XVIII. El transcurrir de un reloj
-Mike...- murmuré impresionada y casi sin habla, sin poder creer que apareciese así como si nada.
-Hola Selina- respondió él con una de sus encantadoras sonrisas -¿Me extrañaste?-
No pude contestar por la emoción pero preferí demostrarle mi respuesta con actos, a lo que por su parte gustoso correspondió. Rompiendo entonces las formalidades ambos nos dimos un largo abrazo.
-Tu puesta en escena estuvo increíble. Me encantó tu nueva canción- comenté luego, aún entre sus brazos, de donde con afecto no me apartó –Aparte fue para mí una gran sorpresa pues no sabía que ya habías regresado... Una gran sorpresa para todos, mejor dicho- aclaré, tratando de disimular lo cabizbaja (producto del desasosiego) que me había dejado su ausencia.
-Bueno, pues esa era la intención. ¡Qué bien que dio resultado!- profirió él animado
-Sí, genial- musité, contenta al final de que volviera a estar en L.A., a mi lado, más reparé allí en algo extraño. La ausencia de sus guardaespaldas. –Pero... ¿Cómo así Mike estás aquí solito y la guardia?- tuve que preguntar puesto que la extrema seguridad era característica infaltable en su caso.
-Comiendo, supongo- contestó sin inmutarse, simplemente encogiéndose de hombros mientras al separarnos volvía a observar la ciudad –Cuando vine para acá los dejé en la recepción cerca de la mesa de los dulces, deben estar de los más entretenidos ahora mismo- especificó, haciéndome reír con ello. Él en tanto continuó
–La verdad es que después de sobrevivir al ataque al corazón me siento diferente, más fuerte, por lo que ya no los necesito a mi alrededor todo el tiempo. Si pude superar ese oscuro capítulo de mi vida, si pude renacer, puedo con cualquier cosa. Es como si de arriba por voluntad divina me hubiesen dado otra oportunidad, una bendición y quiero cambiar las cosas para mejor, quiero dejar partes del antiguo Michael Joseph Jackson atrás-
Me sentí halagada una vez más de que confiara en mí para contarme sus cosas, su sentir, sus metas, tanto que dejé de lado en un instante lo mal que lo había pasado extrañándolo y del todo lo perdoné. Me acerqué por lo tanto de a poquito más hacia él hasta que nuestros brazos estuvieron lo suficientemente juntos sobre el muro para que pudieran tocarse. Me encantaba su voz y escucharla en vivo, platicándome lo que fuera, era un verdadero deleite.
-Es por esto que resolví realizar un viaje desconectándome del mundo con la finalidad de reconectarme conmigo mismo y con los sueños que por alguna razón un día dejé atrás... En realidad lo necesitaba desde hacía mucho. Solo que discúlpame por no habértelo dicho pero es que lo decidí de un momento para otro- me explicó –Y respecto a lo de la presentación; de la organización del evento me contactaron hace unos tres meses dejándome en claro que mi número debía ser ultra secreto para que ocasionase el mayor impacto posible. Por eso me dediqué a ensayar enseguida junto a mis bailarines, que inclusive movilicé al extranjero durante la última etapa de mis vacaciones, y ayer que apenas regresé, pasé todo el día practicando para que la puesta en escena fuera impecable. Los niños junto a sus abuelos por otra parte, recién llegaron hoy por la tarde y directo a dormir por lo agotador de las horas del vuelo, por eso todavía no deben haberse comunicado contigo-
-Descuida, comprendo- proferí conforme y agradecida por todo lo que me explayara y entendiendo completamente que no por su nueva metodología de vida descuidaba su prolijidad al momento de sus performances, lo que le hacía el triple de admirable; por lo tanto me animé a acariciarle el brazo en señal de apoyo, pero no contaba con que retendría mi mano, una vez más sorprendiéndome.
-Y respecto a ti Selina, dime la verdad. Ese jovenzuelo, artista de moda. Bieber. ¿Te estaba molestando y por eso decidiste venir aquí?- me preguntó sin rodeos, dejándome pasmada.
