Capítulo 32: Luna y garras de hipogrifo.
Aviso: antes de leer este capítulo sería recomendable leer nuevamente el capítulo anterior ya que por complicaciones de Wattpad el capítulo había quedado incompleto,
gracias por su atención.
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Mao miraba con impaciencia el gran muro que rodeaba a la aldea de la hoja. Cruzaba sus brazos esperando que Edmund apareciera y diera su señal, sentía escalofríos al creer que alguno de los dementores estuviera cerca de él. Habían llegado a la aldea unas horas después de que el sol se hubiera ocultado y Edmund entro sin problemas a la aldea mientras él esperaba, cubriendo su rostro con una capucha negra y oculto entre los arboles.
Kimura les había ordenado ir a la aldea y buscar a los ninjas que había mandado para recuperar sus objetos. En el interior esperaba que los hubieran capturado, así demostraría que él estaba en lo correcto cuando dijo que ellos no podrían hacerlo. Por supuesto que aquellos dos no le dejarían las cosas fáciles, pues ellos también poseían el tatuaje que Kimura le había otorgado, siendo aquellos de mucha confianza para el de lentes.
El sonido de un ligero chillido lo saco de sus pensamientos, miro hacia el cielo observando como un ave se dirigía hacia él, en menos de unos segundos el ave se poso en una rama frente a él.
—¿Y bien? ¿Los encontraste? —Preguntó Mao al gavilán. El ave lo miraba con sus grandes ojos amarillos.
El gavilán negó con su emplumada cabeza, seguido cambio de forma a la de un hombre.
—No, lo mas seguro es que los descubrieran, los dementores aun están en el bosque al otro lado de la aldea. Seguramente no tardaran en cansarse del hambre y entraran a la aldea.
—¿Y qué haremos?
—Tendré que buscarlos y liberarlos, si llegan a abrir la boca... bueno, ya sabes como reaccionara el mocoso Dagger.—Respondió Edmund.—¿Tienes alguna idea de donde pueden estar?
—Bueno... seguramente los encarcelaron, tal vez encuentres información de ellos en la torre del hokage, la torre mas alta.—Aclaro Mao.—Seguramente los tienen en algún lugar oculto para no causar pánico, ya sabes, por la vez que me liberaron.
—¿Estas seguro de que no están en el mismo lugar donde tu estabas?
—No lo se, es posible.—Respondió Mao sin estar seguro de sus palabras. Él era mucho mas fuerte que aquellos dos ninjas, por lo que no creía que los ninjas de la hoja los tomara como una amenaza mayor.
Mao bajo del árbol seguido por Edmund nuevamente transformado en un gavilán. El ave aterrizo en la tierra y Mao lo miro con burla y una sonrisa burlona se formo en su rostro. Se inco en cuclillas frente al ave.
—¿Enserió? ¿No pudiste bajar sin transformarte en ave?
El gavilán lo miro molesto.
—Los magos siendo tan poderosos no pueden bajar de un simple árbol.
Sin esperarlo, el ave volvió a tomar la forma de Edmund haciendo que el moreno cayera de espaldas por la impresión.
—Levántate y escucha.
Mao se levanto del suelo y acomodo su capucha.
—Tendrás que volver por tu cuenta a la aldea de la roca, mientras yo buscare a esos ninjas y las cosas de Pyrest, además...—Edmund miro la puerta de la aldea.—Buscare información extra ¿Entendido? —Volvió la mirada a Mao quien asintió confundido.
—¿Seguro que no necesitas mi ayuda?
—No. Vuelve con Dagger, él es el que necesitara tu ayuda.—Al terminar sus palabras volvió a su forma de ave y emprendió el vuelo hacia la aldea.
Mao lo siguió con la mirada, cuando el gavilán desapareció en el cielo el moreno comenzó a caminar con paso firme en dirección a la aldea de la roca.
—Estupido gavilán.—Pensó luego de unos minutos. Pero se detuvo en seco, había escuchado la rama de un árbol crujir. Rápidamente saco un kunai y miro a su alrededor buscando cualquier presencia, a simple vista parecía no haber nadie a su alrededor, solamente arboles y mas vegetación.
Permaneció de pie buscando cualquier señal que le indicara la presencia de alguien, algún ninja. Siguió caminando aun con el kunai en la mano. Lanzo el kunai en dirección donde escucho otra rama crujir, el sonido metálico se hizo presente cuando el kunai que lanzo fue detenido por otro y ambos cayeron al pasto.
—Muéstrate.—Ordeno Mao, ya sabia que si era un ninja.
Un cuerpo avanzo desde la oscuridad del bosque, los tenues rayos de la luna que se colaban de entre las copas de los arboles le dejaban ver quien se aproximaba, Era una figura alta y encapuchada, Mao estaba preparado para atacarlo hasta que gracias a los rayos de la luna vio el reflejo del cristal en el rostro del hombre misterioso.
—¿Kimura? —Preguntó sorprendido en un murmuro.
El extraño se detuvo en seco, lo único que Mao podía ver del rostro era el reflejo de las gafas.
—¿Kimura que haces aquí? Creí que solo Edmund y yo vendríamos a la aldea ¿Por que me has...atacado? —Mao pareció recibir un rayo que atravesó su mente.—No. Él no es Kimura...—Pensó mirando al extraño.—Kimura no sabe usar armas ninjas ¿Quién es? —Mao volvió a tensarse y se preparaba para atacarlo.
—Me parece que me has confundido con alguien mas.—Dijo el extraño acercando una mano a su rostro, parecía acomodar sus lentes.—Espero no haberte asustado.
—Para nada.—Respondió Mao cortante.—¿Quién eres?
—Solo soy un viajero, nada importante.
—No te creo ¿Que quieres de mi?
—Nada. Solo te vi y me pareció curioso como un ninja renegado estuviera tan cerca de una aldea tan vigilada como esta.
—No es algo que te importe.—Mao se tenso, él sabía quien era.—No pareces se alguien que le importe los ninjas renegados.
Mao no lo percibió pero aquel extraño sonrió.
—Eh visto a muchos ninjas renegados en mi vida, yo me incluyo en ellos. Pero es la primera vez que veo al ninja renegado de la aldea de la roca.—Dijo y avanzo un par de pasos. Mao finalmente pudo distinguir un poco mas de su rostro, efectivamente, no era Kimura, el cabello del extraño ninja era gris, para nada era el cabello rojizo caoba de que caracterizaba a Kimura.
