08
Dedicado a charlottesancheezz por ser la primera en comentar en el anterior capítulo ;)
Para que vean que sí pongo atención xD
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Ángel se había sentido un tanto desorientada los últimos días, tal vez era por los eventos fuera de contexto que había presenciado, o porque raramente se sentía demasiado segura en un lugar desconocido que no lograba entender del todo.
Siempre había sido una chica que creía fielmente en el cambio y los extraños acontecimientos que podían ser explicados con teorías sobrenaturales. Incluso se había puesto a pensar sobre si había algo más en el mundo, un mundo utópico oculto del ojo humano o alguna clase de civilización cerrada.
Pero jamás había pensando o por lo menos imaginado un mundo literalmente en las sombras que luchaba contra demonios y se encargaba de mantener el orden y la ignorancia en las personas comunes.
-¿Hablas de todo tipo de creaturas mitológicas? ¿Hadas, vampiros y hombres lobo? -pregunté con expresión de incredulidad total.
-Todo tipo de bestias que puedas imaginar. -aclaró Isabelle mientras se encargaba de hacerme una trenza.
-¿Y ustedes se encargan de matarlos y salvar vidas?
-Nada de eso. Los acuerdos impiden que matemos a los subterráneos. Solo podemos matarlos en defensa propia o porque hayan violado la ley, y solo después de haber consultado con la clave.
-No se si decir que es asombro o escalofriante. En serio, me hace recordar a una serie de televisión que se llama lobo adolescente. ¿Son algo así como los Vengadores nocturnos? ¿Los titanes? ¿Van por las calles salvando vidas y matando a todo tipo de alimañas demoníacas?
Una media sonrisa se deslizó por los labios de la morena.
-Algo parecido.
Miré el espejo de cuerpo completo mientras Isabelle terminaba su trabajo. No me había gustado la idea de separarme de Clary -ni un poco-, pero la morena había insistido en que no era necesario seguir matándome de hambre cuando ella ya estaba estable y en poco tiempo despertaría.
Mi miedo no recidía en el hecho de que pudiera pasarle algo mientras yo no estaba, el detalle era que estábamos en un lugar ajeno a nosotras, no pertenecemos ni debemos estar en aquel lugar "sagrado" para los Nefilim. Isabelle se había encargado de ilustrarme un poco sobre ello, en teoría no deberíamos estar en el Instituto, Jace había roto un par de leyes al runificarnos, hechizarnos con artilugios mágicos -esto último era mi caso- y revelarnos sobre el mundo de las sombras.
Así que sí, estaba asustada y no quería alejarme del único ser viviente en el que sabía y estaba segura que podía confiar.
-Ya está -dijo la morena-. Te queda mejor el peinado a ti de lo que me queda a mí. El pelirrojo es bonito, aunque no es discreto como el negro.
La morena había usado mi cabello para crear una complicada trenza francesa después de bañarme y alimentarme con algo más que no fueran manzanas. Había cambiado mi antigua ropa por un pantalón de cuero que se amoldaba a mi figura, un top ajustado y unas botas altas con tacón alto -Isabelle no tenía nada menor de quince centímetros- y se había tomado la molestia de prestarme una pañoleta que, o sorpresa, también era negro.
-Gracias -Sonreí a medias porque sabía que al otro lado de la puerta Jace me estaría esperando para llevarme con Hodge, ya había pasado bastante tiempo y era momento de hablar-. ¿Estás segura de que no tienes otra cosa que no sea negro? No te ofendas, pero un color cálido en tu guarda ropa no te mataría.
-No importa. Es el único color que tengo, además de vestidos extravagantes que no querrás usar -Trató de sonreírme para animarne, pero no pareció funcionar porque terminó en una mueca y un encogimiento de hombros-. Las leyes son claras en cuanto a los colores. Nada que no sea negro para la batalla, blanco para la pena y dorado para el matrimonio.
Ambas suspiramos como si aquello fuera un verdadero problema.
Me despedí de ella y decidí que era momento de seguir con mi camino. Cuando salí de la habitación de la morena y me encaminé unos cuantos pasos, Jace se materializó como si fuera un fantasma. No sabía como lo hacía, pero era fascinante. Aunque no le quitaba lo tétrico.
