único

—¡Es impensable!

Refunfuñaba el peliverde mientras sostenía unas peculiares prendas con su mano derecha, apretándolas con odio, como si fueran una abominación. 

—Pero Freed-kun, es el vestuario obligatorio —le decía un señor pasando la tercera edad, ex miembro del Concejo.

—¡No soy una mujer! —se seguía quejando el usuario de las runas.

Para ponerlos en contexto, los Raijinshuu, la guardia personal de Laxus y el susodicho se encontraban realizando una misión, o intentándolo al menos. Debían atender por nueve horas el restaurante de Yajima, una misión demasiado banal si vamos al caso, no obstante la fémina del grupo quería demostrar que su sensualidad era superior a su rival de pelo escarlata, quien tiempo atrás había hecho la misma misión con demasiado éxito, llenando de -mayormente hombres- el lugar. Y claro que la castaña no se quedaría con brazos cruzados, claro que no. Había podido convencer a Laxus de aceptar la misión con su convicción femenina, y claro que si el rubio aceptaba tanto Freed como Bickslow no se opondrían. 

El problema era que estaban cortos de personal, mágicamente Evergreen había logrado que muchas personas vayan al lugar y hacía falta más de una mesera. Yajima y el peliazul se encargaban de la comida, mientras que Laxus se encargaba del delivery. Lo que faltaba es que alguien, junto con la chica, se encargara de atender a las personas.

Y Freed no tendría ningún problema con eso, si no fuera que el uniforme que se le exigía vestir fuera peculiar.

La última vez el equipo de Natsu fue a atender, por lo que el dueño contaba con dos uniformes 'masculinos' y dos 'femeninos'; siendo los primeros utilizados por el manipulador de almas y el dragón slayer del rayo, la hada utilizó el de Erza por lo que el de Lucy era el único que sobraba.

Y preferiría morirse que utilizar el pequeño traje de maid de color chillón.

—Vamos Freed, te verás genial —se burlaba su compañero, acompañado de sus babys que exclamaban '¡genial!' '¡genial!'.

—Cállate.

—Freed-kun no es nada utilizar una falda por un rato —trataba de persuadirlo el anciano, la gente se acumulaba más en el recinto y necesitaba que el joven coopere.

Entonces pontelo tú. Pensó el peliverde, más por el respeto que le tenía al señor no lo expresó verbalmente.

—Joo ¿qué ocurre? —apareció la que dio la idea de la misión, con una bandeja en brazos que dejó en la mesada para colocar sus brazos en si cintura —Los clientes están impacientes.

—Freed no coopera —le mandó al frente.

—Freed ¿qué te pasa? Normalmente sos el primero en realizar las misiones con gusto. —le cuestionó.

Y tenía razón, usualmente -por no decir siempre-, Justine era el primero en realizarlas sin rechistar, para recibir un halago del líder, aunque rara vez ocurría. O al menos rara vez ocurría en público.

—Me niego a utilizar esto —levantó su brazo enseñando el sensual uniforme.

—¿Es por eso que haces berrinche?

—¡Yo no estoy haciendo ningún berrinche!

—Ajam —cortó la discusión —Yajima-san, Bickslow sigan con lo suyo, yo me encargo de él.

Los nombrados siguieron las instrucciones de la castaña, quien se llevó a arrastras al peliverde a los baños.

—¿Por qué no quieres utilizarlo? —indagó una vez que se encontraron a solas.

—No soy una mujer —respondió con facilidad, como si estuviera dando un argumento muy sólido.

—Ajá —se acomodó sus gafas y una sonrisa traviesa se asomó en sus labios pastel, sabía lo que debía hacer— ¿Quién iba a pensar que el líder y mano derecha de Laxus tendría masculinidad frágil? Quizás deba informarle sobre tu deficiencia al realizar misiones. Sí, creo que sería lo correcto. No te preocupes, le diré a Laxus que no puedes realizar una misión tan simple, quizás se enoje.

La amante de las estatuas conocía la debilidad de Freed hacia Laxus, los shippeaba de cierta forma. Y quizás estaba mal utilizar la manipulación en su amigo, pero al ver como el peliverde parecía plantearse la idea no pudo evitar agrandar su sonrisa.

