón de años.
Ya que debido a eso, estaba perdida y herida en una mansión desconocida en medio del bosque. Camino por los desolados pasillos del lugar buscando algo de comer mientras pasaba la tormenta, hasta que unos pasos detrás de ella le hicieron detenerse, moviendo sus orejas alerta.
-¿Quién anda ahí?- vislumbró una sombra en la oscuridad de aquella mansión.
- Eso debería decirlo yo- respondió una dulce voz infantil con sarcasmo.- ya que esta es mi casa.- soltó, provocandola con una tenue risa.
- Muéstrate cobarde- gruñó enojada, con sus colmillos fuera.
- Eres un lobo- Exclamó asombrada la voz, más cerca de ella.
- ¿¡Y que si lo soy!?
Un par de orbes lilas la observaron con interés entre la oscuridad. Era una niña cómo de su tamaño pero no lograba detallar bien su rostro.
- Eres como yo- la niña dio un par de pasos al frente al fin dejándose ver- un monstruo.
La observó detalladamente, sin bajar la guardia. Piel pálida como porcelana, ojos brillantes de color lila rozando el rosa, orejas puntiagudas; pero lo más resaltante fue cuando le sonrió de manera abierta y burlona, ahí se asomaron dos afilados colmillos en su blanca dentadura.
- Un vampiro- susurro con recelo, sin quitarle los ojos de encima.
Una vez, mientras sus hermanos contaban historias, escucho a Deuz decir que no eran de fiar debido al inmenso odio que había entre ellos y su especie. Eso incitó a mantenerse en guardia en caso de cualquier ataque.
- ¿Como te llamas?- pregunto la pequeña albina, acercándose a gran velocidad, sin temor alguno.
Vaciló un poco antes de volver a su estado normal, la niña no parecía una gran amenaza, sin mencionar que no parecía intimidada en lo absoluto. Con el ceño fruncido respondió secamente.
-Maggie - guardo distancia antes de volver a hablar- ¿Tú quien rayos eres?.
Su contrario río divertida antes de estrechar su mano hacia ella como si la conociera de toda la vida.
-Soy...
(...)
Los pulmones le ardian mientras corría desenfrenada, el único sonido que se escuchaba en aquel bosque era el incesante golpeteo de sus patas contra el suelo y de su respiración agitada. Esquivo hábilmente una pequeña trampa para osos saltando sobre ella. Lo que no se esperaba era que unas raíces se movieran solas cual serpiente y le envolvieran sus patas traseras, haciéndola caer de bruces contra el césped hasta terminar cerca de un árbol.
Volvió a su forma normal maldiciendo por lo bajo mientras se sentaba con dolor. El sonido de unas carcajadas inundaron el lugar, irritandola, para después sentir un peso sobre ella derribandola de nuevo.
-¡Te atrapé!- celebró su pequeña molestía mirándola con burla, sentada en su cintura.
- ¡Maldita sea Mai!, ¡Hiciste trampa!- Gruñó con ira, apoyándose con sus manos. En respuesta, la albina desvió la mirada en una pose inocente.
-¿Yo?, No recuerdo haber hecho nada malo- fingió una sonrisa inocente antes de inclinarse hacia ella, retandola con la mirada- Además tu fuiste la que se transformó apenas empecé a contar, ¿Quien es la verdadera tramposa aquí eh?.
Chasqueo la lengua molesta, tenía razón pero obviamente no lo admitiria, antes muerta.
- Quítate- murmuró entre dientes empezando a incomodarse por su cercanía.
-¿Y si no quiero?
- ¡No jodas!, ya quitate- hablo claramente irritada.
Escucho las inconfundibles carcajadas de la albina mientras se levantaba, notando que en su distracción, esta ya había cortado las raíces en sus pies
-Eres tan tierna cuando te pones asi, pareces un lindo cachorro enojado- sin vergüenza agarro sus mejillas para pellizcarlas cual bebé.
- ¡No me toques!- gruñó tratando de morderla inútilmente, ocasionando más carcajadas de su parte.- ¡Ahg! No sé ni porque te aguanto.- se dio la vuelta, dándole la espalda, sin notar la sonrisa pícara de la vampira.
- Porque me amas- susurro en su oído, haciendola estremecer mientras se sonrojaba de golpe- O tal vez porque tienes mucha paciencia jeje ¿Que clase de reacción fue esa?
