20 | AQUAMAN

     El pobre de mi niño no concibe el sueño.  

     ¡Ay! ¿Por qué será? Je, je, je. 

     Sus ojos están sobre el techo, una sensación poderosa permanece en la punta de su lengua. Ella le ha revuelto su boca como si la suya sea enjuage bucal con sabor a ron y sandía. Ve como el sol apunta en las cortinas, entonces sabe que sus días de descanso, en realidad se transformaron en días de completa locura.

   Teme cerrar sus ojos, sino se obliga a rememorar aquel beso y buscar con precisión, detalle por detalle. Osado, calcinante y más suave que el algodón. Lo resiente en su estómago, una piedra pesada que le da náuseas por tantos sentimientos mezclados. Se ruboriza hasta quemarse, entonces viene la resaca punzante.

     O quizás el punzante es el que tienes tú, pichón.

      Eso es porque, uno: Su borrachera no es la gran cosa, puede recordar como la otra lo besó hasta quedarse dormida. Y dos: Hye Jin lo enrosca con sus piernas y lo mantiene consigo como si él sea un peluche con el que está cómoda. Porque a ella no le basta quitarle el oxígeno e hincharle su boca, debe dejarlo seco como pasa de uva e hincharse como garrapata.

   ¡Hasta yo me tengo que tapar los ojos!

     Su Vergüenza (con mayúscula, no diré una grosería así que el que entendió, entendió), esa mañana pues... ¡Señorito, tápese! 

    Su joven mente está en el peor de los escenarios. Yo digo que el mejor. Sus ojos son semejantes a los de un mapache con aquellas ojeras, la aparta con gran esfuerzo, con miedo a que se caiga de la cama al empujarla y verla rodar en el colchón.

    Desde la puerta, la voz de Min Suk, el representante de Hye Jin llama. Chasquea su lengua y con dolor en todo su cuerpo, abre para recibir al hombre que entra tras dar una reverencia estrátegica.

   —¡Señorita Kim! —exclama con voz grave. Enarco mis cejas, intuyo cuál es su apuro en cuanto la despierta otro par de veces—. ¡Señorita Kim! 

    —Tendrás que despertarla con un altavoz... — La neutralidad a la perfección.

    ¡Ah! ¡Mocoso!

   Ho Seok bosteza después de sus palabras, yéndose pronto al baño. Es su primera vez sin que Hye Jin se metiera primero.

      ¡Ahora podrá bañarse a gusto! Ah, sí, no voy a revelar detalles. No tienen porqué saber dónde tiene sus lunares o cuán respingón es su trasero, esos bíceps no muy trabajados mientras el chorro de agua tibia lo envuelve de arriba abajo, o, como se le ve el cabello mojado, hacia atrás en un efecto galán que aturde a las niñas de quince en adelante. O de trece en adelante... ¡Malditas acosadoras!
     ¡Ya dije que no diré nada!

   —¿Qué? ¡¿Qué pasa?!

    De repente, percibe no está Ho Seok a su lado, su mente inquieta suspone que él abrió para Min Suk, sin que este sospechara que han dormido juntos.

     No en ese sentido.

    Una inmensa jaqueca ataca sus sienes, apenas recuerda lo que había hecho.

   —Quería darle el aviso que ya han vetado a Yugyeom —explica contento—. Traje un abogado de Seúl, platicamos un poco respecto al problema. Como el chico tenía antecedentes, pudimos resolver con el staff luego de que le han visto hacer movimientos sospechosos en las cámaras. Ayer estuvo frente a la puerta de su habitación, señorita, menos mal que no ha estado a esas horas o hubiera sido un problema.

   —¡Menos mal! —La felicidad recorre su cuerpo por la noticia e ignora todo el dolor que experimenta—. ¿Regresará a Corea, cierto? Dime que sí, por Dios.

   —Sí, en cuanto lleguemos le pondremos una orden de restricción, señorita. 

   —¡Genial, genial, genial! 

    Desordena la cama, las sábanas y abraza la almohada; baila un vals imaginario con ella sin sentirse avergonzada por su reacción. En cuanto Ho Seok regresa, frotando su corta cabellera con una toalla pequeña, se dirige hacia él y besuquea su mejilla con sonoridad.

    —Qué...

     —¡Yugyeom ya no estará en la isla, Ho Seok! 

    —Haces... —finaliza,

    Queda hecho una estatua por la impresión del beso frente a su asistente, no por la noticia en sí. El hombre da pequeñas risitas al notar la familiaridad que tiene Hye Jin. No podemos culparla. 

     The love is in the air cantaba John Paul Yong. 

     El verano levanta pasiones, ¿a qué sí? 

    —¿Bajará a desayunar? —cuestiona Min Suk, con la vista fija en ella como si fuera un padre que aprueba una relación—. De lo contrario, procure que no la vean mucho con él. 

    —Pediremos desayuno a la habitación —dice con una sonrisa ya díficil de borrar.

    —¿Mi opinión no cuenta? —Alza la voz desde el sofá, él lee y responde mensajes de sus padres.

    —Por supuesto que no. —Guiñó divertida—. Pide lo que quieras, iré al baño.

    —He reservado para el mediodía un Tour de safari en la isla, seguro deseará ir con ella... —No fue una pregunta, fue una confirmación en voz alta. Ho Seok levanta su vista—. Cuídela.

