Capítulo 1: Winterfell

Harry aun creía que podía estar soñando, y si en verdad lo hacía seguramente una poción mal hecha o algún golpe en la cabeza lo mando a la enfermería y ahora se encontraba en alguna especie de coma. Seguramente al despertar Ron y Hermione lo abrazarían, era lo que mas deseaba en esos momentos, volver a ver a sus amigos seguramente lo haría soltar lágrimas de alegría, volver a ver a Seamus o a Neville, a la profesora McGonagall o incluso volver a ver a Snape lo haría sentirse reconfortado. En ese momento lo único que lo hacia sentirse en casa era su túnica, su varita y la capa de invisibilidad que había sido alguna vez de su padre; no sabia si todo lo que veía era producto de su imaginación, no creía tener la imaginación suficiente para imaginar un castillo en medio de un bosque junto a todas las personas con las que había estado conviviendo en los últimos días, sino hubiera sido por el hombre al que llamaban "El maestre Luwin" no hubiera descubierto cuanto tiempo había estado en ese lugar. Diez días, diez días contando los días que llevaba consciente.

—Luego de desmayarte frente a Lord Eddard y compañía ellos te trajeron aquí y yo te atendí, poseo muchos conocimientos entre ellos, la medicina, logre que sobrevivieras a la hipotermia que casi te mata, muchacho. —Le había dicho en la última ocasión que le dio a comer una extraña medicina para que lograra recuperar fuerzas.

Harry se había negado varias veces a comer aquella medicina, pero al final terminaba cediendo. En aquellos días Harry finalmente descubrió que en aquel lugar no había ni una pisca de magia, todo era tan medieval y muggle que en alguna ocasión pensó que había estudiado demasiados libros de la historia de la magia o que, sin recordarlo, había usado algún gira tiempo. Recordaba el ultimo día que había estado en Hogwarts, su nombre había salido en el cáliz de fuego y aun no presentaba la primera prueba, recordaba haber peleado con Ron, pero ni la discusión que habían tenido lograba que dejara de extrañarlo.

—¿Hay algo que estaré pasando por alto? —Se pregunto en aquella ocasión que se dirigía al patio de Winterfell, lord Eddard le había permitido quedarse en el castillo un tiempo, al menos hasta que él descubriera de donde provenía Harry, no era un invitado, era un prisionero que no tenia que estar en una celda, tanto Eddard Stark como sus hijos y Theon Greyjoy lo mantendrían vigilado, además tendría que ayudar en algunas cosas como la herrería.

Por supuesto, ellos no sabían que era un mago. Logro ocultar la capa de invisibilidad y la varita, no necesitaba recordar a detalle lo que había visto en los libros de historia de la magia el segundo año en Hogwarts, donde los muggles ataban a brujos y los quemaban vivos, claro que ellos usaban un hechizo para que las llamas solo hicieran cosquillas y solo fingieran retorcerse de dolor, si bien sabia el hechizo que utilizaban no tenia a otro lugar a donde ir y enfrentar a hombres que se especializaban en el manejo de las espadas seguramente seria el final para él.

—Gryffindor. —La voz de Theon Greyjoy lo saco de sus pensamientos. El joven de diecinueve años de edad, con cabello negro achocolatado era quien mas lo vigilaba de cerca, según lo que había escuchado él no era hijo del hombre que reinaba ese castillo, sino que era una especie de pupilo. "Harry Gryffindor" Aquellas personas habían malentendido que ese era su nombre gracias al bordado en su túnica que mostraba a un León y bajo él, el nombre de su casa en Hogwarts; desde entonces no habían parado de llamarlo así. Harry lo miro tratando de no fruncir el ceño, ese sujeto para nada era de su agrado. —Finalmente llegas, anda que tienes algunos barriles que mover.

Las tareas no eran para nada complicadas para Harry, mucho menos teniendo la magia de su lado, días atrás había decidido que tomaría un gran riesgo; había usado la varita para conjurar un hechizo que hiciera más ligeras algunos objetos de herrería. Ahí fue cuando se dio cuenta de que era mayor la posibilidad de que estuviera durmiendo, o que de alguna manera no estaba en su hogar, pues había usado magia, pero ninguna carta de parte del ministerio había llegado a sus manos o alguna advertencia como Hagrid le había dicho que sucedería en caso de usar magia. Trataba de mantener la calma, pero no podía evitar sentir nervios y pánico.

