capítulo 1

     Asustada vio a su amiga sangrando, porqué jugando se tropezó con un escalón, se acercó a ella despacio y cómo haría una niña de ocho años la abrazó para calmarla y fue en ese momento cuando la herida empezó a desaparecer.

***
     Zoe vivía con sus abuelos desde hace doce años, era una chica alegre pero a la vez tímida, no contaba muchas cosas sobre su vida porque era muy celosa de su intimidad.

     Desde el accidente no volvió allí, los echaba de menos y sabía que no los volvería a ver, intentaba tener la mente ocupada sobre todo en el trabajo, era muy observadora y eso la hacia no pensar en lo demás.

     Sabía muchas cosas sobre sus compañeros. Excepto de su nueva compañera llevaba un mes trabajando allí y apenas sabía de ella, lo único que sabía de momento era su nombre "Ainhoa".

     Una mañana en el trabajo con su compañero Sam, esa semana le tocaba en la cocina era la zona que mas le gustaba ya que no estaba cara al público, Sam ese día llegó un poco mosqueado por su novia el no paraba de hablar, Zoe solo escuchaba.

     —Zoe ya sé que no me vas a contestar como de costumbre, pero me desahogare contigo por qué si no reviento. Estoy mosqueado pero no por nada solo que mi novia no me ha lavado el uniforme y me he tenido que poner el de ayer, es increíble para algo que no me ha dado tiempo hacer y toma, hay aguántate.

     Zoe solo lo miraba.

     —Así que imagínate la bronca que tuvimos ayer.
     —Estate pendiente a la comida que te puedes quemar, y otra cosa ¿es que no sabes lavarte tú tu ropa?, Me parece increíble que discutieras con ella por eso.
     —Pero si me a hablado, bueno aunque no sea para dar tu opinión pero el escuchar tu voz y saber que me oyes y no eres muda me alegra —dijo irónicamente.
     —Me parece absurda está conversación, aprende hacer las cosas por ti solo.
     —¡Ah! ¡Joder! me he quemado.

     Zoe lo miro no sabía qué hacer, pero hay estaba su compañero con las lágrimas saltadas y lo único que se le ocurrió fue salir corriendo.

     —Pero Zoe ¡ayúdame!

     Zoe no dijo palabra solo entró y llamo a su encargada.

     Sandy una mujer muy activa, nunca estaba parada, siempre iba de un sitio a otro ayudando, y a Zoe intentaba entenderla nunca le ponía peros porque sabía que era muy trabajadora.

     —¿Qué ha pasado? —preguntó Sandy.
     —Que me he quemado, esto duele un montón.
     —Tranquilo ven, te pondré este pomada y te irá a urgencias.
     —¡Joder! Vaya marca se me va a quedar.
     —De verdad Sam yo no sé en que estaba pensando.
     —Mira que Zoe me lo advirtió y mira, vaya cicatriz me va a quedar —parecia que era lo único que le importaba a Sam.
     —Lo siento —soltó Zoe, se sentía mal por no haberlo podido curar.
     —Y tú ¿por qué?, si no has hecho nada, solo me advertirte.
     —Por la cicatriz.
     —De verdad Zoe no pasa nada, ha sido mu culpa tú me lo advertirte.

     Y Sam se marchó, Zoe se sintió mal por no a ver hecho nada pero que su miedo le pudo más y recordar lo que le dijo su madre aquel día.

     Sandra ocupó su lugar la chica morena y grandota que siempre iba con una sonrisa, Ainhoa la observaba desde fuera estaba atenta a todo.

***
     Sus abuelos vivían a las afueras de la capital, la parcela era de unos quinientos metros cuadrados y la vivienda quedaba en medio, había una piscina y zona de juego donde de pequeña le dedicaba más tiempo, era un sitio donde una vez en la adolescencia pasaba  gran parte de año con algunos amigos, la casa estaba rodeada de cámaras de vigilancia, esto a Zoe no le gustaba, se sentía controlada, pero sus abuelos le decían que fue un sitio donde hubo robos, lo que para ella no tenía lógica ya que se mudaron a ese lugar nada más llegar ella.

     Como cada noche cenaban juntos y hablaban de cómo les había ido el día, ella le preguntaba lo mismo a sus abuelos y a veces ellos se lo decían, ella se preguntaba a que dedicaban el tiempo unos abuelos de setenta años si no tenía nietos pequeños y lo único que hacía era jugar a las cartas con los demás viejitos, como los llamaba ella en plan cariñoso, pero ante tal curiosidad la respuesta era la misma, le decía que pasaban el tiempo ellos dos juntos en casa o paseando.

***
     Doce años antes:

     La madre de Zoe no se pudo imaginar que su hija lo volviera hacer, seguro que fue inconscientemente pero era la segunda vez que se mudaban, y si alguien la había visto y si la niña lo contaba se preguntarían que de donde venía esa sangren y no la creerían, tenía que hablar con su esposo e idear un plan.

***
     En la actualidad:

     Zoe aquel día salió más temprano de lo habitual, decidió sentarse en un parque, era verano y hacia buen tiempo, los niños jugaban, corrían, y saltaban, esa sensación le transmitió armonía estar rodeada de niños, ya que solo vivía con sus abuelos, Zoe cogió un libro y empezó a leer, pasado un rato no pudo evitar levantar la vista al escuchar a aquella niña llorar, una imagen le vino a la cabeza doce años antes, sintió un escalofrío por su cuerpo, quiso hacer algo para que esa niña dejara de llorar pero lo único que hizo fue salir corriendo.

     Se fue a casa llorando, las lágrimas no la dejaban ver la carretera, así que paró el coche, se preguntaba el porqué le tenia que pasar eso ella. Aparte de vivir con dos personas mayores no era por menospreciar a sus abuelos pero es que se sentía sola, ya que con los años se fue separando de aquellas amistades de instituto.

     Pasaron los días, semanas, meses y otro año más y como cada año sus abuelos le compraba una tarta la que sólo soplaba con ellos dos.

     Cuando llegó al trabajo todavía le quedaba treinta minutos para incorporarse, se fue a su taquilla guardo sus cosas, Ainhoa entró por la puerta se acercó y la felicito, Zoe la miro se quedo un momento paralizada y le preguntó.

     —¿Por qué me felicitas?
     —¿Porque es tu cumpleaños, no?
     —Nunca te lo he dicho, que yo sepa.
     —¿Entonces, si es tu cumpleaños?
     —Si, es mi cumpleaños, pero ¿que quien te lo ha dicho?
     —Zoe relájate, te escuché el otro día hablando por teléfono, no se por que eres tan dura contigo misma, seguro que lo que te pasará hace tiempo fue muy duro, y seguir con los recuerdos no está mal pero creo que te estás haciendo daño, si lo que te preocupa es que lo sepa alguien, no lo diré.

     Y se marchó dejando allí a Zoe.

     —Que se cree esta tía —pensó Zoe—. Además cuando hablo por teléfono intento estar sola y solo he hablado dos o tres veces como mucho, como me pudo escuchar hablar con mi abuela es imposible a no ser que me estuviera espiando aposta.

***
     Cuatro Años antes:

     Ainhoa hablaba por teléfono, le decían saber dónde vivía Zoe aquella niña de la infancia la que según ella por su culpa la trataron como loca con tan sólo ocho años, hasta sus padres la castigaron semanas por seguir insistiendo en lo que pasó.

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Este capítulo va dedicado a la primera en votar mi historia, por se siempre leal a ellas, gracias💙
mk_leon

Y por supuesto a los que también le han dado amor.
PERIONIO
FranciscoSotomayor3
beth659

Gracias 💙💙💙

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