capítulo 16
—Abuela, soy yo, Ares.
—¿Dime?, Habíamos quedado para mañana, ¿que ha pasado?
—Pues necesito que me ayudes, Zoe está inconsciente, y está muy caliente.
—¿Sabes si le ha pasado antes?
—Creo que no, por lo menos estando conmigo no.
—Bueno lo único para bajarle la temperatura, meterla en la bañera con agua muy fría a ver si reacciona y despierta, ahora en una hora te llamo.
—Vale.
—Bueno ya estoy aquí, voy a darle un baño de agua fría y ahora me vuelve a llamar mi abuela.
—¿Quieres que te ayudemos?
—No os preocupéis, puedo solo.
—Ven te prepararé el baño. —Ares la cogió en peso y se la llevó al baño de arriba mientras su madre le llenaba la bañera con agua fría.
La tumbó en el suelo la fue desvistiendo, una vez desnuda y la bañera medio llena la metió dentro el agua estaba fría pero Zoe no reaccionó, y en menos de cinco minutos el agua de puso tibia.
***
En algún otro lugar.
—Soffie, siento molestarte, no lo haría si no fuera necesario.
—No es molestia, ¿Qué ha pasado?
—Es tu nieta, no se como ni porque, pero esta con mi nieto, necesita ayuda.
—¿Dime donde tengo que ir?
***
El teléfono sonó.
—¿Si?
—Ares soy yo, escúchame, dentro de dos horas nos vemos en Sant'Ermo.
—Vale. —Ares la saco de la bañera, la seco y la volvió a vestir, bajo y les dijo a los padres de ella que se la llevaba.
—Ya la bañe, sigue igual, hablé con mi abuela y he quedado con ella en dos horas, bueno ya sólo queda una hora y cuarto.
—Te acompañaremos.
—Yo prefiero que no, mejor ir solos por lo que pueda pasar, mejor que nos os vean con ella y tú madre.
—En parte tienes razón, pero.... —soltó Emma.
—No os preocupéis os tendré informado de todo—comunicó Ares antes de llevársela.
—Esta bien, esperaremos noticias.
La metió en el coche, en la parte de atrás, le abrochó el cinturón y se marchó, llegaron a la dirección que les dio su abuela cogieron otro coche metió a Zoe detrás y él se sentó con ella y el de apoyo, su cabeza en sus piernas ya no estaba tan caliente, pero estaba algo asustado no quería que le pasará nada, desde que la conoció noto como su estómago le daba un pellizco, su olor, su sonrisa, su forma de caminar, su coraje, era como si el destino la pusiera hay y no quería que se la arrebatara ahora, le cogió la cabeza y le beso la frente, tenía miedo de que le pasara algo.
Llegaron algún lugar de la Toscana, el recorrido se le hizo eterno, metieron el coche en una zona privada y hay se encontraba de pie con la puerta abierta la abuela de Zoe, primero se bajó Olimpia la abuela de Ares se acerco hablar con ella y avisó a su nieto con un gesto de cabeza, Ares se bajó y cogió a Zoe en brazos, se acerco a la puerta y se saludaron.
—Hola señora, yo soy Ares.
—Encantada yo soy Soffie, pasar por aquí, seguidme. —El paisaje era precioso, lleno de viñedos, rodeado de sol, la casa donde se encontraba era inmensa.
—Vale.
—Entró, la casa tenía un recibidor enorme y siguió a Soffie hasta una habitación del fondo abrió la puerta y pasaron.
—Ponla encima de esa cama, déjala hay y sal por favor.
—No me puedo quedar con ella. —En la habitación había dos mujeres más.
—No cariño lo siento.
Ares se sentó fuera donde le indicó Soffie y vio cómo llego otra mujer, entro en la habitación y permanecieron dentro como cuarenta minutos, él ya estaba de los nervios sin saber que podían estar haciendo dentro tanto tiempo, Soffie salió con el móvil en la mano y comenzó hablar con una persona.
—Hola Prieto, Necesito tu ayuda, ya sabes sobre que.
