19 | TROUBLEMAKER

     La idea de probar el ron de la destilería, es de Hye Jin, ella insiste; Ho Seok, como mal bebedor que es: lo secunda. Y yo  digo que sí a todo incluso sin estar presente, juju. La botella es cara, suponen entonces por el precio, que debe ser un licor excelente.

    Por supuesto, lo es y me atrevo a añadirle un toque de magia para cuando den su primer trago. Esto significa que dirán la verdad, todo lo que guarden en su corazón, aunque él sepa de sobra los sentimientos de la modelo.

    Verlos ponerse de acuerdo en algo por primera vez es grandioso. Aún si por alcohol ayuda y... Esto se supone que debe ser apto para todo público, por lo que dejaré un hermoso anuncio de concienciación.

    «Beber alcohol en exceso está mal. No recomendado para menores de 18 años (21 en otros lugares del mundo). Si bebió, no conduzca.»

    Y no, no lo acabo de sacar de de una tarjeta... Bueno, sí.

    En conclusión: Ho Seok piensa en emborracharse, lo mejor para estar desinhibido y cómodo. If you know what I mean... Porque yo lo sé. Él lo sabe. Ustedes lo saben. Ellos lo saben. Vosotros...

     Si no entendieron, me refería a una película no apta para menores. Equis, equis, equis. No sé porque usan signo de ecuación, nunca me puse a pensar porque es equis, equis, equis. ¿Será qué las equis son...? No se me permite decirlo, eh...

    Coman saludable, las bananas y las naranjas son mejores por las mañana. #DatazoDelDía.

    Me fui al carajo.

Perdonen, soy un
mal narrador.
I love you!

• • •

     Esperan llegar a la habitación, ni siquiera se fijan si alguien los descubre entrar juntos. Olvidan también preguntar si hay una habitación disponible para Ho Seok, porque en teoría ya ha transcurrido el tiempo preciso. Que son tres días. ¡Ay, ay! Se han acostumbrado a dormir en la misma pieza como un matrimonio, ¿no son un primor?

    Con dos vasos enfrente de cada uno, peleaan por abrir la botella de ron. Hye Jin declara que por haberlo comprado ella, tiene ese derecho y él la refuta, diciendo que no sabrá servir porque eso no es soju. Lo gracioso del asunto es que ella jamás probó alcohol, a diferencia de él que sí.

     Encantadoramente rebelde.

    Ambos se admiran en una guerra de miradas, él le arrebata la botella de alguna manera sin que la rompa, así que comienza una guerra de cosquillas.

    —¡Ay! ¡Nooo! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡No es justo!

    —¡Dame la botella, Hye Jin!

    —¡No!

    El joven se rinde muy rápido por su pucherito en forma de pez.

     Cuando ella sirve al tope, Ho Seok exclama:
     —¡Eh! Has desbordado el vaso. No voy a beber todo eso, ¿es que tú me quieres emborrachar?

    —Sería más fácil besarte borracho que sobrio.

    Reprime sus labios, ella ríe y golpea suave su hombro, luego sirve la mitad en el suyo.

    —Creo que tu idea es mas bien violarme borracho, ¿no?

    Oh, no. ¿Cómo crees eso de un ángel? Hue, hue, hue.

    El rostro de ella enrojece, aprieta sus piernas y agacha la mirada con mucha inquietud e incomodidad. No le agrada esa palabra, le suena repugnante y en cuanto el tonto de Ho Seok cae en lo que sucede, se disculpa por su terrible broma.

    Mal, Ho Seok. Muy mal.

    Toma un primer sorbo despacio, su lengua como su garganta, perciben el fuerte ardor del ron. Parece un puñetazo en su rostro. Sus mejillas se colorean de rosa y su mirada, en una ligeramente opaca.

    —Aún me debes tres preguntas —presume Hye Jin—. ¿Puedo preguntar... cómo fue que...

    —La conocí en la secundaria —impone aún si no era su pregunta—. Entró a mi clase por error. Fue un flechazo. Era tan torpe y distraída... Dios, me encantaba su lunar.

     ¡¿Qué?! ¡¿En dónde?!

    —Ese que tenía bajo el labio... —Continúa. Ah, vale—. ¡Si ella hubiera llegado a tiempo!...

    ¡Epa! ¡Epa! ¡Nuestro protagonista se pone en modo depresión! Creo que hice un error de cálculos... Todavía Ah Ni lo tiene arrastrándose. Me encantaría poder decir un listado de vulgaridades ahora mismo.

      ¡Santos cachorros! Ya me siento mejor.

    Presiona con su palma, sus párpados le pican. Hye Jin solo hace un voto de silencio y bebe del licor, con la vista fija en él y el cuerpo inclinado.