—Tu eres...—No. no podía ser.
—Me presento, mi nombre es Kabuto.
...⚡...
—¿¡Pero que te sucede zorro idiota!?—Grito Naruto a la bestia que se encontraba tras las barreras. El zorro le daba la espalda, estaba recostado con los ojos cerrados, desde hacia media hora el desesperante chico rubio le gritaba y reclamaba por haber tomado el control de su cuerpo por unos momentos, Naruto había quedado inconsciente poco después.—¡Contéstame zorro parásito!
El zorro lo volvió a ignorar. Naruto bufo molesto y formo sus manos en puños apretándolos fuertemente.
—Si lastimaste a mis amigos o a cualquier inocente no te lo voy a perdonar ¿Me oíste? —Dijo al zorro, aun cuando no lo viera. Se sentó en el piso de aquel extraño lugar recordando aquello que escucho al momento de que ese monstruo se acercara a él, antes de quedar inconsciente. Aquellas voces le causaban escalofríos, como si ya las hubiera escuchado antes.—Zorro.—Lo llamo sin voltear, él lo volvió a ignorar pero aun así Naruto continuo.—Se que no estas sordo, dime ¿Qué fueron esas voces?
Escucho el gruñido del zorro.
—No lo entenderías mocoso.—Finalmente el zorro respondió, Naruto frunció el ceño volteado la cabeza a un costado mirando al zorro.
—¡Dime lo!
—No tengo por que decirte nada.—Respondió el zorro ya fastidiado del rubio.—Tanto tu, como el cuarto hokage y aquel ninja solamente fueron un fastidio en mi vida.
—¡Tu fuiste un fastidio en la mía! —Exclamó Naruto molesto. Pues si, si no fuera por ese zorro él podría haber tenido una vida casi normal, o al menos, no tendría el odio de los aldeanos de Konoha desde que tenia memoria. El zorro no respondió nada
—Pues adivina que, ambos estamos condenados a estar en un mismo cuerpo.—Respondió el zorro de mala gana.
Naruto cerro sus ojos fuertemente recordando las palabras que había escuchado, la primera voz era fría y grave, como si fuera de un hombre. Pero la otra voz, por alguna razón sentía como si reconociera esa voz de algún lado, era la voz de una mujer.
«Naruto desde ahora, vas a pasar por mucho dolor y problemas» «Te amamos»
—¿Me aman? —Pensó Naruto confundido, nadie le había dicho nada así en su vida, tenia amigos, si, mas nadie le había dedicado palabras así.—¿Por que me amaría alguien que no me conoce? —Pensó mirando al techo de ese lugar.
...⚡...
—¿Dónde se habrá metido el idiota de Nott? —Preguntó Lacey mirando a todas direcciones de la sala común.
—Tal vez ya salio con Draco al gran comedor.—Sugirió Kylie.—Recuerda que comparten habitación.
—Cierto.—Respondió y luego miro a la pelirrosa quien tenia una expresión de enojo.—Saku si sigues con esa expresión vas a asustar a los de primero.—Sakura bufo.—Ya sabes como es Pansy, es una lengua suelta y para nada cuidadosa.
—Definitivamente no es la mejor manera de despertar.—Dijo Sakura colocando sus manos en los costados de su cabeza.—Pansy es demasiado escandalosa.
Despertar a causa de los gritos de tu compañera de habitación no es la mejor manera de iniciar el día que, para mayor presión, tenia que esperar saber que fue lo que los profesores discutieron, la preocupación le carcomía hasta en sueños, pensando que es lo que pasaría con ellos y aun peor que harían con Naruto al saber que el portaba una bestia peligrosa. Gracias a Lacey y a Kylie la pelinegra dejo de gritar, pero al estar sumamente ofendida al no recibir apoyo en su petición se arreglo rápidamente para las clases y salio de la habitación dando un portazo, seguramente se reuniría con su séquito.
—Vamos a desayunar, después vamos a ver a Naruto y a Sasuke.—Sugirió Lacey.—muero de hambre.
Salieron de la sala común junto a varios estudiantes mas que miraban a la pelirrosa y susurraban cosas que ella no podía entender, hizo un esfuerzo para no tomar le importancia pues seguro le explotaría la cabeza si se preocupaba de lo que todos estarían susurrando y murmurando durante un largo tiempo. Llegaron al gran comedor donde ya estaba casi lleno de alumnos, en la mesa de Slytherin Draco Malfoy parecía contar algo muy divertido para sus amigos, muchos reían y le pedían que siguiera con la historia. Theodore Nott estaba sentado a la mesa y hablaba con otro chico de Slytherin llamado Blase Zabini, un chico con el que Sakura jamás había cruzado palabra.
—¡Aquí estas Nott! —Exclamó Lacey al sentarse frente a él.—¿Malfoy te arrastro?
—Algo así.—Respondió Nott.
Kylie y Sakura se sentaron a la mesa al momento en el que Nasra llegaba a la mesa de Slytherin junto a Lowell y Andrew.
—Por cierto.—Dijo Nott extendiendo varios pergaminos.—Aquí están los horarios.
—Veamos que torturas tendremos este año.—Dijo Lacey al tomar el pergamino.—Veamos... Tenemos Cuidado De Criaturas Mágicas hoy junto a los Gryffindor, también tenemos Adivinación y Pociones...
—La mayoría de las clases las tenemos con Gryffindor.—Dijo Kylie.
—Bueno, podría ser peor.—Susurro Sakura dejando la hoja en la mesa y tomar el vaso con zumo de naranja. En ese momento vio que los chicos de Gryffindor: Harry, Hermione y Ron entraban al gran comedor y vieron a Draco imitar un desmayo arrancando mas risas de sus compañeros. Levanto la mano a modo de saludo y ellos respondieron para luego caminar a la mesa de Gryffindor.
—¡Eh, Potter! —gritó Pansy Parkinson.—. ¡Potter! ¡Que vienen los dementores, Potter! ¡Uuuuuuuuuh!
—Vaya sorpresa, Pansy siguiéndole el juego a Draco-hurón-Malfoy.—Dijo Lacey al comer una tostada con mermelada.
