Capítulo 12

Llevaba puesto el dulce vestido que él me había regalado. Llegamos a la estación de trenes y Joey no soltó para nada mi mano. Yo le sonreí con melancolía y él contempló mis ojos tristes.

Me subí al tren y Joey me miró, fuera de este y se sintió impotente. Solo deseó correr y subirse conmigo a aquel tren, el que me llevaría de regreso a Santiago y a mi realidad.

Sentada, me acerqué a la ventana a mirarlo y lo vi con sus manos metidas en sus jeans. Joey me miró cabizbajo y alzó una de ellas y comenzó a despedirse. Yo a punto de llorar, también me despedí.

Joey me miró perdidamente enamorado y con angustia, no quería verme ir y alejarme. Solo quería estar a mi lado.

_ Te amo, amor mío...

Me dijo tras el vidrio, lo que pude entenderle, y con el corazón apretado, no quería para nada el tener que irme así como así y alejarme de él, y me levanté abrupta del asiento, lo que a él le desconcertó.

<< ¿Qué estás haciendo niña mía? >>

Abrí la ventana y lo vi con mis ojos llenos de lágrimas, lo que conmovió más a Joey.

_ Yo también te amo mi Joey. Siempre voy a amarte

_ Niña mía. Yo también te amo y siempre te amaré...

Las lágrimas escurrieron por mis mejillas y el tren comenzó a andar, lo que más me hizo llorar y Joey desesperado, corrió junto a mi ventana y aquel tren ando más y más rápido y los dos muy tristes, Joey me dijo por último:

_ Siempre te amaré niña mía. Volveré por ti...

El claxon sonó y Joey llegó hasta el fin de aquella parada y los dos nos separamos. El tren se fue y él lo vio marcharse.

Sumida en todos recuerdos, estos me los llevé a Santiago...

Como frío de época, allá en aquella ciudad, Joey se bajó de su auto, se cubrió el cuello con una bufanda y entró a su casa.

Llegó al living y ahí estaba, Gretel, su esposa. Estaba sentada en uno de los sofás.

Joey la miró con frialdad y ella lo miró con enfado y resentimiento.

_ Vaya, hasta que por fin te dignas a regresar

_ Por mi no lo hubiera hecho, pero te digo algo, con esto acabaste la mínima consideración que tenía por ti – ella se descolocó.

_ ¡Eres un cínico! ¡Me hablas de consideración, cuando fuiste tú el que se revolcó con esa!

_ ¡No te atrevas a insultarla!

_ ¡¿Y qué si lo hago?! ¡De todos modos, es una cualquiera por haberse fijado en un hombre casado como tú!

_ ¡Cállate! ¡Te lo advierto Gretel!

_ ¿¡Que me vas hacer eh!? ¿No me digas que estás dispuesto a todo por esa mujer? – Joey la miró en seco.

_ A eso y a mucho más – Gretel se desfiguró.

_ ¡Pues estás muy equivocado si piensas que lo conseguirás! ¡Esa mujer nunca podrá estar contigo! ¡¿Me oíste?! ¡Porque yo no lo voy a permitir!

_ No me importan tus amenazas. Me arrepiento tanto de haberme casado contigo

_ No me interesa todo lo que me digas, pero tu idea del divorcio no se concretará y menos con las comprometedoras fotos que vi de esa horrenda mujer a tu lado – Joey más pensó en mí y deseó que su mujer firmara el divorcio.

_ No hagas más complicado todo esto Gretel, ya los dos hemos sufrido bastante con este falso matrimonio. No empeores más las cosas

_ Y si te digo que fui yo la que mandó a esos sujetos a seguirte, y mira que buen trabajo hicieron – Joey abrió los ojos de ira.

_ Con que tú mandaste a esos sujetos a seguirme. Que bajo has caído

_ Tenía que tener una prueba que demostrara que tú eres el que me ha sido infiel y mal esposo, de modo, que los jueces no aprueben la nulidad de nuestro matrimonio

_ Esto no te lo voy a perdonar nunca Gretel – le sonrió con sorna.

_ No me importa y será mejor que te vayas olvidando de esa mujer

_ Eso jamás. Te doy 24 horas para que firmes el acuerdo, o de lo contrario, mi abogado hará que firmes quieras o no

_ ¿Y con qué pruebas? Vamos, no tienes nada que demuestre alguna conducta incorrecta de mí, al contrario, he sido la mejor esposa de todas

_ No estoy tan seguro de eso...

_...

Inquieta frente a aquello, Joey salió del living y Gretel fue tras de él.

_ ¡¿A dónde vas?!

_ No pienso quedarme ni un minuto más aquí a tu lado...

_...

_Ya estás advertida Gretel...

Pegada tras la puerta de vidrio, de la gerencia, miraba ida los buses rojos y mi único pensamiento era Joey. Pensé con desesperos en que no regresaría y que no volvería a verlo nunca más.

<< ¿Volveré a verte de nuevo Joey? >>

<< No, tú no me puedes hacer esto...>>

Al cabo de ese pensamiento mis ojos se llenaron de lágrimas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top