-¿Ya estás lista? -preguntó con semblante en blanco, sus ojos centellaron con irritación- Debemos ir con Hodge, ya hemos pospuesto su conversación demasiado tiempo, niña.
Parecía como si me estuviera culpando de mi estado de shock en el que me había encerrado en mí misma y había decidido que no quería hablar con nadie hasta que Clary estuviera bien.
-¿Y tu ya vas a dejar tu actitud de crío de 5 años? -pregunté sin alterarme- No creo que a tu tutor le haya hecho gracia que me secuestraras, ¿verdad? Debe estar furioso de que una mundana esté en el Instituto.
Debía admitir que sabía como molestar a los tipos duros, era una habilidad que había creado y afinado en los pasillos del colegio. Me ayudaba a ahuyentar a los chicos que querían aprovecharse de mí o que querían hacerme daño, incluso de exnovias celosas que venían en busca de venganza.
Nada con lo que no había lidiado antes.
-Así que su Alteza imperial ya se encuentra con humor para hablar. Pues déjame decirte que este chico bueno ya no quiere mantener conversación con pelirrojas suicidas con complejo de dramáticas del año.
Jace había decidido que si no podía llamar mi atención por la buena, lo haría por la mala. O así es como había interpretado su extraño cambio.
Los chicos tenían estrategias raras.
-¿Te consideras el chico bueno después de raptarme y dormirme en una clase de sueño eterno? -pregunté sin poder creerlo, el veneno en mi voz era todo menos discreto- Si antes creía que tenías problemas mentales, ahora estoy segura que necesitas un psiquiatra. Podría comunicarte con el padre de una amiga, es muy bueno ayudando a los psicópatas rapta chicas.
-Estoy seguro que el hombre debe ser excepcionalmente bueno en su trabajo, pero últimamente me he sentido lo bastante cuerdo como para reconsiderar devolver a la chica que rapté, gracias.
-Eres un cínico.
-Y tú una chica poco ortodoxa, pero ambos estamos lo suficientemente equilibrados como para saber que todo el mundo tiene problemas. Ahora, podríamos seguir hablando de lo tétrico y traumático que fue que un guapo y caliente chico te raptara, o podemos ir con Hodge a su oficina. Preferiblemente lo segundo, me gustaría emplear mi tiempo en asuntos de mayor importancia. -dijo haciendo una seña con ambas manos invitándome a caminar delante de él.
Cuando hablaba siempre había cierta superioridad en su voz, como si él entendiera algo que yo no y quisiera dejarlo en claro en todo momento.
No sabía si estar sorprendida de su personalidad engreída y pretenciosa o sorprenderme de sus respuestas rápidas y llenas de ingenio que siempre expresaban cierta ironía.
-Me sorprende lo tranquilo que estás de ir con Hodge. ¿No se supone que todos están molestos contigo y quieren tú cabeza en una pica? -pregunté mientras empezaba a caminar- Sería un honor tener tu cabeza en la vitrina de mi estancia. Estoy segura que sería valorada por los desafortunados que tuvieran el placer de contemplarla.
-Es una idea tentadora, pero es una pena que tu hogar esté lo suficientemente destruido como para que alguno de tus amigos mundi quiera visitarte y contemplar mi rostro cincelado por los Ángeles.
Mi cabeza giró como resorte.
-¿Qué has dicho? -pregunté con los ojos como platos.
«¿A qué se refería con "destruida"? ¿Hablaba en plural o literalmente?», pensé con horror.
Jace esquivó mi mirada.
-Mira, hemos llegado. Esta es la biblioteca.
Intentó escabullirse fuera de mi alcance, pero afortunadamente fui lo suficientemente rápida como para tomarlo del brazo. Mi rostro reflejaba angustia y había olvidado la antigua discusión que estábamos manteniendo.
-¿Por qué dijiste que estaba destruida? -pregunté- ¿Sabes algo que yo no sé? ¿En dónde se supone que encontraron a Clary? Le he preguntado a Isabelle, pero ella no responde mis preguntas. Las esquiva.