    —Le había jurado que iba a casarme con ella cuando tuviéramos veinticinco... Me duele, no puedo quitarla de aquí. —Palmea su pecho, tantas veces que representa su dolor en forma física, toca su herida emocional y llora por primera vez frente a alguien—. Me duele porque ella pudo haber sido feliz conmigo. ¡Me molesté tanto! Y no pude enfadarme, acabé dándome cuenta que la perdí y no fue una pesadilla. No fue un sueño, sino la jodida realidas. La amé... La amo todavía, Hye Jin. No quiero olvidarla y perderla de mi corazón, es lo único que me queda.

    Hye Jin bebe de golpe su vaso, está a moco tendido por la abrupta confesión. Un llanto espantoso que cubre los oídos del varón.

    —¡Eres tan romántico, joder! —Bate la mesa como tambor y se para media ebria, lo toma del rostro con una sonrisa pícara—. Escucha... ¡No mires mis ojos, mira mis tetas! No... No... ¡Mira mis ojos, digo!

—Estúpida. —Comienza a reírse. Tiene su nariz roja, como un payaso. Tonto y flojo, estira sus mofletes—. Estás borracha.

    —Tú también —musita e intenta respirar su aliento.

     El problema es que tiene la mesa circular de obstáculo. Se conforma con deformar sus gestos, como si fuera una masa.

     Espero que ahora sí se besen, uh.

    —Pero... —Bebe más y rodea la mesa, la abraza contra sí con un profundo miedo de que todo sea una ilusión—. Sentí que debía protegerte a ti también... Yugyeom puede hacerte daño. No quiero eso.

—Ho Seok... —espeta Hye Jin, llora emocionada, confusa—. Estúpido, ¡no me enamores si no vas a corresponderme!

     —Ah, chillas más que un loro. Solo un momento... -Cubre su boca divertido—, que no sé porque eso me vuleve loco. Debo estar mal. Me pones mal y reconozco estos síntomas.

     Hye Jin pestañea cuando él quita su mano. En puntitas de pie, lo alcanza con su boquita, lista para fundir sus labios al tomarlo como una confesión de sus sentimientos.

    ¿Quieren otro empujón? Yo no tendré problema.

    —Tengo sueño... —Sorbe su nariz—. ¿Puedo dormir en la cama por esta vez?

     Acaba de arruinar la situación. Oh, si, lo hizo. ¿Cómo? Debía decir la verdad. ¡¿Qué pasa?! C'mon!

     A ella le pica un poco de enfado, e infla los cachetes, rojos por su ebriedad.

    —Duerme conmigo —añade él.

     ¡Eso se llama chantaje!

    Y palabras que se van a mal interpetar. Oh, también mal pienso. Ho Seok, detente, bro, descontrolas los calzones... ¡Los corazones de las personas!

     La guía a la cama, la tumba a su lado y la apega en su pecho, más bien, él le achata sus senos contra sí. Su calor femenino lo relaja, borra la maleza de su mente que lo tiene prisionero del pasado. Sus dedos bailan en su cadera y trazan una línea inexacta. Su temperatura es alta, el aire acondicionado a una frescura perfecto, e igualmente, ambos se sienten estar bajo un desierto caliente.

     Hye Jin contiene su jadeo, esas simples caricias la alteran en otro nivel pero, no piensa irse de su lado al quedarse quieta.

    —Hueles bien —balbucea él, planta un beso en su barbilla—, y eres suave.

    Bajo las luces con una sonrisita. La oscuridad los obligará a usar sus sentidos. El bombeo de su respiración quema las pestañas de ella, mientras él besa cariñoso sus mejillas y su frente. Jamás toca su boca, un lugar peligroso del que no saldría vivo.

    —Que lindo eres borracho —admite ella entre risas, complacida con su perezoso y pesado abrazo.

    —Linda eres tú. —Con los ojos cerrados, sonríe.

    Ella hipa de sorpresa y vuelve a jadear, es el el mejor piropo que pudo decirle.

    —Repite eso.

    —Linda, hermosa, perfecta...

    —Dime que sientes por mí, Ho Seok —implora ella—. No juegues conmigo.

   —No juego.

    No pudo ver su mirada triste.

    —¿Entonces por qué no me besas de una vez? ¿No te gusto?

    Un suspiro de rendición se le escapa.

    —Eres una reina, Hye Jin. Tu presencia me deja estúpido, sin aire... y sobretodo, tengo miedo de besarte.

    —¿Por qué? —susurra, e intenta acomodarse, cambiar de lugar.

    Ella encima de él. Ho Seok queda atrapado, así que debe que dejar sus manos lado a lado de su cuerpo, sin permitirse tocarla.

    ¡Qué me va a dar un infarto! ¡Piensen en mí, en nosotros!

    —No quiero despertar de este hermoso sueño —contesta ruborizado—. Me encantas pero siento que no...

     Hye Jin lo calla al dejarse caer sobre su rostro. El contacto de sus labios es más fuerte que el ron. Más dulce que el helado. Más ardiente que el sol del mediodía. Lo mece, como las olas del mar.

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