-Oh!, en realidad no...- empecé a exponer aunque no podía confesarle que la razón principal que me había llevado hasta allí era mitigar las ganas que tenía de hablarle sin poder hacerlo –Discutimos sí, pero yo seguí de largo. Respecto a este sitio, amigos que antes habían estado en este recinto me contaron sobre la increíble vista que se aprecia desde esta terraza y quise venir a comprobarlo... ¡y es cierto!- añadí de tal forma en honor a la verdad –Pero ¿cómo lo supiste?... Lo de Justin, y aparte ¿quién te dijo que me encontraba aquí?- tuve también que consultar o la curiosidad luego me mataría
-No hizo falta que nadie me lo dijera. He estado pendiente de ti todo el tiempo desde que llegamos a la fiesta. Te estaba observando desde el bar donde estaba reunido con los productores pero no lo notaste- Michael de nuevo con simplicidad me compartió, dejándome anonadada -Presencié la escena...y noté de él claramente su mala intención- agregó –Entonces decidí venir de inmediato a buscarte y ni te imaginas la cara que puso al verme al encontrarme de camino. Se descolocó y se tornó pálido. Solo lo quedé mirando fijamente como advertencia pero agachó la cabeza y después de saludarme, pidió permiso y se retiró-
Escuchándolo, no pude contener la risa de tan solo imaginármelo, aparte de que Justin se lo merecía por todo lo que me había dicho y por cómo se había comportado conmigo. Qué mejor que hubiera sido el propio protagonista del problema por el que empezara todo, quien saliera a defenderme. Mi caballero andante. De modo que así terminaba esa historia...
-Créeme, aún sin intercambiar palabras le dejé claro que se meterá en problemas conmigo si vuelve a intentar ofenderte y sé que lo entendió- Michael finalizó decidido y enfadado como nunca antes le viera, por lo que conmovida de que se preocupara por mí, lo volví a abrazar sin miramientos. Disfrutando de lo natural que me resultaba cada vez más hacerlo.
-Muchísimas gracias Mike... por todo. ¿Y sabes algo? Sí te eché de menos y mucho- en resumidas cuentas, una vez con la cabeza pegada a su pecho dejé de contenerme y terminé revelando en unas cuantas frases lo mucho que me habían afligido sus semanas de ausencia –...Llegué a pensar por un momento que ya no querías que formara parte de tu vida... y de la de los niños... con mi amistad-.
Me quedé estática a la espera de cómo reaccionaba ante mi confesión, teniendo presente la posibilidad de que podía volver a hacerme sentir como una niña al adoptar su faceta de padre protector, más no lo hizo. En cuanto levantamos las miradas, me contempló con una mezcla de cariño e interés hacia mis palabras por unos instantes que me parecieron eternos y luego me contestó con suavidad pero como cualquier hombre que se dirigiera a una mujer y encima acunándome las mejillas.
-Nadie nunca podría olvidarte Selina-
Sentí que lo decía de verdad, con lo que de inmediato acudieron lágrimas a mis ojos, solo que antes de pudieran derramarse a totalidad, Michael me tendió su mano. Estaba una orquesta en vivo abajo en la recepción tocando melodías del mundo entero y en ese rato fue el turno de un bolero. Uno que yo conocía bien porque mi abuelo solía escucharlo siempre durante mis años de infancia. Una preciosa canción en mi idioma Español del alma.
Acepté su proposición mientras me secaba con la mano que me quedaba libre los pómulos y avanzamos ambos así hasta el centro de la terraza.
Con delicadeza Mike entonces me atrajo hacia sí, ayudándome enseguida a colocar las manos de la forma correcta, una sobre su hombro y la otra en la suya, previo a comenzar a bailar pegados. Supo llevarme de tal manera, con su natural maestría para la danza, como si fuese tan ligera como una muñeca en su dominio. Atrapándome en su hechizo y en su embriagador y varonil aroma en tanto me cantaba al oído muy bajito pero con su voz tan bella:
"Reloj no marques las horas
porque voy a enloquecer
ella se irá para siempre
cuando amanezca otra vez
Nomás nos queda esta noche
para vivir nuestro amor
y tu tic-tac me recuerda
mi irremediable dolor
Reloj detén tu camino
porque mi vida se apaga
ella es la estrella
que alumbra mi ser
yo sin su amor no soy nada
Detén el tiempo en tus manos
haz esta noche perpetua
para que nunca se vaya de mí
para que nunca amanezca".
Fue tan hermoso como una escena extraída de un sueño, tanto que yo también deseé como decía la letra de la canción, que el tiempo se detuviera para quedarme por siempre así con él; perdida en sus ojos, que por su parte parecían querer decirme tanto pero sin poder hablar.
Así, vencida por su encanto y creyendo que me la estaba dedicando, en un momento me abandoné a la suerte y apoyé mi cabeza sobre su hombro, rindiéndome a él.
"Reloj no marques las horas..."
Cuando el bolero concluyó, sentí como si despertara despacio de nuevo a la cruel realidad y supe que de algún modo tenía que dejarle saber o al menos hacerle notar mis sentimientos.