—¿Hurón? —preguntaron Nott, Kylie y Sakura.
—Parece un hurón.—Respondio Lacey como si fuera lo mas obvio del mundo.
—Oh, Sakura.—Nott llamo a la pelirrosa.—No podemos entrar a ver a Naruto ni a Sasuke a la enfermería.
—¿Por que? -Pregunto sorprendida.
—Intente entrar antes de venir aquí pero madame Pomfrey no me permitió entrar a verlos, dijo qué tal vez saldrían hoy por la tarde, al final de las clases.
—Oh.—Murmuro Sakura.—¿No estaban despiertos?
—No lo se, no me permitió entrar.
—Bueno, creo que no lo estaban. Si Naruto hubiera estado despierto habría salido sin esperar nada.—Dijo con una sonrisa.
Al terminar el desayuno se dirigieron a su primera clase la cual era adivinación junto a los Gryffindor. El aula de adivinación estaba en el ultimo piso por lo que tendrían que darse prisa para llegar, al menos para los demás ya que Sakura al ser ninja podría simplemente saltar de escalera en escalera, mas no lo hizo para seguir en compañía de sus amigos. Al llegar ya estaban varios alumnos de ambas casas.
Entraron a un aula sumamente diferente a las demás del castillo, parecía ser una combinación de un ático y un salón de té. Al menos veinte mesas circulares, redondas y pequeñas, se apretujaban dentro del aula, todas rodeadas de sillones tapizados con tela de colores y de cojines pequeños y redondos. Todo estaba iluminado con una luz tenue y roja. Había cortinas en todas las ventanas y las numerosas lámparas estaban tapadas con pañoletas rojas. Hacía un calor agobiante, y el fuego que ardía en la chimenea, bajo una repisa abarrotada de cosas, calentaba una tetera grande de cobre y emanaba una especie de perfume denso. Las estanterías de las paredes circulares estaban llenas de plumas polvorientas, cabos de vela, muchas barajas viejas, infinitas bolas de cristal y una gran cantidad de tazas de té.
—Se ve igual a la sala de mi tía bisabuela.—Murmuro Lacey mirando con desagrado el salón.
—¿La que tiene veinticinco gatos? —Preguntó Nott en todo divertido.
—Si, Demasiado empalagoso. Créeme que los gatos no son el problema.—Aclaro al recibir una mirada de reproche por parte de Kylie.
—Disculpen, aun necesitamos entrar nosotros, podrían por favor moverse a un lado.—Escucharon la voz de Hermione Granger detrás de ellos. Voltearon y vieron a Hermione con su espesa cabellera que casi cubría a sus amigos.
—Ahora nos movemos, Granger.—Dijo Lacey con fastidio. Hermione la miró sería, casi no convivían pero era claro que ella no era del agrado de Lacey.
—Hola.—Saludo Ron a Sakura cuando entró al aula y la visualizó.—¿Cómo están tus amigos?
—Bien, están inconscientes en la enfermería, pero ellos están bien, eso es lo que importa.—Respondió Sakura al pecoso pelirrojo.—Ellos están a salvo.
—Es un alivio.—Dijo Hermione con una sonrisa.
—¿Saldrán pronto de la enfermería? —Preguntó Harry.
—Bueno, según Theodore, la señora Pomfrey dijo que saldrán hoy al final de las clases.—Respondió Sakura.—Ella no dio acceso para verlos esta mañana.
—¿Dónde está la profesora? —preguntó Ron.
De repente salió de las sombras una voz suave:
—Bienvenidos —dijo—. Es un placer veros por fin en el mundo físico.
La inmediata impresión de los estudiantes fue que se trataba de un insecto grande y brillante. La profesora Trelawney se acercó a la chimenea y vieron que era sumamente delgada. Sus grandes gafas aumentaban varias veces el tamaño de sus ojos y llevaba puesto un chal de gasa con lentejuelas. De su cuello largo y delgado colgaban innumerables collares de cuentas, y tenía las manos llenas de anillos y los brazos de pulseras.
—Sentaos, niños míos, sentaos —dijo, y todos se encaramaron torpemente a los sillones o se hundieron en los cojines. Harry, Ron y Hermione se sentaron en una mesa circular mientras Sakura y los demás se sentaron en otra cercana.
Bienvenidos a la clase de Adivinación —dijo la profesora Trelawney, que se había sentado en un sillón de orejas, delante del fuego—. Soy la profesora Trelawney. Seguramente es la primera vez que me veis. Noto que descender muy a menudo al bullicio del colegio principal nubla mi ojo interior.
Nadie dijo nada ante esta extraordinaria declaración. Con movimientos delicados, la profesora Trelawney se puso bien el chal y continuó hablando:
—Así que habéis decidido estudiar Adivinación, la más difícil de todas las artes mágicas. Debo advertiros desde el principio de que si no poseéis la Vista, no podré enseñaros prácticamente nada. Los libros tampoco os ayudarán mucho en este terreno, Hay numerosos magos y brujas que, aun teniendo una gran habilidad en lo que se refiere a trans-formaciones, olores y desapariciones súbitas, son incapaces de penetrar en los velados misterios del futuro —continuó la profesora Trelawney, recorriendo las caras nerviosas con sus ojos enormes y brillantes—. Es un don reservado a unos pocos. Dime, muchacho —dijo de repente a Neville, que casi se cayó del cojín—, ¿se encuentra bien tu abuela?
—Creo que sí —dijo Neville tembloroso.
—Yo en tu lugar no estaría tan seguro, querido —dijo la profesora Trelawney. El fuego de la chimenea se reflejaba en sus largos pendientes de color esmeralda. Neville tragó saliva. La profesora Trelawney prosiguió plácidamente—. Durante este curso estudiaremos los métodos básicos de adivinación. Dedicaremos el primer trimestre a la lectura de las hojas de té. El segundo nos ocuparemos en quiromancia. A propósito, querida mía —le soltó de pronto a Parvati Patil—, ten cuidado con cierto pelirrojo.
Parvati miró con un sobresalto a Ron, que estaba inmediatamente detrás de ella, y alejó de él su sillón. Theodore y Lacey rieron ante su reacción.
—¿La adivinación suele ser precisa? —Preguntó Sakura a Kylie en un susurro.
