Aquí estoy (1/4).

Dedicado a: Guka-San 

Atentos coloquen la canción en el momento adecuado no antes, créanme es necesario.
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Tocó la puerta casi con exagerada desesperación mientras trataba de recuperar el aliento dando grandes bocanadas de aire. Puppet le abrió en seguida y sin perder tiempo entro sentándose en el sillón buscando respirar con regularidad.

-Parece que corriste una maraton- bromeó sin mucho ánimo, dándole un vaso de agua, que bebió en segundos.

- ¿Q-Que esperabas?, No es como si viviera al lado ¿O si?.- solto sarcástica ya respirando más relajada.- Apenas me dijiste, vine tan rápido como pude.

En respuesta Puppet le dedicó una mirada llena de cariño, definitivamente tenía a la mejor cuñada de todas.

- Y ¿No te ha dicho que es lo que sucede?.- cuestionó preocupada, despertandola de su trance.

Puppet soltó un largo suspiro en respuesta mientras negaba con la cabeza, frustrada.

- Nisiquiera ha querido salir de su habitación, trate de hablar con ella pero no quiere responder.

Hizo una mueca al saber el estado de su querida albina, observó detenidamente a Puppet notando su rostro deprimido, el simple hecho de que aquella confiada albina de cabello corto allá tenido que pedir ayuda a alguien más, ya era motivo para preocuparse. Aunque de cierta forma tenía sentido ya que se trataba de Mai, su gemela y mejor amiga.

Se levantó, dejando a Puppet en la sala, dirigiéndose rápidamente a la habitación de Mai. Pego su oreja en la puerta escuchando unos, casi inaudibles, sollozos, preocupandola aún más. Tocó la puerta tres veces con cuidado.

-¿Mai?- No hubo respuesta- Soy yo, Maggie- Nada aun -... ¿Puedo pasar?.

Espero en silencio por un rato, poniéndose más ansiosa con cada segundo que pasaba. Por un momento dejo de respirar cuando escucho unos pasos acercándose a la puerta.

El chirrido que emitió le dio un leve escalofrío en su espina dorsal. Por desgracia solo se abrió lo suficiente como para dejar un pequeño espacio para ver al interior, sin embargo, Mai no se asomó.

- ...¿Que haces aqui?- preguntó, sin sonar grosera, con un hilo de voz sin dejarse ver.

- Puppet me llamó- respondió calmada- Mai por favor, abre la puerta.- intento abrir un poco más la puerta, siendo empujada por esta de forma automática.

- ¡N-No!, Por favor...vete- sollozo apunto de cerrar la puerta, coloco rápidamente el pie para impedirlo en un acto reflejo.

- No lo haré princesa Disney, no voy a dejarte- respondió sería empujando la puerta más fuerte.

Mai no estaba bien y ella lo sabia, por ese motivo no podía dejarla sola. Una vez abierta la puerta se expresión cambio radicalmente al verla, apenas hicieron contacto visual Mai se alejó rápidamente hasta la esquina de su cuarto donde se sentó y abrazo sus piernas con fuerza, queriendo desaparecer. Quería evitar a toda costa que la viera de ese modo, pero ya era tarde.

- ¡No me veas!, no asi, por favor... - sollozo, con la voz quebrada, comenzando a temblar levemente.

Sin perder tiempo camino hasta ella se sentó a su lado abrazándola con fuerza. Se sentía culpable e impotente, ¿como pudo permitir que acabará en ese estado?, verla tan rota y asustada le partía el corazón. Sus brillantes ojos, estaban vacíos y rojos por tanto llorar; su cabello antes lacio, estaba hecho un completo desastre, notó su alrededor, viendo las cortinas tapando toda fuente de luz exterior mientras había varias cosas tiradas en el suelo. Sea cual sea la causa, no descansaría hasta dar con el/la culpable de su estado y hacerlo pagar.

Se dedicó a acariciar su cabello dejando a la albina desahogarse en su hombro cada vez menos fuerte, sin deshacer el abrazo. Quería preguntarle la razón de su malestar pero se contuvo, por ahora solo quería que su princesa volviera a sonreír como siempre solía hacerlo.

En eso, recordo algo que una vez le menciono la albina cuando estaban viendo películas, había una canción para esos momentos, una especial.

"Siempre que puppet y yo estábamos tristes, mi mamá nos cantaba esa canción y nos abrazaba. Siempre nos hacía sonreir."

Busco su teléfono en su bolsillo y rápidamente entro en Youtube. Le hubiera encantado cantarsela pero de seguro la dejaba sorda por su afónica voz. Con cuidado se separó un poco para ver su rostro y secar sus lagrimas con su pulgar para después acariciar con suavidad su mejilla. Se prometió por dentro, que no volveria a dejar que su Mai estuviera en ese estado nunca más. Dejo el teléfono a un lado mientras el vídeo cargaba.

-¿Maggie?- desvió la mirada, incomoda por el hecho de que la viera así.

- Tranquila- susurro suavemente- estoy aquí, contigo- la abrazo.

Al momento una dulce melodía comenzó a resonar en la habitación, una que conocía muy bien, Mai volteo a verla sorprendida mientras Maggie le sonreía con cariño, había logrado su objetivo, sus ojos brillaban de nuevo.

Con cuidado la levantó junto a ella colocando su brazo en su cintura, empezando a bailar lento y calmado, claro teniendo cuidado de no tropezar con nada. Al principio Mai se mostró tímida por su aspecto desaliñado y lloroso, hasta que la ojimagenta pego su frente a la de ella sorprendiendola.

- Esta bien Mai- hablo suave- solo somos tu y yo; y para mí tú siempre serás hermosa.- sus ojos brillaron de emoción soltando una pequeña risa.

Objetivo dos cumplido, volver a hacerla sonreír.

Estaba funcionando, estaba volviendo a ser ella misma y eso le alegraba el corazón. Siguió bailando, dando pasos inexpertos pero seguros, haciéndola girar y reír. Disfrutando de la canción, como si solo estuvieran ellas solas en el mundo.

Mai poco a poco fue perdiendo la timidez dando pasos improvisados pero elegantes que combinaban perfectamente con la canción. Maggie no se quedó atrás, comenzando a imitarla, aunque tropezara un par de veces, haciéndola reír.

Mai se unió al vídeo comenzado a cantar melodiosamente, oh cómo adoraba su voz, pensó la ojimagenta sin dejar de bailar con ella.

Nada más importaba, solo ellas unidas en su propio mundo. En un punto Mai tropezó siendo rápidamente atrapada por la ojimagenta quien la sujetó por la cintura, se miraron a los ojos en silencio por unos segundos antes de explotar en carcajadas.

El vídeo se detuvo por un momento, dejando que solo el sonido de sus risas inundará la habitación. Sin previo aviso, la ojimagenta cayó al suelo con Mai aferrada a su cuello en un abrazo efusivo que correspondió con gustó.

- Gracias Maggie- murmuró con una sonrisa de oreja a oreja separándose levemente.

- No hay de que Princesa Disney- contesto burlona para después besar sus labios suavemente- Siempre estaré ahí para ti.

Sus mejillas se tiñeron de un tierno carmesí y sin dudarlo acortó la distancia de nuevo para juntar sus labios en un dulce beso

-¡Esto es tan hermoso!- fangirleo Puppet con un pañuelo, grabando la escena desde la puerta.




























Espero haya sido de su agrado X3. ¿Me creerían si dijera que estaba como Puppet después de escribirlo XD?

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