—Tranquilo, ya informaré que no participarás en la misión. —soltó con fingida modestia, dando pasos hacia la salida del baño.

Sin embargo un agarre la detuvo.

—Y-yo —inhaló profundo—Lo haré. —declaró con determinación y le arrebató el traje a su compañera.

Gané.

•°•°•°•,

Terminó de atar el pequeño mandil por su espalda baja, logrando completar todo el uniforme. Tuvo ciertas complicaciones como con el área del escote, quedaba un enorme espacio ahí, pero nada que un par de alfileres no puedan arreglar.

Se retiró del baño, con cortos pasos, con cada uno podía sentir como las medias blancas se ajustaban exquisitamente en sus níveos muslos, además del aire entrar por sus zonas íntimas debido a la corta falda anaranjada ceñida en su cintura que se meneaba tentando a la vista. La continuación del vestido color chillón se ajustaba a su plano tórax, había considerado meterse algo de relleno sin embargo la idea fue descartada, debería utilizar revistas enteras para rellenar el espacio de los grandes senos de Lucy. Para finalizar una gargantilla color blanca descansa en cuello a la vista de todos, pues se había hecho una cola con su cabello para que no le estorbara.

—Hasta que al fin saliste —le asaltó su amigo, quien al darse vuelta podía jurar haber visto a una hermosa dama y no al simp de Laxus — ¿Q-qué rayos?

—¿Qué te ocurre? —le preguntó algo ofendido, su mejor amigo estaba actuando extraño, hasta los panqueques que debía dar vuelta se cayeron al piso.

—Nada —decidió darse vuelta y concentrarse en lo suyo, tal vez también se mojaría con agua helada el rostro, #nohomo.

Ohh Freed-kun, te ves genial —le halagó Yajima —Toma la fuente y ve a atender.

Asintió y tomó la fuente de aluminio pegándola en su pecho. Apenas salió del área de la cocina sintió varias miradas hacia su persona, incómodo prosiguió, no estaba para nada acostumbrado a ser el centro de atención, ese era el rol del rubio.

—Mira nada más, si que te queda bien la falda —apareció su amiga halagándolo aparentemente, y le dio una nalgada.

—¡E-Evergreen! —le reclamó con sus mejillas rosadas, no era la primera vez que lo hacía pero jamás se acostumbraría.

—¿Qué? Al público le agrada, es marketing.

Y claro que estaba en lo correcto, más de un hombre tuvo un derrame nasal ante tal escena, no era muy cotidiano ver a dos apuestas jovencitas jugar al frente de tanta gente. Además que el reclamo del ojiverde se aparentó más a un chillido, pervirtiendo aún más la mente de los libidinosos concurrentes.

—¡S-señorita! —llamó la atención uno de esos libidinosos, sonrojado —Traigame un vaso de cerveza.

—Enseguida —contestó la pelimarrón.

—N-no, a la peliverde —pidió.

—¿Hooo? Tienes audiencia, mi pequeño Freed —se burló pícaramente, mientras le empujaba con el hombro.

—Cállate. —frunció el ceño levemente, gesto que de inmediato fue intercambiado por una sonrisa para atender al cliente —Una cerveza ¿verdad?

—¡S-si! —los constantes tartamudeos comenzaba a impacientarlo, porque sabía a que se debían y no le era nada grato.

—¿Desea algo más? —preguntó, orando con que le diga no.

—Eh ¡No!

—Enseguida se lo traeré —se despidió, suspirando.

Dio la orden en la cocina y de inmediato fue servida la cerveza. Se lo entregó dejando satisfecho en más de un sentido al cliente y así prosiguió con el resto hasta sentir como sus pies comenzaban a doler por los incómodos tacones naranjas que se veía obligado a llevar. Había decidido sentarse, no obstante se levantó de inmediato al escuchar la campanilla.

Laxus había vuelto.

Los nervios lo inundaron, sabía que sólo estaba cumpliendo una misión y no tendía por qué sentirse así, más el saber que el dueño de su corazón le vería con esas extravagantes prendas llenaban de vergüenza su pecho. La confianza con la que había repartido los pedidos se iba alejando.