No se dio cuenta cuando su túnica era tirada de algo, se dio la vuelta para verlo, encontrándose con dos pequeños lobos, los conocía bien, eran de los hijos menores de la familia real, uno de ellos aun no poseía nombre y el otro se llamaba Summer. Algo que en su opinión era algo adorable, extrañaba las cálidas tardes en el castillo, si bien no odiaba el invierno, él prefería el verano. Tiro de la túnica para que desistieran de jugar con ella, pero los juguetones cachorros seguían su juego. Harry se hinco sobre sus rodillas acariciando el suave pelaje de ambos, uno de ellos salto lambiendo su mejilla.

—Les agradas mucho.

Harry miro a sus espaldas viendo a Bran Stark el penúltimo hijo.

—Eso parece. —Respondio Harry levantándose del suelo. El lobo correspondiente a Bran se acerco a su dueño y este lo acaricio. Bran miro los barriles que Harry había colocado cerca de las caballerizas los cuales llevaban material para Mikken el herrero de Winterfell. —¿Cómo moviste eso? Ni siquiera Theon puede mover eso sin ayuda.

—Supongo que es cuestión de ingenio. —Harry se encogió en hombros tratando de no prestarle atención a la pregunta.

Bran lo miro no muy convencido, pero camino a uno de los muros con intención de subir.

—Creí que tu madre te había prohibido subir, Bran.

—Tendré cuidado, siempre eh escalado y jamás me ha pasado nada. —Respondio.

Harry estaba dispuesto a responderle, hasta que escucho el sonido de un par de aleteos cerca de ellos seguido de un ulular muy familiar para él, Volteo a todas direcciones buscando el sonido y de quien provenía. A lo lejos se encontraban Theon, Robb y Jon Snow quienes miraban el extraño comportamiento del chico de lentes.

—¿Qué buscas? —Pregunto Bran alejándose del muro.

—¿No escuchaste?

—¿Qué?

—El sonido.

—¿Qué sonido? Hay mucho ruido aquí. —Era cierto, estaban en el patio después de todo.

—Ese sonido de aleteo y ulular.

—Seguro fue algún cuervo.

—¿Cuervo?

—Si, los usamos para comunicarnos ¿De dónde vienes no lo hacen? —Pregunto Bran.

—No, nosotros usamos otra especie de ave. —Harry detuvo su búsqueda para mirar al menor. —Usamos lechuzas.

—¿Lechuzas? —Pregunto Bran frunciendo el ceño. —¿Qué son las lechuzas?

—¿En verdad no sabes que son? —Bran negó con la cabeza. —Bueno, las lechuzas son aves, son mas grandes que los cuervos y con mucho mas plumaje, su pico es más corto a comparación de los cuervos, pero tienen ojos mas grandes.

Harry detuvo su explicación cuando vio el semblante del niño que se mostraba sorprendido, no lo miraba a él, miraba algo a su espalda, Harry volteo para ver algo que sin duda lo dejo sorprendido pero que además le hizo sentir una calidez en su pecho, una bola de plumas blancas como la nieve se poso en su hombro aferrándose a la túnica con sus grandes garras.

—¡He-Hedwig! —Exclamo Harry sorprendido, pero de igual manera muy aliviado. Coloco la mano contraria cerca de ella para que se posara en su mano y poder verla mejor. —¡No puedo creer que seas tú, Hedwig! —Sin duda un par de lágrimas habrían querido salir de sus ojos ante la emoción de finalmente ver a alguien conocido, aunque ese alguien no le hablara con palabras que el pudiera entender, su presencia era mas que suficiente.

—¿Qué es eso? —Pregunto Bran sorprendido de ver aquella extraña ave.

—Es una lechuza, mi lechuza. —Respondio Harry acariciando las plumas de su ave. —Digamos que es como mi compañera, así como Summer es para ti.

—Es muy bonita ¿Cómo se llama?

—Hedwig.

Harry no se dio cuenta cuando los hermanos mayores de Bran y Theon se acercaron al ver esa extraña ave descender del cielo. Theon había preguntado por aquella criatura que a su parecer era extraña.

—No es mas extraña que lobos supuestamente extintos. —Dijo Harry retrocediendo un par de pasos al ver la agresividad de Theon por Hedwig. Robb parecía el mas interesado por saber de esa criatura, por otro lado, Jon miro a la lechuza un momento y luego se retiro seguido de su lobo blanco, Ghost.

—Lord Eddard estará interesado en tu extraño animal.

