Capítulo 15
Plan B.
No era su plan, de hecho, jamás había tenido muy en alto la idea de que ese plan llegará a efectuarse en algún punto de su larga existencia, tenía miedo de su padre y de los otros altos señores del infierno, se sentía intimidado y repudiado por su propia familia, fue débil desde el inicio... fue diferente desde un principio.
— ¿Tienes información de Grhea? ¿Tiene las listas? —habían pasado dos días y seguía escondido en la taberna destruida de su viejo entrenador — ¿O alguna noticia sobre los otros?
—Mi señor... —avanza con paso firme sacándose un pergamino del bolsillo de su mandil negro y entregándola en mano del joven —Su padre ha descubierto el engaño.
Un chasquido —El humano llegará a salvo a las tierras de los elfos.
—Pero los demonios parecen seguir con el ritual exterior de la puerta este.
—Lo envíe a una puerta distinta, y las puertas no están siendo cubiertas, —examina los números de las celdas —tan solo los cimientos. ¿Tenemos buena cantidad de demonios?
—Muy pocos de la vieja generación, pero bastantes recién creados, vampiros y licántropos, tengo... —ajusta su voz en un carraspeo —algunos que cruzaran la frontera de Asmodeo para unirse a nosotros.
Había demonios buenos, había demonios que no anhelaban la guerra y destrucción, había demonios maravillados con la simplicidad del mundo verde y natural de la superficie, de los cambios de estaciones, y de una compañía que no le hablara de matanza todo el tiempo, había demonios que emergían para mezclarse con los humanos y no para beberse su esencia o robar su alma, y luego estaban los presos de la guerra, los presos por diversión, y las creaciones abominables que ya no deseaban vivir ahí. El plan fue trazado cuando era un simple adolescente, ahora se encontraba en la recta intermedia de su existencia y por fin veía tambalear el único sitio que lo aceptaría... que podría haberlo aceptado... que al menos aceptaría a su gente.
— ¿Cree que podamos lograrlo? Los túneles de salida...
—Son demonios entrenados por los mejores, pero tenemos cantidad, y magia de nuestro lado. —sonríe —Vamos a lograrlo. Informa a Grhea, que se preparen, por fin vamos a hacerlo.
La primera vez que sus pies demoniacos tocaron la tierra, fue para entrenar, Lionhat amaba subir a la superficie y utilizó su pase libre por ser el entrenador de un príncipe para subir sin que le lloviese preguntas sobre las almas que capturó o el caos que pudo crear. En ese entonces lo llevó hasta un bosque en las lejanías de los pueblos, lo hizo descalzarse y se enfrentó a él con espadas, luego se tumbo en el pasto y cerrando los ojos disfrutó de las sensaciones que le brindaban las tierras vivas de los humanos. Leito se quedó ahí mirándolo hasta que se atrevió a seguirlo en sus acciones... Lionhat no solo era su guía en la lucha con armas, era su guía en la apreciación de la vida, un demonio con corazón y mente. Sus salidas aumentaron y pronto el príncipe Leito descubría un mundo nuevo, un mundo en el cuál los demonios no hablaban de matanza y sangre, de almas o esencia, quizá lo consumían, pero no guiaban su vida sobre esa simple esencia.
— ¿Cómo robo la magia?
—Estudié bastante. Vi el anhelo en todos ustedes Lionhat, hace tanto tiempo que he visto lo mucho que anhelan salir de aquí, vivir en la superficie... iban a ser mis súbditos. —toca la mano del hombre que le sirve el desayuno con delicadeza y mucha limpieza —Quería hacerlos felices. Y Enid me mostró que podíamos lograrlo.
—Lamento tanto que tuviéramos que matar a su familia...
—Eran las ordenes de mi padre... —comenta con desgana tomando los utensilios para probar el alimento —no podías ir en contra suya, pero fuiste veloz. Y te lo agradezco.
— ¿De verdad cree... que, si todo sale de acuerdo con el plan, nos darán asilo?
—Enid es una buena persona, hasta el día de mi muerte voy a creer en su bondad. Confía en mí, los recibirá. Especialmente si le ayudamos. —sonríe —Ustedes se encargarán del pilar sur, yo lo llevaré al este. Quizá al principio no nos reciban con buena cara, pero nos recibirán apenas se den cuenta de nuestras intenciones.
—Con su magia —asiente inseguro.
— ¡Ten fe Lionhat! Todo saldrá bien. ¿Cuánto tiempo crees que les tome llegar a todos?