—Bueno, depende del mago y bruja.—Respondió la rubia.—hay algunos que logran tener una gran precisión en sus visiones, pero otros... suelen ser algo,... farsantes.
—Durante el último trimestre —continuó la profesora Trelawney—, pasaremos a la bola de cristal si la interpretación de las llamas nos deja tiempo. Por desgracia, un desagradable brote de gripe interrumpirá las clases en febrero. Yo misma perderé la voz. Y en torno a Semana Santa, uno de vosotros nos abandonará para siempre. —Un silencio muy tenso siguió a este comentario, pero la profesora Trelawney no pareció notarlo—. Querida —añadió dirigiéndose a Lavender Brown, que era quien estaba más cerca de ella y que se hundió contra el respaldo del sillón—, ¿me podrías pasar la tetera grande de plata?
Lavender dio un suspiro de alivio, se levantó, cogió una enorme tetera de la estantería y la puso sobre la mesa, ante la profesora Trelawney.
—Gracias, querida. A propósito, eso que temes sucederá el viernes 16 de octubre. —Lavender tembló—. Ahora quiero que se coloquen por parejas. Tomen una taza de la estantería, vengan a mí y os la llenaré. Luego sientense y beban hasta que sólo queden los posos. Renuevan entonces los posos agitando la taza tres veces con la mano izquierda y poned luego la taza boca abajo en el plato. Esperen a que haya caído la última gota de té y pasen la taza a su compañero, para que la lea. Interpretarán los dibujos dejados por los posos utilizando las páginas 5 y 6 de Disipar las nieblas del futuro. Yo pasaré a ayudaros y a dar instrucciones. ¡Ah!, querido... —asió a Neville por el brazo cuando el muchacho iba a levantarse— Cuando rompas la primera taza, ¿serás tan amable de coger una de las azules? Las de color rosa me gustan mucho.
—No se si es necesario leer el futuro para asumir que Longbottom va a romper algo.—Dijo Theodore mirando al Gryffindor.—Les apuesto dos galeones a que sucede.—Dijo mirando a Lacey, Kylie y Sakura.
—Que sean cuatro.—Dijo Lacey.
—Bien.
—No es tan seguro que suceda.—Dijo Kylie mirando al Gryfffindor que trataba de tomar la taza.—Neville no siempre rompe cosas.—En cuanto la rubia termino de decir eso se escucho se escucho el tintineo de la porcelana rota.
—¿Decías, Kylie?
—Una de las azules, querido, si eres tan amable. Gracias...—Dijo la profesora.
—Esperare mis cuatro galeones.
Llenaron las tazas de té, volvieron a su mesa y se tomaron rápidamente la ardiente infusión. Removieron los posos como les había indicado la profesora Trelawney, y después secaron las tazas y las intercambiaron en el orden en el que habían tomado asiento en la mesa: Sakura intercambio su taza con Nott mientras Lacey la cambio con Kylie.
—Bien, veamos que nos depara el destino según los restos de té.—Dijo Sakura encogiéndose en hombros, luego sacar el libro de la materia y colocarlo en las páginas correspondientes.
—¿Qué vez en la taza Kylie? —Preguntó Lacey.
—Parece... un conejo con cuernos de toro pero con una especie de varita en su patita.—Dijo Kylie al ver la masa en el fondo de la taza.—El conejo en muchas escrituras significa sensibilidad y compañerismo.
—¿En serio? En tu taza parece un caldero con orejas de cachorro y patas de gallo.
—¡Ensanchad la mente, queridos, y que vuestros ojos vean más allá de lo terrenal! —exclamó la profesora Trelawney sumida en la penumbra.
—Veamos Nott...—Murmuro Sakura al mirar la taza.—Tiene la forma de un ojo y parece estar rodeado de una especie de soga o cadenas... veamos...—Sakura miro la pagina.—Significa que hay cosas que podrás cambiar gracias a tu poder interior, y la cadena... significa que algo que te ata podrá traerte problemas, entonces algo te atara pero con tu fuerza interior lograras cambiar.
—Suena interesante.—Murmuro Nott al estar recargado en una mano.—Veamos tu taza.— Theodore miro el interior de la taza.—Parece que hay una especie de luna menguante.—Nott miro la hoja del libro y busco con un dedo el símbolo de la luna.—Serán cambios.—Dijo.—Al parecer es un símbolo femenino, la luna te avisa de grandes cambios que están por venir, que cambiaran tu vida. Pueden ser tanto cambios positivos o negativos.
—Espero que sean positivos.—Dijo Sakura con una sonrisa nerviosa. Pensaba en que tipo de cambios podría haber en su vida, hasta que la voz de la morena la sacó de sus pensamientos.
—Sakura, Nott.—Los llamo Lacey.—Antes esto parecía un caldero, ahora parece una especie de pájaro, cierto? —Extendió la taza para que lo vieran.—Uno muy gordo. Como un gorrión.
—Si.—Dijeron la pelirrosa y el chico al mismo tiempo.
—Podría ser un pavo.—Sugirió Theodore.
—No, no tiene toda la forma de pavo, es un pájaro.—Dijo Lacey al volver a ver el fondo de la taza.—Eso significa que tendrás una noticia que cambiara tu vida.—Dijo Lacey a la rubia.
—Aun no encuentro el significado de tu taza, Lacey.—Dijo Kylie moviendo en varias direcciones la taza y mirando los símbolos del libro.
—Déjame verlo querida, te ayudaré.—Dijo la profesora Trelawney al tomar la taza de Lacey y mirar el interior.—Mi niña, esto es una mazorca de maíz. Mira, se encuentra rodeado de hojas.
—¿Es enserió? —Preguntó Lacey decepcionada colocando la taza de Kylie en la mesa. Varios alumnos rieron, entre ellos la chica que más le desagradaba a la morena, nada más y nada menos que su querida prima rubia Lavender Brown, a quien le dirigió una mirada furiosa.
—Vamos querida, no subestimes las formas que toman los posos de té, esto en particular significa el florecimiento de algo nuevo, felicidad.—Dijo dramáticamente y acomodo sus lentes.—Serán tus logros cumplidos y te traerá gran felicidad.
—Bueno, supongo que ya no esta tan mal.—Dijo Lacey un poco mas feliz.
La profesora Trelawney dio media vuelta al oír la carcajada de Harry y Ron.
