IV. Una natural conexión
Michael se entrevistó primero con los organizadores, quienes en todo momento se mostraron agradecidos con su visita y por su contribución a la causa apoyándoles en el evento, antes de pasar adonde nos encontrábamos el pintor y yo.
Entonces el momento que tanto había estado esperando por fin llegó.
Después de que le diera la mano al responsable de la exposición, MJ y yo estuvimos por fin frente a frente, y en un reflejo espontáneo, fruto de mi profunda admiración por él, realicé en su honor una ligera reverencia, algo que le agradó encontrándolo gracioso y haciéndole sonreír. Fue allí y cuando consecuentemente me besó la mano en retribución que me di cuenta que la atracción que producía en el ámbito personal era por mucho superior a la que había escuchado o imaginado siempre. No por nada había sido mi sueño y mi primer amor... Platónico pero el primero.
-Vaya, eres en realidad más adorable de lo que pensé- expresó así mismo por su parte exteriorizando sus opiniones sobre mí. Sus primeras palabras dirigidas hacia mí, que solo contribuyeron a ponerme más nerviosa.
-Es un gran honor conocerle. No tiene idea de cuánto le he admirado desde que era muy chica...- de tal modo, respondiendo a su calidez proferí. No queriendo que percibiese lo desestabilizada que me tenía.
-Por favor, trátame de "tú"- sin embargo, esa fue su simple respuesta para terminar de impresionarme –No hacen falta formalidades. Yo también conozco tu trabajo Selina y lo encuentro fascinante, además mis hijos te adoran, veían tus programas desde pequeños, por lo que es inconcebible que tú y yo todavía no entablemos una amistad- manifestó
-Por supuesto, si así... lo deseas... No hay ningún problema- Resultándome tierno escuchar que cambiara la "e" por la "i" en medio de mi nombre al mencionarlo y encontrando a la vez increíble el recibir el enorme honor de poder tutearlo, al final por todo sonreí. Recordé por otra parte el hecho de que yo también había trabajado desde niña en el mundo del espectáculo, por lo que teníamos algo en común que podía crear una buena conexión entre ambos, así que consentí contenta su proposición de amistad.
Todo esto ocurrió mientras el animador de la ceremonia daba la bienvenida formal a los presentes por micrófono y cuando anunció que iba a comenzar un tour guiado por el lugar, todos, invitados de honor y prensa, nos movilizamos para seguirle.
-¿Me permites?- Michael de tal manera me preguntó, ofreciéndome su brazo de forma galante para que pudiera apoyarme en él mientras recorríamos el salón, y sin poderlo todavía creer, como sintiéndome dentro de un ensueño, acepté.
-Gracias-
El pintor responsable de la galería fue explicando cada una de sus obras en compañía del animador a la cabeza de la comitiva, mientras nosotros éramos los siguientes en el grupo, caminando un poco más atrás junto a los periodistas que iban fotografiando y documentando toda la exposición al igual que cada una de nuestras acciones. Pese a ello, en todo momento muy tranquilos, Michael y yo procuramos no dar de qué hablar, haciendo gala de nuestra educación y de que nuestra reunión de ese día, en la que acabábamos de conocernos (como de seguro se enterarían), estaba basada en la cordialidad y el respeto. Por lo que confié con positivismo, solo obtener buenas críticas al respecto.
En medio de ello y de lo cruel que tenía presente que la prensa podía llegar a ser, encontré un lugar seguro al lado de Michael. Algo que sentí al caminar de su brazo, con la confortabilidad y confianza que me transmitió proveniente de su amabilidad, de su actitud regia por la experiencia y de su fuerza interior habiendo superado tantas cosas.
Rememoré también por lo tanto las palabras de aliento que mi agente me dijera poco antes de salir del camerino y con ello terminé de sentirme mejor.
"...Y ya sabes reina, siempre altiva, regia y segura, y que no te importe cualquier cosa que hablen o escriban de ti, y más si tienes hoy la suerte de que sea relacionada a Él contigo, porque cualquier chisme hasta el más mínimo, solo te volverá más famosa".
No creía la verdad que cualquier situación que aconteciera pudiera llegar a tanto, pero con todo al final decidí relajarme, volviendo así a manejarme con autoconfianza y naturalidad.
Michael empero, en lugar de atender de lleno a lo que exponían, aprovechó todo el rato para platicar conmigo al disimulo sobre el tema más relevante y que yo por supuesto esperaba, el de sus niños.
-Quería agradecerte en persona Selina por ayudar a mis hijos a soportar el duro capítulo que nos tocó vivir. No creo que lo hubieran sobrellevado tan bien de no ser por ti- expresó
-No, no tienes por qué darme las gracias. No hay de qué- de corazón proferí –Fue un placer compartir con ellos, que me permitiesen volverme su amiga- Admito que tuve que bajar la mirada durante unos segundos necesitando acostumbrarme a conducirme frente a una leyenda viviente de su talla con tal confianza... Necesitando terminar de convencerme de que en realidad estaba hablando con él.
-Pero me gustaría compensarte de alguna forma- añadió Michael mientras tanto
-Con que se me permita seguir visitándolos de tanto en tanto y a Paris seguir juntándose conmigo, para mí es más que suficiente- proferí con sinceridad - Es decir, todo con "tu" consentimiento- especifiqué.