—Les dije que fueran precavidos, vendrán lentamente, pero antes de la medianoche. Grhea se encargará de los prisioneros seleccionados junto a otros cinco guardias de turno, con suerte nos encontraremos con ellos en la puerta cercana al este sin tener consecuencias.
El demonio de la envidia se encontraba hecho una furia ordenando a diestra y siniestra para que todos los demonios bajo su cargo buscarán a su hijo fugitivo, siempre había sabido que ese niño se encontraba mal desde el nacimiento, lo había presentido... sabía que la mejor opción hubiese sido matarlo el día que descubrió la puerta este y en vez de informarle frecuentó el mundo elfo por años hasta que su comportamiento tan raro lo obligó a enviar un par de demonios detrás suyo para investigar que hacia cuando no estaba en el castillo; acudir a entrenar era una simple excusa, el mocoso había sobornado al idiota de Lionhat para que dejará de darle clases y sirviera como distracción, ese maldito niño era inteligente, esa pequeña abominación despreciable que ahora se burlaba de su progenitor.
— ¡TRAIGAN LA CABEZA DE ESE MALDITO! —exigía bruscamente haciendo que cada rincón de su castillo escuchará su voz — ¡Me va a dejar como un imbécil enfrente de esos malditos imbéciles! ¿¡CÓMO PUDO ROBAR LA MALDITA MAGIA! ¡DAME UNA EXPLICACIÓN O MUERE!
El hombre se contrajo bajando la mirada, sabía el destino que lo esperaba, Leviatan conjuró el fuego recitando el encantamiento correspondiente, una bola de fuego calcinó hasta el más mínimo resto de piel de su erudito. Los demás súbditos se inclinaron con la frente al suelo implorando silenciosamente su clemencia mientras el castillo entero se estremecía en la furia del señor de aquel infierno.
A la media noche la taberna se encontraba a reventar, Lionhat había dotado de armas a todos los demonios y mestizos que se encontraban ahí mientras Leito los admiraba desde la barra recordando todos los rostros, era hora de salir. Un chasquido y todo aquel que había sido manchado con la sangre de su palma desapareció de su vista, seguían presentes, pero no visibles, sus pasos se escucharon retroceder cuando el príncipe Leito descendió de la barra recibiendo una capucha negra por mano de Lionhat, salió de aquella taberna con un chasquido que borro el domo mágico con el cual escondía su presencia y con una nueva cara cubriendo la suya; la magia que robó solo era una gota de toda la que desbordaba el objeto que poseía su padre y del cual no sabía el paradero, lo había visto solo tres veces en su vida para diferentes ocasiones, y a la tercera, se robó la magia impregnando un objeto lo más rápido que pudo al tener la vista orgullosa de su padre dirigida hacia él. Su mano extendida se elevó centímetros dando la señal para que todos se escabulleran entre las calles repletas y buscarán un camino para llegar hasta la salida.
— ¿Tienes tú pase?
—Claro, no pienso arruinar tan maravilloso plan.
Sonríe —Si morimos, ten por seguro que siempre estaré agradecido por tu existencia.
—Y yo por la suya.
Al llegar a la fila Lionhat se formó primero entregando su pase a la superficie y respondiendo las preguntas del guardia y sus insinuaciones sobre destrozar a todo tipo de gente y cuales, a su parecer, tenían mejor esencia, el demonio cruzó y sobre su costado Leito sintió como algunos salían detrás suyo. Lionhat los contendría en la salida para que se movilizaran juntos, principalmente tendría que poner un ojo en los licántropos y vampiros que huirían con ellos y quienes llegarían con Grhea levantando la voz de alarma apenas salieran de las mazmorras.
—Tú pase.
—Oh, idiota de mí, —rebusca en el interior de su gabardina —estaba tan emocionado por destrozar humanos que olvide sacarlo con anterioridad.
—Al menos no vienes babeando como muchos otros —comenta con burla esperando sin importancia.
La alarma se encendió en las zonas de castigos y mazmorras, ambos custodios se irguieron con arma en mano, un chasquido y la mitad del grupo dirigido por una demonio con máscara de calavera, y sus propios huesos blancos sobresaliendo de su mentón, quedaron invisibilizados. Las miradas vuelven sobre el demonio delante suyo que había chasqueado los dedos, y que al volver a hacerlo aparecía una espada de tono carbón brillante en la palma de su mano, en segundos Leito les cortaba el cuello recibiendo la sangre salpicada de sus heridas. Un chasquido y todos, incluyéndose, desaparecieron de la vista ajena siendo visibles solo entre ellos, ante sus ojos se encontraba su vieja conocida, una joven demonio de melena castaña y rebelde que se soltaba la apretada trenza para correr en libertad hacia el aire de la superficie; al encontrarse fuera un chasquido los hizo visibles, y Leito sonrío.