—Déjame ver eso, querido —le dijo a Ron, en tono recriminatorio, y le quitó la taza de Harry Todos se quedaron en silencio, expectantes.
La profesora Trelawney miraba fijamente la taza de té, girándola en sentido contrario a las agujas del reloj.
—El halcón... querido, tienes un enemigo mortal.
—Eso lo sabe todo el mundo —dijo Hermione en un susurro alto. La profesora Trelawney la miró fijamente.— Todo el mundo sabe lo de Harry y Quien Usted Sabe.
—La porra... un ataque. Vaya, vaya... no es una taza muy alegre...
—Creí que era un sombrero hongo —reconoció Ron con vergüenza.
—La calavera... peligro en tu camino...
Toda la clase escuchaba con atención, sin moverse. La profesora Trelawney dio una última vuelta a la taza, se quedó boquiabierta y gritó. Oyeron romperse otra taza; Neville había vuelto a hacer añicos la suya. La profesora Trelawney se dejó caer en un sillón vacío, con la mano en el corazón y los ojos cerrados.
—Mi querido chico... mi pobre niño... no... es mejor no decir... no... no me preguntes...
—¿Qué es, profesora? —dijo inmediatamente Dean Thomas.
Muchos alumnos se habían puesto de pie y rodearon la mesa de Ron, acercándose mucho al sillón de la profesora Trelawney para poder ver la taza de Harry.
—Querido mío —abrió completamente sus grandes ojos—, tienes el Grim.
—¿El qué? —preguntó Harry.
—¿El Grim? —Murmuro Kylie asustada. Sakura y Lacey la vieron con expresión de confusión.
—¿Qué es eso? —Preguntó Sakura a Kylie.
—¿Qué es? —Preguntó Harry a la profesora.
—¡El Grim, querido, el Grim! —exclamó la profesora Trelawney, que parecía extrañada de que Harry no hubiera comprendido—. ¡El perro gigante y espectral que ronda por los cementerios! Mi querido chico, se trata de un augurio, el peor de los augurios... el augurio de la muerte.
—No creo que se parezca a un Grim —dijo Hermione rotundamente.
La profesora Trelawney examinó a Hermione con creciente desagrado.
—Perdona que te lo diga, querida, pero percibo muy poca aura a tu alrededor. Muy poca receptividad a las resonancias del futuro. Seamus Finnigan movía la cabeza de un lado a otro.
—Parece un Grim si miras así —decía Hermione con los ojos casi cerrados—, pero así parece un burro —añadió inclinándose a la izquierda.
—¡Cuando hayáis terminado de decidir si voy a morir o no...! —dijo Harry, sorprendiéndose incluso a sí mismo. Nadie quería mirarlo.
—Creo que hemos concluido por hoy —dijo la profesora Trelawney con su voz más leve—. Sí... por favor; recojan sus cosas...
—Vamos, tenemos clases de Herbología.—Dijo Nott recogiendo sus cosas.—A sido una clase algo... interesante.
—¿Ese tal Grim es tan peligroso como dice la profesora? —Preguntó Sakura al introducir el libro a su mochila.
—A algunos magos les a aparecido y han terminado mal, muy mal.—Dijo Kylie en un murmuro.
Silenciosamente, los alumnos entregaron las tazas de té a la profesora Trelawney, recogieron los libros y cerraron las mochilas.
—Hasta que nos veamos de nuevo —dijo débilmente la profesora Trelawney—, que la buena suerte os acompañe. Ah, querido... —señaló a Neville—, llegarás tarde a la próxima clase, así que tendrás que trabajar un poco más para recuperar el tiempo perdido.
Salieron del salón para dirigirse a los invernaderos. Al llegar la profesora Sprout los saludo y dio inicio a la clase, no fue la gran cosa ya que solo estudiarían un tipo de árbol que da hojas de oro y plata. Una planta fascinante.
...🍂...
Sasuke comenzaba a despertar en la enfermería. Parpadeo un par de veces para lograr estabilizar su vista pues miraba nublado. Giro la cabeza para mirar a su alrededor, vio varias camas libres y frente a él grandes ventanas. Trato de levantarse cuando una voz lo detuvo.
—No querido, no debes levantarte.—Dijo madame Pomfrey al acercarse un poco a él.
—¿Dónde estoy? —Preguntó el Uchiha.
—Estas en la enfermería el colegio.—Respondió madame Pomfrey.—Será mejor que no te levantes, tenemos que asegurarnos de que estés en buena condición. Tu amigo aun no despierta.
Sasuke giro su cabeza a su lado izquierdo y vio a Naruto quien parecía estar profundamente dormido. Recordó todo lo que había pasado en el tren, recordando la pelea que tuvo con el Uzumaki, lo miro durante unos segundos para luego apartar la vista y mirar al techo de la enfermería.
—Si me hicieras el favor de sentarte querido.—Dijo la señora Pomfrey.—Supongo que estarás hambriento, te traeré algo de comer.
Sasuke no respondió, solo vio a la bruja caminar a la salida del lugar y cerrar la puerta detrás de ella.
—Hmp, dobe.—Murmuró Sasuke al verlo nuevamente y sentarse en la cama. Miró en todas direcciones buscando una cabellera rosa en cualquiera de las otras camas, pero nada, ellos eran los únicos en el lugar, todas las otras camas se encontraban vacías, le parecía raro no verla por ningún lugar.
La puerta de madera se abrió nuevamente, madame Pomfrey volvía con una bandeja con comida. Se acercó al Uchiha y le entregó la bandeja de forma amable le incitó a que comiera. Sasuke agradeció y tomó la bandeja.
—Disculpe.—La llamó Sasuke antes de que se alejara.—La chica de cabello rosa, ella esta...
—Ella está bien querido.—Respondió madame Pomfrey.—Ella vino ayer en la noche a verlos junto a otros profesores, no pude darle acceso a sus amigos para verlos esta mañana mientras ustedes estaban inconscientes. No te preocupes, si ambos se recuperan totalmente hoy mismo al atardecer podrán volver a sus habitaciones, ahora come querido, necesitas tomar fuerzas.—Dijo antes de alejarse a su oficina.
Apenas vio la comida en la bandeja sintió su estómago gruñir, colocó la bandeja en sus piernas y comenzó a comer. Al terminar dejo la bandeja en una mesa cercana a su cama. No quería volver a recostarse en la cama, camino a las ventanas de la enfermería, desde ahí pudo ver algunos terrenos del castillo y algunos alumnos que se encontraban fuera.
