Almost human.
Cuando sus ojos se desviaban y su mirada caía en ella.
Se preguntaba.
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"¿Como puede ser tan fuerte?"
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"¿Cómo a logrado aguantar por tanto tiempo?"
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"¿Como puedo llevarme su dolor lejos?"
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"¿Como puedo salvar a un Ángel caído?"
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(▪️▫️▪️)
La luna brillaba en su máximo esplendor como la primera vez que la vio.
La noche lucía tan misteriosa y extravagante como siempre pero esta vez tenía algo que la hacía aún más hermosa que de costumbre.
Y eso era, como la luz de la luna bañaba su cabello haciendolo más resplandeciente mientras que las luciérnagas en el prado donde estaba sentada aquella bella doncella, le iluminaban el rostro con sus luces tintiniantes.
Su querida albina.
Admiro como sus ojos brillaban con auténtica inocencia al jugar con aquellas luces mientras soltaba unas cuantas risas.
Aquella niña que conoció hace mucho tiempo ya había madurado y crecido, hasta convertirse en la joven dama que tenía al frente. Los años habían pasado velozmente en un parpadeo. Todos llenos de encuentros clandestinos, salidas nocturnas y charlas hasta el amanecer.
Hizo un pequeño ademán con su mano, atrayendo su atención y en menos de un minuto estaban frente a frente.
-¿No estás cansada ya, pequeña?- pregunto con suavidad al verla bostezar.
- No aún no, quiero seguir aquí contigo- le sonrió dulcemente- además, ya no soy una niña pequeña.-se quejo haciendo un puchero.
- Sin embargo tus ojos brillan como una- pensó sin quitar su expresión neutra- tan inocente y vivaz- sonrió levemente.
Sintió un toque cálido y suave posarse en su mejilla, alzó el rostro y solo ahí se dio cuenta de que había estado mirando a la nada.
-¿A dónde fuiste?- pregunto la albina con un leve rubor.
-...No muy lejos- contesto mirándola fijamente
La ojilila camino un poco más cerca hasta sentarse a su lado, mirando la luna pensativa. Le gustaba su cercanía, la hacia sentirse más humana.
- Maggie...¿Crees que mi madre esté bien?
Le dedicó una mirada solo para ver cuál era su expresión y luego miro al cielo sin emoción.
- Tu madre fue una mujer amable y bondadosa, estoy segura de que esta en un lugar mejor- hablo con un tono vacío, perdiéndose en su propio mundo.- junto a tu hermana. Las dos están bien.
- Tu también eres buena y bondadosa- con cautela, tomo su mano y entrelazó sus dedos, no la apartó.
No le gustaba hacia donde iba la conversación.
- Siempre estás cuidandome y protegiendome- su cuerpo entero se tenso, no quería hablar de ese tema- entonces ¿Porque tú-
- Hay cosas que no tienen explicación Marionette- soltó su agarre, levantándose de golpe temblando levemente.- A veces solo ocurren y ya.- hablo secamente, mirando al suelo con ojos brillando en rabia mientras apretaba los puños- no importa cuánto busques, no encontrarás respuestas. ¡Nunca!
-¡Maggie!
Unos delicados y suaves brazos la rodearon con fuerza, sacudió la cabeza saliendo de su momento de cólera para volver al presente, su cuerpo entero se calmó, sus alas se destensaron y sus ojos volvieron a ser normales.
- Lo siento, no quería que recordarás algo malo- sollozo contra su pecho- de verdad lo siento.
Con torpeza correspondió el gesto, colocando su mentón en la cabeza de la ojilila.
- No, es mi culpa- acarició suavemente su espalda- mis demonios nublaron mi mente y perdí el control, lo siento.
Estuvieron así por un largo rato. Era raro pero increíblemente extraordinario. Una calidez que no había sentido en mucho tiempo, simple y reconfortante.
Respiró hondo ese aroma a hierbas y moras tan característico de la albina y suspiro, deseando que ese momento fuera eterno. Quería seguir sintiendo esa calidez.
Aunque sabía que eso no pasaría.
(...)
La noche siguiente despertó con un peso en el corazón que no la dejaba respirar. Su sueño de volver a su hogar ya no existía pero aún así su mente la atormentaba con el recuerdo de su descenso, el dolor en su alma seguía latente como el primer día.
Tocó su rostro solo para comprobar que estaba llorando, luego dirigió la punta de sus dedos hacia sus oscuras alas, tratando de olvidar el ardor.
Regulo su respiración y miro al cielo. No había luna, solo un tumulto de nubes oscurecidas que no le permitían ver las estrellas. Bufo resignada, miro a su alrededor buscando una cabellera platinada o unos ojos lilas brillantes.
Nada.
Espero por unos minutos que se convirtieron lentamente en horas y aún no aparecía.
Alarmada, desplegó sus alas y emprendió vuelo hacia la aldea. Un mal presentimiento se instaló en su pecho, comenzando a ir más rápido.
Sabía que ellos no cambiarían.
Sabía que nadie la comprendería.
Sabía que nadie le tendría piedad a pesar de que nunca le hizo daño a nadie.
Siempre queriendo ayudar a todos con una sonrisa amistosa y una amabilidad envidiable. Igual que su madre. Que murió por culpa de los ignorantes.
Vislumbró una torre de humo a lo lejos y pensó lo peor. Escuchaba gritos, insultos, blasfemias y demás. Todos dirigidos a una persona en común.
Cuando llegó varias lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
La encontró inconsciente, en el centro del pueblo, rodeada por llamas incandescentes mientras todos reían y aplaudían su muerte. Un horrible nudo se formó en su garganta evitando que pudiera gritar. Comenzó a buscar cualquier cosa, lo que sea que pudiera salvarla.
