capítulo 25

     En algún lugar de España.

     Ares estaba trabajando en un taller, arreglando coches, no era una cosa que le gustará hacer pero siempre se le dio bien y ganaba mucho dinero si tenía que hacer algún trabajo extra en algún coche, nunca pensó que acabaría haciendo algo así, pero de alguna forma se tenía que buscar la vida.

     Echaba de menos todo aquello que dejo atrás, aunque una vez cada seis meses iba a ver cómo estaban sin que ellas supieran nada pero solo el hecho de verlas bien y felices le era suficiente, amaba aquella mujer más que a nada en el mundo y quería poder tocarla y besarla de nuevo.

     —Ares, despierta muchacho, te has quedado perdido.
     —Ya, cosas que tiene uno en la cabeza
     —Bueno muchacho, ¿está listo el coche?
     —Si pasa —le dio las llaves, cogió el dinero y se marchó—. Uno más y tendré suficiente —pensó.

***
                                  Génova

     Hera y Dylan llegaron a su casa cogidos de la mano, a ella le dio un poco de vergüenza pero él estaba contento, estaba empezando a sentir algo más y eso también le daba algo de miedo, ya era tarde así que subieron directamente a la habitación cada uno se cambió y durmieron en la misma cama pero no pasó nada solo hablaron durante largo rato y se durmieron.

***

     Octavo día:

     A la mañana siguiente se despertaron, se prepararon y después del desayuno salieron.

     —Podríamos ir a tu casa de la playa —le dijo Hera.
     —Al final te ha gustado mi rinconcito.
     —Es un sitio precioso y de total relajación, como no iba a gustarme —llegaron a la casa de él y los dos entraron se sentaron juntos y empezaron hablar a conocerse un poco más, esa tarde no surgió nada que no fueran horas hablando de ellos dos.

     Se quedaron dormidos, Hera tuvo otro sueño, estaba frente a su padre tenía su edad actual, vio como un coche aparcó lejos, un hombre vestido todo de negro saco un arma y disparó, Hera se despertó toda sudando.

     —¡Hera despierta!
     —Déjame —soltó Hera y se despertó.
     —¿Que pasa?
     —No sé, he tenido un mal sueño, joder otra vez, necesito salir que me dé el aire.
     —¿Pero que te pasa, me lo puedes contar?
     —No, no puedo, por lo menos todavía no, no lo entenderías —entonces ella empezó a recogerlo para irse de nuevo a su casa de los padres de Dylan.

***
     Prieto el padre de Dylan uso la muestra de sangre para saber un poco más de esa chica, después de lo que vio hizo una llamada, entró en su despacho y uso una línea Segura.

     El teléfono sonaba...
     —Si —una voz adulta sono al otro lado del teléfono.
     —Hola Soffie
     —¿Eres tú?
     —El mismo.
     —¿Que ha pasado?
     —Nada, no pretendo ni mucho menos asustarte, lo único que tú bisnieta está aquí en mi casa, sé que  han pasado muchos años de aquello, pero mi hijo ha conocido a una chica y cuando la vi dije no puede ser, luego un día se desmayó y le saque un poco de sangre para comprobar lo que no quería que fuera y al hacerlo los resultados no engañan.
     —¿Una muestra de sangre?¿Hera está contigo?
     —Si, está con mi hijo que se conocieron hace unas semanas.
     —Esto es increíble, que hace mi bisnieta con tu hijo y en tu casa, yo sabía que estaba de vacaciones, pero estas coincidencias son increíbles.
     —Pues si es una gran coincidencia, creo que el destino vuelve a surgir, se conocieron hace unos días y mi hijo decidió traerla y si es así es porque siente algo por ella, así que aquí está, pero tranquila estamos cuidando bien de ella.
     —¿Pero está bien, no?, Lo de esta familia es increíble, pasan unas cosas.
     —Si, si tranquila solo quería que lo supieras.
     —Mama Mia cuanto ha pasado desde aquello. Veintitantos años, es increíble cómo pasa tiempo, espero que sí pasa algo me llames.
      —Eso no lo dudes, cuídate.
     —Adiós.

***

     Ya en casa de Dylan, su padre se acercó hablar con Hera.