Michael entonces de buena gana tan solo asintió en tanto se llevaba las manos a los bolsillos de su chaqueta y aunque no expresó nada más al respecto, no supe a decir verdad si con mi respuesta había quedado conforme, por lo que enseguida traté de cambiar de tema haciéndole conversa sobre otra cosa para no dañar el momento. No quería que mi previo temor de aburrirlo se volviese realidad, aunque para esos momentos ese miedo ya estuviese siendo reemplazado por otro de ser considerada una mala influencia para sus niños ahora que en persona me conocía.
Me valí para esto de un hermoso cuadro que vi colgado cerca de nosotros, donde dos hermosos caballos corrían juntos y libres por una playa al atardecer, haciendo juego la tonalidad de sus pieles y crines con los colores del cielo.
-¡Oh, pero qué maravilla!- de inmediato elogié, cayendo en cuenta al tiempo que se trataba de una pintura realmente bella –...Esta es sin lugar a dudas la mejor obra de la exposición. Cuánta armonía hay en todo, en la gama de colores, en el paisaje... ¿No lo crees?- a cada instante ganando mayor confianza le pregunté y él prestándome atención se acercó al cuadro para observarlo mejor.
-Un excelente trabajo sin lugar a dudas- profirió cruzando un brazo sobre su estómago y llevándose la otra mano a la barbilla al analizarlo con interés –El éxito de toda obra de arte está en lo que le transmite al espectador. Lo que me da a pensar que en tu caso debe ser algo muy especial para tu juvenil corazón- dio su punto de vista, logrando que mis mejillas se ruborizaran un poco de nuevo. Asomo de vergüenza que sin lugar a duda él captó porque prosiguió requiriendo saber más – ¿Acaso "Amor"? ¿O quizá algo que ver con el nuevo galán de la música adolescente, aquel muchacho rubio un tanto problemático que a menudo mencionan en las noticias?- con mirada inquisitiva de padre protector, inquirió, y debido a ello tuve que aclarar mi verdad.
-No, nada que ver. Nuestra relación no creo que sea amor aún. Todavía falta para eso. Es solo algo confuso– con sonrisa de aprieto confesé, y aparte, queriendo exponerle mi forma de expresarme (que también podía ser madura muchas veces) para terminar de contestar su pregunta, agregué –En realidad mi percepción sobre la belleza de la pintura no tiene que ver con el amor sino más bien con la nostalgia... Me recordó de cierto modo mi niñez, cuando vivía en Texas y mis padres no se habían separado. A mi abuelo le gustan los caballos. Siempre me contaba que había trabajado la mayor parte de su vida en haciendas, cuidándolos, hasta que tuvo que abandonar su tierra natal, Monterrey, en busca de un futuro mejor. Él quería que les perdiera el miedo y aprendiera a cabalgar, lo cual considera indispensable tal como conducir. Incluso prometió enseñarme... solo que por cuestiones de la vida eso no pudo darse y tuvimos que separarnos en cuanto decidieron divorciarse mis padres... Yo me fui a vivir con mamá... y dejé aquel proyecto atrás- conté sin saber por qué.
Me resultó fácil platicarle sobre mis cosas a Michael y desde allí me di cuenta que era de esas personas que sabe escuchar y que prefieren formarse un juicio antes de emitir opinión. De esas que poseen un no sé qué mágico que te hacen confiar en ellos a la primera. Y de alguna forma, después de haber liberado aquel recuerdo, de compartir ese trauma, me sentí mejor. Mejor de lo que consideraba estar antes cargando dentro esa perenne tristeza.
-Pues yo creo que a lo que te refieres sí es Amor- Michael reiteró cuando llegó su turno –No se trata del amor romántico pero sí del tipo de amor único que sientes por tu familia y también por los buenos tiempos pasados, por el lugar en que viviste... donde de seguro fuiste muy feliz-
Como un psicólogo con tintes de poeta describió mi alma y descubrió los ecos que me aquejaban de aquello que llevaba guardado, algo a lo que hasta ese momento ni yo misma había prestado la debida importancia; con lo que sin poder evitarlo aun cuando traté de volver a sonreír, los ojos se me llenaron de lágrimas y sin saber por qué o de donde me salió la valentía para hacerlo, terminé abrazándolo. Gesto que él cariñosamente me correspondió.
No obstante, sin evitar que transcurriera mucho para evitar levantar rumores infundados, con caballerosidad se encargó de secarme las lágrimas con un pañuelo y luego, como si nada hubiese pasado, para que dejara de sentirme mal, se ocupó de cambiar enseguida el punto de conversación con la finalidad de suavizar el momento, enfocándose por ello en consultarle a sus guardaespaldas, quienes venían detrás nuestro, con la debida confianza de amigos, si consideraban que aquella pintura podría gustarle a Paris para tenerla en su habitación, ya que planeaba acercarse al finalizar el recorrido al artista creador para comprarla. Ellos asintieron y así Michael contento, resolvió:
-No se diga más, es un hecho-
https://youtu.be/a_YR4dKArgo
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Continuará...
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