21 | RED SUNSET GLOW

     ¡Estoy en shock! O sea, ¿cómo iba a adivinar qué él pasaría a decidir por sí mismo ser novio de Hye Jin? ¡Me ha tomado desprevenido! Esto se ha escapado de mi control... Pero, yes, el amor truinfa siempre.

    And I will always love youuuuuuuuuuuuuuu.
You, my darling youuuuuu, mm.

    —No cantes, por favor... —pide Ivanna a mi lado, invisible por no ser un personaje sino un ente más—. ¡Ah! No soy un ente, solo escribo la historia como la autora real... ¡Eso dolió!

    —Tú solo quieres llevarme la contraria en cualquier ocasión —replico un poco enfadado—. Ya los viste, ¡quieren estar juntos, mi Señora!

    —Señorita. Señora me hace sentir vieja —suspira derrotada—. El mayor eres tú, ¿no? Y ya, yo sé pero quedan dos capítulos y un epílogo. Esto está por acabar.

     —Voy a llorar... —sollozo amargo—. Buaaa, ¿por qué lo bueno dura poco? ¿Por qué lo nuestro dura poco? Te pido una oportunidad, ¡que lo nuestro es amor de verdad!

    —Así son las historias, Nam Joon... Ah, espera, ¿qué cantas ahora?

     —Maluma, baby.

     Nuestra conversación es silenciada por una narración que en estos momentos, está siendo leída por una voz interior: Tu mente. Una sonrisa despliegas, sabes que es cierto; luego querrás refutarme que esa voz es la mía en inglés, aunque no sepas inglés. Pero recuerdas mis frases en cada una de las introducciones de Wings, del verdadero RM.

    Yo no soy el real, ¿recuerdas? Yo solo existo porque me das vida, existo en tu imaginación, darling.

    Hye Jin está conmocionada, cpn las emociones a flor de piel, y da una expresión de asombro que nos define a todos. Él habla en serio. Cada palabra que había soltado: son reales, palpables en su estómago porque allí se centra todo su nerviosismo.

    Fue el beso, el de anoche. Eso lo terminaría por convencer, armarse de mucho valor y lo confiesa tal cual lo ensayó en su mente; una y otra vez mientras pasearon en el Jeep. No, creo fue en el baño frente al espejo, cuando yo no le miré...

    ¡Y no me vean así! ¡Yo respeto la privacidad, señoritas y señoritos! Que lo haya visto ducharse no significó nada extraño, ¿de acuerdo?

    Ella resiste el deseo de estrujarlo y besarlo bajo la sombra del gran árbol, sin recordar exactamente el primero, dato que Ho Seok tieme el placer de rememorar con gracia y un rubor extendido.

    —¿Cómo dices? ¡¿Te besé?! ¡¿Qué?! Guait, ¡¿qué?!

    —Estabas ebria, Chihuahua.

    Acaricia su barbilla con suavidad, estudia con fijación sus pestañas, sus poros y lindos ojos. No puede negar que no le encanta, le atrae muchísimo y despierta sus alarmas con creces.

     —¡Es que no lo recuerdo!

    —¿Tendré que refrescarte la memoria?

    —Sí, ¡por favor! —Ella cierra sus ojos exponiendo su boca de pez.

    —Ay, descarada...

    Es propicio besarla luego haber formalizado, ¡yo creo! Asoma su rostro, lento y seguro para volver a sentir sus latidos descompasados. Olvidar su existencia. Soñar. Volar y naufragar en su dulzura. Remoja sus labios, preparado para atacar aquella boca.

    Sin embargo:
    —¡Seguimos con el Tour! -gritan en inglés.

    Casi.

    Ninguno entristece, sino que se ríen al mismo tiempo, no han entendido bien lo que se dijo en grito así que, lo toman como un timbre que corta su recreo. Ir un poco más lento sería lo mejor.

    Él disimula, con las mejillas pintadas. Ella igual, fingiendo que el calor la agobia.

    —Creí que no te gustaba —asume—, o que te incomodé.

    —No me caíste bien al comienzo, creí que eras demasiado narcisista pero, eras preciosa en la medida que más te conocía. Por dentro y por fuera —comenta conforme van llegando al Jeep—. Fuiste lo mejor de mi verano. Y quiero... Bueno, disfrutar de esto.

• • •

    El siguiente paseo es más íntimo, un tour en en el que nadarían con magníficas tortugas de Carlise Bay y una práctica de snorkel que pone a Hye Jin como niña entusiasmada.

   Ocuparían todo su día en ello después del viaje al safari. Se lo merecen. El ritmo es constante y cada paisaje supera sus expectativas, como niños que no quieren crecer y quedarse allí toda la vida. Con la arena entre sus dedos, el sol quemando sus pieles y sus manos entrelazadas.

     En el puerto, son ellos dos y el guía. Sí, soy yo, no lo duden. ¡Estoy en todas partes! Como cuando dicen Jesús en voz alta, je, je, je...

    Conmigo delante no dejan de devorarse con la mirada, ni puesen disimular. ¡Estos jóvenes!

