22 | NOBODY LIKES IT

      El representante de Hye Jin la detiene del brazo en mitad de la recepción... y no le gusta lo que sus ojos le dictan en silencio, como si este pensase en una penitencia o un castigo que, no iría soltando de sus labios a la ligera. Tarda mucho tiempo en saber como abordar el tema sin estallar, su mandíbula tiembla un poco y desde mi rincón, también tirito de miedo.

    ¡¿Qué pasó?! ¿Por qué llegamos a este punto, cuándo ella y Ho Seok regresaron de la playa como verdaderos enamorados? 

    Ho Seok se preocupa un poco, pero promete adelantarse a la habitación con llamadas y mensajes pendientes. Mientras ella y su representante, van encaminados al restaurante para platicar del asunto con un café.

    El de ella con azúcar. El de Min Suk, amargo.

     Hye Jin desconoce lo que pasa en el mundo exterior, encerrada de nuevo en su burbuja de fantasía... ¿Por mi culpa? ¡Claro qué no, pichones! ¿O sí? ¿Es mi culpa? Ay, me pone de los nervios.

    —Las redes sociales estallaron, Hye Jin. —Es prudente, en un susurro lo cuenta y enseña una fotografía en la galería de su teléfono—. Filtraron una foto de ti y tu novio abrazados en la playa. Y a nadie le gusta a pesar de que sus rostros están censurados. Te reconocieron a ti muy rápido. Tus fans están criticándote a diestra y siniestra, piensan que eres una...

    —No lo digas, por favor. —Levanta su dedo índice, sin dejar de observar aquella imágen con pánico—. No puedo creerlo pero si yo... Nosotros no... ¿Cómo es esto posible? ¿En qué momento? No había nadie en la playa, lo juro. Éramos él y yo.

     Yo pienso en la misma pregunta. ¡Yo no fui! ¡¿Cómo voy a arruinar algo tan valioso cómo el amor de dos jóvenes en la flor de su vida?! ¡Esto ha sido Ivanna! ¡Sí, sí, sí! Enfadado, rabioso, cólerico y todos los sínonimos de ira que puedan encontrar en Internet para ahorrarme palabras, la busco.

    En el pasillo la encaro, alcanzando su brazo con brusquedad, casi que se lo arranco de no ser porque ella logra soltarse primero.

    —Antes de que digas pío: Sí. Fui yo.

   —¡¿Qué?! ¡¿Qué te pasa, Ivanna?! ¡Esto no es un juego para mí!

   —Ah, ¿por qué para ti no lo fue?

    Cierro la boca ante su comentario.

    —¡Pero!

    —Has estado jugando por ahí y por allá a tus anchas como si fuera algo fácil enamorar a dos personas. —Joder. Me mata su argumento—. No es fácil, Nam Joon por mucha magia que estuviera implicada. Es irreal obligarlos como lo hiciste...

    Suspiro. Me desespero.

    —Ellos no están enamorados todavía —añade ante mi silencio—, tienen que crecer, necesitan un obstáculo mayor para que pueda redonear esta trama y tener un desenlace que supere las expectativas de las personas.

    —Ivanna...

   —¡Es mi trama, no la tuya! 

   —¡Te odio! —exclamo como niño berrinchudo.

    Temo pelear, la sola idea me hace tensar al creer que ella podrá hacer de mí lo que le apeteciera. Sé que no lo hará, es un corazón de azúcar. Y este drama pues, no sé, me encanta. Me encanta pelear con ella. No, eso no es verdad. No lo es. ¡Para, ya, Ivanna y deja de alimentar un ship inexistente!

    —¿Acaso quieres hacer esto de una tragedia? —pregunto decidido—. Porque no estaba escrito en el...

   —Te dije que es mi trama, lo planeé así y no te lo dije porque sabía que te ibas a poner histérico... Confía en mí, please. 

   —Me gusta que me digas please. —Su rostro se pone rojo cuando dibujo una sonrisa para apaciguar la situación, le da timidez enfrentarme también. Ella odia pelear, pero regaña, se vuelve impulsiva o demasiado sincera e insensible—. Está bien, confiaré en ti pero vas a tener que decirme todo. 

    Lo hace con mucha paciencia. Ella me explica que aunque el plan inicial fue que se conocieran, estarán juntos como el lector ya predecirá —o sea, ustedes—.  El problema radicaría en sus diferencias sociales, eso cuando regresasen a Corea.

   Ella es modelo, posee una vida de cámaras y atención que dejaría reducido su noviazgo con Ho Seok, o tal vez dejarlo en un simple capricho efímero si las cosas no funcionan para los dos.  

     Y como bien dije al inicio de esta historia: estoy para protegerlo y hacerlo feliz. Algo muy simple, quizá sea una catástrofe mayor si no se corta a tiempo... No quiero quitarle la razón, fui muy entusiasta.

    Agacho la vista como cachorro herido. ¿Y ahora qué? Lanzo la pregunta al aire, no hay respuesta inmediata. Muerdo mi boca, se me antoja que todo sea borrado, que todo desapareciera con un chasquido de dedos pero, no se debe hacer eso. Tengo que dejar que cada cosa, siga su curso natural si en verdad quiero que ese amor se vuelva profundo, memorable.

