11 | GOLF
—¡Deja de reír! ¡Me desconcentras!
Ho Seok ante mis risas disparatadas, me lanza miradas fulminantes. Él estira el brazo hacia atrás, mal posicionado según desde mi perspectiva.
—¡Vas a lanzar la pelota al estanque! —canto como un perro que menea su colita.
Golpea al fin, la pelota logra elevarse muy lejos de nuestra ubicación, pegándole a alguien bastante lejos de nosotros por un error de cálculo.
¡Es un home run! Ah, no... ¿Cómo se dice eso en el golf? ¡Bueno! ¡Se fue!
—Creo que deberíamos pedir disculpas —comenta algo nervioso.
Aunque esto me parece un deporte aburrido para cualquiera que lo intentara, es extraño ver a tanta gente en el campo de golf.
La cuestión es que las personas que realmente se quieren divertir, lo encuentran todo entretenido y curioso. ¿No lo han pensado? Es un estímulo para el cerebro cuando encuentras cualquier tarea que disfrutas hacer, por muy aburrida que parezca para otro.
Por ejemplo: Lavar platos, sí, a nadie le gusta. Sin embargo, en verdad es divertido hacerlo. ¿Acaso nunca han intentado hacer pompas de jabón?, ¿espuma extra o cantar mientras se friega la esponja sobre la superficie del plato?
De no hacerlo: Pues entonces son personasa muy aburridas que no saben disfrutar de los detalles más sencillos porque, lo verán como una especie de obligación, cuando deberían verlo como un juego.
Hay que replantearse quienes son y porqué son así, ¿no?
Llevamos la bolsa de palos que nos proporcionaron en el club, alquilados por mí, y subimos al transporte, el cual manejo al ser el adulto «responsable».
Yeah, soy un adulto responsable.
Nos dirigimos hacia aquellas personas, freno frente a ellos y las cuento. Eran al menos cinco, entre ellos una jovencita que estaba sobándose el pequeño moretón de su frente mientras quien parecía ser su hermano, jugaba con la pequeña bola entre sus dedos.
—Habla tú, Nam Joon, no creo que vayan a entenderme.
¡Eh! Este chico si que se ha toma mucha confianza. Produzco una expresión amable, siendo el vocal por los dos. Es justo aclarar el asunto.
Ho Seok es una buena persona con defectos, mi personaje mimado claro pero con defectos. Como su impulsivo carácter. Por eso me alegra guiarlo hacia su meta en estas vacaciones, aunque él no lo supiera. Me siento satisfecho con mi elección.
—Hola —digo en inglés, después noto sus rostros y eran todos procedentes de, ¿latinoamérica?
Cambié de idioma de forma estratégica.
—Queremos saber si están bien, mi amigo y yo queremos disculparnos por este inconveniente. —Observo a la hija mayor—. Oh... ¿Está bien, señorita?
La chica transmitr tímidez, enrojece al verme. ¡Ay, que tierna!
—No se preocupen —habla la mujer más mayor, una anciana que que refleja ser simpática—, fue un accidente. ¿No te vas a disculpar, Rocío?
—Ah, ¡yo! ¡Un placer! No se preocupe por mí, estaré muy bien. Se va a curar, en serio —habla apresurada y calurosa, entre nerviosa y enérgica—. ¡Me llamo Rocío! Y usted me recuerda mucho alguien...
Toso. ¿Qué le recuerdo a alguien? ¡Diablos! ¡¿A quién le he robado el rostro?! Su mirada atenta me obliga a sonreír, aderezado de marcas en mis mejillas mantuve la conexión visual; ella, aparta la mirada mientras que los adultos comparten una risa.
¿Me habré perdido un chiste? No lo capto.
—Me alegra que no haya sido grave, pero deberás ponerte algo en tu chichón, ¿si? —digo amable, esbozando una enorme sonrisa que intranquilizó a Rocío—. Y... ¿Ustedes saben jugar golf?
—Oh, no, no sabemos... —contesta la señora, quien posiblemente es la madre de aquellos dos jóvenes—. Solo aprovechamos venir, debemos disfrutar cuanto podamos de nuestras vacaciones.
¡Qué personas tan amables! Después de un intercambio breve y conocer a cada integrante de aquella hermosa familia, los invito a comer con nosotros, muy lejos de lo que Ho Seok tenga que decir al respecto. La excusa de la pelota es mentira, mi único deseo es conocerlos. Algunas veces sé que soy un ser caprichoso.
—¿Qué dijeron? —musita Ho Seok confuso, caminando conmigo al restaurante—. Espera, ¿qué hiciste?