Pero nada.
No podía manipular que la sacará de ahí.
Voló hacia la cima de la fogata y trato de liberarla antes de que las llamas subieran, pero la soga solo la traspasaba, como un fantasma. La impotencia comenzaba a apoderarse de ella.
-Vamos, vamos por favor- sollozo desesperada.- no me hagas esto, ella no puede- inmediatamente miro al cielo.
Gruñó frustrada y azotó sus alas con fuerza.
Subió, y subió hasta atravesar el tumulto de nubes y llegar a un cielo despejado con la luna de testigo. Junto sus palmas y cerró los ojos e inclinó la cabeza.
- Por favor- rogó- salvala, tu que lo ves todo y sabes todo, has sido testigo de su noble corazon- sollozo- tal vez yo no merezca tu perdón, pero al menos ¡Dale la salvación a ella!- grito con la voz desgarrada en aflicción.- por favor no la dejes caer.
Un fuerte retumbar la sacudió, miro abajo inmediatamente, pequeñas luces aparecían de las nubes y retumbaban con fuerza. Descendió, quedando completamente empapada al atravesar el muro de nubes.
Estaba lloviendo.
Lo suficientemente fuerte para que todos los aldeanos se fueran, el bosque se sacudiera y el fuego fuera apagado. Una pequeña chispa de esperanza se encendió en su interior
Voló hacia la nube de vapor donde antes había un infierno de llamas, buscando su rastro.
Pero era demasiado tarde.
Descendió por completo y se acercó a paso lento y pesado.
Pequeñas lágrimas comenzaban a formarse solo para después descender y mezclarse con la lluvia. Sus ojos, vacíos, miraron con dolor su cuerpo chamuscado y herido.
-Lo siento...- dijo con un hilo de voz.
Cayó de rodillas a su lado, tomando delicadamente su rostro, paso la llema de sus dedos por cada quemadura de sus mejillas, sollozando y pidiéndole perdón como si pudiera oirle.
La abrazo suavemente, temiendo que se desvaneciera en cenizas entre sus brazos.
-¿Porque...?- susurro.
Su sonrisa tan pura e inocente, sus maravillosos ojos lilas, su encantadora voz y extraño pero extraordinario cabello, todo se había ido en cuestión de segundos, la había perdido. Un desagradable dolor golpeó su corazón, traición, ira, decepción y tristeza.
-¿Porque lo hiciste?.- mascullo secamente, más alto.
Apretó los dientes con rabia y tristeza en sus venas, tomando entre sus brazos el cuerpo inerte de su amada.
-¿¡Porque la dejaste morir!?- grito con rabia ciega.- ¡ella no se merecía esto!, ¿¡PORQUE LO HICISTE!?
Voló alejándose de ese espantoso lugar rápidamente y volvió al prado donde se solían encontrar. La recostó suavemente en el tronco donde la encontró por primera vez, la lluvia seguia cayendo pero con menos fuerza. Al igual que su llanto.
-¿Donde esta la misericordia de la que tanto presumes?- susurro con veneno en su voz.
Se recostó al lado de la albina y usando sus alas la cubrió. No importaba que tan horrible fuera la realidad, no podía aceptarlo y se negaba a dejarla ir.
-¿Porque no me matas de una vez...?- se lamentó antes de cerrar los ojos.-yo lo merecía.
"Solo deseo estar muerta"
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-...gie...-
Escucha una voz a lo lejos pero la ignora, no quiere moverse, no tiene la fuerza suficiente.
-...aggie...-
Esta vez la escucha más cerca, se tapa los oídos tercamente y se hunde aún más en su oscuridad.
-Maggie-
Es suave, como el viento.
-Maggie-
Resulta familiar, como un recuerdo lejano.
-Maaaggieee-
Abre los ojos solo para después cerrarlos por culpa de una luz cegadora, una luz que tiene nombre.
-Hola de nuevo Maggie.
Abre la boca sin creerlo, su primer impulso es correr y abrazarla con fuerza pero al ver bien las blancas vestiduras y la luz que las rodea, logra entenderlo todo.
Sonríe, eso intenta, de verdad que lo intenta pero aún así muestra más una mueca que una sonrisa.
-Supongo que viniste a despedirte- comenta desanimada.
La albina tomo sus manos y la miro esperanzada.
- Ven conmigo. Perteneces allá- pide, casi en una suplica. Suspira.
- No puedo- miro de reojo sus alas- no pertenezco a ese lugar, ya no.- coloca su mano en su hombro- pero tú sí, tienes que ir.
- No quiero ir sin ti.
- No es tu decisión.
-Pero...¡no es justo!
- Lo se- la albina calla- pero tú tienes personas que te esperan allá, así que ¡ve!
Le da la espalda, nunca soporto verla llorar, menos ahora que la tiene de vuelta. No escucha nada por unos minutos y lo siguiente que sabe, es que la luz se apaga de repente, solo ahí suelta el aire que estaba reteniendo. Se había ido. Otra vez
-Te lo dije ¿No?
Voltea incrédula, ahí estaba, todavía. Pero en lugar de blanco había negro. No podía creerlo.
- Ahora me toca a mí estar contigo.
-...¿Porque?- logra preguntar aún en shock. Había rechazado los cielos.
La albina tomo su mano y con una sonrisa respondió.
-Porque mi único pecado, es amarte.
Chan chan chan, enigma y misterio jejjeje.
Este extraño proyecto lo base en dos canciones, las cuales son Fallen angel de three day graves y almost human de Voltaire. Espero les haya gustado, nos vemos en el sig one shot
Lavense las manos bye.
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