Exhaló con alivio al notar como el rubio ni se percató de su presencia, en otras ocasiones se sentiría desanimado pero ahora estaba bien. Laxus dejó el dinero del pedido en manos de Yajima, quien le informó que podría descansar en alguna mesa hasta que llegue otro encargo.

—No es justo —se quejó Ever al ver al rubio sentarse en las cómodas sillas —Mis hermosas piernas duelen de tanto ir de acá allá.

Bien. Pensó Justine, sería lo mejor que Ever se atendiera de Laxus así podría seguir trabajando sin llamar su atención.

—Ah, hablando de hermosas piernas —volvió a sacar conversación la fémina — ¡Freed, ven! Laxus se va a morir al verte.

¡Ay!

Un escalofrío le hizo vibrar su esbelto cuerpo, no quería ir. Se haría el sordo escondido detrás de unos clientes.

—¿Y por qué debería morirme? —indagó con cierta curiosidad.

—Porque- No, ya lo verás, ¡Freed! —le buscó con la mirada.

Freed decidió que, como líder de la guardia real, no se vería nada bonito esconderse. Debería ir y enfrentar sus problemas, a pesar de que eso rompa su dignidad. Con firmes pasos salió del escondite y se dirigió hacia su amiga, casi parecían movimientos de un robot en vez de un ser humano.

—¿Me buscabas? —indagó, sin saludar a Laxus.

El dragón slayer podía jurar que si estuviese bebiendo algo lo hubiese escupido, o ahogarse como mínimo.

¿Ese era Freed? ¿Su Freed?

—¿Viste? ¡Sabía que te iba a impresionar! —contenta expresaba Ever —Se ve fantástico, no tanto como yo pero impresiona.

El rubio ni siquiera estaba escuchando las palabras de su compañera, aún no salía de la sorpresa. Tragó grueso y volvió a su mirada de siempre, malhumorada y con ganas de golpear a cualquier que se cruce en el camino, aunque se permitió observar discretamente a su mano derecha, no negaría que se veía bien, quizás luego se lo haga saber. Lo que más le agradaba eran las delgadas piernas cubiertas por esas largas medias blancas, le favorecían en demasía, no obstante ni aunque lo torturaran lo admitiría en público.

—No es para tanto —musitó con fingida tranquilidad, su cuerpo pensaba todo lo contrario —Vuelvan a trabajar.

—Sí, sí —asintió la mujer, su intuición femenina le decía que Laxus estaba mintiendo pero tampoco quería agobiarle tanto—Vamos Freed.

—Sí —le respondió, en el fondo se sentía aliviado.

—¡Freeda-chan! ¿Me traes una porción de selva negra? —le pedía un cliente, casi se podían ver corazones en sus ojos y eso no pasó por desapercibido para ninguno de los tres.

—¡Voy! —respondió cálidamente, debía guardar las apariencias.

Iba con pequeños pasos apurados, quería evitar seguir llamando la atención de Laxus, no obstante su objetivo fue fallido; pues con los pasos que se asemejaban más a saltitos el vestido se meneaba, haciendo que más de uno dejara lo que estaba haciendo para voltear a verlo lascivamente. Y el mago de rayos no fue la excepción, podía ver muy levemente el comienzo de los glúteos pálidos donde terminaban su recorrido las medias bucaneras. Volteó la mirada de inmediato, no quería que su cuerpo lo traicionara.

—Freed si que llama la atención ¿eh? —le codeó Ever.

—Tsk —chasqueó su lengua en señal de molestia al darse cuenta que no fue el único que vio el improvisado show.

Largos minutos pasaron, en los cuales el rubio agradecía no haber tenido ningún mandado, podía disfrutar descansar plácidamente en la silla mientras se deleitaba con las bebidas, y quizás, sólo quizás, observaba los torpes movimientos del peliverde con ese traje anaranjado de maid.

•°•°•°•

Freed suspiró una vez terminó, momentáneamente, el trabajo, los clientes ya no entraban constantemente lo que le permitía poder relajarse levemente. Admiraba a las mujeres que podían hacer esto por largas horas y tacones incómodos.