     —Hera discúlpame, sólo decirte que el análisis de sangre salió bien, no tienes nada de lo que te puedas preocupar.
     —Muchas gracias, de verdad por las molestias.
     —Molestias ninguna, por favor bastaría más—. Prieto la tocó por el hombro y en ese momento Hera tuvo una visión, dijo que se encontraba mal y subió directa arriba, a lo que Dylan la siguió un poco mosqueado.
     —Hera que haces, necesito que me digas que es lo que te pasa si no jamás te comprenderé.
     —No, déjalo, pensarás que estoy loca y necesito irme.
     —Para un momento por dios.
     —¡Que!
     —Pero te estás viendo.
     —Lo siento de verdad estoy muy nerviosa.
     —Ya lo sé, solo quiero que te tranquilices, por favor respira
     —Vale.
     —A ver siéntate. —Dylan la abrazo.
     —Cuéntamelo, de verdad quiero entenderte.
     —Es que no debería decirte nada, esto es pasajero, luego me iré y como si no hubiera pasado nada.
     —¿Pero porqué dices eso?
     —Porque es la verdad.
     —Me gustaría entenderte, por favor no te cierres a mi.
     —Si lo hago, no quiero que pienses que estoy loca.
     —No sé por qué iba a pensar eso.
     —Bueno escúchame, déjame una radio de mano de la de toda la vida.
     —¡Como!
     —Si una radio, no me digas que no tenéis.
     —Si, claro pero eso ya no se usa.
     —Jolín, tu déjamelo. —Hera cogió, abrió la radio , coloco varios cables en otra posición, la cerro y la encendió, la paseo por toda la habitación buscando alguna señal, se metió en el baño he hizo lo mismo y Dylan entró tras ella.
     —Me puedes explicar que haces.
     —Shhh, Un momento, vale siéntate mejor me siento yo, no mejor no sentamos los dos.
     —Relájate Hera.
     —Vale, bueno, lo haré por el principio, pensarás que es lo que tiene que ver pero si tiene mucho que ver.
     —Cuando mi madre cumplió los tres años, mis padres decidieron mudarse a Londres y a los ocho a España, la razón fue un poco rara para quien no lo entienda, mi abuela vivía con mi bisabuela en Italia tengo una familia peculiar vale, el motivo por el que nos mudamos dos veces fue por mi madre tenía, no, quiero decir tiene, un Don.
     —¿Cómo que tiene un Don?
     —Si ella es especial.
     —¿Te estás escuchando?, y que tiene que ver esto contigo.
     —Si te cuento todo esto es para que me entiendas y necesito contarlo desde el principio.
     —Esta bien.

     Dylan permaneció callado mientras Hera le contaba todo lo que sabía que le había contado su abuela y lo que había vivido ella misma, como tuvo que huir su madre de España, como se enamoró del hijo de una amiga de su bisabuela, el que es su padre y como nació ella, le contó de donde venía ella y su antiguo legado, de las brujas Wicca.

     —Y aquí llegó yo, yo soy normal bueno para mí toda mi familia es normal y esto que tienen y que tengo para nosotros no es malo pero si existe gente mala, mi bisabuela habla conmigo de todo y me explicó cada cosa y como protegerme y saber defenderme, y tengo que hablar con mí madre que ella no lo sabe, pero bueno a lo que iba yo tengo visiones, acabo de ver a tu padre con mi bisabuela y mi madre.
     —¿Cómo?, ¿Estas segura?
     —Perfectamente y sabía que te pondrías así.
     —No, es que me estás diciendo algo ilógico.
     —Para nada, la imagen que he visto no es actual es de hace muchos años, tu padre y mi familia se conocen.
     —Te has tenido que confundir y eso de que ves las cosas, no se me estoy quedando un poco loco.
     —A ver Dylan yo soy así vale y mi madre puede curar a las personas y te guste o no te guste tu padre lo sabe y las conoce, de hecho a mi también.
     —Mira Hera creo que necesito asimilar todo esto.
     —Por favor no me es veas como a un bicho raro, harás que me sienta muy mal, no se porque te lo he contado, hubiera sido mejor que me hubiera ido.
     —Solo necesito salir a que me de el aire.
     —Dylan por favor, si te vas no creo que me vuelvas a ver —pero el salió de allí, necesitaba procesar si era verdad o no que si padre conociera a su familia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top