Y ahí estaban una vez más, bufo molesta queriendo partirla por la mitad mientras la miraba burlarse de ella. Era tan irritante que la sacaba de sus casillas constantemente, la verdad, a veces se preguntaba de donde sacaba la paciencia para aguantarla. Con suerte, sabía cómo hacerla callar.
- Es todo, me voy- al instante las carcajadas se detuvieron, reemplazandolas por una expresión de horror.
-¡Noooo! ¡Lo siento Maggie! ¡solo estaba jugando!, ¡no es mi culpa que seas tan linda estando enojada!- hablo rápidamente, aferrada a su brazo como si su vida dependiera de ello.- ¿Me perdonas?- pregunto con ojitos de cachorro y un puchero, un golpe bajo para la ojimagenta.
-...¿Dejaras de ser tan idiota?- cuestionó sin mirarla, no caería tan fácil esta vez.
-¡Sip!, Lo prometo.
Suspiro, pues sabía que era mentira, aquella albina no cambiaría su lado burlón ni aunque le pagarán por ello, pero que más podía hacer después de todo era su única amiga.
La noche siguió entre juegos y competencias entre ambas como cada noche desde esa vez hace varios años.
Sabían que el tiempo se había acabado cuando un aullido se escuchó a lo lejos, ya debía regresar a casa. La albina al escucharlo hizo un breve puchero para después cambiarlo por una sonrisa triste sin que la ojimagenta lo notara. Se despidió de su querida amiga antes de verla irse por el frondoso bosque.
Apenas dejo de verla su sonrisa desaparecio, formando una línea recta en sus labios; comenzo a caminar de vuelta a su hogar cabizbaja y mil cosas en la cabeza. Cada vez era más difícil esconder lo que su corazón le gritaba, pero ¿Que podía hacer?, Si la manada de Maggie se enteraba que uno de los suyos visitaba a un vampiro la desterrarian o peor aún, la matarían. Por ahora era mejor mantener las cosas así. Suspiro con cansancio, quería desahogarse con algo pero ¿con que?.
-¡Mierda otra vez fallo!- gritó una voz masculina cerca
Rápidamente se escondió, no por miedo, sino por precaución. Por un momento quiso dejarlo pasar por esta vez con tal de llegar rápido a su hogar, pero al notar que venía solo y que ella había pasado mucho tiempo sin comer, decidió acercarse finalmente.
Total, una merienda de medianoche no hacía daño.
(...)
Ya eran las 9:00pm del día siguiente, como de costumbre una ojimagenta se apresuraba para llegar al hogar de la vampiresa. Escapando exitosamente del interrogatorio matutino de sus hermanos sobre en donde se encontraba o a donde iría, se transformó para ganar tiempo para llegar a su encuentro. Por desgracia iba tan enfrascada en llegar que no se fijó en la trampa, sino hasta que sintió algo aprisionar su pata seguido de un intenso dolor, aulló por el impacto antes de volver a su forma humana, estaba perdiendo mucha sangre; uso su brazo derecho para abrir con dificultad la boca de metal que aprisionaba su brazo izquierdo antes de que este empeorará.
Una vez libre, miró como su herida comenzaba a sanar lentamente, suspiro de alivio al ver que no se había roto el hueso.
- Debo irme de aquí, los cazadores deben estar cerca. Ya cuando llegue habrá sanado por completo- Razonó rompiendo parte de su camisa para limpiar y tapar la herida.
Como naturalmente siempre usaba su parte lobo para llegar a la mansión, se le hizo aún más largo y aburrido el camino hasta esta.
Entro sin vacilación notando que su herida ya casi estaba cicatrizada por completo, empezo a llamar repetidas veces a la albina en la base de las escaleras recibiendo un inquietante silencio.
Con la duda plasmada en su rostro, subió con cierta incertidumbre hasta la alcoba de esta, encontrandola en el balcón mirando a la nada.
-¿Mai?- se acercó lentamente, teniendo un mal presentimiento en su interior.
La vampiresa solo la miró de reojo con una sonrisa cansada, preocupandola levemente.
- Hola Maggie.
-¿Todo bien?- pregunto con fingida indiferencia.