—Los invité a almorzar.
Mi sonrisa se acentúa, Ho Seok asmilia mi comentario, no se ve muy contento. Perplejo diría, él quizá se cuestiona como hará para entender la conversación sin sentirse fuera de lugar. Sin sentir incomodidad.
—Hey, Nam Joon. —Ivanna me llama escondida detrás de una enorme maceta, ¡cómo si eso no fuera sospechoso!—. Dale esto, lo va a ayudar.
Me entrega unos lindos auriculares en mi palma, a la moda; tras explicarme para que sirven, formo una boca de asombro.
—¿Ahora somos agentes secretos? —musito.
Como ella hace su acto de desaparición —cosa frecuente—, regreso junto al joven. Coloco a Ho Seok el par en sus oídos primero, luego considero explicar.
—Estos auriculares te ayudarán a hablar y entender español. Te harán todo un intelectual.
Tal vez por su mueca crea que es ridículo, ¡pero así funciona la narración! Podemos introducir lo que queramos. Bueno, no, la temática se supone que es fantasía así que sí. Puedo (podemos) añadir lo que mejor nos convenga para que todo tuviera lógica dentro de este universo improbable y rídiculo. Si fuera realista, yo no existiría.
Solo sería un Kim Nam Joon con hoyuelos, líder de un grupo llamado BTS, rapero, compositor, influyente en jóvenes... No, no estaría nada mal ser él.
—¿Estás de broma, no? —espeta e intenta quitarsélas, lo detengo en el proceso.
—Ahora mismo estoy hablándote en español, ¿verdad qué me entiendes?
Él asiente, impresionado, sin comprender el cómo es que unos auriculares son un nejor traductor o por la rapidez con la que soluciono su problema para no intervenir.
Y no es díficil, se llama tecnología, duh.
—Son las Google Pixel Buds, audífonos inalámbricos en su versión mejorada.
¿Piensan qué son auriculares mágicos? Pues sí, en parte. Lo de traductor es cierto, y que él hablará en español, es más bien cosa mía.
—¿Por qué no me las distes antes? —interroga con el ceño fruncido.
—Porque... —Pienso bien en lo que diré—, acabo de comprarlas a un vendedor americano en la puerta del resort.
Suspiro, él parece convencido con mi mentira. ¡Mentir está mal! El que debe hacerlo soy yo, y es todo por la causa, ¡lo juro!
Encontramos una mesa con una maravillosa vista hacia el exterior, tuvimos que añadir una mesa y sillas extras porque al ser numerosos, hay que acomodarnos lo mejor posible. Los mozos son afables, un gran servicio que tiene merecido una propina generosa.
A mi derecha se ubica Ho Seok, mientras que a mi izquierda está la simpática anciana. Ella consigue que ponga mi atención sobre su persona, puesto que percibe algo que los demás no notan de mí. Sonreímos complices, permitiéndole que pellizcara mi mejilla.
—Eres muy adorable.
Niego un par de veces con la cabeza, finalmente diciéndole en voz alta:
—Oh, no lo soy.
Tomamos las cartas del menú cuando las dejan.
—Rocío está más callada de lo normal —susurra su hermano—. Esto es nuevo.
—¿Es una chica habladora? —Soy capaz de decir de manera inocente, haciendo que la mencionada asintiera con mucha vergüenza—. Ah, no te preocupes, no odio a las personas que hablan. Es un síntoma de que tu personalidad es muy sociable y necesitas expresar tus ideas.
Ella muestra brillo en la mirada, lo que me permite hacer hincapié a mi frase nueva.
—No como mi amigo, él no sabe expresarse bien. —Codeo a mi protegido, quien entre gruñidos, me demuestra que se siente un poco ofendido.
—Eso no es cierto... Yo puedo expresarme, ni siquiera el idioma es una barrera.
—Oooh, que mentiroso eres, bro.
Estallamos en carcajadas, después de un receso de risas les digo a la familia que pidan sin temor ninguno. Como unas disculpas en nombre de los dos, quiero pagarles su almuerzo, a ellos les parece excesivo.
—En serio, no será problema. Pueden comer lo que gusten, mi billetera no va a sufrir.
—¿Eres rico o algo así, Nam Joon? Entonces pediré langosta y postre.
—Eres un abusivo, que lo sepas.
Por inercia guiño mi ojo a Rocío al observar que se divierte con el intercambio de palabras entre yo y Ho Seok; ese gesto dice mucho más, es una revelación mágica por las chispas que me transforman en un segundo, lo que la hace pestañear rápido.
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