.Magnetismo.


El día que Min YoonGi nació, toda la servidumbre y los alfas presentes en su nacimiento, hablaron sobre la tormenta que cayó aquella noche. Contaban como anécdota, el hecho de que los vientos y la arrazadora lluvia destruyeron la planta de luz personal de la mansión Min, convirtiendo todo en penumbras, así como, el ambiente cálido por las velas que las sirvientas prendieron al instante.

La madre de YoonGi, gritaba de agonía ante el dolor debido a las contracciones en toda su espina dorsal. Ella, era la responsable de traer al mundo al primer niño de la familia Min, por lo tanto, el dolor a su vez se convirtió en placer controlable gracias a la anestecia epidural suministrada en su espalda. Aquella omega, no iba negarse a la felicidad de la familia, y por lo menos, a los omegas presentes en el parto.

También, contaban que los rayos se denotaban aún más luminosos y ruidosos, y también, se creía que el aire se tornó picoso ante los olfatos filosos de la familia. Y entre todos los presentes, podrían jurar que el primer mandato de Min YoonGi, fue el detener la lluvia y apagar los truenos con su llanto alebrestado y fuerte, dando la noticia que el único heredero ha nacido entre la familia más misteriosa de Corea del Sur.

Las y los omegas dichosos, sonreían complacidos ante el aroma a vainilla que brotaba en la habitación de paredes florales en relieve y que finamente contrastaban con el mármol del suelo. Pero enseguida, el aroma a rosas contraresto el aroma de los crisantemos y lo jazmines junto a las peonias qué adornaban los arcos entre las columnas de la misma habitación.

-¿Es un omega? -Entre el llanto del bebé, a penas fue escuchada la pregunta de la mujer que estaba del lado izquierdo del doctor. La omega quitó sus lentes oscuros buscando enfrentar al hombre, que se mantuvo inquieto mientras paraba el sangrado.

A su lado de la omega, otro hombre quitó sus lentes oscuros esperando la respuesta de la clara pregunta que su hermana había mandado.

-¿Por qué tarda tanto en responder? -insistió el omega.

El doctor volteó hacia la otra omega, qué se mantuvo sosteniendo la mano de la recién parida, esta a lo diferente de los demás omegas, no quitó sus lentes oscuros. Al contrario, los ajustó con delicadeza sobre el puente de su nariz, sin embargo, su mirada lograba penetrar la poca sensibilidad del doctor, que cada vez estaba mas nervioso.

-Es mejor que lo averigüe ahora, doctor. -Hablaron al fondo.

Las gotas de sudor del doctor, aclaraban lo desorientado que llegaba a estar entre tantos omegas inquietos por su respuesta, aunando, que el lactante continuaba con el lloriqueo mas dictador que pudo escuchar a lo largo de su carrera laboral en maternidad. Tragó con fuerza su saliva al escuchar el tacón golpear en pasos lentos, y alejó sus manos de las piernas de la mujer para después hacer puños cada una de ellas y no mostrar lo temblantes que estaban, al presentir el aura tan fuerte de aquel hombre que admiraba a todos desde la oscura esquina de la habitación.

-¿Y bien? ¿Ya tiene una respuesta? -El doctor quitó su guantes de látex con cierto nerviosismo.

Estar rodeado de omegas escalofriantes y desesperados, no es algo que su alfa lidiara todos los días, a no ser por su esposo.

-Aun es muy pronto para saberlo. Como sabe un bebé no puede presentarse como...

-Me esta diciendo que mi nieto no es un omega. -El omega mayor quitó sus lentes oscuros y removió incomodo la bandana de seda qué adornaba su largo cuello.

El doctor apretó sus labios haciendo una línea, pensando que es lo que diría. -Es- es... -Tartamudeo al notar la cara larga del hombre a su lado-. No creo que pueda darle una respuesta.

El omega sonrió, y ambiente se volvió aun más denso.

La enfermera que era ajena a querer ayudarle al doctor, se apresuró con el recién nacido en brazos para otorgaselo a la madre, pero...

-Señorita, tráigalo acá... -El omega de aura sólida, mandó a la enfermera que confundida retrocedió dos pasos no sabiendo si acatar la orden.