Pegó su frente a la ventana al recordar los sueños que tuvo mientras estaba inconsciente, su hermano volvía a aparecer en sus sueños, las visiones que su hermano lo había obligado a ver cuando tenía siete años de edad lo que,Ana por dentro, revisar las visiones de la muerte de su clan eran una carga que él tenía que soportar internamente, cada sueño y cada recuerdo solo hacía que su odio creciera más y más.
La imagen de Orochimaru apareció en su mente como un relámpago. Abrió los ojos con sorpresa y colocó una mano en su marca de maldición. Esperaba que al volver trató que tenía con Orochimaru este en pie.
—Tengo que volver. —Pensó mirando a lo lejos del castillo.—No importa lo que pase.
...🌸...
—¿Ahora cual será la siguiente clase? —Preguntó Lacey cuando salieron de los invernaderos.
—Ahora será clase de cuidado de criaturas mágicas.—Respondió Theodore.
—Vayamos a la cabaña de Hagrid entonces.—Dijo Sakura con una sonrisa.
Caminaron a la cabaña de Hagrid donde ya se habían reunido algunos alumnos, entre ellos ya se encontraba ahí Draco Malfoy junto a Crabbe y Goyle además de Pansy Párkinson y otras chicas de Slytherin que eran sumamente antipáticas.
—Vean quien llegó.—Dijo Draco al ver a la pelirrosa llegar.—¿Y los demás? ¿Aún no dejan salir a tus raros amigos de la enfermería?
—Es obvio que no, ¿no te parece? —Respondió Sakura.—Tu eres compañero de cuarto de Naruto y Sasuke, tu eres el primero en saberlo.
Draco pareció no esperar una respuesta así.
—Como compañero de esos dos fenómenos, me parece que merezco saber lo que ocurrió anoche.—Dijo a la Haruno.
—¡No Draco! —Chillo Pansy colocándose a su lado y tomándolo por un brazo.—Draco no gastes tu tiempo pidiendo una explicación, Esta.—Dijo en ton despectivo.—No te dirá nada ¡yo le pedí amablemente que explicara y no dijo nada! —Exclamó haciendo que todos escucharan. Varios Slytherin y Gryffindor comenzaron a murmurar entre ellos.
—"Amablemente" —Sakura hizo comillas con sus dedos y se acercó unos pasos a ellos.—Exigir explicaciones como una histérica no es pedir amablemente explicaciones.—Dijo mirando a la pelinegra.—Ahora, por ahora no tengo que decirle nada a nadie más que a los profesores y gente de confianza ¿Entiendes? —Ahora miraba a Draco.—Si Naruto quiere decirte, lo hará, yo no te dire nada a tí.—Señaló a Draco.
Varias chicas de Slytherin comenzaron a murmurar entre ellas y Pansy estaba con la boca abierta de indignación, mientras Draco parecía sumamente sorprendido por la actitud y respuestas de la Haruno, Crabbe y Goyle se colocaron a su lado de manera amenazante. Sakura los miró.
—Ustedes no me asustan.—Dijo con una sonrisa ladina.
—Más bien ellos le tendrán miedo a Saku.—murmuro Lacey a la rubia.
—¡Buenos días muchachos! —Una tercera voz detuvo la discusión de los Slytherin, Hagrid él guardabosques y el ahora profesor de Cuidado de Criaturas mágicas había salido de la cabaña junto a su perro Fang.—Parece que aún faltan algunos alumnos, esperaremos un rato más.—Dijo para luego visualizar a la Haruno a quien hizo una señal para que se acercara a él.
Sakura se alejó de Draco y los demás para acercarse a Hagrid a quien saludó y felicitó por su nuevo puesto. Hagrid agradeció feliz.
—Oye, me enteré de lo que ocurrió, entre el profesor Lupin y Pakkun me explicaron lo qué pasó anoche en el tren.—Dijo en voz baja para que solo ella lo escuchara.—Pakkun me contó sobre la bestia que ya sabes, habita en Naruto.—Dijo en voz triste.—jamás imagine que algo así pudiera pasarle a un niño tan pequeño, jamás creí que una bestia como esa pudiera existir, algo que fuera más grande y peligroso que un dragón. Por lo qué él dijo parece ser algo mucho más peligroso. ¿Como se encuentran? Anoche ayude al profesor Lupin a llevar a ambos a la enfermería.
—Ellos están mejor, solo que están inconscientes. No te preocupes Hagrid, ellos se recuperarán, ambos son muy fuertes. No tienes que llorar Hagrid.—Dijo Sakura al ver como los ojos del gigante se nublaban.
—Lo siento.—Paso su gigantesca mano cerca de sus ojos.—Es solo que saber todo lo qué pasó, lo de la bestia y el proceso del sellado, me puso muy triste.
Sakura lo miró confundida ¿ "el proceso del sellado"?
—¿A que te refieres...? —Sakura. No termino de formular su pregunta pues la voz de un conocido cachorro la interrumpió.
—¡Hola niña! —Saludó Pakkun. Nadie se dio cuenta cuando había salido de la cabaña. Sakura lo miró y se sorprendió lo vio.—¿Como van los mocosos?
—Bien Pakkun, me alegro de verte, creí que estarías dormido.
—¡Oye! No soy tan holgazán, ahora que Hagrid es una especie de sensei me eh ofrecido para ayudarle en lo que pueda.—Dijo Pakkun orgulloso.
—¡Un perro que habla! —Gritó una chica de Gryffindor. Todos los alumnos miraron con asombro al pequeño perro parlante.
—Si si, soy un perro que habla, ¿y qué? ¿Acaso nunca habían visto una criatura tan espectacular como yo? —Exclamó a los alumnos.
—¡Increíble! —Exclamó Seamus.—¿Qué clase de criatura es él, Hagrid?
Sakura sonrió conteniendo la risa y Hagrid no sabía que decir al vacilar su respuesta.
—No soy ninguna criatura mocoso, yo soy un perro ninja y actual ayudante del sensei Hagrid, así que tendrás que dirigirte a mi de un modo más respetuoso.
—¿Sensei? —Preguntó Seamus.