—Larguémonos de aquí.
Los lobos se transformaron, los vampiros hicieron emerger sus alas y los colegas de Lionhat y Grhea sacaban bolsas de sangre para entregar a los recién convertidos y calmar su sed mientras subían a sus espaldas, los más veloces llevarían a los otros. Era hora... de crear su propio mundo.
Yvel se encontraba inquieto, ahora sabía todo lo que Eleonor había vivido y sentido durante esos momentos en los cuales su mente canceló cualquier movimiento de su cuerpo, no quería dejarla, pero sabía que era lo mejor, lo necesitaban en el exterior; Hais se ajustó las dagas que llevaba a lo largo de un cinturón de hombro a costado, y ante su mirada el general Lunet se presentó a su lado con esa peculiar apariencia entre niño y adulto, su rostro aniñado de mentón sobresaliente con una nariz un tanto desviada gracias a una posible pelea, y aquellos ojos de hielo que te juzgaban hasta sin intentarlo además de sus dos trenzas rubias que caían en libertad hasta sus omoplatos, con ellos viajarían cuatro elfos y dos hadas provenientes de Huist además de Hestin que permanecía al lado del hombre sombra bastante apartados del grupo.
— ¿No deberías estar cerca de la chica de tú raza?
—Sí. —comenta distraído manteniendo la mirada en el collar de su cuello —Pero parecen temerte, estoy mejor a tu lado.
— ¿Por qué quieres estar cerca de alguien a quien temen?
Eleva la mirada hacia los ojos ajenos —Así no me mirarán.
Yvel asintió dudoso de tal confesión, y siguiendo la mirada de todos los pertenecientes del grupo, observó la llegada de ambos líderes, Mags junto a Elrond comenzaron a darles su bendición mientras Enid se apartaba dirigiendo una sonrisa hacia el joven vampiro y tomaba el codo del hombre sombra guiándolo a un punto más alejado.
—Ve sin cuidado, Eleonor se encuentra bien, aún no despierta del sueño profundo en el que ha caído, pero apenas lo haga la amarrare a la cama si con eso la detengo de ir tras de ti.
—Procura darle comida, se veía... —niega en un suspiro —trata de hacerla entrar en razón.
Enid sonríe palmeando la espalda ajena —Aún me siento terriblemente incomodo con la unión que comparten, pero al menos te tengo de mi lado en este tema. Yo haré que se quedé quieta así tenga que usar magia, buscaré una manera de entretenerla. Cuídate estando allá afuera.
Con una tenue sonrisa se apartan del otro, Enid vuelve con ambos soberanos mientras Yvel parte hacia el portal a metros de distancia y cruza junto a sus compañeros. Cada puerta se encontraba escondida en una zona salvaje y peligrosa que se extendía a varios metros contando con flora y fauna fuera de lo común altamente peligrosa, y no bastando, las puertas se escondían en la profundidad de la zona con alguna trampa extra que asegurara el secreto; el grupo emergió detrás de una cascada con el atronador sonido del agua que les salpicaba la ropa ante su caída, sin decirse palabra Hais señaló el camino y con el asentimiento del comandante Lunet se pusieron en marcha escalando hacia la fuente superior mientras sus miradas regresaban de reojo sobre el vórtice oculto que parecía tragarse todo en el fondo de aquel sitio, al encontrarse en la cima de aquella cascada los elfos de Huist comenzaron a guiar sin pedir la opinión de los otros, pero ante los primeros peligros de animales salvajes Hais tomó sutilmente el mando. Las hadas se posicionaron en la delantera y la retaguardia con la distancia suficiente para avisarles de los peligros, Lunet avanzaba al lado de la vampira dirigiendo la marcha mientras los demás ponían su atención en las zonas descubiertas.
— ¿Tienes alguna idea de lo que está pasando?
— ¿Con su mundo o con la humana? Porque creo que ella no tiene nada...
—Con el mundo. Tú sabes cosas.
Lunet era joven a comparación de los comandantes o generales de su reino, pero el chico se había ganado su puesto con honores, desde pequeño se había entrenado de la manera más brutal posible y le encantaba enfrentarse a los más fuertes para así aprender su forma de lucha, poseía la juventud y al mismo tiempo la vejez, su mirada era voraz y no pensaba retenerse a la hora de juzgar a aquellos que no aportaban nada y exigían todo. Le agradaba que fuese tan perspicaz.
