17 | SPARKS

     En este punto admito que estoy temblando, hay una emoción explosiva que me recorre entero. Como si la declaración se volviera para mí. Salto de un lado a otro, igual a uno de esos duendecitos irlandeses. ¡Lo logré! Yes! Un triunfo ajeno es mil veces mejor que una corona... Respiro, todavía tengo que contemplar la respuesta de Ho Seok, quien parece perdido y desconcertado por la confesión de la modelo.

    «No lo arruines, no lo arruines, no lo arruines», rezo, lo hago en todos los idiomas que conozco. Algún dios me escuchará... Aunque ustedes me consideren uno (juas).

    Los ojos rojizos y llorosos de ella, dan mayor credibilidad a lo que acaba se decir. Un golpe fuerte que le cuesta asimilarlo o despertar. De todas las personas tiene que ser, justo él. Y debido a su revuelta cabeza, lleno de dudas en forma de pájaros, Hye Jin lo toma de sus mejillas con la intención de que la mirara de forma directa.

    Jesucristo y María Magdalena, ¡quiero ver todo! ¡Ay!

    —No me importa si no te gusto, quería que supieras como me sentía. No quise guardarlo, porque me destroza cada vez que me tocas de una forma gentil. Siempre he odiado la cercanía de los chicos pero contigo me siento a salvo, diferente...

    —Pero yo...

    La ve negar, e interrumpe su comentario:
    —Tus burlas no me duelen, me divierte que me riñas porque sé que no eres un mal chico.

    »Odio que tengas esa mirada melancólica, me di cuenta el porqué cuando me dijiste que tuviste una novia que murió; por eso prefiero verte enojado conmigo o que te rías de mí. ¿Es muy tonto, no? Sí, soy una tonta, siempre lo fui y por eso se me da mejor modelar, o hacer lo que me piden.

    Este drama está de cien. ¿Alguien quiere pañuelos? Son ultra absorbentes... Y gratis. ¡Ah! ¡Ya me callo, perdón!

    —Hye Jin...

    Llama su nombre con tristeza, me da la mala sensación de que no va claudicar por ella, a su sinceros sentimientos y eso, bro, me duele porque yo sé que también le gusta, su problema es que le da miedo volver a enamorarse.

    La abraza tierno, aspira su perfume y este le provoca mil sensaciones que lo tranquilizan.

    A VER: BESALA. QUERÍA QUE LA BESARA DESDE EL CAPÍTULO CERO. El capítulo cero es la introducción.

    —Me pareces hermosa pero...

     Oh no, no, no. Yo no escribí esto (yo no, Ivanna) para que me alborotes la trama (y la peluca) de esta manera.

   —¿Pero?

    Abre sus ojos, su corazón va a escupirlo. Él borra sus lágrimas restantes y enseña una pequeña sonrisa; ella ya le dijo que no le importa pero no quiere herirla como si eso no importara. Desea explicarse o dar más de sí, algo díficil para él.

    ¡¿Por qué nos tortura así?!

    —No estoy listo o más bien, soy un cobarde —balbucea—. Yo no soy el adecuado para ti.

     La risa de Hye Jin le interrumpe, no comprende porqué su risa le contagia tan de repente.

    —No te dije «te amo» e hiciste toda una película. Por eso eres escritor y dibujante de acción y suspenso...

     Suelta con más risas, mordiéndose el labio para cesar, aprieta las mejillas de él y prosigue:

      —Admito que me gustabas desde hace mucho sin saber quién eras... Soy tu primer fan, tu primera lectora. Tú me ayudaste en mi progreso emocional cuando iba a terapia, Ho Seok. Tus personajes me ayudaron a superarme.

    —¿Qué? —Pestañea sorprendido por la siguiente confesión. Hace cálculos. Claro que recuerda a su primera lectora. Esas cosas son inolvidables. Traga saliva y la sorpresa lo mastica hasta desintegrarlo en pequeños Ho Seoks—. ¡¿Eres esa usuario?!

    —Perdón si te mentí —Enjuaga sus labios agrietados—, sí, conocía tus dibujos desde antes cuando me dijiste quien eras. Sí, soy BabySue13.

    —Nunca dejaste de... de apoyarme —balbucea atontado—. No puedo creerlo... O sea, sabías quién era y... 

    Ella besa su mejilla, le resulta gracioso verle estupefacto. Pobre mi niño, el destino le pegó una bofetada.

    —Tontito. —Y ella baja de la cama para cambiarse de ropa—. Por eso quise que me dibujaras como a tus chicas francesas. Es todo un honor para mí ser tu musa.

   —Me siento estúpido y estafado. ¡Me estafaste!

    —Oh, ya sé que te vuelvo loco, nadie se resiste a mí, baby. — Guiña coqueta tras tomar el pijama de su maleta—. ¿Vas a retomar tus dibujos, no? Muero por leer un nuevo capítulo.

