capítulo 19
AL OTRO LADO EN LA PLAYA
—Dylan ¿que haces aquí solo? —preguntó Amaya mientras se dirigía a él.
—Intento pensar y despejarme, y me gustaría hacerlo solo.
—Estas muy raro.
—No es cierto llevo así un mes, ya te dije entonces que lo nuestro no tiene sentido y ahora lo tengo mas claro, este viaje no va arreglar nada.
—Eres cruel.
—No la cruel eres tu intentando obligarme a estar contigo.
—Y lo de esta mañana.
—Acostarme contigo otra vez a sido un error, yo no quería y lo sabes pero tu eres así, se ve que te gusta sufrir, pero como a mi no, desde ahora lo nuestro queda zanjado tu y yo no volveremos a estar juntos.
Dylan se marcho y dejo allí Amaya que se quedo pensando que eso no iba a ser asín tenia algo preparado y en cuanto pasaran los días lo sabría aunque no era cien por cien fijo y lo que él no sabía que ella había dejado de tomarse las pastillas.
***
Segundo día:
Hera se levanto como nueva ya era el segundo día, todavía le quedaba mucho por delante pero tan solo llevaba dos días y no quería irse nunca, lo pasaría mal en el momento que tuviera que salir de allí. Se dio una ducha y bajo al restaurante del hotel a desayunar.
—Buenos días Aritz.
—Buenos días señorita Hera, va usted a desayunar.
—Tutéame por favor, de usted parezco muy mayor —risas—. La verdad que sí baje a desayunar.
—Muy bien, hasta luego.
—Adiós.
Desayuno en el restaurante, y salió a dar un paseo hoy estaría todo el día fuera quería conocer Marsella y quizás algún día de esto desplazarse a Mónaco para conocerla también, estuvo de ruta por Marsella, visito la catedral de Marsella, la Abadía de San Víctor de Marsella, al museo de Arqueología y al puerto viejo, como ya era suficiente por ese día decidió buscar algún sitio para comer, se fue a Mónaco y se paró a comer en Le vistamar, un sitio con encanto, cuando termino, de camino a su hotel vio una heladería y no pudo resistirse, entro a probar el helado cuando pidió salió fuera se sentó en una mesa y de lejos volvió a ver al chico de anoche, pensó que podía estar equivocada o obsesionada con aquella cara, esta vez iba solo, se sentó de espalda para que no la viera, pero ella no se esperaba lo de después.
—Hola ¿puedo sentarme? —preguntó una voz, Hera tosió, no se lo esperaba.
—¿Perdona, nos conocemos?
—Oh no, perdona no quería asustarte, solo pretendía ser amable.
—Me llamo Hera.
—Yo soy Dylan, bonito nombre el tuyo. ¿No eres de por aquí verdad?
—No, no soy de por aquí.
—¿Estas de vacaciones? —después de preguntar se pidió un helado.
—Si, estoy de vacaciones.
—Espero que no te esté molestando… ayer te vi pasear por la playa —entonces Hera volvió a toser.
—¿Te encuentras bien?
—Si tranquilo, el helado que esta muy frio.
—Si te he molestado me voy.
—Para nada no me molestas, es bueno conocer a alguien de por aquí.
—¿Y te gusta este sitio?
—Me encanta, ¿a ti no?
—Yo llevo enamorado de este sitio mucho tiempo.
—¿Y tus amigos con los que ibas ayer?
—Hoy he decidido estar solo.
—Bueno ahora mismo estás aquí sentado, no es que estés muy solo.
—Les he dicho que hoy necesitaba estar solo, pero te he visto y me apetecía conocerte ¿Y tú estás sola?
—Si.
—¿Me refiero a si has venido sola de viaje?
—Si, este viaje lo habíamos planeado mis amigas y yo, pero aquí estoy, yo sola.
—¿Una chica como tú y sola?
—Que gracioso eres, pues si, también tenemos derecho a disfrutar solas.
—Por supuesto, no lo decía por eso. ¿Te apetece dar un paseo?
—No se..
—No me he comido a nadie todavía.
