XX. Valentine's Day (Parte I)
Cuando llegó el gran día de la fiesta, aparte de lo emocionadas y ansiosas que estábamos por todo lo que ésta prometía, nos quedamos anonadadas junto a Taylor al ingresar al salón de la casa de Janet y ver la esplendorosa decoración que adornaba el lugar, la cual parecía salida de esas películas de fantasía de los 80s.
Luces rojizas relativas al tema del amor y la amistad bañaban el lugar, alternadas con otras doradas en las paredes que simulaban el brillo de estrellas. Había serpentinas de tela a tonos combinables en la decoración, colgadas del techo y de las partes altas de las paredes y aparte todos los adornos, incluyendo los clásicos corazones y rosas, eran delicados. Se notaba que habían sido cuidadosamente seleccionados para que tuvieran esa magia de ambientación de estudio cinematográfico. Y ni qué decir de los infaltables chocolates tan propios de la fecha. Los había por doquier y en diferentes presentaciones, líquidos o sólidos, de todos los tipos y hasta con sabores combinados. Era tal el espectáculo mezclado con música de excelentes DJ que yo que había aceptado ir al final nomás para que Janet (quien ahora también era parte de mi círculo íntimo) no tomara mi ausencia o mi excusa como un desplante; me convencí de que hubiera lamentado en definitiva el no haberlo hecho al final.
Parecía un festejo sacado del Carnaval de Venecia, solo que estábamos en América. Definitivamente el tener la oportunidad de bailar y girar en medio de tantos danzantes con sus elegantes disfraces y máscaras, te hacía pensar que estabas en medio de un mundo de ensueño.
Y respecto a nuestros trajes, Taylor y yo los habíamos elegido juntas. Eran de estilo princesas de la época medieval, con la única diferencia que el de ella era de tono rosa y el mío, lila. Detalle que me hacía recordar con cariño a los de las quinceañeras que se celebraban en el país natal de mi papá y de mis ancestros. Herencia que llevo con orgullo en el alma.
En mi caso, por otra parte, en aquella ocasión asistí super protegida en la extrema seguridad de Taylor, habiendo acordado con mi familia en quedarme a dormir en su casa. Confíe al final en que nada fuera de lugar podría pasar, de no ser divertirme al extremo y pronto me sentí otra vez en confianza. Ya era tiempo de reunirme de nuevo con mis amigos de la ciudad y éstos se alegraron al verme. Con decir que me terminé encontrando hasta con mis compañeros de la banda, yendo todo definitivamente genial.
Al adentrarme así en el lugar deseché del todo la desesperanza respecto a mi círculo social, el miedo a volver a ser traicionada esta vez por alguno de ellos y el sentimiento de inferioridad que JB con saña tratara de infundirme. Estaba bonita y me sentía querida y admirada. Tenía en realidad toda una gama de posibilidades abriéndose ante mí en todos los ámbitos en mi vida, por lo que era injusto estar desagradecida. Así que volví a estar feliz.
Todo iba super bien, Taylor se encontró entonces con Harry, su novio, con quien bellos los dos y resaltados en esa ocasión con sus peculiares atuendos, asemejaban a una parejita de muñecos de torta; y como era de esperarse, muy enamorados los dos pronto se perdieron en su propia burbuja de donde me vi obviamente excluida en el papel de violinista. Más era entendible. Disfrutaban su dicha y al verlos contagiaban a otros el deseo de vivir un romance así (tanto que por un instante me imaginé de igual forma con el secreto y prohibido objeto de mi afecto... a sabiendas que sería de lo más increíble besarlo...). En fin, Tay y Harry juntos parecían chicle pero con todo ella se separó de él un momento para darme unos pequeños consejos.
-Sel, no desaproveches tu oportunidad. Estás preciosa, así que no quiero verte amargada por nada ni por nadie, y es más, allí enfrente con los muchachos está Abel. Como bien sabes, tú siempre le has gustado y además es lindo, estiloso, talentoso y ¡ahora está soltero! ¡Juntos serían un boom! ¡Anda, acércate y háblale!- me animó
-¿De verdad lo crees?, pero ¿él no está enamorado de Bella?... Además yo no tengo pinta de supermodelo... ¿En serio crees que debería hablarle hoy?- aunque estaba al tanto de que me decía algo cierto, tuve que corroborar su recomendación sintiéndome un poco insegura puesto que se trataba de un chico con una personalidad arrolladora, y aparte a esas alturas, yo no me sentía del todo preparada para flirtear de nuevo... después del rotundo fracaso con JB y encima cuando tenía a MJ dentro de la cabeza y el corazón.
-No, ya no está con ella y sí, sí es momento de que ustedes dos se acerquen-
Taylor contestó a mis atropelladas preguntas con diversión, y sonriendo entonces con picardía, como dándome una patadita de buena suerte, añadió
-¿Y sabes qué es lo mejor?, que con él sí combinas-
No tuve mucho tiempo para pensar en el asunto puesto que no tardó en encenderse el baile, con lo que debimos separarnos. Más en ningún momento me sentí sola ya que enseguida me invitaron a bailar.
Bailé con varios galanes, entre ellos apuestos modelos a los que no conocía y hasta amigos a los que se me hizo difícil reconocer a primera vista por los antifaces o máscaras que habían elegido.
Estaba presente allí buena parte del mundo del espectáculo y de la creme de la creme, pero lo mejor fue que Janet tuvo la gentileza de no invitar a Justin. Estando al tanto de los problemas que yo había tenido con él.
Me estaba divirtiendo bastante a decir verdad hasta que observé que un grupo de los invitados se reunía cerca de la entrada alrededor de un recién llegado para saludarlo. Taylor fue la encargada de hacérmelo notar al sutilmente acercárseme y señalarlo...
Como complemento para que un sueño fuese perfecto, tenía que aparecer Él...
Cuando la multitud se dispersó como en cámara lenta porque parecía que se estaba deteniendo el tiempo, lo vi ingresar a Michael. Imponente como siempre y con su paso firme y seguro. Vestía un atuendo de militar antiguo que rememoraba a los que usaran en los siglos pasados los héroes libertadores, solo que con su cabello largo y rizado que llevaba recogido en una coleta. Bello en definitiva, como si por él no pasase el tiempo.
Creí entonces que el corazón se me detenía también un instante para luego volverme a latir al doble de velocidad.
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Continuará...
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