—Bastantes cosas... —comenta con una leve sonrisa ladeada —la historia que conté ante Enid para que me recibiera no fue del todo cierta, y creo que lo sabes. —observa al hada volviendo con el rostro fruncido en preocupación y enseguida le señala con una mirada el camino que recorrer —Si lo que buscas es la verdad, hela aquí, he investigado su refugio, tengo claros los caminos y varias zonas de los reinos, pero desconozco la utilización de la magia... lo que si —desliza el índice sobre el tronco liso de un árbol —todas las zonas de las puertas las he investigado desde antes de entrar.
—Por eso has dado señalaciones a las hadas desde hace un rato, y supiste rápidamente por donde escalar para evitar el vórtice de la laguna.
—Oh... te has dado cuenta desde el inicio, vaya, que niño tan encantador. Los guio por donde es posible caminar, aunque si no quieres creer en mis palabras puedes preguntarle al hada que ha retrocedido ya varias veces para avisarnos de algún peligro en el camino. —observa el mohín en el rostro ajeno y solo sonríe para centrar su vista en la zona —Cada lugar que rodea una puerta contiene peligros bastante peculiares y escondidos, aquí hay plantas mortíferas además de animales ponzoñosos y ni hablar de los ríos brutales que si te arrastran puedes darte por muerto. Aunque esta jungla no es ni por asomo la más peligrosa... el exterior de Rumors y Trumbl es mucho más voraz.
—Entonces, si ya has recorrido todo este sitio ¿Crees que estamos perdiendo el tiempo aquí?
—Si te soy sincera. —analiza los ojos azules del muchacho —No tengo idea, desconozco cualquier aspecto de la magia, no me interesa, así que no sabría decirte si existe un punto vulnerable de su mundo que no sea la puerta que ciertamente resplandece anunciando la magia. Pero te aseguro que aquí no huele a demonio. —detiene su andar extendiendo los brazos —Soy una vampira, soy veloz ¿Prefieres que recorra todo con mayor rapidez?
Analiza a la hembra de pies a cabeza para finalizar en sus ojos rojizos —Lleva a Laila contigo.
— ¿Hay algún problema? —cuestiona un elfo de Huist sin acercarse.
—No. Pero deberíamos hacer esto con mayor rapidez. —enfrenta a los elfos —Tenemos un par de vampiros con nosotros, utilicemos sus dones. —un silbido y ambas hadas se acercan al grupo —Laila, ve con Hais y recorran la parte inferior.
—Hestin puede ir con la otra hada. —comenta tranquilamente —Ellos pueden verificar los alrededores, o si prefieren que se quede para protegerlos.
Lunet la mira con enfado y los elfos de Huist bajan sus armas para caminar en dirección a ella claramente enfadados, aunque Hais se centra en explicarle amigablemente al hada que sería mejor que se sostuviera bien mientras hacían el recorrido.
—No es momento de pelear entre nosotros. —exclamaba con cansancio removiéndose las trenzas rubias — ¿No pueden comportarse? —dedica una mirada de hartazgo sobre los elfos y la vampira —No voy a resaltar la obvia urgencia de la situación, hagan su trabajo o lárguense de regreso a nuestro mundo a llorar la ruptura de nuestro único lugar seguro. La vampira asegurará la zona baja y el chico la zona alta, nosotros seguiremos por dónde vamos.
Los Elfos se miraron mutuamente con cierta incomodidad, elevaron las palmas en señal de ceder a su postura y poco a poco siguieron adelante mientras Lunet volvía hacia ellos observando al hombre sombra y después a la mujer vampira, el chico vampiro permanecía alejado, pero atento.
—Hagamos las cosas rápido. —el hada restante descendió hasta el joven vampiro presentándose con respeto —Debemos investigar hasta el borde de la jungla que nos rodea, sean cuidadosos y si encuentran algo sospechoso vuelvan cuanto antes. Debemos investigar todo el interior de la jungla, y no vayan más allá.
En la borrosa oscuridad de su inconciencia, Eleonor percibía unas voces a la distancia, veía el movimiento frenético de sus alrededores al viajar en una carreta que se movilizaba sobre un camino pedregoso con bastantes baches que los hacían saltar cada tanto, su mirada marrón viro hacia la mujer que la abrazaba ante el siguiente salto de la carreta, una dama blanca de melena puramente negra y ojos violáceos con sus pequeños y delicados labios apretados en una línea fina que al encontrarse con aquella mirada infantil intentaban fingir una sonrisa.
