XXII. Las corrientes magnéticas
Me sentí tan mal, tan insignificante y tan pequeña que en el apuro de mi huida no me di cuenta bien del camino que tomaba y en lugar de dirigirme a la salida, llegué hasta un hermoso jardín interior con pileta incluida al estilo de las casonas antiguas que por suerte en esos momentos se encontraba solitario. Janet en definitiva tenía excelente gusto en arquitectura al igual que su hermano más famoso.
Casi cegada por las lágrimas solo reparé bien en el sitio cuando ya estaba allí. Se trataba de una mansión enorme.
Ya tendría tiempo para conseguir irme de la fiesta sin volver a toparme con Michael cuando lograra calmarme, me dije entonces tomando asiento en el borde de la fuente.
Por fortuna no había paparazzis, habiéndose abstenido Janet estrictamente, como excelente anfitriona, de invitar a la prensa por el bienestar de sus amistades. Gracias a ello me sentí un poco más tranquila, pero no contaba con que a falta de ellos mi mejor amiga había presenciado absolutamente todo y a detalle, por lo que no habiendo pasado ni tres minutos me alcanzó después de haber dejado botado a su lindo novio en la fiesta por salir en mi búsqueda a ver cómo me encontraba y con un montón de cosas por preguntarme.
-¿Sel, qué pasó?, ¿estás bien?- quiso saber con genuina preocupación notándosele en la cara -¿Por qué te pusiste así, acaso te dijo algo malo?-
Y para entonces la mía de aguacero habló primero por mí cuando levantándome corrí a abrazarla necesitando consuelo, sin contener más mis ganas de llorar.
-La que se lo dije fui yo...Ya no puedo más. No podía seguir más con esto, guardándomelo- admití –...Sé que tú me advertiste Tay, pero solo sucedió...-
-Tranquila, todo estará bien- sobándome la cabeza Taylor trató de calmarme –Al menos no fue peor- luego gesticulando intentó también ser cómica para animarme al tiempo que me remecía de los brazos como para hacerme entrar en razón -Por un instante creí que te había restregado con egocentrismo lo inalcanzable que es y por eso lo dejaste botado-
-¡Ay Taylor!- le reclamé mientras me secaba las lágrimas
Ella me dedicó, acto seguido, una mirada de censura pero llena de suspicacia previo a llamarme la atención
– ¿Qué se supone aparte que estabas haciendo? Te aconsejé que te dieras una oportunidad y conocieras a Abel pero no imaginé que lo ibas a agarrar al pobre solo como objeto para tratar de dar celos de forma desesperada-
-No fue así, de verdad me estaba divirtiendo...- a pesar de mi congoja me di el tiempo de rebatir, más recordando que ese había sido mi principal motor, pronto desistí –A quién engaño. ¿Tan notorio fue?-
-Tanto como un montón de sonrisitas fingidas y secreteos cabeza con cabeza iniciados por ti en los que parecía que ibas a besarlo. En serio, se vio como si todo el rato estuvieras encima de él y apenas conociéndolo-. Enterarme aquello encima me espantó, intuyendo que no tardaría en hablarse de eso, bajándole un punto adicional a mi de por sí ya afectada reputación
–Pero sabes qué?...- al final Tay agregó con suspenso -Dio resultado- y junto con un guiño, me devolvió la esperanza
-¿En serio?- Tuve que corroborar con emoción y con fe de que mi ridículo no hubiese sido en vano.
-De ley! Si tan solo hubieses visto a MJ en ese momento... Se le iban los ojos de la rabia en cuanto se dio cuenta. Tanto que tuvo que ir a vigilar de cerca que era lo que pasaba y a su contrincante. Creo que hasta le dio una mirada de advertencia a Abel porque él prácticamente no tardó en salir corriendo-
-Pobrecito- Tuve que negar con la cabeza pero sin poder evitar por otra parte sonreír de tan solo imaginármelo a Michael celoso afrontando la situación.
-Bueno y ahora que estás al tanto, ya deja de llorar o se te arruinará el maquillaje- Taylor para continuar me recomendó y yo sabía que tenía razón, más necesitaba terminar de desahogarme
-...La verdad es que lo adoro- entonces admití reconociéndome vulnerable –Si tan solo pudieras entenderme Tay. Él es el primer hombre completo que conozco y lo admiro tanto... Lo amo con todo mi corazón-
Noté de tal forma como el bonito rostro de mi mejor amiga pasaba en cuestión de segundos del buen humor al asombro y de allí a la seriedad total
-Sel...- pronunció y creí que era por con condescendencia o para mandarme otro de sus regaños
-Lo he admirado desde que era una niña y ahora que se me dio la oportunidad de conocerlo y de constatar lo maravilloso y adorable que es, lo hago aún más...- por mi parte proseguí
-¡Sel!- Taylor llegado a ese punto trató de interrumpirme
-...De repente recordé cuánto lo amé en mi infancia... toda la ilusión que sentía... que no tiene ni punto de comparación con la que tengo ahora que conozco su alma. Me temo que va a ser un amor para toda la vida...-
Sentía en esos momentos mi corazón desbordado y tenía que sacarlo todo o me mortificaría después, pero Taylor fue más enérgica al hablar la siguiente vez
-¡Sel, me temo que tengo que decirte que la causa de todo tu sufrimiento está justo detrás de ti!-
Sin esperármelo, abrí los ojos de par en par por ende, sintiendo que me paralizaba de pronto en tiempo y espacio. Taylor se encargó entonces de girarme ella misma, poniéndome de cara a él y aprovechó al instante para disculparse avergonzada con una reverencia de cabeza para después salir corriendo, mientras yo llenando de aire mis pulmones y cerrando los ojos, procuré recargarme de valentía antes de volver a abrirlos con lentitud, dispuesta a encarar a mi destino.
