Capítulo V
—¿Te comerás eso? —Jungkook señaló el plato lleno de Tteokbokki picante que aun me sobraba en mi plato. Casualmente su voz me atrajo de vuelta de los miles de pensamientos en los cuales planeaba el como sobrevivir.
Jungkook alargó su brazo y alcanzó un pastelillo de arroz para después llevarlo a su plato y combinarlo con el rábano curtido.
—Esta delicioso... —Jungkook tomó otro de mi plato. La verdad es que no importaba si el desaba comerlo.
Agarré la orilla del plato y estiré mi brazo hasta vaciar toda la comida sobre su plato. —Deja de manosear mi lugar y tómalo todo. —Le sonreí a lo que él dio un pequeño baile disfrutando de la comida. —Aun no entiendo como es que puedes seguir comiendo y no llenarte.
—Mi físico esta diseñado para seguir comiendo hasta satisfacerme y aun así, puedo comer algo pesado para la cena.
—Mi pago de comida se fue directo a tu estómago. No importa si puedo verte feliz, el pequeño Jungkook sabrá después como pagarme este gran favor, pues fui humillado por bastantes personas el día de hoy.
Jungkook tragó con fuerza su bocado y se apresuró a servirse otro trago de soju, en el cual un gruñido gutural solo demostró el nivel de alcohol en la garganta.
—Le diré a mi madre que te dé trabajo. Tal vez, puedas ahorrar un poco de dinero en un mes y tranquilizar las pelotas calientes de Doil. —ofreció mi amigo. —. Ese maldito, es un prestamista de mierda y tu un semi adicto a los juegos de azar. Debí ser mas listo y advertirte de tus malas opciones.
Su nariz se arrugó en desagrado y yo solo pude negar.
—No soy un adicto a las apuestas, pero cuando no tienes empleo y nadie te acepta es dinero rápido y fácil de alcanzar en solo un día. —suspiré. —. Hoy simplemente me di cuenta lo alejado que estoy de las personas que usan estos trajes. —Arremangué la manga del saco. — Y también, aprendí que usarlo no sirve de nada.
—No sé que decirte, aun soy un niño que no sabe lo que quiere. —Jungkook sirvió un trago mas de soju en mi pequeño vaso, el cual agradecí.
—Desde cuando tener veinticinco, es ser un niño. —Pregunte sarcastico.
—Mi madre siempre dice que seré su pequeño, pero ahora esta desesperada de que consiga un trabajo —bebió su trago—. Por eso le dijo al señor elegante de hace un rato.
—Todo un estirado... —critiqué.
—Mamá desea verme como ese estirado y yo desearía tener a ese estirado. —mordió su labio.
Yo sonreí al recordar al omega quisquilloso, ¿Podría aguatar su genio solo por dinero? No sabría la respuesta, pero estoy seguro que si fuera un omega menos agriado le soportaría todo, tal como la quemada en mi brazo.
Noté la rojez que desde hace rato se formó en mi piel.
—¿De que te ríes? No crees que soy capaz de tener un omega así...
—No es eso —lo interrumpí—. Yo tiré el café del omega más aguafiestas del mundo —Jungkook desorbitó sus ojos—. Lo hice antes de entra a la entrevista y justo por eso, tu omega estirado me corrió antes de siquiera entrar.
—¿Qué? —Jungkook parece realmente confundido —¿Le tiraste el café al omega mas poderoso del planeta? —No pudo contenerse y carcajeo —. Debes de tener la peor mala suerte del mundo, Jimin. ¿Él te dijo algo? —estaba interesado.
—No me dijo nada, ni siquiera reaccionó, si bien, reaccionó cuando le di un sermón de como tratar a las personas.
—Siento que el picor se me fue a la nariz con solo escuchar tanta estupidez. ¿Cómo fuiste capaz?
—Creo que solo deseaba que me notara y fuera capaz de escucharme.
—Amigo, estas conciente de que luchaste con un currículo falso, ¿Verdad?
—Ya lo sé, pero no sé que puta mosca me pico en ese instante. No lo entenderías.
Jungkook formo un pico alargado con sus labios dando a entender su ironía.
—¿Y esta guapo y elegante como en las revistas? —preguntó sirviendo aun mas del soju.
—Creo que guapo, es una palabra tan banal. —suspiré— Es endemoniadamente perfecto, es hermoso. Pero entre todo eso, no es capaz de decir un gracias o una disculpa. —alcé los hombros no dándole importancia. —Como sea..., esto solo pasará para el recuerdo y creo que esta bien.
—Brindo por lo omegas mas alejados que nuestro futuro exitoso. —Jungkook acercó a mi su copa y yo la elevé buscando chocarla.
Sonreí, pues estar en un pequeño puesto ambulante de comida con un traje exclusivo era algo cómodamente surreal. Aun así, preferí no darle cierta importancia y divertirme con mi mejor amigo quien seguía comiendo me llenaba de paz.