-Pero... -La enfermera dirigió su mirar al omega recatado quien los esperaba con los brazos abiertos, y que, apesar de los lentes se lograba notar la ceja alzada.

-Tráelo. -El omega golpeteo la punta de su pie esperando a que la enfermera retomará su camino hacia él -¡Tráelo, ahora!

-Padre, tranquilo. -Una de sus hijas trató de tranquilizarlo. -Una gran disculpa, pero mi padre está emocionado.

El omega mayor, contenía su alegría reservada a una simple sonrisa a largada.
La enfermera no teniendo opciones, le entregó al lactante en sus brazos.

La madre de Min YoonGi ,que se encontraba aún aturdida, desdobló sus piernas con ayuda de su hermana y hermano, quienes la arroparon entre mantas negras y acomodaron la bata de satin en su cuerpo.

La enfermera, llegó a pensar que deseaba tomar en brazos a su pequeño, pues su cara mostraba preocupación por los lamentos mas sonoros del bebé, pues lo primordial al ser madre es darle de su seno para alimentalo. Pero esta de inmediato se enderezó y alargó su mano esperando a que le entregaran algo. Su hermana entendiendo el mandato y le dio los peculiares lentes oscuros que todos los omegas traían puestos. La madre, dio un brinco parándose de la cama, se erguio derecha y comenzó a caminar, pero entre su caminar hacia la mesita de la habitación flanqueo levemente.

-Min BonHwa. -El reciente abuelo, desvió su mirada a su hija hasta llamarle su atención. -Cuida tu caminar...

La mujer asintió en silencio, y se dedicó a mirar la pantalla de su computadora.

El recién nacido, enrojecido por el esfuerzo de llorar e hinchado por llegar al mundo con una hora de nacido, se vio privado cuando su abuelo omega quitó los lentes negros de diseñador de su cara y seriamente le dijo:

-Un Min guarda silencio, mientras su madre trabaja. Esta hora que ha transcurrido, quedara en el pasado y se tomará como tu única oportunidad para llorar. Porque un Min de casta pura y única de generaciones no se lamenta. Ahora guarda silencio.

El doctor se detuvo de recoger sus cosas ante el silencio que cautivo a toda la habitación.

La enfermera, sintió su piel erizar al ser testigo de como Min YoonGi dejó de llorar.

-Min Namjoon, ve a traer a la nodriza y dile a los alfas a fuera que se retiren a sus habitaciones. No quiero que el heredero aspire los aromas grotescos.

El omega más alto asintió con paso veloz, hasta salir de la habitación.

Los alfas que estaban sentados en el corredor, se levantaron para inclinarse al saludar al omega.

-Es tiempo que se retiren. Sus aromas no deben ser aspirados por el recién nacido. Vayan a su habitaciones.

Namjoon, habló simplemente directo sin comocionarse ante la mirada feliz del alfa quien se acercaba.

-¿Podré pasar a ver a mi nieto? ¿Cómo está mi niña? -El alfa canoso y regordete se apresuró a preguntar sobre el estado de su familia.

-Querido padre, es tiempo de que te vayas. Solo puedo decirte que todos estamos bien. Ahora te pido que te retires y también ustedes.

Los demás alfas borraron sus sonrisas.

-No me sorprende que no pueda ver a mi hijo... -El alfa hasta el fondo sorbo su nariz con pañuelo-. ¿Cuándo podre pasar a verlo?

Namjoon negó con su cabeza. -Conoce su lugar en esta familia y sabe perfectamente que quien lo decide es nuestro padre omega. Ahora iré atraer a la nodriza...

-¿Su madre no lo alinmentara? -Insistió el alfa, cuyo alfa era el padre de Min YoonGi.

-La madre ya esta laborando, así que, le suplico que se retire de los pasillos.

Namjoon esta vez no se detuvo a las quejas de los alfas, y pasó de largo mostrando su altanería y elegancia. Todos miraron la espalda del omega sin decir algo más, y se mostraron decepcionados de conocer al nuevo integrante.


Se dice que aquella noche, la luna se mostraba tan resplandeciente después de la tormenta.












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