—... bueno, pero si no te importa prefiero por aquí cerca —se terminaron el helado y fuero a la orilla del mar a dar un paseo.
—Ayer se os veía muy bien jugando aquí en la playa.
—Si, la verdad que sí.
—¿Y tu novia?
—No tengo novia.
—¿A no?
—No. Ya no
—Creí a ver te visto...
—¿Ella?, no es mi novia pero si es verdad que estuvimos juntos —dijo si dejarla terminar de hablar.
—¿Y cuanto tiempo hace de eso?
—Un mes.
—¿Y no sientes nada por ella?, Uf perdona las preguntas, perdona que sea tan curiosa.
—No, nada de nada, pero no hablemos de eso ahora, háblame de ti.
Hera se quedo callada, no sabia si hacia bien en estar con ese chico, pero bueno tampoco hacia nada malo en conocer a alguien.
—Nada, me encanta Mónaco, Italia, Roma no se es saber un poco de donde es mi familia nunca he venido y la verdad que no me arrepiento de haber venido sola.
—Tienes familia Italiana.
—Si, mi bisabuela es Italiana y mi abuela, mi madre también pero con ocho años se marchó con los padres de mi abuelo, a España. Mi bisabuelo era inglés, mi abuelo Español y mi padre Italiano, tengo un poco de mezcla en la familia.
—Que bueno, cualquiera lo diría.
—Pues por mi parte todos somos Italianos.
—A mí me encanta la comida me gustaría saber más sobre Italia pero vamos que todavía tengo tiempo para visitar.
—¿Cuanto tiempo te vas a quedar por aquí?
—He venido para un mes, bueno no me quedaré un mes aquí quiero recorrer varios sitios en ese tiempo.
—¿Un mes?
—Si, ya que viajo lo hago a lo grande, ¿Y tú qué haces por aquí?
—Vine con mis amigos, pero en unos días me marchó a Italia.
—Bueno creo que me voy a marchar —soltó Hera que se puso algo nerviosa.
—¿Te puedo acompañar?
—No hace falta, no te molestes.
—No es molestia, quiero acompañarte.
—Vale —llegaron al hotel donde se alojaba Hera.
—¿Dylan?
—¿Si? —Él lo miraba muy pendiente para ver lo que decía.
—Mm, no se, ¿te apetece comer mañana conmigo?
—¿Me estás pidiendo que coma contigo?
—Bueno no se comer tienes que comer.
—Claro no me importaría.
—Vale, ¿a las doce y media te parece bien?
—Perfecto.
Hera subió por las escaleras del hotel y se preguntó cómo era posible que lo invitará a comer, le dio un poco de corte pero no sé lo pensó, había pasado un rato agradable y por qué no invitarlo. Cogió el móvil, tenia varias llamadas perdidas, eran de su madre, Sandra y Samanda, así que cogió y llamo una por una.
—Mamá.
—Hola hija, ya era hora, te he estado llamando.
—Ya lo se, acabo de ver las llamada perdidas.
—¿Que tal?
—Muy bien, estoy relajándome al máximo y bueno he conocido a alguien.
—Te cuidado vale.
—Ya lo se, no te preocupes.
—Disfruta todo lo que puedas, y por lo demás con cabeza vale.
—Si mamá.
—Besos y hablamos.
—Mamá… ¿Tú estás bien?
—¿Yo? Claro, no te preocupes por mí, tu disfruta.
***
La otra llamada a Sandra.
—Hola Sandra, ¿querías algo?
—¿Estas enfadada?
—¿Tu que crees?, pero tranquila estoy pasándomelo en grande, cuando llegue ya te contare, pero todo bien Adiós —Hera colgó.
Llamo a Samanda también.
—Hola Samanda.
—¿Cómo estás?
—Como nunca, me lo estoy pasando muy bien.
—Bueno, te he llamado por eso, para saber cómo estabas, y siento que no hayamos podido ir.
—Pues a mí ya se me ha pasado, me enfade en su momento, pero me lo estoy pasando bien, estoy viendo un montón de sitios.
—Me alegro, besos y hablamos.
—Adiós.
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