Las horas transcurrieron sin pensarlo entre platicas y anécdotas Jungkook estaba lo suficiente sonrojado por el nivel de alcohol en su sistema y yo, pues... digamos que estoy lo suficiente consciente para no terminar siendo un bulto desorientado como mi amigo, quien se jalaba de mi hombro con tal de sostenerse en sus dos pies.
—¡Tu crees que es fácil ser alguien a donde no sabe donde ir! —Jungkook hablaba lo bastante alto para ser entendible aun así sus palabras sean arrastradas por su lengua.
—Shh... —lo callé. — Tu madre va a matarme...
—No es preferente a que sea Doil... —sonrió— Yo le compraría tu corazón a Doil. —Jungkook me abrazó con fuerza. — ¡No quiero que mueras desgraciado! ¡Eres el único imbécil que me comprende! —Mi amigo comenzó a sollozar sobre mi hombro.
—Nadie va a morir... —El calor del alcohol me había puesto sensible. — ¡¿Crees que no quiero verte feliz y realizado, pedazo de inútil?! —correspondí a su abrazo.
—¡Yo por un segundo creí que te quedarías con el trabajo! —El llanto fue aun mas sonoro, llamando la atención de la gente a nuestro alrededor.
Tal vez era un alivio que ya estuviéramos cerca del vecindario a donde vivimos.
—¡Puedes dejar de recordármelo, me duele solo de pensarlo! —Lagrimeé.
—¡Jimin, no mueras! —gritó dramático, pero al mismo tiempo me detuve para recoger el saco que traía amarrado a mi cadera. — ¡Amigo, no te vayas! ¡Jimin, no me dejes! ¡¿Dónde estas amigo?!
—¡Aquí estoy, Jungkookie! —Lo abracé por detrás.
"Debe ser una maldita broma"
Ambos nos detuvimos al presentir que la frase fue soltada con desagrado y encontrando un mal chiste por medio de la realidad. Y el cual, no estábamos tan a alejados de los hechos, la mirada cansina e inexpresiva nos acecho de arriba abajo.
Jungkook se separó de mi cuerpo y me aventó levemente para después hacer una reverencia tan exagerada que se fue hacia enfrente al querer pararse. El omega alto y firme, dio un profundo suspiro y negó cerrando sus ojos al paso que pegó su puño frotando su frente, es mas que claro que estaba desesperado. Mi amigo al reponerse de sus acciones torpes, sonrió ladino y se posó a una cercana pared abriendo su pecho y subiendo un pie sobre la misma pared.
—Espero que puedas entender lo que voy a decirte —El omega alejado hizo sus ojos en blanco y se a cercó con solo un paso cubriendo su nariz —: Preséntate el día de mañana a las ocho am, pero como serás secretario tendrás que estar una hora antes. Por la mañana tendrás que atender mi llamada —Me entregó un teléfono—. No se te ocurra ignorar las llamadas de este teléfono y sobre todo no te atrevas a balbucear cuando el apellido Min este en pantalla, siempre trae contigo la agenda y una pluma. —Sostuvo mi mano para que de mala manera yo sostuviera la agenda y el teléfono —. Y lo mas importante, lava tu cabello con un jabón neutro, los aromas combinados con perfume están mas que negados. ¿Entendiste? —El omega me miró serio.
Yo estaba tratando de comprender las palabras, es como si fuera atrasado por segundos a lo que su bica se movía y me indicaba de manera recta.
—¿Qué? —Fue lo que masculle.
—No tengo mas tiempo para esto. — El omega me dio la espalda y con largos pasos se fue hasta trepar al auto por la parte de atrás.
Jungkook corrió tras de él y se despidió alebrestadamente. Sin embargo cuando perdió de vista el auto este vinó a mi correindo.
—¿Qué te dijo? —Jungkook me quitó la agenda y el celular, para verlas con detalle. —Wow, es de cuero...
—Jk, creo que sí conseguí el empleo con el currículo falso... —Mi mirada estaba de frente, pero en realidad no veía nada. Las luces de los postes y de los letreros no estaban cegándome como siempre lo hacían, pasé saliva y con el amargor de mi boca por el soju, pues el alcohol siempre se tornaba conforme a mis días.
—¡No te creo! —Jungkook no estaba consciente del tamaño del problema en la que no había embarcado en un instante. —¡Mierda, no te creo! ¡¿No vas a morir?!
—No, creo que solo iré preso por entrar a un trabajo cuando no sé nada de ser un secretario y lo peor de todo es que voy a ser ese secretario del omega mas temible del mundo.
Así lo describí, pero por alguna razón, mi corazón latió con fuerza y mi vientre se sumergió en revolverse, sin embargo, no pude siquiera moverme de lugar.
¿Alguna vez se han sentido tan desorientados por sentir un tremendo alivio?
Pues yo lo estaba sintiendo en este instante.
Alicielito.
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