    Perder también es ganar, ¿cierto? O seré muy optimista.

   Hye Jin regresa a la habitación con las piernas convertidas en patitas de gallina. Respira con dificultad, anhelando chillar en llanto pero, traga todo e ingresa con una mirada fría. No se anima a perderlo, no desea separarse de él pero su representante aconsejó en el restaurante: terminar su relación para que Ho Seok no sufra las represalias de sus fanáticos.

     Este se encargará de borrar las fotos que deambulan en las redes. Y ella, tendrá que tomar la decisión de irse a Londres al ser invitada a la Fashion Week.

    Lo admira parado, allí con su desfachatada sonrisa, como un muchacho nuevo y distinto. Ella necesita derrumbarse, no lo soporta por hacerle eso: romper sus ilusiones. Sus manos sudan, su garganta se quiebra y...  

    Voy a llorar.

    No puedo ver esto.

    La joven modelo expone un gesto natural, adopta una postura solemne, con su mano en la cadera, bastante pedante. Tanto que no le cuesta realizar eso frente a él. 

   —Hye Jin, pensaba retomar tus bocetos y... 

   —Terminemos. 

   —¿Qué? ¿A qué viene eso? 

  —Me he dado cuenta... Que me he aburrido de ti. —Encoge sus menudos hombros, pero le tiembla todo. Hasta el pulso—. No sé porqué insistí, ¡no sé en que pensaba! No podrás seguir mi ritmo de vida y eres alérgico a mí. No creo que debamos hacer esto, es ridículo.

     —A ver...

    —No. Terminemos, Ho Seok.

    Se apodera de la habitación con su esencia y ella guarda lo que tiene a su alcance en la maleta se él tras su negativa. ¡Lo está echando!

    —¡Estás de broma! ¡Hye Jin! ¡No duramos ni un día!

   —Fue un error, no debiste... Ni yo debí. No debió pasar. —Y se libera de sus brazos cuando tiene la insistencia de que lo mirase—. Me iré mañana en la mañana a Londres. Es inútil... No puedes alcanzarme. Estoy a otro nivel, tú en otro. Ser novios es absurdo.

   —¿Qué? No entiendo. ¿De nuevo me mientes? —Se esmera en contenerse, intenta entender y parece que lo hace con mucho dolor. Echa un poderoso bufido al fin, sin derecho a replicar—. Si es lo que quieres, bien. Adiós, Hye Jin. Ya no me interesa nada de ti.

   Toma su maleta, se larga del dormitorio y de sus ojos brota lágrimas tras salir con rabia. ¿Por qué había dicho qué no le importa? ¡A él si le importa! ¡Qué impotencia!

     No me había dado cuenta, pero también lloro. Hye Jin llora. Tú lloras. Todos lloramos.

   El dolor apresa sus pies, no va a querer lamentarse por una maldita egoísta (no lo pienso yo, lo hace él), amargo borra sus lágrimas y continúa su trayecto hasta acabar en su verdadera habitación al bajar unos pisos. Expresa arrepentimiento, pensando tal vez ella que tiene razón y solo es atracción juvenil, Fantasía.

   Llama a la puerta, lo atiendo con una mirada de estupor. Es desgarrador verlo aguantar un lloriqueo ante mí. O que yo me aguantara abrazarle al saber lo que sucede.

   —¿Qué pasa? Vamos, entra.

    Sorbo mis mocos, no me importa que me vea llorar. Mis orbes estaban rojísimos, como si hubiera fumado. Y juro que no fumé.

   —¿Interrumpí algo? —pregunta serio, tanto que me duele.

    —Miraba una... miraba Hachiko. ¡Esa película siempre me hace llorar! ¡Ay, Dios! Perdón, perdón...

   —Dormiré aquí, si no te molesta.

    Abandona sus cosas con desgana, tal como abandona su alma. Camina al sofá para ver sus bocetos, como un fanático desilusionado de su ídolo.

    Tiene el corazón roto por segunda vez. ¡Y es tan joven! 

   Ojalá decirle algo, lo que sea... Me guardo los comentarios porque es mejor que llora por una viva que por una muerta.

   Perdón por el humor negro.

   —Duramos un día, Nam Joon... no es para tanto, pero... ¿por qué me molesta tanto?

     No lo interrumpo todavía.

    —¿Por qué arde mi corazón y se quema? Estoy... yo estoy avergonzado de mi mismo. Sabía que era muy poco para ella. No la merezco, tiene la razón. Debo dejarla ir porque solo estamos en un capricho. Así no duele tanto. No duele, no duele...

   —Ho Seok. —Hago un puchero—. Tú eres increíble, bro. Tú no tienes nada mal... Si deseas llorar puedo prestarte un hombro. O darte un abrazo. ¿Quieres un abrazo?

   Él niega.

   Llora entre risas, algo que le parece absurdo. A mí también, no se lo digo.

   Él sufre toda la noche hasta quedarse dormido, así que lo arropo con una mantita. No hace frío, es la mera costumbre. Como si esa simple tela lo mantenga protegido de la malicia que hay en el mundo.

NOTAS VERANIEGAS.

      Perdón si les rompí el corazón ❤

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