—Moo, todavía no superé a Erza —se quejó Evergreen a su lado —A pesar que vinieron varias personas no logré tantas como ella, me pregunto qué habrá hecho.

—Lo importante es que Yajima esté satisfecho —le respondió, no entendía el afán de su compañera con querer superar a la espadachín.

—Supongo —contestó aburrida, y de repente sus ojos brillaron, el peliverde se dio cuenta y tembló ante la perversa mirada —Tengo una idea.

—No —le cortó — Sea lo que sea no lo haré.

—Bueno, le comentaré a Laxus de tu ineficiencia.

—Maldición —se quejó, no podía permitir eso —¿De qué trata?

•°•°•°•

Si Freed tuviera una moneda por cada vez que perdió la dignidad ese día tendría miles, y más ahora. Se sentía muy apenado y más viendo como los ojos azules lo perforaban, haciendo que se sienta muy pequeño.

—Freeda-chan ayudarme —le pedía la pelicastaña.

Y jamás se había sentido tan ridículo como con este numerito. Podía sentir los enormes pechos de su amiga pegados en su pecho y su mano izquierda deslizarse por sus largas piernas, tentando mover la falda. El sonrojo de sus mejillas era inevitable, se sentía muy exhibido.

Y como no estarlo, si estaban dando ese espectáculo en la barra del restaurante, donde todos le observaban siendo manoseado por su mejor amiga. La clientela aumentó mágicamente, podía oír gente afuera del recinto pidiendo por entrar y a varios pegados en los vidrios que enseñaban dentro.

Definitivamente habían superado el récord de Titania.

Lo que más le tenía cohibido era la mirada de Laxus, que enseñaba cierto desconcierto y no podía estar más avergonzado de que el amor de su vida le viera en semejante situación. Por un instante, menos de un segundo, le pareció notar un brillo en los ojos tan azules como el océano, un brillo libidinoso si le permiten opinar. Y era dirigido hacia él, no a su amiga que se exhibía más, no.

—Ever-chan h-hay mucha gente mirando —se metió en el papel, sabía que si no lo hacía terminaría hecho piedra.

—No importa —el sonrojo de las mejillas del hada estaba muy bien fingido.

Luego pediré un vídeo para mostrárselo a Elfman. Planeaba su venganza el peliverde.

Justine cruzó sus piernas, enseñando al público gran parte de sus suaves muslos, un chillido en coro le hizo saber que estaba haciéndolo bien. Deslizó su propia mano por su plano pecho y una vez terminó con su gran sonrojo miró al publico, a un hombre en específico, guiñando su ojo derecho.

Bickslow que presenciaba todo junto con su baby que se encargaba de grabar todo -para luego bromear con ello- se planteaba seriamente su orientación sexual.

Y Yajima estaba feliz de tener tanta clientela.

No obstante, había alguien que no se encontraba feliz por tal exhibición. Quería tomar al peliverde y sacarlo de esa barra, llevarlo a un lugar privado. Pero no podía hacerlo, así que se mantenía inerte viendo los coqueteos.

Las horas pasaron y el momento de cerrar el restaurante llegó, varios hombres iban reprochando porque haya terminado el espectáculo.

—¡Ay! —chilló el peliverde al sentir una intrusa mano azotar su trasero, no le fue para nada agradable — ¡¿Qué carajos haces?!

—Vamos, Freeda-chan, con el espectáculo que diste está más que claro que te gustan éstas cosas —con una sonrisa le respondió, era al que le sirvió la cerveza al principio.

—¡Vete ya! —se metió la castaña llamando la atención.

—¿Qué ocurre? —el grueso tono de voz interrumpió.

—¡Laxus! Éste idiota se estaba sobrepasando con Freed —le mandó al frente, dejando al pervertido temblando.

—¿Ah, sí? —la dureza con la que habló era enorme.

En realidad el rubio hace rato estaba enojado, desde que vio como aquellos idiotas veían el trasero del usuario de runas. Y descargaría parte de su ira en ese infeliz, el resto la descargaría de una forma más placentera.