Jace reulló mi mirada.
-No sucede nada -aseguró, pero no me tragué su mentira-. Solo creí que sería bueno bromear sobre ello. Fue estúpido. Debo irme.
-Jace, si sabes algo quiero saberlo. Merezco saber si está pasando algo -mascullé mientras me aferraba a su brazo. Más tarde me sentiría avergonzada por mis actuales acciones, pero necesitaba saber que había sucedido-. Jace, dímelo.
Se quedó congelado con mi mano aferrada a su muñeca y sus ojos vagando por mi rostro sin importarle parecer extraño. Cuando creí que solo se soltaría de mi agarre y se iría, me sorprendió cuando me tomó de la mejilla queriendo acercarme a él.
No quería besarme. Lo supe en cuanto sus dedos calleron debajo de mis ojos y apartaron las pocas lágrimas que se habían acumulado en mis ojos. Su expresión era indescifrable, pero era decidida.
-Búscame en el invernadero. Te contaré todo lo que quieras saber.
Después solo se fue, dejándome con una sensación de vacío y los ojos acuosos.
***
Cuando pude alejar las ideas de salir huyendo a mi hogar después de que Jace me dejara con el corazón en la boca, y me aseguré de alejar las lágrimas traicioneras que se querían deslizar de mis ojos, no pude evitar cuestionar todo lo que sabía hasta el momento.
¿Qué había pasado con mi actitud de tipo duro? Parecía que se había ido con todas mis habladurías y comentarios sarcásticos.
La biblioteca del Instituto se encontraba llena de cientos de libros que rodeaban la sala circular, y para llegar a los estantes altos y que parecían estar lejos de la altura humana, tenías que subir dos pisos. En lo poco que pudo ver, se dió cuenta que no se trataban de libros corrientes; aquéllos eran libros encuadernados en piel y terciopelo, con cerraduras de aspecto sólido y bisagras hechas de latón y plata. Sus lomos estaban tachonados de gemas e iluminados con letras doradas que brillaban débilmente. Parecían estar desgastados por los años de uso.
Había un escritorio en el centro en el que reposaba un hombre de cabello rubio qué lo tenía un tanto blanquecino por la edad, runas cubrían varias partes de su piel y cicatrices largas y notorias se hallaban en sus brazos. Una de ellas surcaba su rostro como una línea bizarra que no pudo evitar mirar más de lo debido.
Ángel se preguntó cómo se las había hecho.
Había muchas sillas en toda la habitación para sentarse y leer. Notó que su estado circular se debía a que estaban en una torre del Instituto. La galería del segundo piso se alcanzaba a ver, y lo que alcanzó a ver es que estaba llena de lo que parecían ser estanterías.
Se maravilló con la idea de recidir en un lugar como aquel.
No era una fanática de los libros, pero debía admitir que entrar a ese lugar era cómo hallarse en otro mundo; uno en el que quería entrar de nuevo.
Un gato reposaba en un extremo del escritorio. Solo se dió cuenta que no estaba disecado cuando este dió un lengüetaso en su pequeña patita y porque su cola se erizó en cuanto ella entró a la biblioteca.
Ángel tuvo la necesidad de abrazarlo.
-¿Una amante de los libros?
-Yo creo que no -dije con una mueca-, pero me parece que esta biblioteca me volverá una fanática.
El hombre sonrió.
-Es el efecto que da este tipo de lugares, son mágicos, pero poco valorados -dijo él. Ángel se preguntó a qué se refería con eso-. ¿Gustas sentarte?
De cerca su rostro se veía más pálido y débil, cómo si moverse mucho le costara muchísimo.
El gato se dejó caer entre sus piernas y Hodge sonrió a Ángel, fue como si un millar de pequeñas líneas surgieran como haces alrededor de sus ojos, igual que grietas en una pintura antigua.
-Iglesia. No le gustan mucho los extraños, pero parece que no aplica a ti.
Era un nombre extraño para un gato, pero le pareció bastante tierno. Le acarició las orejas y éste empezó a ronronear. Le mordió un dedo juguetonamente y le lamió una uña con esmalte rojo.