Allí, un poco más atrás de la pileta pero lo suficientemente cerca como para haber oído gran parte de nuestra conversación, Michael seguía observándome... Reparé así una vez más en lo hermoso que lucía esa noche con su disfraz, pareciendo un monarca de reinos lejanos. Fascinante como siempre pero ahora en mi humilde opinión en un grado mayor porque podía leer claramente en sus bellos ojos arabescos, fijos y llenos de cariño sobre mí, que ya lo sabía todo.
Hice mis cálculos desde el primer momento en que Taylor procurara advertirme de su presencia y con bochorno acepté que yo misma había ratificado cualquier sospecha, con lo que no pude seguir sosteniéndole por mucho el contacto visual.
-Gracias por quererme así- Michael dijo sin embargo, rompiendo el silencio y dejándome estupefacta.
-¿...Y... no te incomoda?- insegura, de tal manera tuve que consultarle; a sabiendas de que me estaba adentrando en un territorio prohibido. Más él se caminó despacio hacia mí y cuando estuvimos frente a frente, procedió a acariciarme con dulzura la mejilla logrando que mis ojos suplicantes se posaran de nuevo sobre los suyos. Le vi mover la cabeza entonces sonriendo y mirando un instante hacia arriba, como si no pudiera creer lo que sucedía, y luego dijo algo que terminó de robarme el aliento al igual que el corazón.
-Por favor, no dejes de quererme-
Y fue instantáneo, como si una chispa se encendiera en mí de súbito. De repente dejé de limitarme y olvidando todo el protocolo con el que el mundo entero se manejaba con él, le hice caso a mis impulsos y echándole los brazos al cuello, le abracé con todas mis fuerzas, en tanto como compensación a mi martirio, él me correspondió de la misma forma.
No supe a ciencia cierta cuánto duramos así pero fueron minutos.
-¿Tú también lo sientes... el magnetismo?- entre susurros le pregunté después, cuando nuestros rostros quedaron peligrosamente cerca.
-Desde el primer día, princesa- me confesó –Pero es mi deber cuidarte-
Y no obstante, aquellas palabras fueron el detonante que hizo que no tardaran en atraerse nuestros labios.
Fue la gloria, algo maravilloso, precioso. Un momento de felicidad como nunca antes sintiera con nadie. Como saltar a un abismo pero tocando el paraíso a la vez. Temblé de tal manera entre sus brazos más Michael sosteniéndome con firmeza, no me soltó.
Fue un beso largo y lleno de pasión, cargado de palabras por decir que eran más fácil expresarlas a través de ese intercambio de sentimiento. Michael me envolvió con su romanticismo como gran maestro, y yo tan solo me dejé llevar.
-Cuando esto salgo a la luz y se compruebe el idilio que desde un principio nos vaticinaron, la gente pensará que soy, como dicen ahora, tu "Sugar daddy"- cargado de afecto y mientras me arreglaba con ternura el cabello luego de que nuestra explosión de amor concluyera, me hizo caer en cuenta. Tuve de tal modo que expresar todo lo que pensaba al respecto.
-Pues no me interesa en lo más mínimo lo que piensen. A estas alturas he comprendido que es tan cierta una frase que solía de niña escucharle decir a mi abuela por parte de papá: "El amor no tiene edad" y con el tiempo las diferencias de años entre las parejas pasan a ser solo un número y a dejar de importar-
Como buen adulto responsable él a su vez necesitó rebatírmelo
-Pero Selina, yo podría ser tu padre, ¿lo tienes presente?-
-Lo sé, pero uno no decide de quien se enamora- concluí por todo
No tardamos con ello en volver a besarnos, atraídos por nuestros imanes internos, por ese fuego que nos quemaba en la venas. Nuestra pasión contenida durante tanto tiempo...
Lo que no sabíamos era que la privacidad de la fiesta no había resultado tan perfecta después de todo y que un par de papparazzis escondidos entre las sombras después de haber conseguido burlar la seguridad, estaban pendientes desde hacía rato con sus cámaras de cada uno de nuestros pasos.
--------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top