Con un puñetazo lo mandó a volar, si podría hubiese utilizado una gran descarga eléctrica.

—No era necesario —se cruzó de brazos el peliverde, la verdad es que no quería que Laxus se metiera en problemas, apenas iba recuperando la confianza de Magnolia.

—¿Qué? —se acercó peligrosamente —¿Te gusta que te anden manoseando el trasero por ahí? ¿Exhibirte de esa forma con este corto traje?

Esas preguntas le pusieron nervioso, quizás sea algo masoquista pero que Laxus se expresara de esa manera hacia su persona le parecía jodidamente sexy. Y, con su verdadera personalidad, se volteó con media sonrisa.

—¿Y qué si es así? —le provocó, era un juego entre ambos. —¿Harás algo al respecto?

—¿Quieres ver que haré? —disminuyó la distancia, casi parecía que se iban a besar.

—Ya hasta, tortolitos —interrumpió Ever, los otros se habían olvidado completamente de ella y normalmente dejaría que así fuera, no obstante estaban en la vía pública y la homofobia abundaba, podían llamar la atención de metiches que harían que la reputación de Fairy Tail caiga en picada.

Ambos incrementaron la distancia, Freed algo tímido de que su amiga haya presenciado eso y Laxus molesto.

•°•°•°•

—¡¿Qué?! —gritó Freed.

—L-lo siento, no sé cómo ocurrió Freed-kun —se disculpó el anciano, pues, por casualidades de la vida, la ropa del peliverde estaba mojada completamente y por ende no podría ir vestido normalmente.

—Parece que vas a tener que irte con el vestido —avisó Ever, mientras escondía su sonrisa atrás de su abanico, estaba de más decir quien realizó esa "casualidad".

—Maldita —se quejó, se dio cuenta de la mala jugada de su amiga y no le daría el gusto de caer —Está bien, iré con esto, es cómodo.

Dijo y dio un leve giro, demostrando sus palabras, todo para provocar al hada. Bickslow que estaba bebiendo un vaso de agua lo escupió de inmediato al, casi ver, zonas privadas de su amigo. Aún no se acostumbraba de verlo de esa forma pero tampoco se queja.

Y el rubio se dio cuenta de ese leve interés, y claro que no lo iba a permitir. Así que se quitó su abrigo de plumas para colocarlo en los hombros del peliverde, quien se sonrojó pero al ver como unas pubertas se sonrojaban al ver los músculos de su Laxus se lo devolvió.

—No lo necesito —respondió, el de cicatriz se sorprendió pero luego sonrió, le gustaba cuando actuaba de forma arrogante.

—Como quieras.

El cuarteto se despidió de Yajima y partió rumbo hacia Fairy Tail, muchos hombres se daban vuelta al notar a " la sensual peliverde" pasear como si nada. Algunos creían que era una nueva integrante de los Raijishuu, y otros comentaban que era pareja de Bickslow, pues como usualmente hacía caminaba al lado de él.

—Esto es incómodo —dijo, las miradas hacia su retaguardia no mermaban.

—Ya vamos a llegar —respondió Ever, la única divertida con la situación, sabía que Laxus se estaba muriendo de los celos.

Lo que le espera a Freed.

•°•°•°•

Estaban a tan sólo unas cuadras del gremio, desde esa distancia se podía oír el bullicio de dentro y Freed reconsideró la idea de entrar vestido así, probablemente harían chistes al respecto, especialmente Happy y él no era motivo de burla. La incomodidad fue percibida por Laxus.

—Evergreen, Bickslow, ustedes den el informe de la misión —le entregó el papel —Yo llevaré a Freed a su casa, pueden haber más idiotas en el camino.

—Sí, lo que digas —contestó ella y tomó el papel, sabía que Laxus no iba a eso precisamente —Vamos Bick.

El dúo se fue al gremio al mismo tiempo que los otros dos partieron rumbo.

El silencio perduró hasta la vereda de la residencia Justine, una modesta casa de un piso que cuenta con lo necesario para vivir solo. Ambos se miraron, esperando que el otro iniciara la conversación.

—Bueno, gracias por todo —se despidió el ojiverde con intención de cerrar la puerta, sin embargo el fuerte brazo de su pareja lo impidió.