    Por eso escogería un rostro feo, de esa forma ella no se distraerá con un moreno del Caribe que puede ronronearte al oído: Mamita, ¿bailamos? Porque sino a él le corren un poco de celos en su sistema o más bien: baja autoestima frente a quien es una diosa. No quiero arriesgarme.

     Me asustaría recibir la mirada feroz de ese pequeño tigre; ya de por sí es un sueño que tenga un romance de verano con una modelo, una que se encuentra en el diccionario si buscas la palabra: Belleza.

    Mi maléfica intención aquí, es que tengan un momento de risas. Hye Jin acaba abrazada a Ho Seok, poseída por el miedo a que la devore un pececito indefenso. También hay espectáculo que les parece conmovedor y fabuloso —es bastante díficil ser encantador de peces, ¿okey?—, hasta el punto de que ella percibe que respira bajo el agua y se comienza a creer que es capaz de cantar «Bajo del Mar».

    Se piensa que aparecería Sebastían y Ariel, solo están Ho Seok y las tortugas.

    Y no, que triste.

    ¡Además, ella se ahoga! Mayday, mayday!

    Él la lleva a la superficie de inmediato, grita por ayuda sin ver a nadie. ¿Yo? Estoy con una caipiriña en la mano, acostado en una tumbona con una maravillosa vista del océano.

    —¡El maldito guía nos abandonó! —exclama al no ver a nadie en la costa.

    La arrastra consigo, cuando la acuesta con suma delicadeza en la arena dorada, la contempla de manera detenida; ella hasta se hace semejante a una real sirena ante sus ojos, con escamas en forma de agua, brillantes a la luz.

    —Hye Jin... Despierta. Hye Jin, por favor.

     Presiona su pecho varias veces, a la altura de su corazón, intenta no perder la paciencia y mantiene la compostura ante la situación al dar primeros auxilios. Como último recurso, ofrece bocanadas de aire. Ella escupe el agua sobrante de sus pulmones, abriendo los ojos, se la ve desorientada pero para él, es suficiente señal de que no morirá.

    ¡Y no morirá! No conmigo presente.

    —¡¿Por qué te quitaste la máscara, tonta?! ¡Me has pegado un susto de muerte!

    —Quería decirte algo, ¿cómo ibas a entenderme si no ibas a poder ver mi boca? La tortuga tampoco iba a escucharme.

    —¡Oh, Dios mío! —Frota su rostro, sin evitar reír histérico—. No hagas eso. Jamás. Es estúpido, podías haberte ahogado... Y nadie puede hablar debajo del agua, Hye Jin.

    —¡Ariel si podía! —contesta con las mejillas rojas.

    —Ella era una sirena y... —Detiene su discurso bien argumentado—. No puedo creer que estemos discutiendo una tontería como esta.

     —¿Sabes? Me has salvado de nuevo -estima divertida—, ¿puedo darte tu recompensa?

    —Salvarte la vida me ha dejado la boca seca, ¿quieres tomar algo?

    —¿Tienes un problema con mis besos o algo? —pregunta risueña, pincha su nariz al pararse y perseguirlo—. ¿Te dan alergia mis besos?

    —No, no me dan alergia... -Cierr sus ojos, sin esperar que es prudente decir: —Me dan problemas hormonales.

     Hye Jin levanta sus manos en señal de rendición.

    —Bien. Lo pillé.

    —Lo único que pillas son temas relacionados con eso.

    —Vaya, eres más tímido de lo que pensaba, no fue un error escogerte.

    —Eres más pervertida de lo que pensaba.

    Se miraron entre sí. Él la aprisiona contra su cuerpo mojado. No mojado en ese sentido, uh, ¡que mal pensados! Su deliciosa fragancia la ubica debajo de su mentón justo en el hueco que da nacimiento a su cuello, ella se ruboriza y no se opone, el roce de su nariz le brinda cosquillas satisfactorias. Le agrada sentir su cercanía, contento con el cobijo y el cariño de su abrazo.

    —No fue un error escogerte —susurra él a continuación.

     Sus palabras vibran en su propia lengua y aunque le avergüenza decirlas, tiene mucha valentía en dedicarlas como si sepa, que no volverá a verla.

    Los siguientes instantes, los usan para charlar acerca de todo. Ella habla de su familia, de su hermano y de lo mal que la pasó porque quería ser idolatrada como él. Fue fea en su niñez, lo que ocasiona que Jin se burlara de ella por lo que, decidió demostrarle que se equivoca. Había sido el patito feo al cisne. Un bellísimo cisne que todos amaban por ser única.
     Ho Seok habló también de su familia, mencionó que tuvo una niñez normal y que nunca aspiró a mucho pero, su meta es alcanzar cierto renombre en el mundo de los comics de web. Quizás hasta querer que una de ellas fuera transformada en un libro, una serie o una película. Sus sueños y aspiraciones. Hye Jin no se burls, dejando sonrisa con la certeza que se van a cumplir algún día; así como ella aspiró a convertirse en modelo.

      Aprecian el horizonte. La caída del atardecer en la playa es especial e ilusoria.

    Justo así.

     Como los sentimientos que han experimentado desde el primer día de conocerse.

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