—Significa maestro.—Explicó Sakura.
Los Gryffindor se acercaron a ver a Pakkun y acérele muchas preguntas. Draco, Crabbe y Goyle murmuraban algo y luego soltaban carcajadas. Al poco rato llegaron más alumnos y Hagrid pudo empezar la clase. Sakura volvió con sus amigos.
—¿Así que Pakkun es el ayudante del maestro Hagrid? —Preguntó Lacey tratando de no soltar una risita. Pues Pakkun se veía adorable sentándose al lado de Hagrid.
—Pues parece que si.—Sakura rio.
—Pakkun se ve tan pequeño al lado de Hagrid.—Dijo Kylie con ternura.
—¡Vamos, dense prisa! —gritó a medida que se aproximaban el resto de los alumnos—. ¡Hoy tengo algo especial para vosotros! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, síganme!
—¡Vamos mocosos caminen! —Exclamó Pakkun para luego seguir a Hagrid.
Hagrid anduvo por el límite de los árboles y cinco minutos después se hallaron ante un prado donde no había nada.
—¡Acérquense todos a la cerca! —gritó—. Asegúrense de que tengan buena visión. Lo primero que tienen que hacer es abrir los libros...
—¿De qué modo? —dijo la voz fría y arrastrada de Draco Malfoy.
—¿Qué? —dijo Hagrid.
—¿De qué modo abrimos los libros? —repitió Malfoy. Sacó su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos, que había atado con una cuerda.
—Cierto, yo no eh abierto el libro por temor de quedarme sin dedos.—Dijo Lacey al sacar su libro de la mochila el libro estaba amarrado con una soga al igual de Kylie y Sakura mientras Theodore lo había atado con una cadena.
—¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro? —preguntó Hagrid decepcionado.
La clase entera negó con la cabeza.
—Bueno, es un poco entendible.—Dijo Pakkun al estar sentado en el césped mullido por la reciente lluvia.—Esa cosa podría arrancarte los dedos.
—¿En verdad crees eso Pakkun? —Preguntó Hagrid.—Tienen que acariciarlo —dijo Hagrid, como si fuera lo más obvio del mundo—. Miren...
Tomó el ejemplar de Hermione y desprendió el celo mágico que lo sujetaba. El libro intentó morderle, pero Hagrid le pasó por el lomo su enorme dedo índice, y el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en su mano.
—¡Qué tontos hemos sido todos! —dijo Malfoy despectivamente—. ¡Teníamos que acariciarlo! ¿Cómo no se nos ocurrió?
—Yo... yo pensé que les haría gracia —le dijo Hagrid a Hermione, dubitativo.
—¡Ah, qué gracia nos hace...! —dijo Malfoy—. ¡Realmente ingenioso, hacernos comprar libros que quieren comernos las manos!
—Cierra la boca, Malfoy —le dijo Harry en voz baja. Hagrid se había quedado algo triste y tanto Sakura como Pakkun lo notaron.
—Bien, pues —dijo Hagrid, que parecía haber perdido el hilo—. Así que... ya tienen los libros y... y... ahora les hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré a por ellas. Esperad un momento...
—Hagrid.—Pakkun lo siguió, parecía que le quería decir palabras de apoyo.
Se alejaron de ellos, entró en el bosque y se perdió de vista.
—Dios mío, este lugar está en decadencia —dijo Malfoy en voz alta—. Estas clases idiotas... A mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente.
—Cierra la boca, Malfoy —repitió Harry muy molesto.
—Cuidado, Potter; hay un dementor detrás de ti.
—¡Uuuuuh! —gritó Lavender Brown, señalando hacia la otra parte del prado.
—¡Que hermosos! —Exclamó Kylie.
—¿Eh?
Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas, las más extrañas que habían visto en su vida. Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante. El pico era del color del acero y los ojos de un naranja brillante. Las garras de las patas delanteras eran de quince centímetros cada una y parecían armas mortales. Cada bestia llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena. Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas. Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.
—¡Vayan para allá! —les gritaba, sacudiendo las cadenas y forzando a las bestias a ir hacia la cerca, donde estaban los alumnos. Todos se echaron un poco hacia atrás cuando Hagrid llegó donde estaban ellos y ató los animales a la cerca. Pakkun apareció nuevamente al lado de Hagrid y parecía vigilar a las bestias.
—¡Hipogrifos! —gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano—. ¿A que son hermosos?
—¡Son preciosos! —Exclamó Sakura maravillada de las criaturas que veía, jamás en su vida había visto algo como ellos.
—Venga —dijo Hagrid frotándose las manos y sonriéndoles—, si quieren acercarse un poco...
Nadie parecía querer acercarse. Harry, Ron y Hermione, sin embargo, se aproximaron con cautela a la cerca.
—Lo primero que tienen que saber de los hipogrifos es que son orgullosos —dijo Hagrid—. Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendáis a ninguno, porque podría ser lo último que hicierais.
—Vaya, tenemos cosas en común.—Dijo Pakkun al ver a los hipogrifos.
Malfoy, Crabbe y Goyle no escuchaban; hablaban en voz baja y Harry tuvo la desagradable sensación de que estaban tramando la mejor manera de incordiar.
—Tienen que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento —continuó Hagrid—. Es educado, ¿se dan cuenta? Van hacia él,se inclinan y esperan. Si él responde con una inclinación, querrá decir que les permite tocarlo. Si no hace la inclinación, entonces es mejor que se aleje de él enseguida, porque puede hacer mucho daño con sus garras. Bien, ¿quién quiere ser el primero?
Como respuesta, la mayoría de la clase se alejó aún más. Incluso Harry, Ron y Hermione recelaban. Los hipogrifos sacudían sus feroces cabezas y desplegaban sus poderosas alas; parecía que no les gustaba estar atados. Sakura estaba tentada acercarse pero Lacey la detuvo nerviosa.
—¿Nadie? —preguntó Hagrid con voz suplicante.
—Yo —se ofreció Harry.
Detrás de él se oyó un jadeo, y Lavender y Parvati susurraron:
—¡No, Harry, acuérdate de las hojas de té!
Harry no hizo caso y saltó la cerca.
—¡Buen chico, Harry! —gritó Hagrid—. Veamos cómo te llevas con Buckbeak.
—Al menos un valiente se atrevió.—Dijo Pakkun.