-Eso parece -Se removió incómoda, tratando de ignorar la conversación que se avecinaba-. ¿Para qué quería hablar conmigo? Sé que no debería estar aquí, y lo siento. En cuanto mi hermana despierte nos marcharemos, lo prometo.
-No hay porque disculparte -Le dio una sonrisa reconfortante, una sensación de alivió la llenó-. Sé que es difícil lo que estás viviendo y lo entiendo perfectamente. Ambas son bienvenidas al Instituto hasta que sea adecuado.
Un peso se fue de sus hombros. Ángel temía que no las dejaran quedarse más tiempo -aunque ya quería irse-, pero no era tan tonta como para arriesgar la vida de su hermana.
-Muchas gracias -dije con gratitud-. Sois muy amable.
Ángel se impresionó cuando él se puso de pie. Por un momento pareció estar deforme, con un hombro más grande que el otro y ligeramente inclinado. Pero pronto se dió cuenta que solo era un cuervo, con plumas negras como el alquitrán tan brillantes como un diamante. Pudo jurar que éste la miró fijamente.
-Este es Hugo -presentó el hombre, tocando al ave posada en el hombro-. Hugo es un cuervo, y como tal, sabe muchas cosas. Yo, por mi parte, soy Hodge Starkweather, profesor de historia, y como tal, no sé ni con mucho lo suficiente.
Ángel rió un poco y estrechó la mano que le tendía.
-Ángel Fray, aunque ya debe saberlo.
-Encantado de conocerte -respondió él, su expresión se volvió angustiada-. Siento mucho el comportamiento de mi alumno. Jace puede resultar muy impulsivo, pero es un guerrero formidable.
-No es agradable despertar sabiendo que te han secuestrado -dije con una mueca, y seguía sintiéndome rara cuando se disculpaban por un secuestro que ellos no habían cometido-. Fue algo desagradable.
-Lo imagino -dijo, parecía apenado-. Pido una disculpa en nombre de mi pupilo. No es como solemos operar, para variar. Es un método que no apruebo y me parece absolutamente desagradable. Pero los intereses de la clave son otros y me temo que no les importa cometer unas cuantas infracciones en la ley mundana.
»Pero ya estás aquí y creo que es momento de mantener una conversación muy importante que teníamos pendiente.
Sus mejillas enrojecieron.
-Siento mucho no haber venido antes, pero con mi hermana inconsciente no me sentía cómoda con responder preguntas en las que no podría pensar con claridad.
-Jace ya me ha dicho algo similar. Es natural que te sientas así. Si te soy sincero, yo hubiera enloquecido.
Sus palabras la hicieron sentir un poco mejor, pero casi inmediatamente, la misma sensación de incomodidad que sintió cuando habló con Luke la última vez le hizo sentir insegura de sus palabras.
«Algo no está bien», pensé.
«Es un buen mentiroso».
Ángel supo que debía ir con cuidado en su presencia. Se obligó a darle una sonrisa. Supo que funcionó cuando este siguió con la conversación como si nada, no se había dado cuenta de sus pensamientos turbios.
Se alegró de ello.
-¿Cómo es posible que tenga el mismo tatuaje... runa... -Me corregí-...qué Jace?
Hodge se puso muy serio.
-Nunca se había visto nada similar -aseguró con cautela-. De hecho, nunca había escuchado hablar de algo como esto. Los cazadores de sombras son conocidos por ser nacidos y criados con las leyes de la clave, cónclave o enclave, depende en dónde naces.
»Pero en todos mis años de servicio, nunca había visto un caso como el tuyo. Informaré a la ciudad de hueso para averiguar sobre algún nacimiento que fue ilegal u ocultado, como es tu caso. Solo se puede hacer la marca de la visión con un hermano silencioso y una hermana de hierro.
-No lo entiendo -dije con frustración-. ¿Insinúa que soy una cazadora de demonios? ¿Cómo usted y Jace?
-No lo insinúo, me atrevo a afirmarlo.