Los siguientes días fueron más agradables en compañía de su primera amiga, Hedwig. No sabia como ni porque había llegado ahí, pero gracias a ella había descubierto algo que, si bien, no sabia si alegrarse o sentir un gran miedo y pánico; No estaba dormido. Estaba despierto. En un lugar que él no conocía. Que jamás había visto en su vida, toda la gente a su alrededor era real, no era producto de su imaginación lo cual lo hacia sentir un gran dolor en su estómago.

Varias veces intento enviar cartas a través de Hedwig, pero ella siempre volvía luego de un par de horas con la misma carta, como si estuviera perdida o como si no supiera encontrar a la persona a la que le envía la carta.

—Ambos estamos perdidos. —Se dijo a sí mismo en compañía de su lechuza, a quien trataba de tener fuera del castillo lo mas que se pudiera, pues cuando Lord Eddard se entero de la extraña ave del extraño chico encontrado a las afueras de Winterfell pidió al maestre que la examinara, Harry no estuvo de acuerdo con eso, afortunadamente le permitieron estar con ella cuando eso sucediera, el maestre Luwin estaba sorprendido al verla, le pareció una ave tan fascinante que tomo varias plumas para examinarlas además de usar tinta para marcar las garras de la lechuza en pergamino.

—Se que no te gusta Hedwig, pero no tenemos a donde ir y me asegurare de que jamás te hagan daño. —Le dijo a su lechuza luego de que el maestre Luwin les permitiera irse. Las hijas de lord Eddard tuvieron reacciones opuestas cuando vieron por primera vez a Hedwig. Sansa, la hija mayor pareció ver un fantasma, se había horrorizado y había pegado un gran y agudo grito, mientras la menor, Aria le había parecido muy fascinante y exótica. Algunas veces se había acercado lo suficiente al ave y esta le permitía que la tocara, era extraño, pero Harry había formado una pequeña amistad con Aria y Bran, ellos eran los únicos que no lo miraban como un bicho raro, al menos no frente a él.

—¿Te han vuelto a poner a bordar? —Pregunto Harry una tarde cuando vio que la pequeña niña tenia algunos pinchazos diminutos en sus dedos. Aria asintió enojada, estaba mas que claro de odiaba ese tipo de deberes.

—No es justo, yo debería estar afuera practicando puntería o usando una espada.

—Si no soportas esos pinchazos dudo que puedas usar una espada.

—¿Tu alguna vez usaste una?

Harry estuvo apunto de negarlo, pero recordó su segundo año en Hogwarts, el basilisco y la espada que había sacado del sombrero seleccionador. Si bien fue una suerte que supiera usarla y matar a aquella criatura, aun así, contaba con haber usado una espada.

Harry titubeo, contarle algo así implicaba revelarle la existencia de criaturas mágicas.

—Si... si yo... eh... mate una serpiente con una espada una vez. —Respondio Harry

—¿Una serpiente? ¿Nunca has luchado contra otro hombre?

—No, yo no soy como tus hermanos. Yo nunca recibí entrenamiento de ese tipo. —Harry busco como cambiar de conversación. —Por que no vas y tomas un arco y flechas del patio, tus hermanos siempre se detienen a comer algo a esta hora.

Una sonrisa apareció en el rostro de la niña.

—Vamos.

Ambos salieron del castillo al patio, Aria corrió rápidamente a tomar un arco y flechas para colocarse frente a los objetivos y empezar a lanzar las flechas. Harry se había quedado a unos metros de ella sentado en un barril al lado de los establos donde guardaban a los caballos del señor de Winterfell. Miro a los muros y pudo ver que Hedwig volaba cerca de ellos, sonrió al ver a su primera amiga cerca de él.

El sonido del objetivo siendo atravesado por las flechas hizo a Harry voltear a ver a la niña, dos flechas estaban en el centro y otra muy cerca a las otras. Ella se volteo orgullosa y con una sonrisa de satisfacción por su tino. Harry se levanto y camino a ella para felicitarla.

—¡Bien hecho Aria! —La felicito Harry. —Sabes, serias una gran arquera.

—No solo quisiera ser una arquera, quiero ser una guerrera.

—Pues deberías serlo. —Harry respondió. —Apuesto a que con un poco de entrenamiento podrás ser mas fuerte que tus hermanos.

—Nadie estaría dispuesto a entrenarme, además si mi madre lo supiera estoy segura de que enloquecería, por que se supone que debo ser una dama. —Respondio Arya con molestia.

—Vamos sigamos con el entrenamiento.

Arya volvió a tomar el arco, pero al hacerlo soltó un gemido de dolor y de inmediato lo volvió a soltar.

—¿Qué pasa? —Pregunto Harry

—Son los pinchazos de la las agujas.