- ¿Que?, ¿Acaso te extraño que no bajará corriendo a abrazarte?- le dedicó una mirada pícara, soltando una pequeña risa al recibir un golpe en su hombro.
- No empieces- rodó los ojos, tratando de mantener la paciencia- hablo en serio.
-Si, todo esta...- silencio.
Ese aroma. Es dulce.
Su sonrisa ya no estaba, al igual que su conciencia. Guiada por ese olor terminó a su lado rápidamente, su vista se fijó instantáneamente en su brazo donde había un vendaje improvisado completamente manchado de sangre.
Todo bajo la atenta mirada de Maggie que aún trataba de entender que era lo que le sucedía a su amiga de la infancia, ya que esta tenía los ojos desorbitados en una mirada perdida. Prácticamente le arrancó el pedazo de tela antes de que pudiera emitir alguna palabra al respecto.
-¡Reacciona Mai!- pero nada.
Siguió y siguió gritando su nombre, siendo olímpicamente ignorada por la albina, que en ese momento parecía adsorta en aquel pedazo de tela.
-Es... delicioso- le escucho decir levemente. Por alguna razón un escalofrío recorrió su espalda.
- Oh oh, M-Mai...
No le dio tiempo a reaccionar cuando ya tenía a la ojilila sobre ella, tan solo a centímetros de su rostro.
-¡No puedo mover mi cuerpo!- pensó alarmada tratando de mover alguna de sus extremidades inútilmente.
Sintió la intensa mirada de Mai sobre ella con un brillo rojo que descifró en segundos, tenía que hacer algo rápido. Esta se acercó lentamente inclinando su cabeza, paseando su nariz por su cuello, respirando su aroma haciéndola estremecer.
Pensó lo peor cuando su lengua la lamió descaradamente antes de hacer aparecer sus colmillos.
En un último intento por recuperar el control, logro mover la cabeza a tiempo evitando ser mordida pero como consecuencia terminó rozando sus labios, quedando en shock. Logro ver cómo Mai parpadeaba varias veces comenzando a volver en sí, una idea demente cruzó por su cabeza en ese momento.
Tragándose la vergüenza en su interior, volvió a juntar sus labios de forma inexperta pero suave hasta asegurarse de recuperar completamente el control de su cuerpo. Lo que no se esperaba era que Mai le correspondiera d igual manera cerrando sus ojos y abrazándola por el cuello, profundizandolo.
En un punto comenzó a disfrutarlo dejándose llevar entre respiraciones entrecortadas, abrazando a la albina por la cintura mientras esta hundía sus dedos en su cabello, sintiendo cada vez más la fría piel de Mai contra la suya. Era como si hubieran esperado mucho tiempo para ese único momento. Gimió de sorpresa al sentir una mordida en su labio inferior, saboreando la sangre mezclarse con el dulce sabor de sus labios, volviendo el beso apasionado.
Antes de separarse, la albina terminó de lamer el último rastro de sangre de los labios de Maggie para después relamerse los labios con una sonrisa perversa, viendo como la ojimagenta aún jadeaba sonrojada e impactada por lo que acababa de suceder.
-...Y-Yo...ah, yo no.-balbuceo con el corazón acelerado.
-Tu cola se mueve- señaló la vampira, tratando de no reírse aún con un tenue sonrojó en sus mejillas.
-¿Eh?- volteó rápidamente, comprobando como su cola se movía felizmente- Mierda, ¿En que momento salió?- se cuestionó avergonzada.
Una mano ajena le acarició suavemente la cabeza donde se asomaba un par de orejas peludas, aumentando el efusivo movimiento de su cola. Avergonzandola aún más
-Que linda, eso significa que... si te gustó ¿No?- pregunto con doble sentido sin dejar de lado su sonrisa burlona.
Se levantó de inmediato con los nervios de punta, tenía unas inmensas ganas ahorcarla mientras sentía como los colores subían a sus mejillas. Si no se iba pronto perdería el control de su parte lobo.
-¡Ahg eres tan!, ¡tan!, ¡Irritante!- gruñó abochornada antes de transformarse y salir huyendo del lugar
-¡También te amo!- grito, sabiendo que la escucharía a lo lejos, haciéndola avergonzar aún más.
Sabia que tarde o temprano volvería a verla, pero claro no contaría con que la ojimagenta se vengaria de ella de igual manera la próxima vez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top