—¿En serio crees que me iré sin más luego de todo? —el tono duro con el que hablaba no hacía más que intimidarlo, y le encanta.

—No sé a qué te refieres —le iba a provocar, adora ver los celos de su pareja a pesar que pasen cada muerte de obispo.

—No te hagas —con su pie cerró la puerta de madera, asegurando de que nadie pueda intervenir.

—Quizás si me refrescas la memoria pueda acordarme —se dio vuelta con una sonrisa burlona, sabía que estaba jugando con fuego -o rayos mejor dichos- pero también sabe como Laxus ama esta clase de juegos.

—Para empezar anduviste meneando el trasero por ahí.

Le comentó mientras abrazaba el cuerpo con su brazo izquierdo, pegándolo a más no poder con el suyo. Aprovechó su brazo derecho libre y azotó su mano en el níveo trasero cubierto por la falda, probablemente quedaría marca.

—¡Ah! —jadeó sorprendido por la acción, también podía sentir a su cuerpo reaccionar por el estímulo.

—También enseñaste tu hermosa sonrisa a desconocidos —le reclamó mientras tomaba con firmeza las mejillas del peliverde, arrebatándole un fuerte beso que no hacía más que estremecerlo.

Laxus sin previo aviso lo alzó, haciendo que las esbeltas piernas cubiertas por las medias queden encadenadas a su cintura. Lo podía levantar sin ningún tipo de dificultad, conoce perfectamente el peso de él.

—Enseñaste tus muslos, sabiendo que me pertenecen, a malditos pervertidos —nombró el número que había hecho con Ever —Permitiste que más personas fantaseen con tu cuerpo, tentaste a bastardos al frente mío.

—L-lo siento —se disculpó con dificultad, la excitación que sentía no le permitía hablar sin jadear en el proceso.

—¿Sabes lo que sentí al verte pasear por ahí con éste maid perfectamente ceñido a tu cuerpo? —indagó, mirando fijamente los ojos color esmeralda que le volvían loco.

—No l-lo sé.

—Me has cabreado —soltó —pero también fue jodidamente caliente.

No le sorprendió totalmente la confesión, sabía que no fue idea suya la libidinosa mirada que percibió de él.

—¿Quieres sentir lo que yo sentí? —le preguntó traviesamente, conocía la respuesta, no obstante ver el rostro sonrojado de su pareja mientras pronunciaba esas palabras no tenía precio.

—¡S-sí, quiero! —le rogó, no podía más con las ansias, sentía que se iba a morir tan sólo con la lasciva mirada que esos orbes azules le daban.

Laxus frotó su dura y enorme erección con el firme trasero, utilizó un poco de rudeza para provocar más al masoquista ojiverde. Freed se permitió soltar un gemido al sentir ese trozo de carne en su retaguardia sobarse sin pudor alguno, ansiaba sentirlo de otra manera y con ojos como perrito mojado miró a su pareja, rogándole.

—No, aún no —se negó ante la mirada suplicante —Te portaste mal, mereces que te torture un poco.

Y esas palabras fueron el comienzo de una de las mejores lujuriosas noches de la pareja. En la cual Laxus utilizó de lienzo el cuerpo perfectamente cuidado de su novio para dibujar besos, marcas y mordidas, que gritaban que el cuerpo de Freed tiene dueño. Ambos se dieron placer hasta caer en los brazos de Morfeo, siendo la Luna el único testigo de tal libidinoso acto.

Y el usuario de las runas decidió adueñarse del sensual vestido de maid.

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Quedó más largo de lo esperado pero creo que estoy satisfecha. Hace mucho quería escribir algo de ellos, de Fairy Tail en general pero no se presentó ocasión.

No tengo tiempo para revisarlo y corregirlo, así que me gustaría que me hagan saber por los comentarios los errores.

Si recibe apoyo haré un extra en el cual narraré la lujuriosa noche que tuvieron ksjsk.

*No recuerdo si los hombres tenían algo como Fairy Hills, así que hice que Freed tuviera su propia casa.

En fin, muchas gracias por leer ❤.

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