—No te preocupes bebé, no tengas miedo. Papi y yo vamos a protegerte de todo el mundo.
—Eleonor. —expone con un rostro intranquilo que intenta mostrar una sonrisa, manteniendo la mirada en el camino —Tienes que ser fuerte. Confía en nosotros.
—Pero hemos vivido con ellos durante mucho tiempo, aunque Jenny y Liam y Marcus ya no se encuentren ahí... ¿Por qué debemos irnos sin despedirnos? Alessi sigue ahí y se preguntará en dónde me he escondido.
Ambos adultos se dan una mirada llena de preocupación para inhalar profundamente y mostrar la más tranquilizadora sonrisa a su preciosa hija, el hombre se inclina un poco hacia la pequeña bajándole la capucha marrón de su corto cabello castaño y dulcemente se inclina uniendo sus frentes.
—Tus amigos comprenderán, sus padres sabrán explicarles lo que estamos haciendo.
— ¿Y nos visitarán? —vira la mirada hacia su madre — ¿Cómo será nuestra casa?
—Será... pequeña. —expone con tristeza apartando la mirada —Posiblemente no puedan visitarnos porque la casa será muy, muy pequeña. Y sabes que estamos acostumbrados a una casa gigantesca.
De la boca del hombre se exclamó una vocal en busca de calmar a los caballos, la carreta se detuvo ante dos caminos y las miradas de sus padres se encontraron con cierto miedo, un segundo después se tomaron las manos y esbozando una pequeña sonrisa observaron el rostro de su niña pequeña para armarse de valor, un nuevo tirón sobre las riendas obtuvo el relinchó de los caballos que se pusieron en marcha bruscamente.
Inhalando profundamente Eleonor abrió los ojos sumida en la confusión, a su lado Dariel se acercó con prisa tomándole la mano, Breis se encontraba terminando su transformación a unos pies de distancia con Niniel a su lado preparada para cubrirla con una manta, su mirada se apartó de sus amigas y viajó por los alrededores hacia los humanos y seres feéricos, hacia el rostro preocupado de Enid que se acercaba tambaleante al ser consciente del despertar ajeno, las voces volvieron a llenar sus oídos.
—Esta todo bien Eleonor. —exponía Dariel —Nos encontramos en las tierras del rey Mags, en Huist.
— ¿Qué tal te sientes? —cuestiona el gigante tomando asiento a su lado —Solo dormiste una noche, aún debes sentirte exhausta, come y vuelve a dormir un poco más.
—Bebe este brebaje, repondrá tus fuerzas. —explica tranquilo mostrándole una pequeña botella de barro —Lo he preparado recién.
—Eleonor... Yvel ha salido esta mañana junto a Hais y otros tantos, aún no recibimos información de su parte, pero...
—Él no ha dormido, así que no puedo decirte mucho. —comenta con voz cansada centrando su vista en el brebaje entre sus manos —Me repondré y les ayudaré.
—No es necesario, deberías dormir más. Yvel me ha pedido que no te deje excederte. Y yo no quiero que te excedas más. El temblor se ha mantenido estable y la grieta crece muy lentamente, tenemos tiempo para buscar una solución.
Dirigiendo su mirada marrón lejos del rostro de aquel chico, tras él, a la carpa de mayor tamaño con un par de elfos custodiando la entrada, ahí, dónde podía apreciar el blanco cabello de Mags quién leía con demasiada atención frotándose el rostro.
— ¿Puedo ir? Quiero ayudar en lo que sea.
Todos se observan entre sí, Islang y Dariel son los que dan el visto bueno mientras que Enid es quién la sujeta por la cintura ayudándola a incorporarse, ambos avanzan lentamente hacia la tienda obteniendo muy rápidamente la mirada de Mags que descruza los brazos para girarse en su dirección.
—Es bueno verte despierta. —eleva la mano atrayendo la atención de un guardia apostado a la entrada —Que traigan comida para Eleonor. —vuelve su atención a la chica —Acomódate en el diván y estudia estos documentos mientras esperas la comida... —tiende las viejas hojas desquebrajadas —estamos buscando alguna información sobre la creación de este mundo, pero no hay casi nada sobre el ritual de creación, si encuentras cualquier cosa, aquí seguiré con la cara enterrada en libros.
—Sí... —observa las hojas y enseguida al elfo que la sostiene —Lamento preocuparlos tanto.
—Solo mejórate.
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