Capítulo 8

Había llegado la noche y nos sonreímos. Habíamos encontrado una humilde y acogedora cabaña para alojarnos...

Cansados, Joey me llevó hasta la habitación. Yo lo miré, y él tierno y apuesto, me sonrió.

_ Ve, yo dormiré en el sofá

_ No, no es justo que tú te quedes en el sofá y yo duerma aquí en esta cama

_ ¿Y qué propones entonces niña mía?

_...

Lo miré nerviosa. El corazón me latió fuerte y encantado. Joey me miró y me atrapó con sus maduros e intensos ojos celestes.

_...Quiero que duermas conmigo, esta noche. No quiero dormir sola

_ ¿Estás segura niña mía?

_ Si - me sonrió.

_ Está bien mi hermosa...

Más y más derrotada por el sueño, Joey se sacó su chaqueta. Yo lo miré sacársela, me volvieron los nervios, él corazón me brincó de alegría y lo imité. Me saqué las zapatillas y él me miró.

Entré al baño a cepillarme los dientes y a peinar mi largo cabello y Joey cansado, se sentó en la cama y me esperó. Se sentía maravilloso.

Lo vi sentado esperando por mí en la cama y mis piernas temblaron. Joey me miró, y me sonrió con destellos, yo me sentí tan feliz. Lo quería y amaba con todo mi corazón.

Me senté a su lado, él me miró y yo me encontré con sus intensos ojos celestes. Advirtió que yo estaba nerviosa y acarició mi mejilla.

_ ¿Nerviosa?

_... Un poco

_ Tranquila niña mía. No me temas por favor

_ No te temo mi amor, al contrario, me siento tan feliz de estar así contigo

_ Jejeje ¿De verdad?

_ Si, nunca pensé que estaría así contigo y me gusta tanto

_ Te amo

_ Y yo a ti

Le dije y Joey me besó. Me aferró a sus brazos y labios; nos abrazamos y él me recostó suavemente en la cama.

Se recostó sobre y volvimos a besarnos. Joey no quería aplastarme y mantuvo todo su peso en sus brazos. Nos miramos fijamente a los ojos, yo más lo amé y él me miró perdidamente. Yo le acaricié su suave rostro y él me sonrió.

_ Eres muy linda ¿Lo sabías?

_ ¿De verdad me encuentras linda? - me miró embelesado.

_ Eres preciosa Stephanie y fascinas, más ahora que te tengo así en mis brazos - feliz volví acariciarle su rostro y él más se derritió al sentir mi caricia.

_ Te amo mi Joey

_ Me encanta que me digas así niña mía. Solo soy tuyo, de nadie más - lo miré perdidamente.

_ Joey, amor mío...

Volvió a besarme y los dos nos besamos. Amándonos, extenuamos aquella mágica noche.

Tendida junto a él, dormía profundamente. Joey me observó intenso, con todo su amor y se desveló por mí.

Pensó en nuestro reencuentro, en nuestro romántico viaje en aquel tren, en mis besos y en mis constantes te amo, y me amó con locura.

Pensó en nuestra relación.

_ Es inevitable, ya no puedo vivir sin ella...

Acarició mi rostro y sin resistirse, besó mis labios.

A la mañana siguiente...

Despertó y no me vio durmiendo junto a su lado. Se enderezó y fue a buscarme.

Contenta, le preparaba el desayuno con cariño. Coloqué el pan en el tostador y él detrás de mí, sonrió idiotizado.

Me volteé y lo vi ahí, tras de mí le sonreí con todo mi amor. Mi corazón se regocijó de dicha y anhelos al verlo.

Joey sonrió con ternura.

_ Estás preparando el desayuno

_ Si. Espero que te guste – le dije con cariño yél tocó acarició mi mejilla.

_ Claro que me va a gustar niña mía. Eres muy tierna – me miró apasionado a los ojos y yo me perdí en ellos y en su caricia. Le sonreí con mi corazón todo alborotado.

_ Te amo mi Joey

_ Y yo a ti. Siempre...

Volvió a sonreírme.

_ El desayuno pronto va a estar listo, así que ve a sentarte a la mesa – le dije feliz.

_ Ok – me dijo y feliz me obedeció y fue a la mesa.

Le eché café a su taza y se la llevé. Joey me miró, sentado desde la mesa, y yo le sonreí. Le serví su taza, él no dejó de sonreírme, y yo me senté junto a su lado.

Tomó mi mano con cariño y empezamos los dos a tomar desayuno.

Entusiastas, con todos los ánimos, y alegres, salimos a pasear y a conocer aquel pueblo.

Miramos con admiración las extrañas casas. Su gente era muy amable y carismática, parecía que siempre andaban de buen humor y eso nos agradó mucho a Joey y a mí.

Comenzaba a hacer calor, yo me até mi suéter de color azul en la cintura y Joey me sonrió.

Caminamos por un largo pasaje de arena y piedras. El sol nos hizo compañía; Joey sostuvo mi mano y yo lo miré con risitas. Se veía tan guapo, le contemplé sus facciones y más lindo y atractivo lo encontré. Me tenía loca por él.

Llegamos hasta una pequeña plaza, la que me pareció divina y encantadora.

Los habitantes transitaban tan pasivamente, que eso me daba tranquilidad y paz. Esa paz que en mi propia ciudad nunca había podido hallar.

Vimos, casi al fondo de aquella plaza, una pequeña iglesia. Ambos nos miramos y sonreímos. Joey me miró tierno.

_ ¿Te gustaría?

_ Sí, me encantaría

_ Jejeje, vamos entonces - sostuvo más fuerte mi mano.

Joey abrió la vieja puerta, aquella iglesia estaba vacía. Los dos entramos y caminamos lentamente hacia el altar.

Todo estaba silencioso; miré sus oscuras murallas, con pinturas de santos y me sentí de pronto muy feliz y realizada. Sentí el dulce apretón de su mano y esa felicidad me invadió por todo el cuerpo y alma.

Joey me miró perdidamente, yo miré el altar y me persigné; él me imitó. Luego, oí su suave voz hablarme.

_ Tal vez te parezca un poco apresurado, pero quieres casarte aquí y ahora conmigo mi amor

Me llevé la mano a la boca de la emoción y no pude evitar sonreír de dicha y de amor por él. Joey, mi Joey me había pedido ser su esposa ahí en ese bello y tierno momento y mi corazón estalló de anhelos. Él tierno me miró y sus ojos brincaron.

_ Sé que aún no podemos hacerlo de forma legal, pero me encantaría dar este paso simbólico contigo ¿Qué dices preciosa?

_ Si, si quiero mi Joey. Acepto ser tu esposa hoy y para siempre

_ Niña mía

Nos sonreímos, y Joey se sacó el anillo, que llevaba en su mano izquierda, y me lo colocó en mí dedo con todo su cariño. Yo lo miré perdidamente, con toda mi emoción y felicidad a flor de piel.

Joey me miró con destellos, y yo ahora con su anillo en mi dedo, como señal y símbolo que era su esposa, le sonreí perdidamente enamorada y él acarició mi mejilla y me besó frente a Dios.

Así tan de cerca ambos, juntamos casi nuestros alientos, nos sonreímos con regocijo y miramos con amor el altar por un momento.

Joey sostuvo mi mano, con su argolla en mi dedo, y volvimos a sonreír. Luego, él besó con ternura mi frente.

_ Oficialmente ya eres mi esposa niña mía

_ Que feliz me siento. Te amo mi Joey

_ Y yo a ti mi hermosa...

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