Narra omnisciente

Las clases habían dado inicio, decir que todos miraban entre sorprendidos y asustados a óbito y a deidara era poco.

Ya que durante el día no se miraron feo ni una sola vez, además de que parecía que no se ignoraban.

Luego llego la hora del almuerzo y todos fueron a la cafetería , no hubo nada raro desde ahí, hasta que un comentario llamó la atención de todos los presentes.

- WOW!! óbito tu almuerzo se ve delicioso, se nota la pasión juvenil con el que fue preparado -

Dijo maito gai, un amigo del grupo de óbito quien era el vicepresidente del club de artes marciales.

Era un chico muy enérgico, fuerte y flexible, si no era el presidente era porque había entrado a la escuela unos días más tarde.

- oye, ¿quien lo diria ?creí que no eras capaz ni de freír un huevo -

Dijo un albino con una mascarilla, tenía un libro en la mano y era parte del club de artes marciales al igual que sus amigos.

Su nombre era kakashi hatake, el mayor misterio de el era su cara se decía que no se la quitaba ni para deportes.

Aunque era popular, en toda la escuela su cara era su mayor secreto, había rumores que decían que solo se la mostraba a su novio.

El secretario del consejo estudiantil un doncel de otra clase llamado iruka umino quien era morenito tierno y con una cicatriz en la cara.

A pesar de que varios le habían preguntado el cómo era su cara el se negaba a hablar o siempre ponía excusas.

Esos tres eran amigos desde hace tiempo, parecían conocerse desde siempre a pesar de que lo hicieron en esa misma escuela.

- que poca fe tienes en mi bakakashi, pero aun así...yo no prepare el bento -

Y deidara quien estaba sentado en una mesa cercana a la de ellos empezó a toser.

Kakashi volviendo a su lectura dice.

- creí que tus padres estarían fuera el resto del mes -

Y óbito algo nervioso dijo.

- ah, pues es que lo compré ayer en una tienda de bentos -

Dijo óbito haciendo todo lo posible para no mirar a deidara o si no iba a delatarse solo.

Por suerte sus amigos no dijeron nada mas al respecto y se resignaron a comer.

Después del almuerzo tocaba ir al club y para su sorpresa nadie los molesto cuando fueron con los demás miembros al gimnasio.

El club de arte no estaba ahí, pintando o haciendo esculturas, algunos no le tomaron importancia pero óbito sabía la razón.

En una situación normal estaría feliz de que por fin los dejaran usar el gimnasio a gusto, se sentía un poco culpable.

Después de los eventos del club, regreso al salón, estaba vacío, solo se sentó a esperar hasta que deidara apareció.

Ambos se miraron a los ojos por un par de segundos pero no dijeron nada.

Deidara solo se sentó en su asiento saco un cuaderno de su mochila y empezó a dibujar.

A pesar de que los separaban unas seis bancas, óbito podía sentir la tensión, era tan densa que podría cortarla con un cuchillo.

Óbito solo suspiro y dijo.

- oye, por favor esto es incomodo...al menos podríamos intentar hablar -

Al ver que el rubio no lo volteaba ni a ver el pelinegro solo chasqueo la lengua y murmuró.

- muñequita de pastel -

Esa frase basto para que el rubio se levantara de su asiento tomará al uchiha de la camisa y le dijera.

- ¡¡no te atrevas a llamarme así idiota!! -

Óbito solo le dijo

- bien lo siento pero no me ignores se siente raro -

Y en eso el sonido de la puerta los hizo ponerse tensos, e intentaron separarse pero no lo lograron a tiempo.

Al entrar dos alumnos que ninguno conocía realmente se quedaron congelados.

Desde el punto de vista de ellos dos parecía que se estaban abrazando.

Unos segundos después salieron gritando.

- ¡los rumores eran ciertos, deidara kamiruzi y óbito uchiha del salón 6 están saliendo ! -

Los mencionados estaban en shock pero salieron de este rápidamente y corrieron tras el par de chismosos.

El resto del día sería muy largo