Soltó la cadena, separó al hipogrifo gris de sus compañeros y le desprendió el collar de cuero. Los alumnos, al otro lado de la cerca, contenían la respiración. Malfoy entornaba los ojos con malicia.
—Tranquilo ahora, Harry —dijo Hagrid en voz baja—. Primero mírale a los ojos. Procura no parpadear. Los hipogrifos no confían en ti si parpadeas demasiado...
A Harry empezaron a irritársele los ojos, pero no los cerró. Buckbeak había vuelto la cabeza grande y afilada, y miraba a Harry fijamente con un ojo terrible de color naranja.
—Eso es —dijo Hagrid—. Eso es, Harry. Ahora inclina la cabeza
—Esperemos al hipogrifo no se le ocurra clavar su pico en la nuca a Potter.—Murmuro Theodore.
—No digas eso Nott.—Le regaño Sakura.
El hipogrifo seguía mirándolo fijamente y con altivez. No se movió.
—Ah —dijo Hagrid, preocupado—. Bien, vete hacia atrás, tranquilo, despacio...
Pero entonces, ante la sorpresa de Harry, el hipogrifo dobló las arrugadas rodillas delanteras y se inclinó profundamente.—¡Bien hecho, Harry! —dijo Hagrid, eufórico—. ¡Bien, puedes tocarlo! Dale unas palmadas en el pico, vamos.
Harry se acercó al hipogrifo lentamente y alargó el brazo. Le dio unas palmadas en el pico y el hipogrifo cerró los ojos para dar a entender que le gustaba.
La clase rompió en aplausos. Todos excepto Malfoy, Crabbe y Goyle, que parecían muy decepcionados.
—Bien, Harry —dijo Hagrid—. ¡Creo que el hipogrifo dejaría que lo montaras!
—¿Montarlo?
—Súbete ahí, detrás del nacimiento del ala —dijo Hagrid—. Y procura no arrancarle ninguna pluma, porque no le gustaría...
Harry puso el pie sobre el ala de Buckbeak y se subió en el lomo. Buckbeak se levantó. Harry no sabía dónde debía agarrarse: delante de él todo estaba cubierto de plumas.
—¡Vamos! —gritó Hagrid, dándole una palmada al hipogrifo en los cuartos traseros.
A cada lado de Harry, sin previo aviso, se abrieron unas alas de más de tres metros de longitud. Muy incómodamente para él, las alas del hipogrifo batían debajo de sus piernas. Buckbeak sobrevoló el prado y descendió. Luego Harry sintió un fuerte golpe al aterrizar el animal con sus cuatro patas revueltas, y se las arregló para sujetarse y volver a incorporarse.
—¡Muy bien, Harry! —gritó Hagrid, mientras lo vitoreaban todos menos Malfoy, Crabbe y Goyle—. ¡Bueno!, ¿quién más quiere probar?
Envalentonados por el éxito de Harry, los demás saltaron al prado con cautela. Hagrid desató uno por uno los hipogrifos y, al cabo de poco rato, los alumnos hacían timoratas reverencias por todo el prado. Neville retrocedió corriendo en varias ocasiones porque su hipogrifo no parecía querer doblar las rodillas. Ron y Hermione practicaban con el de color castaño, mientras Harry observaba. Kylie camino emocionada hacia uno de plumas castañas y seguido fue Lacey.
Sakura se inclinó frente a un hipogrifo de plumas tan negras como la tinta mientras Nott observaba y cuidaba ambas mochilas y los monstruosos libros.
—Todavía no te levantes.—Dijo Nott a Sakura.
Finalmente, luego de unos momentos el hipogrifo se inclinó frente a ella. Sakura le sonrió y le acarició el pico que parecía un arma mortal. Pakkun se acercó a ellos cuando caminaba entre los alumnos y vigilaba que hicieran lo que Hagrid decía. Nott se había acercado al hipogrifo e hizo lo mismo, cuando ambos habían ganado su confianza pudieron tocar las azabaches plumas sin temor.
—Es hermoso.—Volvió a decir la pelirrosa maravillada con la criatura.
—Creo que está clase se convertirá en una de tus favoritas.—Dijo Nott y Sakura asintió.
—Si veo más criaturas cómo estás por supuesto, sería la primera en salir del castillo.
—Muy bien niña.—Dijo Pakkun.—¿Sabes? Según Hagrid me parece que él se llama...
—Esto es muy fácil —Escucharon la voz de Malfoy quien había elegido a Buckbeack—. Tenía que ser fácil, si Potter fue capaz... ¿A que no eres peligroso? —le dijo al hipogrifo—. ¿Lo eres, bestia asquerosa?
—¿Que dijiste? —Pakkun giró la cabeza y rápidamente trató de reaccionar.
Pero fue demasiado tarde...
Sucedió en un destello de garras de acero. Malfoy emitió un grito agudísimo y un instante después Hagrid se esforzaba por volver a ponerle el collar a Buckbeak, que quería alcanzar a un Malfoy que yacía encogido en la hierba y con sangre en la ropa.
—¡Me muero! —gritó Malfoy, mientras cundía el pánico—. ¡Me muero, miren! ¡Me ha matado!
—No te estás muriendo —le dijo Hagrid, que se había puesto muy pálido— . Que alguien me ayude, tengo que sacarlo de aquí...
Sakura trató de alcanzar a Hagrid, ella podría tratar de ayudarlo.
—¡Hagrid espera! —Le gritó la pelirrosa pero el gigante estaba muy asustado para hacer caso a otra cosa que no fuera Malfoy herido.
Hermione se apresuró a abrir la puerta de la cerca mientras Hagrid levantaba con facilidad a Malfoy. Mientras desfilaban, vieron que en el brazo de Malfoy había una herida larga y profunda; la sangre salpicaba la hierba y Hagrid corría con él por la pendiente, hacia el castillo.
—Oh no.—Murmuró Lacey.
—Que desastre...
Continuará...
¡Hola a todos! Me da gusto volver a publicar un capítulo más. Les debía ya un nuevo capítulo, espero lo disfrutaran. Finalmente tendré más tiempo para escribir.
Quiero agradecer a todos aquellos que leyeron, votaron y comentaron el capítulo anterior:
jjsumer.
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¡Gracias por leer!
¡Hasta el siguiente capítulo!
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