Comienzo. [Capítulo 1](Parte 1)

Hace mucho tiempo 2 razas vivían en
                         armonía...

            Monstruos y Humanos...

Pero un día se desató una guerra entre
                     ambas razas...
      De la cual los humanos salieron     
                      victoriosos...
     Y cellaron a los monstruos en un   
  Monte con 7 de sus mejores Magos.

                  Años después...

Un leyenda circulaba, dentro del Monte...

Un elegido llegaría y cambiaría el subsuelo...

MAGICTALE

Me dirigí en dirección hacia el monte Ibott, donde dentro de una pequeña cueva logre divisar un gran agujero donde sin pensarlo dos veces me lancé, sentía mis cabellos moverse frenéticamente por el viento.

Cuando estaba a punto de caer al suelo abrí mis alas y aleteando un poco con estas logre caer de pie aunque bajando mi mirada ví que de todos modos no hubiera recibido mucho daño en la caida, pues bajo mis pies había unas bellas flores moradas muy lindas y más suaves que la mejor de las almohadas.

Pero no tenía tiempo de apreciar aquella maravilla.
Camine un poco en la cueva en la que me encontraba, y ví una grieta con pilares turquesas donde decidí entrar.

—¡Howdy Soy Flowey! ¡Flowey la flor!

Vi como a una flor de la nada le apareció cara, era de las mismas que había en la otra habitación.
Podía sentir las malas intenciones de esa flor con mi magia, apesar de que su rostro solo me mostrará una sonrisa.

Decidí pasar de la flor, llendo directamente a una puerta que se encontraba atrás de ella.
Pero no pude seguir más allá, porque salieron unas raíces con púas de un morado brillante que bloquearon la puerta.

—No amiga, primero escúchame.

La palabra amiga sonó muy forzada en mi opinión.

—Vengo a enseñare las cosas aquí.

Mientras decía aquello una semillas rojas y filosas aparecían a su alrededor, tenía que acabar con esta farsa.

—Deja de jugar.

Decidí ir al punto, esa flor no me iba engañar, no a mí. En cuanto dije aquello él pareció sorprenderse ante mi respuesta pero trato de disimular su expresión confundida.

—Siento una vibra extraña proviniendo de ti. —Dije eso mientras me acercaba y lo miraba de frente.

Bueno... Lo de miraba sobraba un poco, ya que tenía los ojos cerrados. ¿Cómo miro? Pues, magia... No necesiaba abrirlos.

—Pero que- Um... Ya veo que pasa.

En su rostro se formó una sonrisa algo tétrica, como la sonrisa de alguna de las calabazas de Halloween.

—No se como lo sabes... Pero...

Su sonrisa macabra desapareció por unos segundos, volviéndose una más "simpática" mientras cerraba los ojos.

—Supongo... —Ví como raíces con púas salían a su alrededor.

—¡Que no te importara que tome tu alma!

Abrió sus ojos y sus pupilas que de por si ya eran filosos y extrañas se volvieron más aterradoras, tomando un color carmesí brillante e intenso,
junto a una sonrisa macabra con dientes afilados.

Habíamos entrado en un combate y mi alma apareció frente a mi, ¿El color? No tenía un color en específico, cambiaba de colores, como un arcoíris desenfrenado, brillando intensamente en un maravilloso espectáculo.

—¿Qué...? Esa alma jamás la había visto. —La flor parecía confundida por un momento pero pronto dejó de lado aquello para atacarme de todos modos con sus raices que intentaban atravesarme.

Bueno si iba a atacarme me defendería, extendí mis alas y de mi mano invoque mi arma. Si así podía llamarla.
Una cantidad descomunal de semillas se dirigieron a mi dirección junto a las raíces.
Estaba dispuesta a pelear con aquella flor de nombre Flowey si él así lo quería. Aunque matar jamás estaría en mi moral.

Mi alma que cambiaba de color constantemente se volvió totalmente verde y enfrente de mi apareció un escudo del mismo color.
Gracias a este pude defenderme de algunos de sus ataques y lograr encontrar una salida viable.

—¡¿Qué?! ¡Pero si tu alma no es amabilidad! ¡No puedes usar ese escudo! Y ningún medio externo lo provocó... —Su rostro se deformo con rabia e impaciencia, se veía que no estaba satisfecho con este resultado.

Alce mi arma en alto cargando un hechizo, algo que lo tranquilizara un poco, sería bueno por el momento y quizás hasta podría lograr hablar en paz con él. Aunque para esto tendría que usar más de una vez este hechizo.

Y el invocó más de sus semillas y raíces.

Pero la a batalla no pudo seguir ya que al lado mío pasó una bola de fuego azul que Flowey esquivó metiéndose debajo de la tierra, junto a las raíces que iban a atacarme.

Rayos... Lo perdí...

Mientras mis pensamientos divagaban en eso una suave y dulce voz me llamó.

—Niña... ¿Estas bien? Que criatura más terrible... Torturando un alma tan jóven e inocente.

Mi alma volvió a ser multicolor al escuchar esa voz al mismo tiempo que desaparecía en mi pecho, pues ya no estaba en una pelea.
Me voltee lentamente con mi arma en mano encontrandome con una monstruo con apariencia similar a la de una cabra.

—Tranquila... No temas, soy Toriel... Guardiana de las ruinas.

CONTINUARÁ.

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Lose llegue re tarde

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