Harry tomo la mano de la niña, parecía que se había irritado por la madera que no se encontraba tan pulida como debía. Pensaba en algo, pero no estaba seguro si debía hacerlo, podía curar su mano con magia, pero no estaba seguro de hacerlo.

—Yo puedo curar tu mano. —Dijo Harry luego de meditarlo

—¿Tu? ¿Cómo?

—Ven. —Harry la guio al establo y rápidamente se sentó en un balde de madera que había ahí. Saco del bolsillo de su túnica su varita ante la mirada confusa de Arya. —Solo no digas que cure tu mano ¿sí? No estoy seguro de como los demás reaccionen ante ella, temo que intenten quemarme en una hoguera.

—¿A que te refieres?

Harry no respondió, apunto a la mano de Arya y conjuro un hechizo que había aprendido no hace mucho, este hechizo curaba las heridas, aunque tenía límites. Poco a poco la hinchazón y los pequeños pinchazos desaparecieron dejando la mano de Arya totalmente ilesa.

—Por todos los dioses... ¿Cómo es posible? —Pregunto Arya totalmente sorprendida mirando su mano volteándola una y otra vez viendo que estaba como si nada hubiera pasado.

—Magia. —Harry volvió a ocultar su varita en el bolsillo de su túnica.

En los días siguientes Arya había insistido que le contara la verdad acerca de su origen y de donde venia, Harry había contado la verdad a medias, aunque esto no convenciera muy bien a la niña, ella sabia que por ahora es lo más que podía obtener de él. De igual manera no tenia tiempo para reunirse con el extranjero mucho tiempo pues la noticia de que el rey y reina de los siete reinos los visitarían tenían el castillo vuelto un desastre, los criados limpiaban hasta el mas pequeño lugar de polvo y tierra, los cocineros planeaban el banquete con el que recibirían a la familia real y los jóvenes hijos de Lord Stark eran preparados para lucir decentes frente a ellos. Harry sentía curiosidad por ese rey, gracias a los sirvientes y a la vieja tata supo que él era un gran amigo de lord Stark y antiguo compañero de batallas

—¿Una gran batalla? —Pregunto Harry a la anciana mujer.

—La rebelión de Robert Baratheon, muchacho. —Respondio la mujer como si fuera lo mas obvio. —La rebelión contra la casa Targaryen, gracias a su caída Robert se convirtió en el rey.

—¿La casa Targaryen? ¿Quiénes son ellos?

—Quienes fueron, mejor dicho, ellos fueron la casa mas poderosa en los siete reinos siendo ellos los gobernantes hasta la caída de su casa. La casa del dragón.

—Dragones... —Recordó a Hagrid y su gran fascinación por los dragones. —Los dragones son criaturas increíbles.

—Así es Harry. Es una lástima que ellos desaparecieran de este mundo.

Harry la miro confundido, pero luego recordó que ellos no sabían de la existencia verdadera de los dragones y que seguramente solo habían utilizado el nombre como los muggles en su mundo lo hacen.

—Dejemos de hablar, tu tienes que estar presentable, el rey no tardara en llegar.

—Pero yo no soy miembro de la familia real. —Dijo Harry. —Ni de este mundo. —Pensó.

—No importa, seguramente los reyes y su familia te verán y es mejor que luzcas bien. —Dijo la vieja Tata. —En tu habitación deje ropa para ti, orden de los señores de Winterfell.

Harry salió de ahí y fue rápidamente a su habitación, sobre la cama encontró una túnica, pantalones y otras ropas. Estaba seguro que era mucho mejor mantenerse lejos de ellos mientras estuvieran en ese castillo, eso era lo mejor. Salió nuevamente en dirección a la biblioteca, la conversación con la mujer anciana le había dejado duda de quienes eran los Targaryen y su relación con los dragones, tal vez no era la gran cosa, pero y si ellos tenían una conexión con alguna especie de magia. Estuvo toda la mañana en la biblioteca buscando información sobre ellos.

Nada. Ellos no tenían mucha información, al menos no en los libros que estaban ahí, eso era extraño. Si esa casa era tan poderosa tenia que haber mucha información.

No paso mucho para que la puerta de la biblioteca se abriera dejando ver a Jon Snow, el hijo bastardo de Lord Stark.

—Lord Eddard quiere que bajes. Estarás en el banquete junto a los demás.

No le dio tiempo a responder cunado el chico pelinegro de casi su edad había desaparecido de la puerta. Suspiro derrotado ¿Por qué el lord de Winterfell lo quería en el banquete? 

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