   —Espere. Nosotros... Ella y yo no...

    —Alguien me dijo que hacían bonita pareja —¿Pueden adivinar quién?—. Le creí. Hye Jin sonríe más a menudo, no lo digo porque ahora está feliz porque su ex se haya ido... Hace mucho no comparte una salida con alguien.

     »Su madre no la llama y su hermano está muy ocupado en su carrera de actor. Solo me tiene a mí como una figura de padre y hermano. Cuando la vi muy pegada a ti, me aparté, quería que pasara sus vacaciones en compañía. Así que, ¡cuídela, por favor! No pueden pensar que son novios o van a atormentar en las redes.

    Ho Seok desencaja su mandíbula, parece el bostezo de un hipópotamo de lo grande que la abre. Casi que iba a refutar que no son novios, o lo que sean pero se queda callado. 

    Para mí tiene razón, será díficil para Hye Jin si los rumores acerca de una relación amorosa la persiguen. Los fanáticos son perturbadores.

     ¡Y para eso me tienen a mí! ¡Una barrida de memoria y asunto resuelto! 

• • •

    Hacen una excursión en Jeep de 4x4. Es lo que hacía falta: una aventura intrépida, guiada por expertos en las zonas de la isla. Cada dos por tres, Hye Jin se queja del calor, los mosquitos, la sed, el los posibles peligros... Que fue una mala idea ir, comentando que el sol la va a rostizar o tal vez un oso la comerá.

     Todo esto se lo coments a una tailandesa, que no entiende nada de lo que su boca expresa, aún así, la pobre chica asiente sumisa esperando que se cansara. Ho Seok la vigila, con los brazos cruzados y la mirada perdida en el sombrero veraniego de la chica. Es gigante, más grande que su propia cabeza diminuta. 

    En el fondo, por aquella sonrisita pérfida, le resulta ridícula y al mismo tiempo bellísima. Cualquier cosa que se ponga, le queda bien y a él, lo deja muy mal del corazón. Y a sus cinco sentidos.

     El primer recorrido, es el bosque. Irán a rincones ocultos, verán el follaje verde y la vida de la isla en su estado salvaje. Esto deleita la vista de los turistas, quienes sacan fotos en exceso, entretanto, la voz del guía se eleva sobre el coro de pájaros y animales. 

   Una belleza. Arte en su estado más natural. Pero no todo va a estar tranquilo. Je, je, je.

    Mi plan es sencillo y maquiavélico: Pinchar las ruedas, yes. Ay... ¡Yo sé que soy genial! ¡No necesitan darme las gracias!

    Las llantas explotan y el conductor del Jeep tuvo que detenerse con una mirada de decepción.

    Todos bajan. El guía informa el problema por radio; como están a kilométros del punto de partida, sugiere que mantengan la calma, porque otro Jeep irá a buscarlos y podrán seguir el recorrido sin problemas.

   —¡Nos vamos a morir de calor! ¡Tengo hambre! ¡Tengo sed! —chilla Hye Jin y mata un mosquito que succionaba de forma vil su sangre—. ¡No puede ser! ¡Me picó un bichote! ¡Voy a morirme!

   —¡Calla, Chihuaha! —Entorna sus ojos mientras pasea por el lugar, alejado de los turistas para minimizar sus grito. Oyen la calma del bosque y se sienta bajo la sombra de un árbol—. No vas a morirte ni de sed, ni de hambre. Tampoco por un mosquito.

   —¡Claro que moriré! —aulla más que un lobo, aceptando sentarse con él a prisas—. Seguro me agarra la malaria o la peste negra. ¡Aaah! ¡¿Qué es eso?! ¡Es una araña! ¡Ayuda!

   —¡Qué te calmes! —insiste, sin evitar reírse al verla alterada y la cubre con su brazo, en donde ofrece cobijo en su pecho—. Eres una miedosa, Hye Jin. 

   —Para eso estás tú, te usaré como mi escudo si aparece algo.

   —O sea que, si nos topamos con un animal... ¿Vas a dejar qué me coma?

   —¡Por supuesto! Por eso eres un héroe, ¿verdad?

   ¡Qué descaro!

   Ho Seok vuelve a reír. Es una tonta pero está a gusto con esa tonta. Ninguno habla. El tema del beso nunca es mencionado desde la mañana, y Hye Jin no lo recorda. La naturaleza ayuda a relajar y liberar tensiones.

    Hye Jin aspira su desodorante masculino. Huele fresco, a eucalipto y un poco de sudoración. Él baja su rostro,  notando que está calmada y echada en su hombro con una sonrisa.

    —No deberíamos estar así —comenta él.

    —Lo sé, parcemos novios.

   Guía sus dedos a los de ella, un suave trayecto. Une las manos de forma amorosa. La picardía es reflejada en sus orbes oscuros, intensos y anhelantes.

    —Parecemos no —corrige—. Quiero que lo seamos, Hye Jin.

     AAAAAAAH. Esperen. Esperen. Tengo que repetirlo, creo que, ¿ESCUCHÉ MAL?

—Parecemos no —corrige—. Quiero que lo seamos, Hye Jin.
   
    ¡JESUCRISTO!

¡Las repeticiones en HD son geniales!

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