-¡Pero he vivido toda mi vida como una persona normal! -exclamé. Me obligué a mantener la calma- Debe ver un error. Soy una chica sumamente normal de Manhattan. He vivido toda mi vida con mi mamá y mi hermana, nunca he visto... nunca he visto...
Pero era mentira. Yo sabía que sí había visto cosas que antes pensaba que eran alucinaciones. Pequeñas Pulgarcitas caminando entre las plantas, personas con cuernos y hombres atractivos con ojos de gato.
Todo lo que había visto y había fingido no ver, habían saltado en su memoria.
Hodge la miró con cautela. Casi con pena. Ella no quería su lástima, solo quería que todo esa locura acabara y volver a su hogar, pedirle perdón a su madre y disculparse con ella por haber reaccionado tan mal a su orden de ir a la granja de Luke.
Ángel cambió su estrategia.
-No hay nada fuera de lo normal en mi hermana y yo.
Hodge no se rindió.
-Los cazadores de sombras, a los ocho días de haber nacido, son sometidos a un ritual en el que se aplican hechizos sobre ellos para asegurar sus almas y proteger sus mentes de influencias demoníacas -Ángel se estremeció de solo pensarlo-. Parte de dicho ritual consiste en cantar los nombres de los ángeles Sanvi, Sansanvi y Semangelaf.
»Los rituales son realizados por un hermano silencioso y una hermana de hierro, pero en caso de necesidad, personas ajenas a estas órdenes pueden completar la ceremonia si están familiarizadas con ella. Puede que haya sido tu caso.
Ángel se quedó muda.
Ya no tenía nada que decir contra sus palabras, ella no sabía nada sobre sí misma. La duda se implantó en su mente. No conocía a ningún familiar más que su madre y hermana. No tenía tíos, ni abuelos. Nada que le dijera que lo que Hodge decía era mentira.
Se dió cuenta que podía ser posible. Su madre era una mujer reservada, casi nunca les contaba sobre su padre, nunca hablaba sobre sus propios progenitores y siempre esquivaba sus preguntas.
Tal vez tenía razón, tal vez ella formaba parte de ese mundo. Porque si no es así, ¿cómo es que tenía esa extraña runa grabada en la muñeca?
Hodge la dejó ir poco después de eso, la había dejado pensando en alguna posibilidad. Había mencionado algo sobre hablar con ella cuando Clary hubiera despertado, pero le dió la sensación de que la dejó marchar para que pudiera pensar con mayor claridad.
«¿Soy una cazadora de sombras?», pensó Ángel.
La respuesta le llegó como si alguien hubiera hablado por ella en su mente.
Sí.
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Pregunta del día:
¿Me salió bien el capítulo? ¿Sus diálogos son parecidos a los que darían esos personajes? Es que tengo esa duda. Si me faltó algo en eso por favor díganme en que estoy equivocada.
Wey, sé que han estado esperando este capítulo desde hace muchísimo tiempo, pero también tengo una vida y sinceramente no me agrada que me estén preguntando a cada rato que cuando voy a actualizar. Es sin intención a ofender, pero es mi decisión cuando actualizo o no.
Siempre que me preguntaban que si iba a abandonar la historia decía lo mismo: «No pienso cancelar ningún libro, mucho menos abandonarlo». Así que agradecería que dejaran de hacer eso...
No es por ser mala onda, es que no es agradable que te insistan tanto. Bueno, digo esto porque inicié mis fanfics como un modo de entretenerme y dejar fluir mi imaginación, y si me están presionando, mi libro se estaría convirtiendo en una obligación y sinceramente eso no me agrada ._.
Bueno, espero que mi punto haya quedado claro. ¡Odio que Wattpad quite los guiones largos! :'v
Si tienen alguna duda déjenlo en los comentarios, me encanta responderlos y siempre me sacan una sonrisa :)
Sinceramente me gustó cómo quedó el capítulo, así que prepárense, porque en el próximo habrá un momento a solas con Jace y puede que haya SALSEO 7u7
Agradecería que dejaran sus votos y comentarios, les juro que esto hace que me den ganas de publicar y me da inspiración porque siento que les está gustando mi fanfic :3
¡Hasta pronto desconocidos!
Atte.
Nix Snow.
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