—Vale, en treinta minutos estoy allí —Soffie volvió a entrar dentro—. Ares cariño, estás bien.
—Pues no, estoy un poco nervioso, que hacéis tanto tiempo hay dentro.
—No te preocupes, en nada habremos terminado, solo espera un poco más.
—Estoy de los nervios abuela, ¿estará bien? —dijo cuando vio salir a Olimpia.
—Si confía en nosotras.
Un hombre muy apuesto y joven llego a la casa de Soffie, iba vestido de traje color azul marino, tendría unos treinta y cinco o cuarenta años, llevaba un maletín, Soffie salió a recibirlo y lo acompañó a la habitación, tardaron otra media hora y después de tener los resultados ahora solo tocaba contárselo a los dos.
***
En algún lugar de Francia, al otro lado del teléfono.
—¿La has localizado?
—No, ahora estoy en Francia, no ha podido llegar muy lejos en todo este tiempo.
—No te confíes, y sobre todo que no vuelva a pasar lo de la primera vez.
—Eso espero, no nos podemos permitir volver a perderla.
—Ya pero si no doy con ella, esto no podrá seguir adelante.
—Sigue intentándolo y te volveré a llamar.
***
—¿Zoe estás despierta?
—Si, ¿Abuela?
—Cariño si soy yo.
—¿Pero que estás haciendo aquí?¿Y dónde estoy? ¿Estoy muerta?
—¡Que!, estas muy viva cariño, tranquila, mira Ares te trajo aquí, hemos estado contigo por qué pensábamos que necesitabas recuperarte, él a través de su abuela dio conmigo y aquí estás, y la verdad que estás perfectamente.
—Abuela, te he echado mucho de menos. —Ambas se abrazaron.
—Ya lo sé cariño y yo a ti, ahora necesito contarte una cosa, después de lo que te cuente, hablaremos de otras cosa que debes de saber.
—¿Dime Abuela?
—Estás embarazada.
—¿Cómo?, Bueno quiero decir como es posible, no se madre mía tan solo lo conozco de hace un mes y yo he estado tomando precaución.
—A ver Zoe, ¿Os queréis?
—Abuela Necesito estar sola un momento.
—Vale, él está hay fuera solo tienes que llamarlo si quiere hablar.
Zoe daba vueltas, estaba embarazada, pensaba que ese sería su destino no se sentía mal por estarlo, ella le quería, así lo sentía, solo que lo veía muy precipitado, tan solo hacia un mes que le conocía, si era niña y nacía como ella, podría vivir con eso, Zoe se levantó y salió a buscar a Ares.
—Ares, ¿Puedes venir?
—Zoe, ¿Cómo estás? —preguntó dándole un abrazo.
—Bien, ven siéntate, tengo que contarte algo.
—¿Que te pasa?
—Nada estoy bien, es otra cosa.
—Pero cuéntame no me dejes así.
—Ya, se me hace difícil porque hace solo un mes que nos conocemos y bueno me acaban de decir que...
—¿Qué?, dímelo ya —le dijo sin dejarla terminar de hablar.
—Que estoy embarazada —Ares se quedo con los ojos abiertos de par en par—. Ves sabía que pondrías esa cara.
—Oh no, no he puesto la cara por nada malo, al revés me alegro un montón, me estás diciendo que llevas dentro un hijo mío.
—Pero solo nos conocemos de hace un mes, yo esto no lo tenía planeado.
—¿Me estás diciendo que no lo quieres tener?
—Yo no he dicho eso, solo que no te quiero dar un cargo.
—Para mí no es un cargo, si puede ser precipitado, rápido, y sin pensar pero si ha pasado no pienso huir, estaré a tu lado si tú lo deseas, si no estaré al lado de este bebé eso está claro. —Zoe no pensaba que el reaccionará tan bien y se alegró.
—No estaría mal intentarlo.
—Por supuesto que no.
Ambos se acercaron, Ares la cogió por la cara y Zoe lo sujetó por la cintura y se besaron un largo beso no querían soltarse el uno del otro y esto les unió más.
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