     Él asiente mudo todavía y tocs la zona de su pecho, late aún más loco que antes. Está agitado, arruga los pliegues de su camisa y sigue en su lugar como una estatua porque eso suena mucho a Ah Ni. «Muero por leer un nuevo capítulo», lo deja knockout. Después de segundos de inmovilidad, contesta al llamado de Yoon Gi.

    —Eh —refunfuña—. ¿Qué pasó?

    —¡¿Cómo qué pasó?! —grita su amigo, tanto que debe apartar el audífono—. ¿Así saludas a tu mejor amigo? ¡Buah! ¡Voy a llorar! Y yo que te iba a contar lo mucho que te extraño...

    Ho Seok estalla en risas.

    —Ni te lo crees tú... Ya saludaste. Voy a cortar, tengo trabajo que hacer.

    —¿Qué? —murmura Yoon Gi—. ¡Oye!

     —Te voy a enviar los dibujos por correo adjunto, ¿okey? Me vino... un ataque de inspiración momentánea —susurra. Observando a Hye Jin salir del baño, se sorprende por sus shorts de satén y su blusa blanca con un corazón en el medio—. Adiós, Yoon Gi.

     —¡Cab... —Corta su llamada antes de poder escuchar la frase entera.

     «Cabrón», a lo español y mexicano. Aquí amamos la diversidad de idiomas, yeah.

     Escanea las formas voluptuosas de la mayor (porque sabe que era mayor que él por dos años), y al no querer babearse para no ser obvio, aparta su vista de su persona.

    —¡Puedes verme todo lo que quieras! —exclama ella muy entusiasta al darse cuenta, el ego le sobra—. No te lo prohibo. Me vestí así para seducirte.

    Vaia, vaia, Hye Jin.

    Yo no me quejo.

    —¡Hye Jin! —refuta rojísimo—. ¡No!

    —¡Hye Jin sí! Haré que gustes de mí, lo aprendí de mi hermano. Oh, ¿tú tienes hermanos?

    Su curiosidad la lleva a abrazarlo por detrás y hundir su rostro en su espalda. No habría esperado ese tipo de acercamiento, es descarada cuando se lo propone. Ho Seok no sabe donde enterrarse vivo y busca su espacio, sin dejar de sentirse intimidado por su atención, la cual lo agazapa como un depredador con hambre.

    —No, no tengo hermanos, soy hijo único. —Un escalofrío le viene el cuerpo al igual que unas gotas redondas de sudor por su cuello—. ¿El aire acondicionado funciona? Estoy derritiéndome.

    Ella encoge sus hombros, con una pizca de diablura en sus gestos.

    —Funciona de maravilla, Ho Seok. Solo estás siendo receptivo a mi sensualidad. 

    Es ella la que ahora toma las riendas, eso le acelera las ideas y... (Censurado, jejeje. Okey no). Yo la animo con pompones de colores.

     Fighting, Hye Jin! Fighting!

   —Ahora, iré a...  —Hye Jin le toma la mano, lo ayuda a sentarse frente a la mesa y comienza a masajearlo—. Déjame, tengo que dibujar y no me ayudas.

   —Guai you gota be souu ruuuuud? —canta con un horrible acento en inglés, palmea su espalda—. Está bien, ¿quieres qué pida algo de cenar? Me haré cargo de todo, no te distraeré, ¡lo prometo! 

    —Haz lo que quieras, Hye Jin —dice un poco más nervioso, respira agitado; los ojos contrarios los nota cautivadores y sin darse cuenta, recibe un besito en su frente—. ¡Oye! Estás muy pervertida, ¡para!

    —¡Oye! —replica de la misma forma, su mano desordena su cabellera castaña—. Me mirabas mucho, creí que querías que te diera un besito. 

    No es lo que busco, but estoy conforme con el resultado.

    —Demonios. —Deja fluir una risa, finge enfado en segundos y aclara su garganta—. ¡Déjame! Tengo cosas qué hacer. 

   —¡No quiero! 

    Le da otro besito en su mejilla, un desacato a su orden y ella va a esconderse de inmediato. Él se levanta abrumado de su silla, suspira rendido cuando descubre que Hye Jin que se esconde detrás de la cortinas, sus pies descalzos la delatan. Es como una niña pequeña que disfruta de molestarlo.

     ¿Esa era la verdadera Hye Jin? Claro que sí, es dulce y juguetona. ¿Verdad qué si te gusta, Ho Seok? Siento alivio. El trato cambiará de aquí en adelante ahora que él sabe que, ella es el usuario que siempre lo espera mientras ha estado ausente.

    —Oh, vaya no sé dónde está Hye Jin... Que bien se ha escondido —comenta al bañar sus labios de sarcasmo.

    Prefiere ignorar para poder al menos reducir su pulso cardíaco, que está por encima de la media con un par de besitos suyos. Sonríe tonto, cubre su boca al darse cuenta que sus ánimos están disparados también.

    Hye Jin acaba de hacerle una War of Hormone.

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