-Vaya, no sabía que te gustara este tipo de música y tampoco que ahora se te diera tan bien el español- mencioné para empezar, totalmente fascinada
-Pues hay mucho que todavía el mundo no sabe sobre mí- él sencillamente respondió –He estado practicando...-
Y allí, como en un sueño también, de esos que se desvanecen en la mejor parte y no alcanzas a descubrir que más puede llegar a ocurrir en una situación en que te la estabas pasando bomba, de pronto se escucharon voces y pasos provenientes de la escalera, interrumpiéndonos. La magia en ese mismo instante concluyó aplastada por la angustia de poder ser descubiertos.
Sin embargo, antes de que yo misma atinara a reaccionar (todavía medio aturdida y deslumbrada como me encontraba), Michael me tomó de nuevo de la mano pero para que corriéramos a escondernos.
Una vieja caseta a un lado de la terraza destinada para almacenar utensilios de limpieza, que por fortuna estaba sin seguro y casi vacía, nos sirvió de refugio. Desde el cual pudimos enterarnos que se trataba de paparazzis.
Michael y yo quedamos para esto muy cerquita, pero teniendo en cuenta que necesitábamos de nuestra aproximación para sentirnos protegidos. Él colocó por esto un brazo alrededor de mi cintura mientras yo me volteaba y arrimaba mi espalda a su pecho. Una silenciosa forma de darnos ánimos y decirnos que saldríamos de esa bien librados.
Sujeto 1: -¡Ya ves!, ¡no hay nadie! Te dije que en ningún momento los vi subir. Es más estamos perdiendo el tiempo, de seguro deben encontrarse ahora mismo en la fiesta lanzándose miradas significativas al disimulo o bien podrían estar planeando escaparse juntos como hacen siempre. Anda, mejor regresemos que necesito sacar esas fotos-
Sujeto 2: -No entiendo, confío plenamente en JB y él me aseguró que habían venido aquí-
Se trataba de dos tipos a los que apenas alcanzábamos a ver a través de las rendijas entre los tablones de madera. Más, al oír mencionar quien era el informante sentí que me comenzaba a hervir la sangre de la rabia.
Sujeto 1: -Pues de seguro que si subieron, no se quedaron mucho. Sí que saben esos dos cuidarse de dar pruebas sobre su idilio.
Sujeto 2: -Pues por mi parte por ratos ya estoy empezando a dudar de que esto sea del todo cierto-
Sujeto 1: -PUES convéncete bro de que lo es. Mira yo he estudiado a Selena desde que saltó a la fama y sé que está completamente loca por MJ, y él por su lado ha cambiado un montón, hasta podría decirse que se ha quitado años de encima desde que anda con ella. Y solo por su causa-
Sujeto 2: -¿Quién lo diría, no? Esas fotos, cuando logremos obtenerlas, serán millonarias-
Me sentí super mal y avergonzada, aparte de traicionada vilmente por ese alguien en quien una vez de forma casi ciega confiara y al que quisiera. Era como si me hubiesen apuñalado por la espalda. Tanta fue mi conmoción que inevitablemente me puse roja como tomate del bochorno y el coraje, y Michael se dio cuenta de mi incomodidad.
-¿Sel, estás bien?- me consultó en susurros unos minutos después de que los sujetos se marcharan, y siendo sincera, únicamente como respuesta negué con la cabeza, resultándome imposible volver a mirarle a la cara.
-Sel, puedo llevarte a tu casa si deseas o si prefieres le pido a un par de mis guardias que te acompañen en el auto y refuercen tu servicio de seguridad para que te sientas más tranquila hasta llegar- como de costumbre tan galante se ofreció a escoltarme, pero tan solo opté por retroceder, alejándome al tiempo que batallaba en mi interior con unas inmensas ganas de llorar.
-Selina... ¡Sel!- volvió a decirme esta vez preocupado, pero yo, comprobando que afuera ya no había moros en la costa, sin detenerme a mirarlo o de lo contrario no podría hacerlo, salí de allí emprendiendo una huida tipo Cenicienta.
Tan solo ansiaba alejarme lo más rápido posible de esa azotea, de aquel edificio en sí y solo por esa ocasión de su lado, al sentir que había sido descubierta en mi verdad de la peor manera.
Las telas vaporosas de mi vestido me ayudaron a fluir con rapidez en mi escape, otorgándome no obstante, un aire de hada encantadora que pude notar de forma bizarra e inoportuna al reflejarme en los espejos que tenían algunas paredes como decoración del lugar; más ni eso en esos momentos consiguió volver a animarme.
Solo me volteé unos instantes al llegar abajo, consciente de lo maleducada que estaba siendo al irme de esa manera, sin siquiera despedirme, y entonces lo vi a él en la cima de la escalera, observándome con un halo de pena pero siempre pendiente de mí.
https://youtu.be/0WHThC5AgCQ
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Continuará...
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